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En Tu Nombre Vivimos

 

Episodio 3:

El nombre de Al·lâh

Ash·shakûr

(El Muy agradecido)

 

En el nombre de Al·lâh, El Más Compasivo, El Muy Misericordioso. Las alabanzas son para Al·lâh, El Señor de los mundos. Y los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre su Profeta, (SAAWS)[1].

El nombre de Al·lâh que vamos a tratar hoy te incitará a ser más ambicioso, te convertirá en una llama de actividad, vitalidad y aumentará tu disposición a dar y desplegar más esfuerzos. Es un incentivo para la adoración y las buenas acciones. El nombre de hoy es idóneo para empezar el mes del Ramadán, ya que es un impulso para la obediencia y la realización de buenas acciones. El nombre Al·lâh del que vamos a hablar hoy es Ash·shakûr (El Muy agradecido).

El nombre Ash·shakûr figura varias veces en Al-Qor`ân (El Corán). En la siguiente aleya Al·lâh Dice: “Para que les pague la recompensa que les corresponda y les aumente Su favor; es cierto que Él es El Más Perdnador, El Muy Agradecido

(Sura ter -El Originador- aleya 30). (TSQ,[2])

 

El episodio de hoy se estructura sobre cuatro ejes:

- El primero: ¿Qué significa el nombre “Ash·shakûr” (El Muy agradecido)?

- El segundo: la relación de Ash·shakûr con otros nombres más bellos de Al·lâh.

- El tercero: Ash·shakûr y el paraíso.

- El cuatro: nuestra obligación y la influencia del nombre Ash·shakûr sobre nuestra vida.

 

Primero: ¿Qué significa el nombre Ash·shakûr (El Muy agradecido)?

¿Qué significa Ash·shukr (la gratitud)? En lengua árabe Ash·shukr (la gratitud) contiene el sentido de adición, es decir devolver con creces. Si pagamos a alguien una retribución por algún servicio que nos ha prestado, no estamos siendo agradecidos, para serlo hay que darle más de lo que se merece por lo que ha hecho.  

En árabe decimos “un animal agradecido”, y nos referimos a que con un poco de forraje que das al animal te da a cambio mucha producción. En el mismo sentido, decimos “esta tierra es agradecida”, es decir que con poca agua te ofrece una vasta producción.

Al·lâh, Ash·shakûr (El Muy agradecido), Glorificado y Enaltecido Sea, Te agradece -aunque sea poco lo que has ofrecido- con una recompensa multiplicada en la Vida Mundana y la Última Vida.

Es como si el término Ash·shakûr incluyera dos significados:

1)      Recibe poco del siervo.

2)      Lo agradece dando una retribución multiplicada con creces.

¿Es posible que Él te Agradezca sin que hayas ofrecido algo a cambio? No, según el nombre de Al·lâh que tratamos hoy debes ofrecer algo tú primero.

Con lo poco que das, Él te lo Agradecerá multiplicándote la recompensa. Al·lâh Dice: “Quien adquiera en su haber una buena acción se la aumentaremos con un bien mucho mayor; es cierto que Al·lâh El Más Perdonador, El Muy Agradecido”.  (La sura de La Consulta (Ash·shûrâ), aleya 24).

Sea lo que sea lo que hagas de bien: salvar la vida de un pájaro, besar la mano de tu madre, sonreír a una persona… Aunque fuera quitar polvo de un camino transitado, Él te lo agradece con toda seguridad y encontrarás esa buena acción en tu balanza el día de la Resurrección. Puede que tú la olvides, pero Ash·shakûr nunca lo Olvidará.

 

Los Ahâdîz (dichos) del profeta sobre Ash·shakûr:

El Profeta dijo: “Teme el infierno aunque sea con la mitad de un dátil”. Entonces, Al·lâh te salva del infierno solo con el mero hecho de donar la mitad de un dátil.

Dijo también: “Que nadie menosprecie los actos reconocidos de bien, aunque sea recibir a tu hermano con una cara sonriente”. Quizás Te perdone por esa sonrisa y, por esa acción, Te deja entrar en el paraíso.

En verdad, este episodio es como un edificio en el que vas accediendo a niveles superiores y te asegura que El Muy Agradecido te agradecerá cualquier buena acción que lleves a cabo.

El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo en otro dicho: Quien dé de desayunar a un ayunador se salvará del infierno”. Entonces, los compañeros del Profeta dijeron: “Mensajero de Al·lâh, no todos tenemos la posibilidad de ofrecer un desayuno al ayunador”. El Profeta respondió: “Al·lâh da Su recompensa a cualquiera que da de desayunar a un ayunador  aunque sea un sorbo de leche o de agua”.

Existen los términos “gratitud”, “agradecido” y “muy agradecido”. Sin embargo, éste último es ponderativo, es decir da al adjetivo su máximo grado. Como en el Dicho del Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él: "Un hombre que iba por un camino se sintió muy sediento. Al llegar a un pozo de agua, se introdujo en él. Bebió hasta saciarse y después salió. Entonces, vio un perro con la lengua fuera, jadeante, que lamía el barro para calmar su sed. El hombre se dijo: “Éste perro está tan sediento como yo estaba”. Entonces, volvió a introducirse en el pozo, llenó su zapato de agua y salió del pozo agarrando el zapato con su boca. Posteriormente, dio de beber al perro. Entonces, Al·lâh se lo agradeció, le perdonó sus pecados y le hizo entrar en el paraíso”.

Ahora quiero dirigirme a los millonarios y ricos para decirles: “Dad a la gente y esforzaos en el camino de Al·lâh”. Y como dice el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él: “No hay ni un joven que honre a un anciano en consideración a su edad, sin que Al·lâh le envíe a quien le honre de la misma forma al llegar a la ancianidad”.

Si te levantas de tu asiento en el autobús para ceder tu sitio a un anciano, nunca morirás sin que Al·lâh te lo agradezca y encuentres a un  joven que haga lo mismo contigo al ser mayor. ¡Nada se pierde con Al·lâh!

 

Al·lâh Te agradece incluso la intención de hacer algo bueno.

 

El Profeta (que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él) dice: ¨ La vida es para cuatro tipos de personas: Un siervo al que Al·lâh dio dinero y conocimiento, y teme a Al·lâh en relación con ese dinero, mantiene los vínculos familiares, y reconoce el derecho de Al·lâh con respecto a esos dones. Este tipo es el que posee el grado más alto, para Al·lâh. El segundo tipo de persona es un hombre al que Al·lâh le ha otorgado el don del conocimiento pero no le ha dado dinero y dice: “ojalá tuviera dinero para hacer como ha hecho fulano”. Así, por su buena intención, recibe la misma recompensa que el primero. El tercer tipo de personas es un hombre al que Al·lâh le ha dado dinero pero no le ha dado conocimiento. Entonces, se desvía con su dinero sin temer a Al·lâh en relación con ese dinero, ni  mantener los vínculos familiares, ni reconocer el derecho de Al·lâh en ese dinero. Éste es el que posee el grado más bajo, para Al·lâh. El último tipo es un hombre al que Al·lâh no le dio ni dinero ni conocimiento, y dice:“Si tuviese dinero, haría como hace mengano. Así, por su mala intención, tiene la misma culpa que aquél que posee el grado más bajo”.

¿Por qué no adoptas la intención de adorar mucho a Al·lâh, y rezar At·tarâwîh (los rezos voluntarios que se realizan después del rezo obligatorio de la noche durante el mes de Ramadân) y leer todo el Corán dos veces en Ramadân? ¿Te imaginas? Si alguien que nos ve ahora delante de la Ka’aba desea sinceramente estar aquí en la Mezquita Sagrada de La Meca, obtiene la misma recompensa que si realmente estuviera aquí.

 

Al·lâh te agradece la caballerosidad.

 

Cuenta nuestra señora Umm Salama que Qoraysh le había separado de su esposo -que emigró finalmente solo a Medina- y de su hijo, retenido y separado de su madre a la fuerza por la familia del marido. Tuvo que esperar un año entero para que su propia familia le permitiera reunirse con su marido en Medina. Ella decidió viajar a Medina sola sin camello, es decir, a pie. ‘Ozmân Ebnu Talha la encontró al lado de At·tan’îm (un lugar en las afueras de La Meca). Este hombre era en aquel tiempo incrédulo y enemigo de los musulmanes, sin embargo era todo un caballero. Le preguntó a Umm Salama: “¿a dónde vas Umm Salama?

A lo que ella respondió: “Me escapo con mi religión de vosotros, quiero reunirme con mi marido en Medina”.

- ¿Sola?

- Sí.

- ¿Nadie te acompaña?

- Por Dios que no.

- No está bien que viajes sola. Monta sobre mi camello.

Y así la condujo hasta Medina, ella sobre su camello y él… ¡caminando!

Dice Umm Salama: “Dije en mi interior: “Por Al·lâh, seguro que Él le agradecerá esta buena acción”.

También dice: “No he conocido nunca a un hombre más amable que él. No me dirigió una mirada, ni una palabra hasta que llegamos cerca de Medina, y allí me dijo: tu marido está allí, baja y ve a reunirte con él”. Entonces, cogió su camello y regresó a La Meca. Durante los ocho años siguientes permaneció siendo incrédulo. No se convirtió al Islam hasta el día en que los musulmanes entraron triunfantes en La Meca. Umm Salama dijo: “El día en que abrazó el Islam, dije en mi interior: Por Al·lâh, sigo creyendo que Al·lâh le ha agradecido el buen gesto que tuvo conmigo aquel día”.

Y ahora escucha la siguiente historia: nuestra señora Asmâ´, la hija de Abû Bakú. El día de la emigración (hiÿra) del Profeta hacia Medina, ella era la única persona que sabía donde estaba junto con su padre. Ella se encargaba de llevarles la comida. Abû Ÿahl sospechó algo. Se dirigió a la casa de Asmâ´ y le preguntó: “¿dónde está tu padre?”. Ella respondió: “no sé”. Entonces, éste le propinó una bofetada que hizo que se le cayeran los pendientes de sus orejas y sus labios sangraron. Entonces, Abû Sufyân fue a tranquilizarla – con una actitud muy humana, aunque todavía era incrédulo – y se quedó tranquilizándola hasta que se calmó. Cuando Abû Bakr se enteró de ello, suplicó: “¡Oh, Al·lâh! Guarda esta actitud para Abû Sufiân”. Este último se convirtió al Islam 20 años después. Tal vez Al·lâh le salvó gracias a aquel acto de humanidad. Lo más bello de cualquier ofrecimiento, es esa dulzura de sentir que Al·lâh te lo agradecerá.

La señora Jadîÿa, por su naturaleza, conocía a Ash·shakûr antes del Islam. A veces, pasamos por los nombres más bellos de Al·lâh y el pensamiento toma alas. Cuando el profeta volvió de la gruta de Hirâ´ reclamando: “envolvedme, envolvedme, arropadme, arropadme”, ella le preguntó con mucha ternura: “¿Qué te pasa, hijo de mi tío?”, Le contestó: “He temido por mí.” Entonces le dijo: “No temas. Te juro que Al·lâh nunca te abandonará, pues guardas los vínculos familiares, te comportas con generosidad con el huésped, ayudas al pobre y apoyas a la gente en las desgracias de la vida”.

A vosotros os digo: Aumentad hacer los actos de bien y los actos de adoración, tal vez así Al·lâh os lo agradecerá y os librará del infierno, o decretará que seáis uno de los que irán al paraíso, o quizás guardará a vuestros hijos del mal o te decreta una muerte fácil, sin sufrimiento. El profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo: “Realizar buenas acciones protege contra los agentes del  mal”.

Además, Al·lâh no te lo agradecerá de una manera lógica, sino que su agradecimiento será multiplicado: Para que les pague la recompensa que les corresponda y les aumente Su favor; es cierto que Él es El Más Perdonador, El Muy Agradecido” (Sura 35, ter, El Originador, aleya 30).

Siempre que hallamos el nombre Ash·shakûr en Al-Qor`ân (El Corán), le acompaña automáticamente una palabra que indica aumento: “…Quien adquiera en su haber una buena acción se la aumentaremos con un bien mucho mayor;…”, sura de La Consulta (Ash·shûrâ), aleya 24; “Los que hicieron el bien tendrán lo más hermoso y aún más…”, sura de Jonás (Yûnos); y refiriéndose a la gente del paraíso: “Allí tendrán lo que quieran y más aún junto a Nos.”, sura de Qâf, “¿Quien ofrecerá a Al·lâh un préstamo generoso para que Él se lo devuelva multiplicado?”, sura de La Vaca (Al-Baqara), aleya 245; “Los que gastan sus bienes en el camino de Al·lâh se parecen a un grano que produce siete espigas y cada una de las espigas lleva cien granos. Así multiplica Al·lâh a quien Él Quiere;…”, sura de La Vaca (Al-Baqara), aleya 261; Al·lâh no es injusto ni en el peso de lo más pequeño, y cualquier buena acción la multiplicará, por Su parte, con una enorme recompensa.”, sura de Las Mujeres (An·nisâ´),  aleya 40.

Lo bueno es que Al·lâh te agradece cualquier cosa buena que hagas y te ofrece mucho a cambio porque Él es Ash·shakûr, y Él -alabado y enaltecido sea Su nombre- te da más para que tu ambición de conseguir más dones aumente. El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo: “Quien da una limosna que iguala a un dátil, ganada de manera lícita - pues Al·lâh no acepta sino lo bueno-, Al·lâh se la cría como el que cría a un potro hasta que esa persona se encuentre con Al·lâh el Día del Levantamiento y ese dátil se habrá convertido en una montaña como la de Uhud”. Entonces,  reflexionad: ¿cuál será la retribución si la limosna es de diez dátiles?   

Un beduino se dirigió al Profeta (RPA) con un camello que tenía el freno –es decir, que estaba preparado para montar- y le dijo: “Mensajero de Al·lâh, ofrezco este camello en la senda de Al·lâh”. El profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, le dijo: “Tendrás por él setenta camellos en el paraíso, todos con el freno puesto”… ¡Ni siquiera este pequeño ofrecimiento se perderá!

Hay otra historia que, cada vez que la leo, me emociono mucho: una prostituta dio de beber agua a un perro y Al·lâh la perdonó, se lo agradeció y le hizo entrar en el paraíso. Si reunimos a mil ulemas para que agradezcan a esta prostituta el haber dado agua al perro… ¿creéis que lo harían?... ¡No!. Sin embargo, Al·lâh, Alabado y Enaltecido Sea, es Ash·shakûr.

El hadîz te tranquiliza, ya que si la prostituta ha sido digna de agradecimiento, ¿cuál será tu caso? El profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo: ¿Alguno de vosotros es capaz de ganar mil buenas acciones al día?”. Le preguntaron: “¿Cómo puede ganar alguien mil buenas acciones?”. Les contestó: “Alabando cien veces a Al·lâh, Que le ofrecerá mil buenas acciones por ello.” Asimismo, el profeta dijo: “El ayuno en el día de ‘Arafa hace perdonar los pecados del año anterior y los del año posterior”. Ash·shakûr te agradece el ayuno de un día, que es poco, ofreciéndote a cambio una gran recompensa.

Al·lâh agradeció a Sa’ad Ibnu Mo’âdh cuando combatió con el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él: por su muerte tembló el trono del Misericordioso, y los ángeles bajaron para asistir a su entierro. El Profeta dijo: “veo a setenta mil ángeles que celebran el entierro de Sa’ad Ibnu Mo’âdh”. Por otra parte, agradeció a nuestro señor Ϋa’afar Ibnu Abî Tâleb cuando le cortaron los brazos en la Batalla de Mu’ta. En aquella ocasión, el Profeta (RPA) dijo: “ahora lo veo en el Paraíso, Al·lâh le ha dado dos alas de rubíes en lugar de sus brazos, está volando en el paraíso, comiendo de sus frutos y bebiendo de sus ríos”.

El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, antes de morir dijo a propósito del gran mérito de Abû Bakr en el Islam, dijo: “¡Gente!, hemos premiado a todos los que tenían algún mérito, exceptuando a Abû Bakr  al que no he podido premiar, así que dejo su recompensa en manos de Al·lâh,  Alabado y Enaltecido Sea”. Si el trono del Misericordioso tembló y se movió por la muerte de Sa’ad, entonces ¿cómo premiará Al·lâh, El Muy Agradecido, a Su Profeta?

¿Habéis entendido por qué el Profeta (RPA) repitió de manera continuada cuando el ángel le dio a escoger entre seguir viviendo o morir: “sino al compañero más Elevado”?  Sabía lo que El Muy Agradecido le había preparado.

¿Estás pensando ahora en dar limosna, besar la mano de tus padres, hacer que una viuda sonría o prosternarte durante la noche y adorar a Al·lâh en el mes de Ramadán, esperando la recompensa de Al·lâh, El Muy Agradecido?

Os voy a contar una historia muy bonita para que conozcáis mejor a Al·lâh, El Muy Agradecido. Está narrada en los libros de historia islámica. Había un hombre que se llamaba Abû Nasr As·sayâd, que era muy pobre. Un día se sentó en la mezquita y se puso a llorar, entonces llegó el imán de la mezquita y le preguntó: “Abû Nasr, ¿qué te pasa?”. “Tengo preocupaciones y deudas”, le respondió. El imán lo llevó junto al mar y le dijo: “reza dos raka’ât (inclinaciones) y suplica a Al.lâh, Alabado Sea”. El hombre lo hizo y luego echó la red en el mar y pescó un pez enorme.  Dice: “cogí el pez y lo vendí en el mercado y con ese dinero compré un pan para mi esposa y mi hijo. Pero mientras regresaba a casa, encontré a una mujer con su hijo, cuya situación era igual a la de mi familia. Los dos miraban el pan, y me dije: ¿se lo doy o lo dejo para mi mujer y mi hijo? Entonces, pensé que Al·lâh tiene todo lo bueno y que no me dejaría perdido. El niño sonrió mientras que su madre lloró y yo entré a mi casa sin nada en mis manos. Sólo habían pasado unas hora cuando alguien llamó a mi puerta, diciendo: ¿Es esta la casa de Abû Nasr el pescador? “Sí”, le respondí, y me dijo: “Tu padre antes de morir me dio este dinero, ahora es tuyo”.

Abû Nasr cuenta: “Empecé a comerciar con ese dinero y aumentó hasta que me convertí en un hombre muy rico.  Donaba mil dirhams como limosna de una sola vez, como si estuviera orgulloso de mis limosnas y donaciones. Una noche fui a dormir y vi en un sueño que era el Día del Levantamiento y que llamaban a cada uno por su nombre y decían: “pesad sus buenas y malas acciones”, hasta que llegó mi turno; Me acerqué a la balanza, el ángel pesó mis malas acciones y pesaron muchísimo; luego puso mis buenas acciones y no pesaban nada, como si fueran un trozo de algodón ante unas montañas de malas acciones. Dije: “¿Dónde está todo el dinero que doné en limosnas?” Encontré que bajo aquel dinero había: deseo, orgullo e hipocresía. Escuché al ángel preguntando: “¿le queda algo más?”, “sí”, le respondieron, y era ¡el pan! Lo pusieron en el platillo de las buenas acciones, que aumentaron considerablemente, pero todavía el otro platillo estaba lleno de malas acciones. El ángel preguntó: “¿hay algo más?” “sí”, le contestaron, y era la sonrisa del niño. La pesaron como cualquier otra cosa que se pesa, y la colocaron en el platillo de las buenas acciones: los dos platos pesaban igual. El ángel, preguntó por última vez: “¿hay algo más?” y pusieron en el platillo de las buenas acciones las lágrimas de la mujer, como si fueran un mar de lágrimas, y el platillo de las buenas acciones preponderó y escuché al ángel decir: “¡se ha salvado, se ha salvado!”. Aquél día me desperté diciendo: Glorificado Sea El Muy Agradecido, que me agradeció aquellos dos trozos de pan”.

 

Segundo: La relación entre los otros nombres más bellos de Al·lâh y el nombre Ash·shakûr (El Muy Agradecido):

Existe una relación entre los nombres más bellos de Al·lâh, Al·Hamîd (El Loable), Al·‘Alîm (El Omnisciente), Al·Ghafûr (El Más Perdonador) y Ash·shakûr (El Muy Agradecido). Pues el hecho de alabar y agradecer es una relación entre la persona y Al·lâh pero en dos direcciones diferentes. Ya que alabar va de ti hacia  Al·lâh, y el agradecimiento es de Al·lâh, quien te agradece. Dicen que por ser El Muy Agradecido debemos alabarle, y Al·lâh dice a los creyentes en el paraíso: “Allí tendrán lo que quieran y más aún junto a Nos”, sura de Qâf, aleya 35. Además, Al·lâh dice en la sura de ter (El Originador): “Y dirán: Las alabanzas a Al·lâh  que nos Ha Quitado todo pesar, es verdad que Nuestro Señor Es El Más Perdonador, El Muy Agradecido”, aleya 34. El nombre Al·Ghafûr se menciona mucho con Su nombre Ash·shakûr, puesto que es posible cometer algún acto malo mientras haces buenos actos. Entonces, Al·lâh te tranquiliza y te entusiasma porque va a perdonar tus pecados y te agradecerá el haber hecho estas buenas obras.

El tercer nombre es Al·‘Alîm (El Omnisciente). Al·lâh dice: “¿Qué Ganaría Al·lâh con castigaros si sois agradecidos y creéis? Al·lâh  Es El Más Agradecido y El Conocedor”, sura de Las Mujeres (An·nisâ´), aleya 147. ¿Qué relación hay entre el agradecimiento y la omnisciencia? Puedes hacer una buena obra para alguien sin que él lo sepa. Sin embargo, Al·lâh -Enaltecido Sea- es Muy Agradecido y Omnisciente de tu obra. Por ejemplo, cuando el hijo encuentra a su padre durmiendo sin manta y le cubre sin informarle al día siguiente de lo que hizo, para que no parezca un reproche. El padre no se enteró de lo que ocurrió, pero Al·lâh sí lo supo y nunca dejará que se pierda esta buena acción.

 

Tercero: La relación entre el nombre Ash·shakûr (El Muy Agradecido) y el Paraíso:

Imagina qué es lo que Al·lâh te ha preparado para agradecer tus buenas obras en la vida. El paraíso es la mejor prueba para entender su nombre Ash·shakûr. ¿Cuántos años vivirás? El Profeta, que los Rezos y La Paz de Al·lâh sean sobre él- dice que el promedio de la edad de su nación musulmana es entre sesenta y setenta años, digamos que sesenta y tres años. Los primeros 13 años de tu vida eras pequeño y no tenías juicio. Así que lo que quedan son aproximadamente cincuenta años de vida. ¿Qué es lo que te ofrece Al·lâh? La eternidad en el paraíso. Descontamos también dos tercios de los 50 años porque la persona pasa este tiempo durmiendo, trabajando y haciendo otras cosas que no tienen que ver con la adoración. Entonces, se te ofrece un paraíso cuya amplitud es como los cielos y la tierra y tú ofreces un tercio de tu vida perdida en cosas que no tienen que ver con Su adoración. Es decir, diecisiete de los cincuenta años, entre los que también hay actos de adoración desorganizados y Al·lâh te ofrece a cambio de un poquito de adoración la vida eterna en el Paraíso. Además, Al·lâh nos ha regalado Ramadán, y ha preparado los corazones de la Umma para que lo reciban y realicen durante ese mes buenas acciones para que Al·lâh se lo agradezca de manera extraordinaria, multiplicando sus buenas acciones.

Cuando Abû Bakr escuchó la aleya: “Es cierto que Al·lâh  les ha Comprado a los creyentes sus personas y bienes a cambio de tener el paraíso”, sura  de El Arrepentimiento (At·tawba), aleya 111, lloró y dijo: “Al·lâh nos da la vida, entonces se la devolvemos y nos lo agradece haciéndonos entrar en el paraíso”. Nuestra vida Le pertenece, Glorificado Sea, pero Él nos agradece que se la devolvamos, dejándonos entrar en el paraíso. Sería posible que le devolviésemos nuestra vida y Él no nos diera nada a cambio, pues Él nos la había dado antes. Sin embargo, por ser Ash·shakûr (El Muy Agradecido) nos dejará entrar en el paraíso.

 

¿Qué es el paraíso?

Imagínate la grandeza del día en que estarás delante de Al·lâh, cuando te llame y te diga: “¡Estoy  Satisfecho de ti! ¡Te he agradecido lo que hiciste! ¡Ve y entra en mi paraíso!”  Imagina que estás delante de la puerta del paraíso, piensa en lo que dijo el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él: “La puerta del paraíso tiene una anchura que iguala a la distancia que existe entre la Meca y Damasco”, pero a pesar de ello habrá mucha gente en la entrada, ya que Al·lâh agradeció y perdonó a muchos.  

Imagina que estás entrando en el paraíso, ¿quién estará contigo?: “Y los que temieron a su Señor, serán conducidos al paraíso en grupos sucesivos...” (La sura de Los Grupos (Az·zumar), aleya 73. Verás a Mûsâ (Moisés) e Ibrâhîm (Abraham), el que construyó la Ka’aba, y a nuestra señora Maryam (María), a nuestra señora Hâÿar y a nuestro señor Ismâ’îl (Ismael); también verás a tus padres, y agradecerás a Al·lâh que hayan cruzado As·sirât (la vía). Imagina cuando estemos todos de pie esperando la apertura de la puerta del paraíso repitiendo la misma aleya: “Y dirán: Las alabanzas son para Al·lâh que nos Ha Quitado todas las penas, es verdad que Nuestro Señor es Perdonador, Agradecido”, sura de El Originador (ter), aleya 34.

¿Te imaginas cuando estemos pidiendo intercesión a nuestro señor Ibrâhîm (Abraham) y a los demás mensajeros? Sin embargo, cada uno de ellos te dirá: “no me corresponde a mí”, excepto el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâ sean sobre él, que vendrá y dirá: ¡A mí me pertenece dártela!, “¡A mí me pertenece dártela!”. “¡Yo seré el primero que quitará la cadena de su puerta!”, el guardián lo oirá y dirá: “¿Quién es?” .Entonces, le responderá el profeta: “Mohammad  Ibnu ‘Abdil·lâh”. el guardián le contestará: “Al·lâh me ha ordenado que no abriera  a nadie excepto a ti ¡Mensajero de Al·lâh!”.

Dijo  el Profeta, que los Rezos y la Paz de  Al·lâh sean sobre él, en alusión al mundo: “Para Al·lâh  el mundo no equivale ni siquiera a un ala de mosquito”.  Así que trabaja con el fin de entrar en el paraíso y olvida el mundo. ¡Imagínate entrando en el paraíso con tus seres queridos! ¿Llorarás de alegría?  ¿Te lo mereces? ¿Serás uno más del grupo que acompañará al Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él? Ten en cuenta que si realizas determinadas obras merecerás su compañía, fíjate en lo que dijo: “El apadrinador de un huérfano y yo estaremos así de cerca en el paraíso”.  Mientras vas entrando en el Paraíso, Al·lâh te dirá: “¡Gente del paraíso! Os Voy a otorgar cuatro cosas:

1)      Que estéis sanos y no os enferméis nunca.

2)      Que seáis jóvenes y no envejezcáis nunca.

3)      Que seáis felices y no os apenéis nunca.

4)      Que seáis inmortales y no muráis nunca”.

Dice el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, describiendo el paraíso: “Un tabique de oro y otro de plata, su cemento es almizcle, su suelo es de perlas y su techo el trono del Misericordioso”.

Y dijo además: “De todos los habitantes del paraíso, ¿sabéis quién de ellos está en el nivel más bajo? Dijo: “El que está en el nivel más bajo es aquél que camina por su propiedad  durante mil años y no llega a recorrerla entera”. Entonces le preguntaron sus compañeros: “¿si ése está en el nivel más bajo, ¿cómo  estará  el que está en el nivel más alto?”. El Profeta les contestó: “El que está en el nivel más alto es el que mira a su Señor por la mañana y por la tarde”. Dime, ¿acaso te mereces todo esto?

El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo: “¿Sabéis quien estará en el nivel más bajo del Paraíso?”. Dijeron: “¿Quién será, Mensajero de Al·lâh?”. El profeta (RPA) dijo: “Ese será  el último  en salir del Infierno, saldrá del Infierno arrastrándose, cada vez que pretenda salir del Infierno, el fuego le arrastrará para volver a él. Después, vuelve a salir arrastrándose, pero cada vez que está a punto de salir el Infierno le arrastra con su fuego; entonces, vuelve a intentarlo de nuevo y por fin logra salir de él.

Entonces le mira y le dice (al Infierno): “¡Las alabanzas son para Al·lâh que me ha salvado de ti!”.

Acto seguido, Al·lâh le dice: “Siervo mío, ve y entra en el paraíso”. Cuando llega le parece que ya está lleno, entonces regresa y dice: “¡Señor Mío! lo encontré lleno”. Al·lâh, Enaltecido Sea, le Replica: “¿No quieres tener tanto como el mejor Rey que gobernó el mundo?”. El hombre le responde: “¡Te burlas de mí y Tú eres el Señor de los mundos!”. Al·lâh le dice: “tendrás tanto como el mejor Rey que reinó en el mundo, y otra riqueza igual, y otra igual, y otra igual, y otra igual y otra igual”. A la quinta vez, el hombre responde: “¡estoy satisfecho con ello Al·lâh, estoy satisfecho con ello!”. Al·lâh le replica: “Para ti hay tanto como el mejor Rey que reinó en el mundo pero diez veces más, tendrás en el paraíso todo lo que deseas, todo lo que anhelan tus ojos y en él serás eterno”.

 

Cuarto: ¿Qué debemos hacer para que vivamos con el nombre de Ash·shakûr?

 

1-     Dar::

Dice el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él: «Quien libre a un fiel de uno de los apuros de la vida  mundana, Al·lâh le librará de uno de los apuros de la Última Vida. Quien  facilite el estado de un necesitado, Al·lâh le facilitará en esta vida y en la Otra.  Quien cubra a  un musulmán, Al·lâh le cubrirá en esta vida y en la Otra. Al·lâh siempre ayuda al siervo, mientras este siervo esté ayudando a su hermano. »

Así, puede que temas que en el Día del Levantamiento tus pecados sean revelados ante todo el mundo; sin embargo, encuentras que todos tus defectos han sido borrados. Juro por Al·lâh que el deleite de dar es mejor que el de recibir.

 

2- Adorar mucho:

A través de la alabanza a Al·lâh, Enaltecido Sea, los rezos, elogiar a Al·lâh y recordar sus atributos, glorificar a Al·lâh, leyendo el Corán entero –no sólo una vez, sino varias veces-  rezar voluntariamente por la noche (Tarâwîh). Invoca mucho y alaba mucho a  Al·lâh, y Él te lo Agradecerá.

 

3- Ser fiel con Ash·shakûr:

Él sólo, y sólo Él es quien te dará el mejor precio – utilizando el lenguaje de los comerciantes-. ¿Alguien te daría mejor que todo esto? ¡Ojo! Ni se te ocurra vender a Ash·Shakûr y luego venderle a otro. No Le asocies con nadie. ¡Ten cuidado! A veces Él retrasa Su favor para poner a prueba tu fidelidad. ¡No se te ocurra acudir a aquellos que ostentan buenas posiciones en caso de que se retrase  el agradecimiento de Al·lâh…¡sé fiel!

Imaginad si se propagase en la sociedad el nombre de Al·lâh, Ash·shakûr. Si instruyesen a los alumnos en las escuelas que el hecho de dar es doblemente retribuido, habría un desarrollo extraordinario. Si los medios de comunicación mencionasen el nombre de Al·lâh, Ash·shakûr… la sociedad progresaría a pasos agigantados.

 

Que la Paz, la Misericordia y las Bendiciones de Al·lâh sean con vosotros.

Equipo de Dar Altarÿama-El convoy español

 


[1] (SAAWS): Sal·la Al·lâhu Alayhi Wa Sal·lam: Los Rezos y la Paz  de Al∙lâh sean sobre él, que es explicada por los ulemas como sigue:

Sal·la Al·lâhu Alayhi: significa que le cubra con su misericordia…El motivo de traducirlo literalmente es porque estas palabras son repetidas por los musulmanes de todo el mundo, siguiendo el precepto divino de decir esta expresión siempre que se mencione al Profeta, en la llamada a la oración (Al Âdhân) o en cualquier circunstancia, como veneración concedida por Al·lâh a Su último Mensajero, que ha sido enviado a toda la humanidad. Wa sal·lam: significa:  y derrame Su Paz sobre él.

[2] TSQTraducción de los Significados de Al Qor'ân. Es imposible transmitir exactamente los verdaderos significados que contienen las palabras de Al Qor'ân o imitar su elocuente retórica. Se han traducido los significados de Al Qor'ân y no se puede decir que sea una traducción de Al Qor'ân. Esta traducción nunca podrá reemplazar la lectura de Al Qor'ân en lengua árabe -la lengua en que fue revelado-.

 

 Fuente: www.amrkhaled.net

 

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