En Tu Nombre Vivimos
						
						 
						
						
						
						Episodio 3: 
						
						
						
						El nombre de Al·lâh
						
						
						
						Ash·shakûr
						
						
						
						(El Muy agradecido)
						
						 
						
						En el nombre 
						de Al·lâh, El Más Compasivo, El Muy Misericordioso. Las 
						alabanzas son para Al·lâh, El Señor de los mundos. Y los 
						Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre su Profeta, (SAAWS)[1].
						
						
						El nombre de Al·lâh que vamos a 
						tratar hoy te incitará a ser más ambicioso, te 
						convertirá en una llama de actividad, vitalidad y 
						aumentará tu disposición a dar y desplegar más 
						esfuerzos. Es un incentivo para la adoración y las 
						buenas acciones. El nombre de hoy es idóneo para empezar 
						el mes del Ramadán, ya que es un impulso para la 
						obediencia y la realización de buenas acciones. El 
						nombre Al·lâh del que vamos a hablar hoy es 
						Ash·shakûr (El Muy agradecido). 
						
						
						El nombre 
						Ash·shakûr figura varias veces en Al-Qor`ân 
						(El Corán). En la siguiente aleya Al·lâh Dice: “Para 
						que les pague la recompensa que les corresponda y les 
						aumente Su favor; es cierto que Él es
						El Más 
						Perdnador, El Muy Agradecido”
						
						
						(Sura 
						Fâter 
						-El Originador- aleya 30). (TSQ,)
						
						
						 
						
						
						El episodio de 
						hoy se estructura sobre cuatro ejes:
						
						
						- El 
						primero: ¿Qué significa el nombre “Ash·shakûr” 
						(El Muy agradecido)?
						
						
						- El 
						segundo: la relación de Ash·shakûr con otros 
						nombres más bellos de Al·lâh.
						
						
						- El 
						tercero: Ash·shakûr y el paraíso.
						
						
						- El cuatro: 
						nuestra obligación y la influencia del nombre 
						Ash·shakûr sobre nuestra vida.
						
						
						 
						
						
						Primero: 
						¿Qué significa el nombre Ash·shakûr (El Muy 
						agradecido)?
						
						
						¿Qué significa Ash·shukr (la 
						gratitud)? En lengua árabe Ash·shukr (la 
						gratitud) contiene el sentido de adición, es decir 
						devolver con creces. Si pagamos a alguien una 
						retribución por algún servicio que nos ha prestado, no 
						estamos siendo agradecidos, para serlo hay que darle más 
						de lo que se merece por lo que ha hecho.  
						
						
						En árabe 
						decimos “un animal agradecido”, y nos referimos a que 
						con un poco de forraje que das al animal te da a cambio 
						mucha producción. En el mismo sentido, decimos “esta 
						tierra es agradecida”, es decir que con poca agua te 
						ofrece una vasta producción. 
						
						
						Al·lâh, 
						Ash·shakûr (El Muy agradecido), Glorificado y 
						Enaltecido Sea, Te agradece -aunque sea poco lo que has 
						ofrecido- con una recompensa multiplicada en la Vida 
						Mundana y la Última Vida. 
						
						
						Es como si el 
						término Ash·shakûr incluyera dos significados:
						
						
						1)     
						
						
						
						Recibe poco del siervo.
						
						
						2)     
						
						
						Lo 
						agradece dando una retribución multiplicada con creces.
						
						
						¿Es posible 
						que Él te Agradezca sin que hayas ofrecido algo a 
						cambio? No, según el nombre de Al·lâh que tratamos hoy 
						debes ofrecer algo tú primero.
						
						
						Con lo poco 
						que das, Él te lo Agradecerá multiplicándote la 
						recompensa. Al·lâh Dice: “Quien 
						adquiera en su haber una buena acción se la aumentaremos 
						con un bien mucho mayor; es cierto que
						Al·lâh El Más 
						Perdonador, El Muy Agradecido”. 
						 (La sura de 
						La Consulta (Ash·shûrâ), aleya 24). 
						
						
						
						Sea lo que sea 
						lo que hagas de bien: salvar la vida de un pájaro, besar 
						la mano de tu madre, sonreír a una persona… Aunque fuera 
						quitar polvo de un camino transitado, Él te lo agradece 
						con toda seguridad y encontrarás esa buena acción en tu 
						balanza el día de la Resurrección. Puede que tú la 
						olvides, pero Ash·shakûr nunca lo Olvidará.
						
						 
						
						
						Los Ahâdîz 
						(dichos) del profeta sobre Ash·shakûr:
						
						
						El Profeta 
						dijo: “Teme el infierno aunque sea con la mitad de un 
						dátil”. Entonces, Al·lâh te salva del infierno solo 
						con el mero hecho de donar la mitad de un dátil. 
						
						
						
						Dijo también:
						“Que nadie menosprecie los actos reconocidos de bien, 
						aunque sea recibir a tu hermano con una cara sonriente”. 
						Quizás Te perdone por esa sonrisa y, por esa acción, Te 
						deja entrar en el paraíso. 
						
						
						En verdad, 
						este episodio es como un edificio en el que vas 
						accediendo a niveles superiores y te asegura que El Muy 
						Agradecido te agradecerá cualquier buena acción que 
						lleves a cabo. 
						
						
						El Profeta, 
						que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo en 
						otro dicho: “Quien 
						dé de desayunar a un ayunador 
						se salvará del infierno”. 
						Entonces,
						los compañeros del Profeta dijeron: “Mensajero de 
						Al·lâh, no todos tenemos la posibilidad de ofrecer un 
						desayuno al ayunador”. El Profeta respondió: 
						“Al·lâh da Su recompensa a cualquiera que da de 
						desayunar a un ayunador  aunque sea un sorbo de leche o 
						de agua”.
						
						
						Existen los términos “gratitud”, 
						“agradecido” y “muy agradecido”. Sin embargo, éste 
						último es ponderativo, es decir da al adjetivo su máximo 
						grado. Como en el Dicho del Profeta, que los Rezos y la 
						Paz de Al·lâh sean sobre él: 
						"Un hombre que iba por un camino se sintió 
						muy sediento. Al llegar a un pozo de agua, se introdujo 
						en él. Bebió hasta saciarse y después salió. Entonces, 
						vio un perro con la lengua fuera, jadeante, que lamía el 
						barro para calmar su sed. El hombre se dijo: “Éste perro 
						está tan sediento como yo estaba”. Entonces, volvió a 
						introducirse en el pozo, llenó su zapato de agua y salió 
						del pozo agarrando el zapato con su boca. 
						Posteriormente, dio de beber al perro. Entonces, Al·lâh 
						se lo agradeció, le perdonó sus pecados y le hizo entrar 
						en el paraíso”.
						
						Ahora quiero 
						dirigirme a los millonarios y ricos para decirles: “Dad 
						a la gente y esforzaos en el camino de Al·lâh”. 
						Y como dice el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh 
						sean sobre él: “No hay ni un joven que honre a un 
						anciano en consideración a su edad, sin que Al·lâh le 
						envíe a quien le honre de la misma forma al llegar a la 
						ancianidad”.
						
						
						Si te levantas de tu asiento en el 
						autobús para ceder tu sitio a un anciano, nunca morirás 
						sin que Al·lâh te lo agradezca y encuentres a un  joven 
						que haga lo mismo contigo al ser mayor. ¡Nada se pierde 
						con Al·lâh!
						 
						
						
						Al·lâh Te agradece incluso la 
						intención de hacer algo bueno.
						
						 
						
						
						El Profeta (que los Rezos y la Paz 
						de Al·lâh sean sobre él) dice: ¨ La vida es 
						para cuatro tipos de personas: Un siervo al que Al·lâh 
						dio dinero y conocimiento, y teme a Al·lâh en relación 
						con ese dinero, mantiene los vínculos familiares, y 
						reconoce el derecho de Al·lâh con respecto a esos dones. 
						Este tipo es el que posee el grado más alto, para Al·lâh. 
						El segundo tipo de persona es un hombre al que Al·lâh le 
						ha otorgado el don del conocimiento pero no le ha dado 
						dinero y dice: “ojalá tuviera dinero para hacer como ha 
						hecho fulano”. Así, por su buena intención, recibe la 
						misma recompensa que el primero. El tercer tipo de 
						personas es un hombre al que Al·lâh le ha dado dinero 
						pero no le ha dado conocimiento. Entonces, se desvía con 
						su dinero sin temer a Al·lâh en relación con ese dinero, 
						ni  mantener los vínculos familiares, ni reconocer el 
						derecho de Al·lâh en ese dinero. Éste es el que posee el 
						grado más bajo, para Al·lâh. El último tipo es un hombre 
						al que Al·lâh no le dio ni dinero ni conocimiento, y 
						dice:“Si tuviese dinero, haría como hace mengano. Así, 
						por su mala intención, tiene la misma culpa que aquél 
						que posee el grado más bajo”.
						
						
						¿Por qué no adoptas la intención de 
						adorar mucho a Al·lâh, y rezar At·tarâwîh 
						(los rezos voluntarios que se realizan después del rezo 
						obligatorio de la noche durante el mes de Ramadân) y 
						leer todo el Corán dos veces en Ramadân? ¿Te imaginas? 
						Si alguien que nos ve ahora delante de la Ka’aba 
						desea sinceramente estar aquí en la Mezquita Sagrada de 
						La Meca, obtiene la misma recompensa que si realmente 
						estuviera aquí.
						
						
						 
						
						
						Al·lâh te agradece la 
						caballerosidad.
						 
						
						
						Cuenta nuestra señora Umm Salama 
						que Qoraysh le había separado de su esposo -que emigró 
						finalmente solo a Medina- y de su hijo, retenido y 
						separado de su madre a la fuerza por la familia del 
						marido. Tuvo que esperar un año entero para que su 
						propia familia le permitiera reunirse con su marido en 
						Medina. Ella decidió viajar a Medina sola sin camello, 
						es decir, a pie. ‘Ozmân Ebnu Talha la 
						encontró al lado de At·tan’îm (un lugar en las 
						afueras de La Meca). Este hombre era en aquel tiempo 
						incrédulo y enemigo de los musulmanes, sin embargo era 
						todo un caballero. Le preguntó a Umm Salama: “¿a 
						dónde vas Umm Salama?
						
						
						A lo que ella respondió: “Me 
						escapo con mi religión de vosotros, quiero reunirme con 
						mi marido en Medina”. 
						
						
						- ¿Sola? 
						
						
						- Sí. 
						
						
						- ¿Nadie te acompaña?
						
						
						- Por Dios que no.
						
						
						- No está bien que viajes sola. 
						Monta sobre mi camello.
						
						
						Y así la condujo hasta Medina, ella 
						sobre su camello y él… ¡caminando!
						
						
						Dice Umm Salama: “Dije en mi 
						interior: “Por Al·lâh, seguro que Él le agradecerá esta 
						buena acción”. 
						
						
						También dice: “No he conocido 
						nunca a un hombre más amable que él. No me dirigió una 
						mirada, ni una palabra hasta que llegamos cerca de 
						Medina, y allí me dijo: tu marido está allí, baja y ve a 
						reunirte con él”. Entonces, cogió su camello y 
						regresó a La Meca. Durante los ocho años siguientes 
						permaneció siendo incrédulo. No se convirtió al Islam 
						hasta el día en que los musulmanes entraron triunfantes 
						en La Meca. Umm Salama dijo: “El día en que 
						abrazó el Islam, dije en mi interior: Por Al·lâh, sigo 
						creyendo que Al·lâh le ha agradecido el buen gesto que 
						tuvo conmigo aquel día”.
						
						
						Y ahora escucha la siguiente 
						historia: nuestra señora Asmâ´, la hija de Abû Bakú. El 
						día de la emigración (hiÿra) del Profeta hacia 
						Medina, ella era la única persona que sabía donde estaba 
						junto con su padre. Ella se encargaba de llevarles la 
						comida. Abû Ÿahl sospechó algo. Se dirigió a la casa de 
						Asmâ´ y le preguntó: “¿dónde está tu padre?”. 
						Ella respondió: “no sé”. Entonces, éste le 
						propinó una bofetada que hizo que se le cayeran los 
						pendientes de sus orejas y sus labios sangraron. 
						Entonces, Abû Sufyân fue a tranquilizarla – con una 
						actitud muy humana, aunque todavía era incrédulo – y se 
						quedó tranquilizándola hasta que se calmó. Cuando Abû 
						Bakr se enteró de ello, suplicó: “¡Oh, Al·lâh! Guarda 
						esta actitud para Abû Sufiân”. Este último se 
						convirtió al Islam 20 años después. Tal vez Al·lâh le 
						salvó gracias a aquel acto de humanidad. Lo más bello de 
						cualquier ofrecimiento, es esa dulzura de sentir que 
						Al·lâh te lo agradecerá. 
						
						La señora 
						Jadîÿa, por su naturaleza, conocía a
						Ash·shakûr antes del Islam. A veces, pasamos 
						por los nombres más bellos de Al·lâh y el pensamiento 
						toma alas. Cuando el profeta volvió de la gruta de Hirâ´ 
						reclamando: “envolvedme, envolvedme, arropadme, 
						arropadme”, ella le preguntó con mucha ternura: “¿Qué 
						te pasa, hijo de mi tío?”, Le contestó: “He 
						temido por mí.” Entonces le dijo: “No 
						temas. Te juro que Al·lâh nunca te abandonará, pues 
						guardas los vínculos familiares, te comportas con 
						generosidad con el huésped, ayudas al pobre y apoyas a 
						la gente en las desgracias de la vida”. 
						
						A vosotros os 
						digo: Aumentad hacer los actos de bien y los actos de 
						adoración, tal vez así Al·lâh os lo agradecerá y os 
						librará del infierno, o decretará que seáis uno de los 
						que irán al paraíso, o quizás guardará a vuestros hijos 
						del mal o te decreta una muerte fácil, sin sufrimiento. 
						El profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre 
						él, dijo: “Realizar buenas acciones protege contra 
						los agentes del  mal”. 
						
						
						
						Además, Al·lâh no te lo 
						agradecerá de una manera lógica, sino que su 
						agradecimiento será multiplicado: 
						“Para 
						que les pague la recompensa que les corresponda y les 
						aumente Su favor; es cierto que Él es
						El Más 
						Perdonador, El Muy Agradecido” 
						(Sura 35, Fâter, 
						El Originador, aleya 30).
						
						Siempre que 
						hallamos el nombre Ash·shakûr en Al-Qor`ân 
						(El Corán), le acompaña automáticamente 
						una palabra que indica aumento: “…Quien adquiera 
						en su haber una buena acción se la aumentaremos con un 
						bien mucho mayor;…”, sura de La Consulta (Ash·shûrâ), 
						aleya 24; “Los que hicieron el bien tendrán lo más 
						hermoso y aún más…”, sura de Jonás (Yûnos); 
						y refiriéndose a la gente del paraíso: “Allí 
						tendrán lo que quieran y más aún junto a Nos.”, 
						sura de Qâf, “¿Quien ofrecerá a
						Al·lâh un préstamo generoso 
						para que Él se lo devuelva multiplicado?”, sura 
						de La Vaca (Al-Baqara), aleya 245; “Los 
						que gastan sus bienes en el camino de 
						Al·lâh se parecen 
						a un grano que produce siete espigas y cada una de las 
						espigas lleva cien granos. Así multiplica
						Al·lâh a quien Él Quiere;…”, 
						sura de La Vaca (Al-Baqara), aleya 261; 
						“Al·lâh no es injusto ni 
						en el peso de lo más pequeño, y cualquier buena acción 
						la multiplicará, por Su parte, con una enorme recompensa.”, 
						sura de Las Mujeres (An·nisâ´),  aleya 40.
						
						
						Lo bueno es 
						que Al·lâh te agradece cualquier cosa buena que hagas y 
						te ofrece mucho a cambio porque Él es Ash·shakûr,
						y Él -alabado y enaltecido sea Su nombre- te 
						da más para que tu ambición de conseguir más dones 
						aumente. El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh 
						sean sobre él, dijo: “Quien da una limosna que iguala 
						a un dátil, ganada de manera lícita - pues Al·lâh no 
						acepta sino lo bueno-, Al·lâh se la cría como el que 
						cría a un potro hasta que esa persona se encuentre con 
						Al·lâh el Día del Levantamiento y ese dátil se habrá 
						convertido en una montaña como la de Uhud”. 
						Entonces,  reflexionad: ¿cuál será la retribución si la 
						limosna es de diez dátiles?    
						
						Un beduino se 
						dirigió al Profeta (RPA) con un camello que tenía el 
						freno –es decir, que estaba preparado para montar- y le 
						dijo: “Mensajero de Al·lâh, ofrezco este camello en 
						la senda de Al·lâh”. El profeta, que los Rezos y la 
						Paz de Al·lâh sean sobre él, le dijo: “Tendrás por él 
						setenta camellos en el paraíso, todos con el freno 
						puesto”… ¡Ni siquiera este pequeño ofrecimiento se 
						perderá! 
						
						Hay otra 
						historia que, cada vez que la leo, me emociono mucho: 
						una prostituta dio de beber agua a un perro y Al·lâh la 
						perdonó, se lo agradeció y le hizo entrar en el paraíso. 
						Si reunimos a mil ulemas para que agradezcan a esta 
						prostituta el haber dado agua al perro… ¿creéis que lo 
						harían?... ¡No!. Sin embargo, Al·lâh, Alabado y 
						Enaltecido Sea, es Ash·shakûr. 
						
						El hadîz 
						te tranquiliza, ya que si la prostituta ha sido digna de 
						agradecimiento, ¿cuál será tu caso? El profeta, que los 
						Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo: “¿Alguno 
						de vosotros es capaz de ganar mil buenas acciones al 
						día?”. Le preguntaron: “¿Cómo puede ganar alguien 
						mil buenas acciones?”. Les contestó: “Alabando 
						cien veces a Al·lâh, Que le ofrecerá mil buenas acciones 
						por ello.” Asimismo, el profeta dijo: “El 
						ayuno en el día de ‘Arafa hace perdonar los pecados del 
						año anterior y los del año posterior”. Ash·shakûr
						te agradece el ayuno de un día, que es poco, 
						ofreciéndote a cambio una gran recompensa.
						
						Al·lâh 
						agradeció a Sa’ad Ibnu Mo’âdh 
						cuando combatió con el Profeta, que los Rezos y la Paz 
						de Al·lâh sean sobre él: por su muerte tembló el trono 
						del Misericordioso, y los ángeles bajaron para asistir a 
						su entierro. El Profeta dijo: “veo a setenta mil 
						ángeles que celebran el entierro de Sa’ad Ibnu Mo’âdh”.
						Por otra parte, agradeció a nuestro señor 
						Ϋa’afar Ibnu Abî
						Tâleb cuando le cortaron los brazos en la Batalla 
						de Mu’ta. En aquella ocasión, el Profeta (RPA) 
						dijo: “ahora lo veo en el Paraíso, Al·lâh le ha dado 
						dos alas de rubíes en lugar de sus brazos, está volando 
						en el paraíso, comiendo de sus frutos y bebiendo de sus 
						ríos”.
						
						El Profeta, 
						que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, antes de 
						morir dijo a propósito del gran mérito de Abû Bakr en el 
						Islam, dijo: “¡Gente!, hemos premiado a todos los que 
						tenían algún mérito, exceptuando a Abû Bakr  al que no 
						he podido premiar, así que dejo su recompensa en manos 
						de Al·lâh,  Alabado y Enaltecido Sea”. Si el trono 
						del Misericordioso tembló y se movió por la muerte de 
						Sa’ad, entonces ¿cómo premiará Al·lâh, El Muy 
						Agradecido, a Su Profeta?
						
						¿Habéis 
						entendido por qué el Profeta (RPA) repitió de manera 
						continuada cuando el ángel le dio a escoger entre seguir 
						viviendo o morir: “sino al compañero más Elevado”?  
						Sabía lo que El Muy Agradecido le había preparado.
						
						¿Estás 
						pensando ahora en dar limosna, besar la mano de tus 
						padres, hacer que una viuda sonría o prosternarte 
						durante la noche y adorar a Al·lâh en el mes de Ramadán, 
						esperando la recompensa de Al·lâh, El Muy Agradecido?
						
						Os voy a 
						contar una historia muy bonita para que conozcáis mejor 
						a Al·lâh, El Muy Agradecido. Está narrada en los libros 
						de historia islámica. Había un hombre que se llamaba 
						Abû Nasr As·sayâd, que 
						era muy pobre. Un día se sentó en la mezquita y se puso 
						a llorar, entonces llegó el imán de la mezquita y le 
						preguntó: “Abû Nasr, ¿qué te pasa?”. “Tengo 
						preocupaciones y deudas”, le respondió. El imán lo 
						llevó junto al mar y le dijo: “reza dos raka’ât 
						(inclinaciones) y suplica a Al.lâh, Alabado Sea”. El 
						hombre lo hizo y luego echó la red en el mar y pescó un 
						pez enorme.  Dice: “cogí el pez y lo vendí en el 
						mercado y con ese dinero compré un pan para mi esposa y 
						mi hijo. Pero mientras regresaba a casa, encontré a una 
						mujer con su hijo, cuya situación era igual a la de mi 
						familia. Los dos miraban el pan, y me dije: ¿se lo doy o 
						lo dejo para mi mujer y mi hijo? Entonces, pensé que 
						Al·lâh tiene todo lo bueno y que no me dejaría perdido. 
						El niño sonrió mientras que su madre lloró y yo entré a 
						mi casa sin nada en mis manos. Sólo habían pasado unas 
						hora cuando alguien llamó a mi puerta, diciendo: ¿Es 
						esta la casa de Abû Nasr el pescador? “Sí”, le 
						respondí, y me dijo: “Tu padre antes de morir me dio 
						este dinero, ahora es tuyo”.
						
						Abû 
						Nasr cuenta: “Empecé a comerciar con ese 
						dinero y aumentó hasta que me convertí en un hombre muy 
						rico.  Donaba mil dirhams como limosna de una sola vez, 
						como si estuviera orgulloso de mis limosnas y 
						donaciones. Una noche fui a dormir y vi en un sueño que 
						era el Día del Levantamiento y que llamaban a cada uno 
						por su nombre y decían: “pesad sus buenas y malas 
						acciones”, hasta que llegó mi turno; Me acerqué a la 
						balanza, el ángel pesó mis malas acciones y pesaron 
						muchísimo; luego puso mis buenas acciones y no pesaban 
						nada, como si fueran un trozo de algodón ante unas 
						montañas de malas acciones. Dije: “¿Dónde está todo el 
						dinero que doné en limosnas?” Encontré que bajo aquel 
						dinero había: deseo, orgullo e hipocresía. Escuché al 
						ángel preguntando: “¿le queda algo más?”, “sí”, le 
						respondieron, y era ¡el pan! Lo pusieron en el platillo 
						de las buenas acciones, que aumentaron 
						considerablemente, pero todavía el otro platillo estaba 
						lleno de malas acciones. El ángel preguntó: “¿hay algo 
						más?” “sí”, le contestaron, y era la sonrisa del niño. 
						La pesaron como cualquier otra cosa que se pesa, y la 
						colocaron en el platillo de las buenas acciones: los dos 
						platos pesaban igual. El ángel, preguntó por última vez: 
						“¿hay algo más?” y pusieron en el platillo de las buenas 
						acciones las lágrimas de la mujer, como si fueran un mar 
						de lágrimas, y el platillo de las buenas acciones 
						preponderó y escuché al ángel decir: “¡se ha salvado, se 
						ha salvado!”. Aquél día me desperté diciendo: 
						Glorificado Sea El Muy Agradecido, que me agradeció 
						aquellos dos trozos de pan”.
						 
						
						
						Segundo:
						La relación entre los otros nombres más bellos de 
						Al·lâh y el nombre 
						Ash·shakûr (El Muy Agradecido):
						
						
						Existe una 
						relación entre los nombres más bellos de Al·lâh,
						Al·Hamîd 
						(El 
						Loable), 
						Al·‘Alîm 
						(El Omnisciente), 
						Al·Ghafûr (El Más Perdonador) 
						y Ash·shakûr (El Muy Agradecido). Pues el 
						hecho de alabar y agradecer es una relación entre la 
						persona y Al·lâh pero en dos 
						direcciones diferentes. Ya que alabar va de ti hacia  Al·lâh, 
						y el agradecimiento es de Al·lâh, quien 
						te agradece. Dicen que por ser El Muy Agradecido debemos 
						alabarle, y Al·lâh dice a 
						los creyentes en el paraíso: “Allí tendrán 
						lo que quieran y más aún junto a Nos”, sura de
						Qâf, aleya 35. Además, Al·lâh dice 
						en la sura de Fâter (El Originador):
						“Y dirán: Las alabanzas a
						Al·lâh  que nos Ha Quitado todo 
						pesar, es verdad que Nuestro Señor Es El Más Perdonador, 
						El Muy Agradecido”, aleya 34. El nombre 
						Al·Ghafûr se menciona mucho con Su nombre 
						Ash·shakûr, puesto que 
						es posible cometer algún acto malo mientras haces buenos 
						actos. Entonces, Al·lâh
						te tranquiliza y te entusiasma 
						porque va a perdonar tus pecados y te agradecerá el 
						haber hecho estas buenas obras.
						
						
						El tercer nombre es Al·‘Alîm
						(El Omnisciente). Al·lâh 
						dice: “¿Qué Ganaría Al·lâh con castigaros 
						si sois agradecidos y creéis? Al·lâh  Es El Más 
						Agradecido y El Conocedor”, sura de
						Las Mujeres (An·nisâ´),
						aleya 147. 
						¿Qué relación hay entre el agradecimiento y la 
						omnisciencia? Puedes hacer una buena obra para alguien 
						sin que él lo sepa. Sin embargo, Al·lâh
						-Enaltecido Sea- es Muy Agradecido 
						y Omnisciente de tu obra. Por ejemplo, cuando el hijo 
						encuentra a su padre durmiendo sin manta y le cubre sin 
						informarle al día siguiente de lo que hizo, para que no 
						parezca un reproche. El padre no se enteró de lo que 
						ocurrió, pero Al·lâh sí lo 
						supo y nunca dejará que se pierda esta buena acción.
						
						
						
						 
						
						Tercero:
						La relación entre el nombre 
						Ash·shakûr 
						(El Muy Agradecido) y el Paraíso:
						
						
						Imagina qué es lo que Al·lâh 
						te ha preparado para agradecer tus 
						buenas obras en la vida. El paraíso es la mejor prueba 
						para entender su nombre Ash·shakûr. 
						¿Cuántos años vivirás? El Profeta, que los Rezos y La 
						Paz de Al·lâh sean sobre él- 
						dice que el promedio de la edad de su nación musulmana 
						es entre sesenta y setenta años, digamos que sesenta y 
						tres años. Los primeros 13 años de tu vida eras pequeño 
						y no tenías juicio. Así que lo que quedan son 
						aproximadamente cincuenta años de vida. ¿Qué es lo que 
						te ofrece Al·lâh? La 
						eternidad en el paraíso. Descontamos también dos tercios 
						de los 50 años porque la persona pasa este tiempo 
						durmiendo, trabajando y haciendo otras cosas que no 
						tienen que ver con la adoración. Entonces, se te ofrece 
						un paraíso cuya amplitud es como los cielos y la tierra 
						y tú ofreces un tercio de tu vida perdida en cosas que 
						no tienen que ver con Su adoración. Es decir, diecisiete 
						de los cincuenta años, entre los que también hay actos 
						de adoración desorganizados y Al·lâh te ofrece a cambio 
						de un poquito de adoración la vida eterna en el Paraíso. 
						Además, Al·lâh nos ha regalado Ramadán, y ha preparado 
						los corazones de la Umma para que lo reciban y 
						realicen durante ese mes buenas acciones para que Al·lâh 
						se lo agradezca de manera extraordinaria, multiplicando 
						sus buenas acciones. 
						
						
						Cuando Abû Bakr escuchó la aleya: “Es 
						cierto que Al·lâh  les ha Comprado a los creyentes sus 
						personas y bienes a cambio de tener el paraíso”, 
						sura  de El 
						Arrepentimiento (At·tawba), aleya 111, 
						lloró y dijo: “Al·lâh nos da 
						la vida, entonces se la devolvemos y nos lo agradece 
						haciéndonos entrar en el paraíso”. Nuestra vida Le 
						pertenece, Glorificado Sea, pero Él nos agradece que se 
						la devolvamos, dejándonos entrar en el paraíso. Sería 
						posible que le devolviésemos nuestra vida y Él no nos 
						diera nada a cambio, pues Él nos la había dado antes. 
						Sin embargo, por ser Ash·shakûr (El Muy 
						Agradecido) nos dejará entrar en el paraíso.
						
						
						 
						
						
						¿Qué es el paraíso?
						
						Imagínate la 
						grandeza del día en que estarás delante de Al·lâh, 
						cuando te llame y te diga: “¡Estoy  Satisfecho de ti! 
						¡Te he agradecido lo que hiciste! ¡Ve y entra en mi 
						paraíso!”  Imagina que estás delante de la puerta 
						del paraíso, piensa en lo que dijo el Profeta, que los 
						Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él: 
						“La puerta del paraíso tiene 
						una anchura que iguala a la distancia que existe entre 
						la Meca y Damasco”, pero a pesar de ello 
						habrá mucha gente en la entrada, ya que Al·lâh agradeció 
						y perdonó a muchos.  
						
						Imagina que 
						estás entrando en el paraíso, ¿quién estará contigo?: 
						“Y los que temieron a su Señor, serán conducidos al 
						paraíso en grupos sucesivos...” (La sura 
						de Los Grupos (Az·zumar), 
						aleya 73. Verás a Mûsâ (Moisés) e Ibrâhîm 
						(Abraham), el que construyó la Ka’aba, y a 
						nuestra señora Maryam (María), a nuestra señora
						Hâÿar y a nuestro señor Ismâ’îl (Ismael); 
						también verás a tus padres, y agradecerás a Al·lâh que 
						hayan cruzado As·sirât (la vía). Imagina 
						cuando estemos todos de pie esperando la apertura de la 
						puerta del paraíso repitiendo la misma aleya: 
						“Y dirán: Las alabanzas son 
						para 
						Al·lâh que nos Ha Quitado todas las penas, es verdad que 
						Nuestro Señor es Perdonador, Agradecido”, 
						sura de El Originador (Fâter), aleya 34.
						
						¿Te imaginas 
						cuando estemos pidiendo intercesión a nuestro señor 
						Ibrâhîm (Abraham) y a los demás mensajeros? Sin 
						embargo, cada uno de ellos te dirá: “no me 
						corresponde a mí”, excepto el Profeta, que los Rezos 
						y la Paz de Al·lâ sean sobre él, que vendrá y dirá: 
						“¡A 
						mí me pertenece dártela!, “¡A mí me pertenece dártela!”. 
						“¡Yo seré el primero que quitará la cadena de su 
						puerta!”, el guardián lo oirá y dirá: “¿Quién 
						es?” .Entonces, le responderá el profeta: 
						“Mohammad  Ibnu ‘Abdil·lâh”. 
						el guardián le contestará: “Al·lâh me ha ordenado que 
						no abriera  a nadie excepto a ti ¡Mensajero de Al·lâh!”.
						
						Dijo  el 
						Profeta, que los Rezos y la Paz de  Al·lâh sean sobre 
						él, en alusión al mundo: “Para 
						Al·lâh  el mundo no equivale ni siquiera a un ala de 
						mosquito”.  Así que trabaja con el 
						fin de entrar en el paraíso y olvida el mundo. 
						¡Imagínate entrando en el paraíso con tus seres 
						queridos! ¿Llorarás de alegría?  ¿Te lo mereces? ¿Serás 
						uno más del grupo que acompañará al Profeta, que los 
						Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él? Ten en cuenta 
						que si realizas determinadas obras merecerás su 
						compañía, fíjate en lo que dijo:
						“El apadrinador de un huérfano 
						y yo estaremos así de cerca en el paraíso”.  
						Mientras vas entrando en el Paraíso, Al·lâh te dirá:
						“¡Gente del paraíso! Os Voy a 
						otorgar cuatro cosas: 
						
						
						1)     
						
						
						Que estéis sanos y 
						no os enferméis nunca.
						
						2)     
						
						Que seáis jóvenes y 
						no envejezcáis nunca.
						
						3)     
						
						Que seáis felices y 
						no os apenéis nunca.
						
						4)     
						
						Que seáis 
						inmortales y no muráis nunca”.
						
						Dice el 
						Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, 
						describiendo el paraíso: “Un tabique de oro y otro de 
						plata, su cemento es almizcle, su suelo es de perlas y 
						su techo el trono del Misericordioso”. 
						
						Y dijo 
						además: “De todos los 
						habitantes del paraíso, ¿sabéis quién de ellos está en 
						el nivel más bajo? Dijo: “El que está en el nivel más 
						bajo es aquél que camina por su propiedad  durante mil 
						años y no llega a recorrerla entera”. 
						Entonces le preguntaron sus compañeros: “¿si ése está 
						en el nivel más bajo, ¿cómo  estará  el que está en el 
						nivel más alto?”. El Profeta les contestó: 
						“El que está en el nivel más 
						alto es el que mira a su Señor por la mañana y por la 
						tarde”. Dime,
						¿acaso te mereces todo esto? 
						
						El Profeta,
						que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él,
						dijo: “¿Sabéis quien estará en
						el nivel más bajo del 
						Paraíso?”. Dijeron: 
						“¿Quién será, Mensajero de Al·lâh?”. 
						El profeta (RPA) dijo: 
						“Ese será  el último  en salir del Infierno, saldrá del 
						Infierno arrastrándose, cada vez que pretenda salir del 
						Infierno, el fuego le arrastrará para volver a él. 
						Después, vuelve a salir arrastrándose, pero cada vez que 
						está a punto de salir el Infierno le arrastra con su 
						fuego; entonces, vuelve a intentarlo de nuevo y por fin 
						logra salir de él. 
						
						
						Entonces le mira y le dice (al 
						Infierno): “¡Las alabanzas son para Al·lâh que me ha 
						salvado de ti!”. 
						
						
						Acto seguido, Al·lâh le dice: 
						“Siervo mío, ve y entra en el paraíso”. Cuando llega le 
						parece que ya está lleno, entonces regresa y dice: 
						“¡Señor Mío! lo encontré lleno”. 
						Al·lâh, Enaltecido Sea, le Replica: 
						“¿No quieres tener tanto como el mejor Rey que gobernó 
						el mundo?”. El hombre le responde: “¡Te burlas de mí y 
						Tú eres el Señor de los mundos!”. Al·lâh le dice: 
						“tendrás tanto como el mejor Rey que reinó en el mundo, 
						y otra riqueza igual, y otra igual, y otra igual, y otra 
						igual y otra igual”. A la quinta vez, el hombre 
						responde: “¡estoy satisfecho con ello Al·lâh, estoy 
						satisfecho con ello!”. Al·lâh le replica: “Para ti hay 
						tanto como el mejor Rey que reinó en el mundo pero diez 
						veces más, tendrás en el paraíso todo lo que deseas, 
						todo lo que anhelan tus ojos y en él serás eterno”.
						
						
						
						 
						
						
						Cuarto:
						¿Qué debemos hacer para que vivamos con el nombre de
						Ash·shakûr?
						 
						
						
						1-    
						
						
						Dar::
						
						
						
						Dice el Profeta, que los Rezos y la 
						Paz de Al·lâh sean sobre él: «Quien libre a un fiel 
						de uno de los apuros de la vida  mundana, Al·lâh le 
						librará de uno de los apuros de la Última Vida. Quien  
						facilite el estado de un necesitado, Al·lâh le 
						facilitará en esta vida y en la Otra.  Quien cubra a  un 
						musulmán, Al·lâh le cubrirá en esta vida y en la Otra. 
						Al·lâh siempre ayuda al siervo, mientras este siervo 
						esté ayudando a su hermano. »
						
						Así, 
						puede que temas que en el Día del Levantamiento tus 
						pecados sean revelados ante todo el mundo; sin embargo, 
						encuentras que todos tus defectos han sido borrados. 
						Juro por Al·lâh que el deleite de dar es mejor que el de 
						recibir.
						
						
						 
						
						
						2- Adorar mucho: 
						
						
						
						A través de la alabanza a Al·lâh, 
						Enaltecido Sea, los rezos, elogiar a Al·lâh y recordar 
						sus atributos, glorificar a Al·lâh, leyendo el Corán 
						entero –no sólo una vez, sino varias veces-  rezar 
						voluntariamente por la noche (Tarâwîh). 
						Invoca mucho y alaba mucho a  Al·lâh, y Él te lo 
						Agradecerá.
						
						
						 
						
						
						3- Ser fiel con 
						Ash·shakûr:
						
						
						
						Él sólo, y sólo Él es quien te dará 
						el mejor precio – utilizando el lenguaje de los 
						comerciantes-. ¿Alguien te daría mejor que todo esto? 
						¡Ojo! Ni se te ocurra vender a Ash·Shakûr 
						y luego venderle a otro. No Le asocies con nadie. ¡Ten 
						cuidado! A veces Él retrasa Su favor para poner a prueba 
						tu fidelidad. ¡No se te ocurra acudir a aquellos que 
						ostentan buenas posiciones en caso de que se retrase  el 
						agradecimiento de Al·lâh…¡sé 
						fiel!
						
						
						Imaginad si se propagase en la 
						sociedad el nombre de Al·lâh,
						Ash·shakûr. Si 
						instruyesen a los alumnos en las escuelas que el hecho 
						de dar es doblemente retribuido, habría un desarrollo 
						extraordinario. Si los medios de comunicación 
						mencionasen el nombre de 
						Al·lâh, Ash·shakûr… 
						la sociedad progresaría a pasos agigantados.
						
						 
						
						Que la 
						Paz, la Misericordia y las Bendiciones de Al·lâh sean 
						con vosotros.
						
						Equipo de 
						Dar Altarÿama-El convoy español
						
						 
						
							
							
								
								
								
								(SAAWS):
								Sal·la Al·lâhu Alayhi 
								Wa Sal·lam: Los Rezos y la Paz  de
								Al∙lâh 
								sean sobre él, que es explicada por los ulemas 
								como sigue:
								Sal·la 
								Al·lâhu Alayhi: 
								significa que le cubra con su misericordia…El 
								motivo de traducirlo literalmente es porque 
								estas palabras son repetidas por los musulmanes 
								de todo el mundo, siguiendo el precepto divino 
								de decir esta expresión siempre que se mencione 
								al Profeta, en la llamada a la oración (Al Âdhân) 
								o en cualquier circunstancia, como veneración 
								concedida por Al·lâh a Su último Mensajero, que 
								ha sido enviado a toda la humanidad. Wa 
								sal·lam: significa:  y derrame Su Paz sobre 
								él.
 
							
								
								
						 
						
						
						 Fuente:
						www.amrkhaled.net