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Episodio 6:

Las características de la jurisprudencia del Imam Abû Hanîfa

 

En el nombre de Al·lâh([1]), El Todo Misericordioso, El muy Misericordioso. Las alabanzas son para Al·lâh, Señor de los mundos y que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre el profeta Mohammad(SAAWS) [2]

Seguimos con un nuevo episodio sobre el Imâm Abû Hanîfa. Hoy está con nosotros un ‘âlim (sabio) especialista en la jurisprudencia del Imâm Abû Hanîfa. Le haremos algunas preguntas para conocer las características de la jurisprudencia de este Imâm.

Presentación del Shayj Osâma Rifâ‘î

El shayj y doctor Osâma Rifâ‘î es el muftí de Accar, en el norte de Líbano, doctorado en Jurisprudencia de Herencias de la Universidad Islámica de la Medina; y estudió también en la Universidad del Líbano. Después, fue nombrado juez y es al mismo tiempo muftí de Accar, en el norte de Líbano.

Preguntas sobre las características de la jurisprudencia de Abû Hanîfa

Pregunta: Abû Hanîfa fue el primer fundador y establecedor de la jurisprudencia islámica, su escuela es la más influyente; entonces, ¿cuál es el núcleo central y el acicate que movió a este hombre?

Respuesta: En el nombre de Al·lâh, El Todo Misericordioso, El Muy Misericordioso. Las alabanzas son para Al·lâh y Los Rezos y la Paz de Al·lâh Sean sobre Su Mensajero, su familia, sus compañeros y todos cuantos lo tengan por Mentor.

Primero, me gustaría darles las gracias por este grato encuentro. Es conocido que Abû Hanîfa que en paz descanse − es de la generación posterior a la del Profeta, que los Rezos y la Paz de Al∙lâh sean sobre él, y que alcanzó a algunos compañeros del Profeta en vida − que Al·lâh esté complacido con ellos −. Nació en el año 80 y murió en el 150 de la Hégira.

Algunas facetas que muestran el respeto del Imâm Abû Hanîfa a la libertad humana. Quien se fija en su jurisprudencia, encuentra que la clave principal de su personalidad − que la Misericordia de Al·lâh lo alcance −, además del conjunto de las ciencias legislativas, es que se concentra en la humanidad del hombre y protege su dignidad, tal como fue protegida en la ley islámica; además de mejorar sus comportamientos y sus obras lo más posible. Por eso, en el capítulo de “las restricciones contra assafîh” (es decir la persona que malgasta su dinero o quien se llama en estos días “el derrochador”), por ejemplo, el Imâm Abû Hanîfa lo considera un hombre libre en sus comportamientos y en sus creencias. Es libre en asumir los resultados de sus comportamientos en la vida mundana y en la otra vida. Por consiguiente, hay que proteger la libertad de este hombre y respetar su dignidad y su humanidad, aunque haya sospecha en sus obras.

Encontramos también que tiene una opinión muy importante sobre la libertad de la mujer, aunque esta opinión le causó, a él y a sus partidarios, algunos problemas hasta la actualidad. El Imâm Abû Hanîfa discutió acerca de la libertad de la mujer en el casamiento y en la ocupación del puesto de trabajo como jueza.

El Imâm Abû Hanîfa ve que la mujer es un ser humano completo y entonces es apta para comportarse, trabajar y soportar; y que su libertad para contratar no necesita permiso de los demás. Por ejemplo, si la mujer es madura y ha alcanzado la edad de poder elegir a su esposo, aunque su tutor quiera forzarla, injustamente, contra su voluntad y contra el derecho que Al·lâh − Glorificado y Enaltecido sea − le otorgó, de elegir a quien quiera; entonces, estamos frente a dos voluntades contrarias: la de la mujer madura que quiere casarse con el hombre que ella prefiere; y la voluntad de su tutor, quien quizá quiera impedirle casarse con él. El legislador, tal y como entendió el Imâm Abû Hanîfa, dice que la frase “mujer madura y adulta” que existe en la legislación islámica, impide al tutor confiscar la decisión de esta mujer; partiendo de diversas cuestiones, entre ellas lo que dijo el Profeta − los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él-: “Al−Ayim tiene más derechos en cuanto a sí misma que su tutor” (refiriéndose a elegir al esposo). En la lengua árabe, la palabra Al−Ayim significa la mujer que no tiene marido, ya sea virgen o no.

También en el noble Hadîz: “a la virgen se le pide permiso y a la no virgen – la divorciada o la viuda- la opinión”; quiere decir que se pregunta a la mujer no virgen porque ella tiene más audacia para hablar que la virgen, por ello basta con pedir el permiso de esta última, y su silencio es signo de su consentimiento.

Pero el asunto es más profundo. El Imâm Abû Hanîfa, que en paz descanse, dice en sus narraciones verificadas que una mujer vino al Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, diciéndole: “¡Oh mensajero de Al·lâh! mi padre quiere casarme con un primo con el fin de que éste suba en la escala social, y yo no quiero casarme con él…”. Parece que este padre estaba en una situación social más elevada que el de su hermano, por eso quería elevar su estatus social. El Profeta le dijo: “¡Acepta lo que ha hecho tu padre!”. Dijo ella: “No quiero, odio hacer eso”. Dijo el Profeta: “Entonces, ¡vete y cásate con quien quieras!”. Dijo ella: “No me desvío de lo que ha hecho mi padre…” − es decir que esta mujer no quería estar en contra de su padre, ya que le respetaba − “… sino que quería enseñar a las mujeres que sus tutores no tienen el derecho de obligarles a hacer lo que no quieren”.

La mujer quería, efectivamente, dar una lección educativa: si el tutor quiere forzar la chica a casarse con un hombre que no quiera, el sabio legislador dice que NO. Por eso, la regla en la doctrina de Abû Hanîfa dice que “Es considerado y reverenciado el derecho de la mujer en aceptar el matrimonio. Es lícito el contrato de matrimonio de una mujer madura y adulta cuando ésta se casa con quien quiera. En este último caso el tutor conserva el derecho de objetarlo si el esposo no es apto”.

Abû Hanîfa dijo: “¿Cómo habéis aprobado de la mujer su derecho de vender, comprar, aceptar los dones, dar limosnas, controlar su dinero- todos estos contratos -, y al final habéis rechazado darle aquel derecho?”.

Algunos en Occidente o en nuestro país dicen que el Islam ha quitado la libertad a la mujer. Una parte de la respuesta será que el Islam permite a la mujer gestionar su dinero y guardar su apellido. En Occidente, la mujer pierde su apellido ya que lo cambia por el de su marido, así que somos más antiguos en cuanto a libertades. A mi parecer, la mujer sufre una injusticia en nuestro país, y es lo que le impide convivir con la sociedad. A veces piensa que el Islam es el responsable, por lo que ni siquiera convive con su religión.

Comentando estas palabras, pensamos que los ulemas de la doctrina hanafî dicen: "Es más preferible que la mujer no firme ella misma el contrato de matrimonio para que no sea considerada como insolente. Pero, para conseguir un equilibrio, se da el caso en que una joven es obligada a casarse y el tutor quiere ejercer su derecho mientras ella se niega a ello, ¿cuál de los dos casos es peor? Que una joven virgen se case obligada para que viva en una casa con un hombre al que no quiere, una situación que puede desembocar en un divorcio o en conflicto, o que intervengamos para decirle al tutor, si se opone y su oposición es inútil, la mujer puede según la ley islámica contraer matrimonio personalmente, para evitar un daño mayor mediante otro menor.

La clave de la personalidad de Abû Hanîfa es la libertad y la humanidad del ser humano.

Las diferencias jurisprudenciales entre los imames no se oponen a la idea de convivencia

Pregunta: Existen muchas diferencias entre los cuatro imames, diferencias que hacen que la gente plantee preguntas, ¿cómo podemos hablar de convivencia y dar ejemplos de los cuatro imames, mientras difieren en centenares de cuestiones?

Respuesta: Según la dialéctica moderna, la cultura implica aceptar al otro; no podría aceptar la opinión de la otra parte hasta que mi cultura sobre él no fuera buena. Por lo tanto, tenemos que conocer que los motivos de diferencia de pensamiento entre los cuatro imames tienen su justificación. Si nos convencemos de que dicha diferencia tiene causas legislativas razonables, cada uno de nosotros aceptaría al otro.

La diferencia entre las discrepancias jurisprudenciales en cuestiones secundarias y en cuestiones dogmáticas:

Pregunta: Doctor, me gustaría decirle a los jóvenes una cosa: tenemos un problema. Cuando uno de los jóvenes oye una fetua emitida por un determinado sabio, que tiene su referencia en el Qor´ân (Corán) y en la Sunna (Tradición profética), rechaza escuchar otra opinión.

Respuesta: Existe lo que se denomina “el fanatismo jurisprudencial hacia una doctrina”, también “el fanatismo contra las doctrinas”, esto significa que existen personas que se aferran a una determinada doctrina pero se enemistan con las demás, y también hay personas que se pronuncian contra todas las doctrinas, puede que éstos tengan una buena intención pero la práctica y el resultado son erróneos.

Cabe preguntarse aquí, mientras hay un libro (El Corán) y una sunna (tradición) ¿por qué difieren entre sí? ¿Por qué no se ponen de acuerdo sobre una sola opinión? Para responder a esta cuestión: la diferencia jurisprudencial en cuestiones secundarias es una necesidad legislativa y una característica humana.

En el Islam, por ejemplo, tenemos cuestiones secundarias y dogmas. Hay que aclarar una cosa: los cuatro imames están de acuerdo sobre los dogmas o los credos islámicos. Todo lo relativo a Al∙lâh, Enaltecido Sea, a los profetas, que la Paz de Al∙lâh sea sobre ellos, las cuestiones legislativas, el infierno y el paraíso o los ángeles, son todas axiomáticas.

En cuanto a las cuestiones secundarias, son una necesidad legislativa de carácter humano. Se trata de los dictámenes sobre la oración, el azaque, Al-Qasr (reducción) de la oración de cuatro rak´as (prosternación), o ÿam´ taqdîm de la oración (juntar la oración del mediodía y de la tarde o del crepúsculo y de la noche, reduciendo el número de rak'as a dos prosternaciones y realizarlas en cualquier momento de la tarde o de la noche respectivamente), poner las dos manos durante la oración sobre el ombligo o debajo del pecho, etc. Hay que tener en cuenta que es gracias a la Misericordia de Al∙lâh, que los dictámenes sobre las cuestiones secundarias relativas a los actos de la gente sean extendidas de este modo, y que la diferencia constituye una piedad por la humanidad.

La base del trabajo en las cuatro escuelas jurídicas fue la libertad. Abû Hanîfa dice: “Hemos postulado esto, pero al fin y al cabo es una opinión. El que viene con otra opinión mejor que la nuestra, se merece la recompensa más que nosotros”. Lo mismo se puede decir sobre los demás imames, ninguno de ellos obligó a nadie a seguir sus fetuas. Estaban convencidos de que sus conclusiones eran un esfuerzo que puede ser correcto o erróneo. Por eso, se propagó y se extendió la célebre regla del Imâm Abû Hanîfa: “nuestra doctrina es correcta, pero puede ser errónea y la doctrina de los demás es errónea, pero puede ser correcta”.

Los motivos de diferencia entre los imames:

Existen varias causas sobre la discrepancia entre los ulemas, como la naturaleza de la gente, la naturaleza del texto y la diferencia de tradiciones y costumbres.

La naturaleza de la gente significa que las personas se diferencian en cuanto a capacidad de memorización, en conocimiento, en conciencia y en ambiente. La naturaleza del texto es una cuestión fundamental, porque cuando fue revelada la aleya: “Las repudiadas deberán esperar tres menstruaciones” (TSQ[3]) (sura de Al-Baqara, 228), la palabra árabe (Qar´) (traducida por menstruaciones) significa tanto menstruación como pureza en lengua de los árabes, entonces si Al∙lâh hubiese querido, no habría usado una palabra polisémica, porque existen palabras determinadas como en la siguiente aleya “deberán ayunar tres días durante la peregrinación mayor y siete a su regreso, esto es, diez días completos” (sura de Al-Baqara, 2:196). Así, la discrepancia es una gracia. Conocer la causa anula esas discusiones sobre la diferencia entre las doctrinas. La diferencia no solo es de carácter humano, sino también una necesidad legislativa. En la era del Profeta, que los Rezos y la Paz de Al∙lâh Sean sobre él, existía la discrepancia. El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al∙lâh Sea sobre él, decía: “Que ninguno de vosotros cumpla la oración de Al ‘Asr hasta que lleguemos a Banû Quraydha”.

Algunos compañeros del Profeta (SAAWS) cumplieron su oración en el camino, pero otros esperaron hasta llegar a Banû Quraydha. El Profeta (SAAWS) no ha criticado a nadie. Si uno pretendiese que el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al∙lâh sean sobre él, sabía quien tenía razón y quien se equivocó, sería un malversador, ya que ambos actos son correctos. El resultado es que el texto jurídico que conlleva más de un significado es el que precisamente es motivo de diferencia de los imames.

Otro ejemplo que nos lleva a entender las causas de la diferencia entre los imames y el resultado de esta diferencia sobre su convivencia, su amor y la armonía entre ellos. Tenemos por ejemplo el dicho del Profeta, que los Rezos y la Paz de Al∙lâh sean sobre él: “Tanto el comprador como el vendedor tienen la última palabra (si o no) sobre el acto de compraventa, mientras no concluyan y se separen”. Es decir, uno es vendedor y otro es comprador, si concluyen un negocio y firman un contrato, estarán en una situación de “Al jiyâr” siempre que no se separen. Esto significa que las dos partes tienen la libertad de llevar a cabo el contrato o anularlo, es lo que los ulemas llaman “jiyâr al maÿlis” (opción del encuentro). Se trata de un Hadîz auténtico relatado por el Imâm Mâlik en su libro “Al Muwatta’ ”.

El Imâm Abû Hanîfa y Mâlik, pese a que uno de los dos proviene de la escuela de Al-Hiÿaz y el otro de la escuela de Irak conocida por la Escuela de la Opinión, dijeron: “la separación tiene que ver con los dichos, y no con los cuerpos”. Es decir, si el vendedor dice: “te vendo esto” y el comprador responde: “lo compro”, eso significa que se ha concluido el acuerdo y ninguno puede anularlo, es la separación a la que se refiere el Hadîz del Profeta. Al∙lâh, Enaltecido y Alabado Sea, dice (lo que puede ser traducido por): “Si se separan Al∙lâh enriquecerá a cada uno con su abundancia...” (sura de An·nisâ’- Las Mujeres, 4:130).

Respecto a los esposos, la separación se produce por medio del divorcio. Si el marido le dice “Estás divorciada”, se ponen de acuerdo sobre ello y se produce de forma efectiva, ninguno tiene la opción de criticarlo, es lo que se llama “opción de encuentro”. Pero en la legislación islámica existe el concepto de iqâla (ruptura del contrato). "El que acepte la ruptura de un contrato de compraventa de un arrepentido, Al∙lâh será indulgente con su tropiezo el día del levantamiento."

Sin embargo según el Imâm Abû Hanîfa, la cuestión de libertad y corrección del comportamiento de una persona por su propia libertad, no depende del permiso de los demás. Dice que esta persona es madura y libre, que llevó a cabo un determinado comportamiento que se considera correcto y obligatorio, que no depende del permiso de los demás. El Imâm dijo “si permitimos la opción del encuentro, quitamos el sentido de obligatoriedad a la fuerza del acuerdo”. De hecho, los acuerdos serán débiles en su firma y establecimiento. El acuerdo se llama así porque une, por ello hay que respetarlo”. El Imâm Ash-Shâfi‘î y Ahmad, que Al∙lâh los mantenga en su gloria, dijeron: “la separación se hace con los cuerpos, si cambian de lugar, termina la opción del encuentro”. Mientras están reunidos en un lugar, y la separación no se considera real, como al estar comiendo, cualquiera de las partes puede renunciar a la venta, y es correcto. Seguramente hubo una larga discusión respecto a esto. Uno le dijo: “Hablas en contra del Hadîz porque el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al∙lâh sean sobre él, dice: “Tanto el comprador como el vendedor tienen la última palabra (si o no) sobre el acto de compraventa, mientras no concluyan y se separen”, entonces ¿cómo dices que el acuerdo concluye y que la separación se produce por los dichos, y no por los cuerpos?”. El Imâm le contestó: “¿y si los compradores se encuentran en un mismo barco? ¿Cómo se producirá la separación de cuerpos?” Entonces el otro se quedó callado, y a partir de ello, cada uno, además de las cuestiones objeto de divergencia, comenzó a respetar la opinión del otro. La diferencia de Ash-Shâfi'î, que Al∙lâh le mantenga en Su gloria, no le separó de Mâlik.

Quiero resaltar este punto otra vez, el Hadîz es auténtico, pero cada uno de los dos entendió la palabra de separación de forma diferente, uno lo interpretó por separación de cuerpos y otro por la separación de posturas. Puede que el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al∙lâh sean sobre él, quisiera dejar la palabra sin precisar su sentido para dejar un margen para la interpretación.

Posibilidad de seguir a otros que pertenecen a una doctrina diferente de la nuestra

Estas palabras constituyen una regla que hay que tener en cuenta, es una regla importante que minimiza la separación y la diferencia y llama a la convivencia y al amor. Aunque nos diferenciemos en cuestiones secundarias, en el origen estamos unidos bajo la hermandad islámica.

El Imâm Ash-Shâfi'î dijo: “Los ulemas coincidieron en que Al∙lâh, Enaltecido Sea, no castiga sobre una cuestión objeto de debate, es decir, en la separación. Incluso 'Omar Ebnu 'Abdil-'Azîz, y los que le sucedieron, siguieron esta regla.

Unos les decían a otros: “si ves a una persona haciendo algo sobre lo cual hay discrepancia y con el que no estás de acuerdo, no se lo impidas”.

El Imâm Al Ghazâli, que Al∙lâh le mantenga en Su gloria, decía en el ámbito de llamar al bien y prohibir el mal: “No discutas en cuestiones objeto de discrepancia”, por eso cuando Ash-Shafi'î fue a visitar la tumba del Imâm Abû Hanîfa, a sabiendas de que Ash-Shafi'î alza las dos manos en la oración después de levantarse, esta vez imitó el método de Abû Hanîfa y no levantó sus manos por respeto a su persona.

Entonces está permitido seguir al que difiere con nosotros en cuestiones secundarias de la religión. El Imâm Ash-Shafi'î piensa que es una cuestión probable, que los textos son varios y que existen personas a las que les llega el texto, pero a otras no.

El Imâm Abû Hanîfa se encontró con muchos ulemas de Al-Hiÿaz (actualmente, Arabia Saudí) hasta que se dijo que hizo la peregrinación mayor 54 veces. Cuando el Imâm Abû Hanîfa se encontró con el Imâm Mâlik - que Al·lâh esté complacido con él - discutió con él muchas cuestiones, luego se separaron y cada imâm se quedó con sus discípulos. Al-Layz Ebnu Sa'd, uno de los estudiantes del Imâm Mâlik - quien divulgó la doctrina hanafî y mâlikî en Egipto- dijo a su profesor: "veo que has sudado, discutiendo con el Imâm Abû Hanîfa". Le respondió, diciendo: "he sudado con un hombre que si discute contigo sobre ese mástil (de la mezquita) diciendo que es hecho de oro, te convencería". Mientras que cuando los discípulos del Imâm Abû Hanîfa -que Al·lâh le cubra con Su misericordioso - se encontraron con él y le preguntaron sobre el Imâm Mâlik, les respondió: "me he encontrado con una montaña de ciencia".

¡Oh Musulmanes, ésta es la convivencia!, discrepar pero tener respeto mutuo, aceptar la diferencia entre nosotros y entre los demás, excusarlos y no reprocharles por tener otra opinión, mientras la discrepancia esté en las ramificaciones de la ciencia. Además, podemos imitarlos en esas ramificaciones si no estamos de acuerdo. He leído en la jurisprudencia del Imâm Ahmad Ebnu Hanbal que no levantaba la voz con la basmala[4] en la oración en grupo excepto en la Medina, porque los habitantes de La Medina lo hacen. Por eso, si estás en la Medina, levanta la voz con la basmala para que se unan vuestros corazones.

Descripción de la época del Imâm Abû Hanîfa

Al·lâh afianzó la creencia de los sunnitas en Irak durante el período de los conflictos, con los esfuerzos del Imâm Abû Hanîfa. Incluso confirmó su devoción durante los conflictos que hubo acerca de la creación del Qor´ân (Corán)[5].

En aquella época, se estableció la escuela chiíta y estaba en sus inicios, pero era diferente a lo que es hoy. Además contemporizó con Zayd Ebnu ´Alî y ´Abdul·lâh Ebnu Hasan que fue conocido por ''el buen espíritu ''. Todos ellos eran familiares del Profeta (SAAWS) y llevaban el emblema de hacer triunfar a los familiares. Existía también, en su época, la secta de Al Jawâriÿ y la de Al Morÿi'a, y cada una tenía sus partidarios. Había varios grupos hasta que se dijo en kufa, "si te encuentras con un hombre aprobado, entonces es un alfaquí y su jurisprudencia es de Kufa". Se dijo sobre el devoto que su adoración era basriya (de Basora, ciudad en Irak), como Al Hasan Al Basrî y Mohammad Enbu Wâse', que en paz descansen.

En aquel período, el Imâm Abû Hanîfa discutía con los jefes de los grupos con una gran firmeza en su creencia y afianzó la creencia de los sunnitas. Quiere decir que discutía con los chiítas, Al Morÿi'a, Al Mo´tazila y Al Jawâriÿ y discutía con el Imâm Mâlik en la Medina, pero al final conservaba su carácter y su creencia y Al·lâh reforzó la creencia de los sunnitas gracias a él.

Sí a la convivencia, No a la disolución.

Como se dijo anteriormente ''levanta una bandera por la verdad, y sus defensores acudirán a ti''. Quiere decir que la persona debe defender la verdad aunque esté sola, y luego los otros defensores se unirán a ella. Abû Hanîfa se trasladó de Kufa a Basora casi 28 veces para discutir con la gente que vivía sin principios, y los guió al método de la moderación, al de los sunnitas. Además discutió con Al Jawâriÿ en muchas cuestiones y les contestó con pruebas racionales y prácticas.

Así, Abû Hanîfa fundó este significado cuando estaba con sus discípulos, y lo defendió hasta el último momento de su vida. Prueba de ello, cuando quiso ir a la peregrinación mayor, recomendó a sus discípulos: “si os preguntan sobre alguna cosa de la creencia, no respondáis y decid: esperamos que nuestro Shayj vuelva”. Cuando volvió, le contaron “nos han preguntado sobre si la fe aumenta o disminuye, o si ni aumenta ni disminuye; nos han preguntado sobre cuestiones relativas al encabezamiento de la oración, nos han preguntado sobre cuestiones de quien comete un pecado grave, sobre el arbitraje, sobre el sagrado Qor´ân (Corán), si son palabras de Al·lâh, Alabado y Enaltecido Sea, o si ha sido creado”; replicaron: “no respondemos a estas cuestiones hasta que vuelva el Imâm Abû Hanîfa”. A lo que los otros respondieron “que Al·lâh os recompense el bien por nosotros”.

Una vez entraron a ver al Imâm y le dijeron: “queremos preguntarte sobre una cuestión ¿qué opinas del arbitraje?”. Se referían al arbitraje entre ‘Alî y Mo‘âwiya en el antiguo conflicto; y cómo cada uno de ellos aceptó el arbitraje y envió a un diputado. Los jawâriÿ, que se han hecho en contra de nuestro señor ‘Alî - que Al·lâh esté complacido con él - rechazan el arbitraje. Es por eso que se convirtieron en su contra porque piensan que “el arbitraje es solo de Al·lâh”. Entonces, ‘Alî - que Al·lâh esté complacido con él – les respondió: “es una palabra que encierra la verdad y quieren usarla para la falsedad”.

Cuando le preguntaron al Imâm Abû Hanîfa sobre el arbitraje, si les hubiese dicho que el arbitraje está permitido, le habrían matado. Así que pidió discutir sobre la situación, y aceptaron. Les preguntó “si discrepamos, ¿necesitaremos a un árbitro?”. Escogieron a uno de ellos para ser un árbitro si discreparan en algo o si llegasen a estar de acuerdo, como si se tratase de un supervisor que aprobara que esto es correcto y esto es falso. Cuando aceptaron, dijo: “vosotros habéis arbitrado, es decir, que habéis llamado a un árbitro, entonces habéis aceptado el arbitraje”.

Conclusión

En nuestros días, nos sorprenden las miles de doctrinas que han salido a la luz, pero ninguna acepta la otra. No solamente no existe un diálogo, sino que puede que una considere infiel a otra por algunas cuestiones secundarias, incluso algunas han puesto esas cuestiones secundarias en un mismo grado en cuanto a su aplicación. No siguen un orden de prioridades y se han olvidado de este orden.

Por lo tanto, no diferencian entre lo obligatorio y lo permitido, y entre la Sunna confirmada y la no confirmada. Cada doctrina apela a que en su círculo sólo existe lo obligatorio, lo prohibido o lo reprobable. Cuando ‘Alî - que Al·lâh esté complacido con él - entró a la mezquita de Kufa, encontró a algunos hombres que realizaban una oración antes de la oración del ‘îd (fiesta religiosa), como sunna u oración de saludo de la mezquita, aunque en el origen no tiene ninguna Sunna. Algunos le preguntaron: “¿no les reprocharás esta oración que el Profeta, los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, no ha realizado?”. Les respondió con la aleya: ¿Has visto a quien prohíbe a un siervo orar? (sura de Al-‘alaq 96)”.

No hay problema en el diálogo y la conversación científica en asuntos ideológicos, a condición de que se respeten los principios morales islámicos y que permanezcan los significados de la hermandad. Que el objetivo y la fidelidad persistan hasta llegar a una verdad determinada. Así, aunque no estemos de acuerdo, como ha dicho el Imâm Ahmad “¡Oh ‘Alî Ebn Al-Madyam! Nada afectará a nuestra hermandad aunque nunca lleguemos a estar de acuerdo sobre una cuestión.”

Me gustaría concluir con un dicho de Abû Hanîfa quien dijo:

“¡Oh Al·lâh! Ante aquel cuyo pecho se estreche para nosotros, haz que nuestros corazones se amplíen para él.”

Que la paz de Al∙lâh, Su misericordia y Sus bendiciones sean con vosotros.


[1] Al∙lâh= significa Dios. Es el Nombre Más Grande que ostenta el Único Creador que posee todos los atributos propios de la divinidad, tal como fue revelado en el Qor´ân.

[2] (SAAWS): Sal·la Al·lâhu Alayhi Wa Sal·lam: Los Rezos y la Paz de Al∙lâh sean sobre él, que es explicada por los ulemas como sigue:

Sal·la Al·lâhu Alayhi: significa que le cubra con su misericordia…El motivo de traducirlo literalmente es porque estas palabras son repetidas por los musulmanes de todo el mundo, siguiendo el precepto divino de decir esta expresión siempre que se mencione al Profeta, en la llamada a la oración (Al Âdhân) o en cualquier circunstancia, como veneración concedida por Al·lâh a Su último Mensajero, que ha sido enviado a toda la humanidad. Wa sal·lam: significa: y derrame Su Paz sobre él.

[3] TSQ: Traducción de los Significados de Al Qor'ân. Es imposible transmitir exactamente los verdaderos significados que contienen las palabras de Al Qor'ân o imitar su elocuente retórica. Se han traducido los significados de Al Qor'ân y no se puede decir que sea una traducción de Al Qor'ân. Esta traducción nunca podrá reemplazar la lectura de Al Qor'ân en lengua árabe -la lengua en que fue revelado-.

[4]Decir En el Nombre de Al·lâh el Todo Misericordioso, el Muy Misericordioso antes de cada sura en la oración.

[5] Había tentaciones sobre el tiempo en que fue creado el Qor´ân (Corán), si fue antes de la creación del universo o después.

 

 

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