Capital de Siria, situada en la villa de un oasis, el Chouta, 92 km al
este de la costa mediterránea. Es una activa ciudad moderna con hoteles nuevos
de gran categoría, edificios de oficinas, departamentos, edificios
contemporáneos universitarios y amplias y agradables avenidas. También existe
una zona industrial que crece rápidamente.
Damasco fue mencionada por primera
vez, en 2500 a.C., en tablillas de arcilla descubiertas en Mari (antigua ciudad
de Mesopotamia, ahora Tel-Hariri, Siria). De acuerdo con estos antiguos
documentos, fue la ciudad de Sem (hijo de Noé) y en 1900 a.C. ya era una
población importante. Fue construida sobre unas colinas, a 690 m. de altura
sobre el nivel del mar, y es ahora una encrucijada de caminos y ferrocarriles,
unida con Amman, Bagdad y Beirut.
Tiene un aeropuerto internacional. Las
principales industrias de la ciudad producen trabajos en plata y otros metales,
tejidos de seda, cristal soplado, cemento y azúcar refinada. Entre sus
construcciones antiguas figuran la Gran Mezquita, construida en 708 d.C., que
cuenta con una sala de oraciones de 130 m. de largo; la tumba de Saladino. En el centro de la
ciudad moderna existe una zona con jardines que riega el río Barada, que fluye a
través de Damasco. Son dignos de visitarse el Museo Nacional de Siria y el Museo
de Epigrafía (inscripciones antiguas), que están alojados en una «madrassa»
(escuela de religión) del siglo XV.
Interior de
la Mezquita Omeya de Damasco
Qué visitar
La gran mezquita de los Omeyas, levantada en 705-715 en el
emplazamiento de unos antiguos santuarios (templos de Hadad, Júpiter y San Juan
Bautista, cuyos recintos aún se conservan), tiene planta rectangular; la sala de
oraciones está formada por tres naves paralelas y por un crucero perpendicular,
rematado por la cúpula del Águila, y presenta una riquísima decoración de
mosaico sobre fondo de oro. Durante el reinado de Nur al-Din (1146-1174) se
construyó el hospital Maristan Nuri y la madrasa Nuriyya. En tiempos de Saladino
se construyeron numerosas madrasas, las murallas y la ciudadela. Durante el
período otomano predominó la influencia turca. El sultán Selim construyó el
convento de Takkiyya.
La Gran Mezquita de
los Omeyas de Damasco
Un monumento a imagen del Paraíso
«Damasco -¡que el
Altísimo la
proteja!- Damasco,
Paraíso de Oriente,
lugar desde donde,
él irradia su luz,
sello de los países
del Islam, joven
esposa a la que
hemos admirado, toda
adornada de flores y
plantas olorosas:
aparece con el
vestido de brocado
verde de sus
jardines. Damasco se
honra en haber
cobijado al Mesías y
a su Madre -¡que
Dios los bendiga!-
sobre una colina,
ofreciéndoles un
refugio agradable,
bañado en aguas
vivas, donde la
sombra extiende su
frescor, donde la
corriente es como el
agua que mana de la
fuente Salsabil del
Paraíso.»
Esta es la
invocación con la
que el viajero Ibn
Jubayr (1145-1217)
inicia su
descripción de la
capital de los
Omeyas. En efecto,
es en Damasco donde
el califa al-Walid
(705-715) construye,
en los albores del
siglo VIII, una gran
mezquita, digna del
poderoso imperio
sobre el que reina.
Después de haber
puesto por obra la
ampliación de la
mezquita de Medina
en el emplazamiento
de la casa del
Profeta, así como la
mezquita al-Aksa en
Jerusalén, al sur de
la Cúpula de la
Roca, al-Walid
decide, en el 706,
construir en el
centro de Damasco un
suntuoso lugar de
oración que ocupará
el emplazamiento del
temenos
antiguo. De hecho,
la fastuosidad de
esta Gran Mezquita
de los Omeyas será
tal que el edificio
pasará, durante los
primeros siglos de
la hégira, por ser
la octava maravilla
del mundo.

Pero la génesis de
esta obra maestra
fue compleja,
misteriosa y
sorprendente. Antes
de detallar sus
fases, hay que
describir brevemente
esta mezquita de
trece siglos de
antigüedad, que
-aunque haya sufrido
una serie de
catástrofes, y en
particular el gran
incendio de 1893-
conserva todavía una
hermosura
fascinante.
Sobre el alto
temenos antiguo que
medía 160 x 100 m,
que obedece a una
orientación
este/oeste y cuyo
recinto rectangular
se parece a una
fortaleza, la
mezquita erigida por
al-Walid presenta,
al norte, un gran
patio oblongo (más
ancho que profundo)
de 120 x 50 m
bordeado de arcadas
y pórticos sobre
tres de sus lados,
limitando el cuarto
con la fachada de la
sala de oración. El
haram
presenta un cuerpo
central con frontón
elevado, dominado
por una cúpula. De
una parte y de otra
se despliegan
ampliamente dos
alas. Cada una de
ellas está formada
por tres
intercolumnios
subrayados por
arcadas que son
paralelas a la
kibla. Esta sala
de oración ocupa
todo el lado sur del
temenos y mide 136 x
38 m. Las dos alas
simétricas se
extienden, tanto al
este como al oeste,
sobre 56 m de ancho.
En el interior, cada
una está dividida
por dos pares de
arcadas en forma de
pórticos, dispuestas
a una y otra parte
de la construcción
central que juega el
papel de una pequeña
nave axial. Cada
arcada descansa
sobre diez poderosas
columnas. Dominando
estos fustes unidos
por grandes arcos,
se encuentra un
segundo nivel
compuesto por vanos
dos veces más
estrechos,
soportados por
pequeñas columnas.
Por encima de cada
arco grande se
encuentran por tanto
dos arcos pequeños.
Así es la estructura
de estos cuatro
pórticos sobre los
que descansa la
cubierta de las alas
de la mezquita.
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