En Tu Nombre Vivimos
Episodio 3:
El nombre de Al·lâh
Ash·shakûr
(El Muy agradecido)
En el nombre
de Al·lâh, El Más Compasivo, El Muy Misericordioso. Las
alabanzas son para Al·lâh, El Señor de los mundos. Y los
Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre su Profeta, (SAAWS)[1].
El nombre de Al·lâh que vamos a
tratar hoy te incitará a ser más ambicioso, te
convertirá en una llama de actividad, vitalidad y
aumentará tu disposición a dar y desplegar más
esfuerzos. Es un incentivo para la adoración y las
buenas acciones. El nombre de hoy es idóneo para empezar
el mes del Ramadán, ya que es un impulso para la
obediencia y la realización de buenas acciones. El
nombre Al·lâh del que vamos a hablar hoy es
Ash·shakûr (El Muy agradecido).
El nombre
Ash·shakûr figura varias veces en Al-Qor`ân
(El Corán). En la siguiente aleya Al·lâh Dice: “Para
que les pague la recompensa que les corresponda y les
aumente Su favor; es cierto que Él es
El Más
Perdnador, El Muy Agradecido”
(Sura
Fâter
-El Originador- aleya 30). (TSQ,)
El episodio de
hoy se estructura sobre cuatro ejes:
- El
primero: ¿Qué significa el nombre “Ash·shakûr”
(El Muy agradecido)?
- El
segundo: la relación de Ash·shakûr con otros
nombres más bellos de Al·lâh.
- El
tercero: Ash·shakûr y el paraíso.
- El cuatro:
nuestra obligación y la influencia del nombre
Ash·shakûr sobre nuestra vida.
Primero:
¿Qué significa el nombre Ash·shakûr (El Muy
agradecido)?
¿Qué significa Ash·shukr (la
gratitud)? En lengua árabe Ash·shukr (la
gratitud) contiene el sentido de adición, es decir
devolver con creces. Si pagamos a alguien una
retribución por algún servicio que nos ha prestado, no
estamos siendo agradecidos, para serlo hay que darle más
de lo que se merece por lo que ha hecho.
En árabe
decimos “un animal agradecido”, y nos referimos a que
con un poco de forraje que das al animal te da a cambio
mucha producción. En el mismo sentido, decimos “esta
tierra es agradecida”, es decir que con poca agua te
ofrece una vasta producción.
Al·lâh,
Ash·shakûr (El Muy agradecido), Glorificado y
Enaltecido Sea, Te agradece -aunque sea poco lo que has
ofrecido- con una recompensa multiplicada en la Vida
Mundana y la Última Vida.
Es como si el
término Ash·shakûr incluyera dos significados:
1)
Recibe poco del siervo.
2)
Lo
agradece dando una retribución multiplicada con creces.
¿Es posible
que Él te Agradezca sin que hayas ofrecido algo a
cambio? No, según el nombre de Al·lâh que tratamos hoy
debes ofrecer algo tú primero.
Con lo poco
que das, Él te lo Agradecerá multiplicándote la
recompensa. Al·lâh Dice: “Quien
adquiera en su haber una buena acción se la aumentaremos
con un bien mucho mayor; es cierto que
Al·lâh El Más
Perdonador, El Muy Agradecido”.
(La sura de
La Consulta (Ash·shûrâ), aleya 24).
Sea lo que sea
lo que hagas de bien: salvar la vida de un pájaro, besar
la mano de tu madre, sonreír a una persona… Aunque fuera
quitar polvo de un camino transitado, Él te lo agradece
con toda seguridad y encontrarás esa buena acción en tu
balanza el día de la Resurrección. Puede que tú la
olvides, pero Ash·shakûr nunca lo Olvidará.
Los Ahâdîz
(dichos) del profeta sobre Ash·shakûr:
El Profeta
dijo: “Teme el infierno aunque sea con la mitad de un
dátil”. Entonces, Al·lâh te salva del infierno solo
con el mero hecho de donar la mitad de un dátil.
Dijo también:
“Que nadie menosprecie los actos reconocidos de bien,
aunque sea recibir a tu hermano con una cara sonriente”.
Quizás Te perdone por esa sonrisa y, por esa acción, Te
deja entrar en el paraíso.
En verdad,
este episodio es como un edificio en el que vas
accediendo a niveles superiores y te asegura que El Muy
Agradecido te agradecerá cualquier buena acción que
lleves a cabo.
El Profeta,
que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo en
otro dicho: “Quien
dé de desayunar a un ayunador
se salvará del infierno”.
Entonces,
los compañeros del Profeta dijeron: “Mensajero de
Al·lâh, no todos tenemos la posibilidad de ofrecer un
desayuno al ayunador”. El Profeta respondió:
“Al·lâh da Su recompensa a cualquiera que da de
desayunar a un ayunador aunque sea un sorbo de leche o
de agua”.
Existen los términos “gratitud”,
“agradecido” y “muy agradecido”. Sin embargo, éste
último es ponderativo, es decir da al adjetivo su máximo
grado. Como en el Dicho del Profeta, que los Rezos y la
Paz de Al·lâh sean sobre él:
"Un hombre que iba por un camino se sintió
muy sediento. Al llegar a un pozo de agua, se introdujo
en él. Bebió hasta saciarse y después salió. Entonces,
vio un perro con la lengua fuera, jadeante, que lamía el
barro para calmar su sed. El hombre se dijo: “Éste perro
está tan sediento como yo estaba”. Entonces, volvió a
introducirse en el pozo, llenó su zapato de agua y salió
del pozo agarrando el zapato con su boca.
Posteriormente, dio de beber al perro. Entonces, Al·lâh
se lo agradeció, le perdonó sus pecados y le hizo entrar
en el paraíso”.
Ahora quiero
dirigirme a los millonarios y ricos para decirles: “Dad
a la gente y esforzaos en el camino de Al·lâh”.
Y como dice el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh
sean sobre él: “No hay ni un joven que honre a un
anciano en consideración a su edad, sin que Al·lâh le
envíe a quien le honre de la misma forma al llegar a la
ancianidad”.
Si te levantas de tu asiento en el
autobús para ceder tu sitio a un anciano, nunca morirás
sin que Al·lâh te lo agradezca y encuentres a un joven
que haga lo mismo contigo al ser mayor. ¡Nada se pierde
con Al·lâh!
Al·lâh Te agradece incluso la
intención de hacer algo bueno.
El Profeta (que los Rezos y la Paz
de Al·lâh sean sobre él) dice: ¨ La vida es
para cuatro tipos de personas: Un siervo al que Al·lâh
dio dinero y conocimiento, y teme a Al·lâh en relación
con ese dinero, mantiene los vínculos familiares, y
reconoce el derecho de Al·lâh con respecto a esos dones.
Este tipo es el que posee el grado más alto, para Al·lâh.
El segundo tipo de persona es un hombre al que Al·lâh le
ha otorgado el don del conocimiento pero no le ha dado
dinero y dice: “ojalá tuviera dinero para hacer como ha
hecho fulano”. Así, por su buena intención, recibe la
misma recompensa que el primero. El tercer tipo de
personas es un hombre al que Al·lâh le ha dado dinero
pero no le ha dado conocimiento. Entonces, se desvía con
su dinero sin temer a Al·lâh en relación con ese dinero,
ni mantener los vínculos familiares, ni reconocer el
derecho de Al·lâh en ese dinero. Éste es el que posee el
grado más bajo, para Al·lâh. El último tipo es un hombre
al que Al·lâh no le dio ni dinero ni conocimiento, y
dice:“Si tuviese dinero, haría como hace mengano. Así,
por su mala intención, tiene la misma culpa que aquél
que posee el grado más bajo”.
¿Por qué no adoptas la intención de
adorar mucho a Al·lâh, y rezar At·tarâwîh
(los rezos voluntarios que se realizan después del rezo
obligatorio de la noche durante el mes de Ramadân) y
leer todo el Corán dos veces en Ramadân? ¿Te imaginas?
Si alguien que nos ve ahora delante de la Ka’aba
desea sinceramente estar aquí en la Mezquita Sagrada de
La Meca, obtiene la misma recompensa que si realmente
estuviera aquí.
Al·lâh te agradece la
caballerosidad.
Cuenta nuestra señora Umm Salama
que Qoraysh le había separado de su esposo -que emigró
finalmente solo a Medina- y de su hijo, retenido y
separado de su madre a la fuerza por la familia del
marido. Tuvo que esperar un año entero para que su
propia familia le permitiera reunirse con su marido en
Medina. Ella decidió viajar a Medina sola sin camello,
es decir, a pie. ‘Ozmân Ebnu Talha la
encontró al lado de At·tan’îm (un lugar en las
afueras de La Meca). Este hombre era en aquel tiempo
incrédulo y enemigo de los musulmanes, sin embargo era
todo un caballero. Le preguntó a Umm Salama: “¿a
dónde vas Umm Salama?
A lo que ella respondió: “Me
escapo con mi religión de vosotros, quiero reunirme con
mi marido en Medina”.
- ¿Sola?
- Sí.
- ¿Nadie te acompaña?
- Por Dios que no.
- No está bien que viajes sola.
Monta sobre mi camello.
Y así la condujo hasta Medina, ella
sobre su camello y él… ¡caminando!
Dice Umm Salama: “Dije en mi
interior: “Por Al·lâh, seguro que Él le agradecerá esta
buena acción”.
También dice: “No he conocido
nunca a un hombre más amable que él. No me dirigió una
mirada, ni una palabra hasta que llegamos cerca de
Medina, y allí me dijo: tu marido está allí, baja y ve a
reunirte con él”. Entonces, cogió su camello y
regresó a La Meca. Durante los ocho años siguientes
permaneció siendo incrédulo. No se convirtió al Islam
hasta el día en que los musulmanes entraron triunfantes
en La Meca. Umm Salama dijo: “El día en que
abrazó el Islam, dije en mi interior: Por Al·lâh, sigo
creyendo que Al·lâh le ha agradecido el buen gesto que
tuvo conmigo aquel día”.
Y ahora escucha la siguiente
historia: nuestra señora Asmâ´, la hija de Abû Bakú. El
día de la emigración (hiÿra) del Profeta hacia
Medina, ella era la única persona que sabía donde estaba
junto con su padre. Ella se encargaba de llevarles la
comida. Abû Ÿahl sospechó algo. Se dirigió a la casa de
Asmâ´ y le preguntó: “¿dónde está tu padre?”.
Ella respondió: “no sé”. Entonces, éste le
propinó una bofetada que hizo que se le cayeran los
pendientes de sus orejas y sus labios sangraron.
Entonces, Abû Sufyân fue a tranquilizarla – con una
actitud muy humana, aunque todavía era incrédulo – y se
quedó tranquilizándola hasta que se calmó. Cuando Abû
Bakr se enteró de ello, suplicó: “¡Oh, Al·lâh! Guarda
esta actitud para Abû Sufiân”. Este último se
convirtió al Islam 20 años después. Tal vez Al·lâh le
salvó gracias a aquel acto de humanidad. Lo más bello de
cualquier ofrecimiento, es esa dulzura de sentir que
Al·lâh te lo agradecerá.
La señora
Jadîÿa, por su naturaleza, conocía a
Ash·shakûr antes del Islam. A veces, pasamos
por los nombres más bellos de Al·lâh y el pensamiento
toma alas. Cuando el profeta volvió de la gruta de Hirâ´
reclamando: “envolvedme, envolvedme, arropadme,
arropadme”, ella le preguntó con mucha ternura: “¿Qué
te pasa, hijo de mi tío?”, Le contestó: “He
temido por mí.” Entonces le dijo: “No
temas. Te juro que Al·lâh nunca te abandonará, pues
guardas los vínculos familiares, te comportas con
generosidad con el huésped, ayudas al pobre y apoyas a
la gente en las desgracias de la vida”.
A vosotros os
digo: Aumentad hacer los actos de bien y los actos de
adoración, tal vez así Al·lâh os lo agradecerá y os
librará del infierno, o decretará que seáis uno de los
que irán al paraíso, o quizás guardará a vuestros hijos
del mal o te decreta una muerte fácil, sin sufrimiento.
El profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre
él, dijo: “Realizar buenas acciones protege contra
los agentes del mal”.
Además, Al·lâh no te lo
agradecerá de una manera lógica, sino que su
agradecimiento será multiplicado:
“Para
que les pague la recompensa que les corresponda y les
aumente Su favor; es cierto que Él es
El Más
Perdonador, El Muy Agradecido”
(Sura 35, Fâter,
El Originador, aleya 30).
Siempre que
hallamos el nombre Ash·shakûr en Al-Qor`ân
(El Corán), le acompaña automáticamente
una palabra que indica aumento: “…Quien adquiera
en su haber una buena acción se la aumentaremos con un
bien mucho mayor;…”, sura de La Consulta (Ash·shûrâ),
aleya 24; “Los que hicieron el bien tendrán lo más
hermoso y aún más…”, sura de Jonás (Yûnos);
y refiriéndose a la gente del paraíso: “Allí
tendrán lo que quieran y más aún junto a Nos.”,
sura de Qâf, “¿Quien ofrecerá a
Al·lâh un préstamo generoso
para que Él se lo devuelva multiplicado?”, sura
de La Vaca (Al-Baqara), aleya 245; “Los
que gastan sus bienes en el camino de
Al·lâh se parecen
a un grano que produce siete espigas y cada una de las
espigas lleva cien granos. Así multiplica
Al·lâh a quien Él Quiere;…”,
sura de La Vaca (Al-Baqara), aleya 261;
“Al·lâh no es injusto ni
en el peso de lo más pequeño, y cualquier buena acción
la multiplicará, por Su parte, con una enorme recompensa.”,
sura de Las Mujeres (An·nisâ´), aleya 40.
Lo bueno es
que Al·lâh te agradece cualquier cosa buena que hagas y
te ofrece mucho a cambio porque Él es Ash·shakûr,
y Él -alabado y enaltecido sea Su nombre- te
da más para que tu ambición de conseguir más dones
aumente. El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh
sean sobre él, dijo: “Quien da una limosna que iguala
a un dátil, ganada de manera lícita - pues Al·lâh no
acepta sino lo bueno-, Al·lâh se la cría como el que
cría a un potro hasta que esa persona se encuentre con
Al·lâh el Día del Levantamiento y ese dátil se habrá
convertido en una montaña como la de Uhud”.
Entonces, reflexionad: ¿cuál será la retribución si la
limosna es de diez dátiles?
Un beduino se
dirigió al Profeta (RPA) con un camello que tenía el
freno –es decir, que estaba preparado para montar- y le
dijo: “Mensajero de Al·lâh, ofrezco este camello en
la senda de Al·lâh”. El profeta, que los Rezos y la
Paz de Al·lâh sean sobre él, le dijo: “Tendrás por él
setenta camellos en el paraíso, todos con el freno
puesto”… ¡Ni siquiera este pequeño ofrecimiento se
perderá!
Hay otra
historia que, cada vez que la leo, me emociono mucho:
una prostituta dio de beber agua a un perro y Al·lâh la
perdonó, se lo agradeció y le hizo entrar en el paraíso.
Si reunimos a mil ulemas para que agradezcan a esta
prostituta el haber dado agua al perro… ¿creéis que lo
harían?... ¡No!. Sin embargo, Al·lâh, Alabado y
Enaltecido Sea, es Ash·shakûr.
El hadîz
te tranquiliza, ya que si la prostituta ha sido digna de
agradecimiento, ¿cuál será tu caso? El profeta, que los
Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo: “¿Alguno
de vosotros es capaz de ganar mil buenas acciones al
día?”. Le preguntaron: “¿Cómo puede ganar alguien
mil buenas acciones?”. Les contestó: “Alabando
cien veces a Al·lâh, Que le ofrecerá mil buenas acciones
por ello.” Asimismo, el profeta dijo: “El
ayuno en el día de ‘Arafa hace perdonar los pecados del
año anterior y los del año posterior”. Ash·shakûr
te agradece el ayuno de un día, que es poco,
ofreciéndote a cambio una gran recompensa.
Al·lâh
agradeció a Sa’ad Ibnu Mo’âdh
cuando combatió con el Profeta, que los Rezos y la Paz
de Al·lâh sean sobre él: por su muerte tembló el trono
del Misericordioso, y los ángeles bajaron para asistir a
su entierro. El Profeta dijo: “veo a setenta mil
ángeles que celebran el entierro de Sa’ad Ibnu Mo’âdh”.
Por otra parte, agradeció a nuestro señor
Ϋa’afar Ibnu Abî
Tâleb cuando le cortaron los brazos en la Batalla
de Mu’ta. En aquella ocasión, el Profeta (RPA)
dijo: “ahora lo veo en el Paraíso, Al·lâh le ha dado
dos alas de rubíes en lugar de sus brazos, está volando
en el paraíso, comiendo de sus frutos y bebiendo de sus
ríos”.
El Profeta,
que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, antes de
morir dijo a propósito del gran mérito de Abû Bakr en el
Islam, dijo: “¡Gente!, hemos premiado a todos los que
tenían algún mérito, exceptuando a Abû Bakr al que no
he podido premiar, así que dejo su recompensa en manos
de Al·lâh, Alabado y Enaltecido Sea”. Si el trono
del Misericordioso tembló y se movió por la muerte de
Sa’ad, entonces ¿cómo premiará Al·lâh, El Muy
Agradecido, a Su Profeta?
¿Habéis
entendido por qué el Profeta (RPA) repitió de manera
continuada cuando el ángel le dio a escoger entre seguir
viviendo o morir: “sino al compañero más Elevado”?
Sabía lo que El Muy Agradecido le había preparado.
¿Estás
pensando ahora en dar limosna, besar la mano de tus
padres, hacer que una viuda sonría o prosternarte
durante la noche y adorar a Al·lâh en el mes de Ramadán,
esperando la recompensa de Al·lâh, El Muy Agradecido?
Os voy a
contar una historia muy bonita para que conozcáis mejor
a Al·lâh, El Muy Agradecido. Está narrada en los libros
de historia islámica. Había un hombre que se llamaba
Abû Nasr As·sayâd, que
era muy pobre. Un día se sentó en la mezquita y se puso
a llorar, entonces llegó el imán de la mezquita y le
preguntó: “Abû Nasr, ¿qué te pasa?”. “Tengo
preocupaciones y deudas”, le respondió. El imán lo
llevó junto al mar y le dijo: “reza dos raka’ât
(inclinaciones) y suplica a Al.lâh, Alabado Sea”. El
hombre lo hizo y luego echó la red en el mar y pescó un
pez enorme. Dice: “cogí el pez y lo vendí en el
mercado y con ese dinero compré un pan para mi esposa y
mi hijo. Pero mientras regresaba a casa, encontré a una
mujer con su hijo, cuya situación era igual a la de mi
familia. Los dos miraban el pan, y me dije: ¿se lo doy o
lo dejo para mi mujer y mi hijo? Entonces, pensé que
Al·lâh tiene todo lo bueno y que no me dejaría perdido.
El niño sonrió mientras que su madre lloró y yo entré a
mi casa sin nada en mis manos. Sólo habían pasado unas
hora cuando alguien llamó a mi puerta, diciendo: ¿Es
esta la casa de Abû Nasr el pescador? “Sí”, le
respondí, y me dijo: “Tu padre antes de morir me dio
este dinero, ahora es tuyo”.
Abû
Nasr cuenta: “Empecé a comerciar con ese
dinero y aumentó hasta que me convertí en un hombre muy
rico. Donaba mil dirhams como limosna de una sola vez,
como si estuviera orgulloso de mis limosnas y
donaciones. Una noche fui a dormir y vi en un sueño que
era el Día del Levantamiento y que llamaban a cada uno
por su nombre y decían: “pesad sus buenas y malas
acciones”, hasta que llegó mi turno; Me acerqué a la
balanza, el ángel pesó mis malas acciones y pesaron
muchísimo; luego puso mis buenas acciones y no pesaban
nada, como si fueran un trozo de algodón ante unas
montañas de malas acciones. Dije: “¿Dónde está todo el
dinero que doné en limosnas?” Encontré que bajo aquel
dinero había: deseo, orgullo e hipocresía. Escuché al
ángel preguntando: “¿le queda algo más?”, “sí”, le
respondieron, y era ¡el pan! Lo pusieron en el platillo
de las buenas acciones, que aumentaron
considerablemente, pero todavía el otro platillo estaba
lleno de malas acciones. El ángel preguntó: “¿hay algo
más?” “sí”, le contestaron, y era la sonrisa del niño.
La pesaron como cualquier otra cosa que se pesa, y la
colocaron en el platillo de las buenas acciones: los dos
platos pesaban igual. El ángel, preguntó por última vez:
“¿hay algo más?” y pusieron en el platillo de las buenas
acciones las lágrimas de la mujer, como si fueran un mar
de lágrimas, y el platillo de las buenas acciones
preponderó y escuché al ángel decir: “¡se ha salvado, se
ha salvado!”. Aquél día me desperté diciendo:
Glorificado Sea El Muy Agradecido, que me agradeció
aquellos dos trozos de pan”.
Segundo:
La relación entre los otros nombres más bellos de
Al·lâh y el nombre
Ash·shakûr (El Muy Agradecido):
Existe una
relación entre los nombres más bellos de Al·lâh,
Al·Hamîd
(El
Loable),
Al·‘Alîm
(El Omnisciente),
Al·Ghafûr (El Más Perdonador)
y Ash·shakûr (El Muy Agradecido). Pues el
hecho de alabar y agradecer es una relación entre la
persona y Al·lâh pero en dos
direcciones diferentes. Ya que alabar va de ti hacia Al·lâh,
y el agradecimiento es de Al·lâh, quien
te agradece. Dicen que por ser El Muy Agradecido debemos
alabarle, y Al·lâh dice a
los creyentes en el paraíso: “Allí tendrán
lo que quieran y más aún junto a Nos”, sura de
Qâf, aleya 35. Además, Al·lâh dice
en la sura de Fâter (El Originador):
“Y dirán: Las alabanzas a
Al·lâh que nos Ha Quitado todo
pesar, es verdad que Nuestro Señor Es El Más Perdonador,
El Muy Agradecido”, aleya 34. El nombre
Al·Ghafûr se menciona mucho con Su nombre
Ash·shakûr, puesto que
es posible cometer algún acto malo mientras haces buenos
actos. Entonces, Al·lâh
te tranquiliza y te entusiasma
porque va a perdonar tus pecados y te agradecerá el
haber hecho estas buenas obras.
El tercer nombre es Al·‘Alîm
(El Omnisciente). Al·lâh
dice: “¿Qué Ganaría Al·lâh con castigaros
si sois agradecidos y creéis? Al·lâh Es El Más
Agradecido y El Conocedor”, sura de
Las Mujeres (An·nisâ´),
aleya 147.
¿Qué relación hay entre el agradecimiento y la
omnisciencia? Puedes hacer una buena obra para alguien
sin que él lo sepa. Sin embargo, Al·lâh
-Enaltecido Sea- es Muy Agradecido
y Omnisciente de tu obra. Por ejemplo, cuando el hijo
encuentra a su padre durmiendo sin manta y le cubre sin
informarle al día siguiente de lo que hizo, para que no
parezca un reproche. El padre no se enteró de lo que
ocurrió, pero Al·lâh sí lo
supo y nunca dejará que se pierda esta buena acción.
Tercero:
La relación entre el nombre
Ash·shakûr
(El Muy Agradecido) y el Paraíso:
Imagina qué es lo que Al·lâh
te ha preparado para agradecer tus
buenas obras en la vida. El paraíso es la mejor prueba
para entender su nombre Ash·shakûr.
¿Cuántos años vivirás? El Profeta, que los Rezos y La
Paz de Al·lâh sean sobre él-
dice que el promedio de la edad de su nación musulmana
es entre sesenta y setenta años, digamos que sesenta y
tres años. Los primeros 13 años de tu vida eras pequeño
y no tenías juicio. Así que lo que quedan son
aproximadamente cincuenta años de vida. ¿Qué es lo que
te ofrece Al·lâh? La
eternidad en el paraíso. Descontamos también dos tercios
de los 50 años porque la persona pasa este tiempo
durmiendo, trabajando y haciendo otras cosas que no
tienen que ver con la adoración. Entonces, se te ofrece
un paraíso cuya amplitud es como los cielos y la tierra
y tú ofreces un tercio de tu vida perdida en cosas que
no tienen que ver con Su adoración. Es decir, diecisiete
de los cincuenta años, entre los que también hay actos
de adoración desorganizados y Al·lâh te ofrece a cambio
de un poquito de adoración la vida eterna en el Paraíso.
Además, Al·lâh nos ha regalado Ramadán, y ha preparado
los corazones de la Umma para que lo reciban y
realicen durante ese mes buenas acciones para que Al·lâh
se lo agradezca de manera extraordinaria, multiplicando
sus buenas acciones.
Cuando Abû Bakr escuchó la aleya: “Es
cierto que Al·lâh les ha Comprado a los creyentes sus
personas y bienes a cambio de tener el paraíso”,
sura de El
Arrepentimiento (At·tawba), aleya 111,
lloró y dijo: “Al·lâh nos da
la vida, entonces se la devolvemos y nos lo agradece
haciéndonos entrar en el paraíso”. Nuestra vida Le
pertenece, Glorificado Sea, pero Él nos agradece que se
la devolvamos, dejándonos entrar en el paraíso. Sería
posible que le devolviésemos nuestra vida y Él no nos
diera nada a cambio, pues Él nos la había dado antes.
Sin embargo, por ser Ash·shakûr (El Muy
Agradecido) nos dejará entrar en el paraíso.
¿Qué es el paraíso?
Imagínate la
grandeza del día en que estarás delante de Al·lâh,
cuando te llame y te diga: “¡Estoy Satisfecho de ti!
¡Te he agradecido lo que hiciste! ¡Ve y entra en mi
paraíso!” Imagina que estás delante de la puerta
del paraíso, piensa en lo que dijo el Profeta, que los
Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él:
“La puerta del paraíso tiene
una anchura que iguala a la distancia que existe entre
la Meca y Damasco”, pero a pesar de ello
habrá mucha gente en la entrada, ya que Al·lâh agradeció
y perdonó a muchos.
Imagina que
estás entrando en el paraíso, ¿quién estará contigo?:
“Y los que temieron a su Señor, serán conducidos al
paraíso en grupos sucesivos...” (La sura
de Los Grupos (Az·zumar),
aleya 73. Verás a Mûsâ (Moisés) e Ibrâhîm
(Abraham), el que construyó la Ka’aba, y a
nuestra señora Maryam (María), a nuestra señora
Hâÿar y a nuestro señor Ismâ’îl (Ismael);
también verás a tus padres, y agradecerás a Al·lâh que
hayan cruzado As·sirât (la vía). Imagina
cuando estemos todos de pie esperando la apertura de la
puerta del paraíso repitiendo la misma aleya:
“Y dirán: Las alabanzas son
para
Al·lâh que nos Ha Quitado todas las penas, es verdad que
Nuestro Señor es Perdonador, Agradecido”,
sura de El Originador (Fâter), aleya 34.
¿Te imaginas
cuando estemos pidiendo intercesión a nuestro señor
Ibrâhîm (Abraham) y a los demás mensajeros? Sin
embargo, cada uno de ellos te dirá: “no me
corresponde a mí”, excepto el Profeta, que los Rezos
y la Paz de Al·lâ sean sobre él, que vendrá y dirá:
“¡A
mí me pertenece dártela!, “¡A mí me pertenece dártela!”.
“¡Yo seré el primero que quitará la cadena de su
puerta!”, el guardián lo oirá y dirá: “¿Quién
es?” .Entonces, le responderá el profeta:
“Mohammad Ibnu ‘Abdil·lâh”.
el guardián le contestará: “Al·lâh me ha ordenado que
no abriera a nadie excepto a ti ¡Mensajero de Al·lâh!”.
Dijo el
Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre
él, en alusión al mundo: “Para
Al·lâh el mundo no equivale ni siquiera a un ala de
mosquito”. Así que trabaja con el
fin de entrar en el paraíso y olvida el mundo.
¡Imagínate entrando en el paraíso con tus seres
queridos! ¿Llorarás de alegría? ¿Te lo mereces? ¿Serás
uno más del grupo que acompañará al Profeta, que los
Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él? Ten en cuenta
que si realizas determinadas obras merecerás su
compañía, fíjate en lo que dijo:
“El apadrinador de un huérfano
y yo estaremos así de cerca en el paraíso”.
Mientras vas entrando en el Paraíso, Al·lâh te dirá:
“¡Gente del paraíso! Os Voy a
otorgar cuatro cosas:
1)
Que estéis sanos y
no os enferméis nunca.
2)
Que seáis jóvenes y
no envejezcáis nunca.
3)
Que seáis felices y
no os apenéis nunca.
4)
Que seáis
inmortales y no muráis nunca”.
Dice el
Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él,
describiendo el paraíso: “Un tabique de oro y otro de
plata, su cemento es almizcle, su suelo es de perlas y
su techo el trono del Misericordioso”.
Y dijo
además: “De todos los
habitantes del paraíso, ¿sabéis quién de ellos está en
el nivel más bajo? Dijo: “El que está en el nivel más
bajo es aquél que camina por su propiedad durante mil
años y no llega a recorrerla entera”.
Entonces le preguntaron sus compañeros: “¿si ése está
en el nivel más bajo, ¿cómo estará el que está en el
nivel más alto?”. El Profeta les contestó:
“El que está en el nivel más
alto es el que mira a su Señor por la mañana y por la
tarde”. Dime,
¿acaso te mereces todo esto?
El Profeta,
que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él,
dijo: “¿Sabéis quien estará en
el nivel más bajo del
Paraíso?”. Dijeron:
“¿Quién será, Mensajero de Al·lâh?”.
El profeta (RPA) dijo:
“Ese será el último en salir del Infierno, saldrá del
Infierno arrastrándose, cada vez que pretenda salir del
Infierno, el fuego le arrastrará para volver a él.
Después, vuelve a salir arrastrándose, pero cada vez que
está a punto de salir el Infierno le arrastra con su
fuego; entonces, vuelve a intentarlo de nuevo y por fin
logra salir de él.
Entonces le mira y le dice (al
Infierno): “¡Las alabanzas son para Al·lâh que me ha
salvado de ti!”.
Acto seguido, Al·lâh le dice:
“Siervo mío, ve y entra en el paraíso”. Cuando llega le
parece que ya está lleno, entonces regresa y dice:
“¡Señor Mío! lo encontré lleno”.
Al·lâh, Enaltecido Sea, le Replica:
“¿No quieres tener tanto como el mejor Rey que gobernó
el mundo?”. El hombre le responde: “¡Te burlas de mí y
Tú eres el Señor de los mundos!”. Al·lâh le dice:
“tendrás tanto como el mejor Rey que reinó en el mundo,
y otra riqueza igual, y otra igual, y otra igual, y otra
igual y otra igual”. A la quinta vez, el hombre
responde: “¡estoy satisfecho con ello Al·lâh, estoy
satisfecho con ello!”. Al·lâh le replica: “Para ti hay
tanto como el mejor Rey que reinó en el mundo pero diez
veces más, tendrás en el paraíso todo lo que deseas,
todo lo que anhelan tus ojos y en él serás eterno”.
Cuarto:
¿Qué debemos hacer para que vivamos con el nombre de
Ash·shakûr?
1-
Dar::
Dice el Profeta, que los Rezos y la
Paz de Al·lâh sean sobre él: «Quien libre a un fiel
de uno de los apuros de la vida mundana, Al·lâh le
librará de uno de los apuros de la Última Vida. Quien
facilite el estado de un necesitado, Al·lâh le
facilitará en esta vida y en la Otra. Quien cubra a un
musulmán, Al·lâh le cubrirá en esta vida y en la Otra.
Al·lâh siempre ayuda al siervo, mientras este siervo
esté ayudando a su hermano. »
Así,
puede que temas que en el Día del Levantamiento tus
pecados sean revelados ante todo el mundo; sin embargo,
encuentras que todos tus defectos han sido borrados.
Juro por Al·lâh que el deleite de dar es mejor que el de
recibir.
2- Adorar mucho:
A través de la alabanza a Al·lâh,
Enaltecido Sea, los rezos, elogiar a Al·lâh y recordar
sus atributos, glorificar a Al·lâh, leyendo el Corán
entero –no sólo una vez, sino varias veces- rezar
voluntariamente por la noche (Tarâwîh).
Invoca mucho y alaba mucho a Al·lâh, y Él te lo
Agradecerá.
3- Ser fiel con
Ash·shakûr:
Él sólo, y sólo Él es quien te dará
el mejor precio – utilizando el lenguaje de los
comerciantes-. ¿Alguien te daría mejor que todo esto?
¡Ojo! Ni se te ocurra vender a Ash·Shakûr
y luego venderle a otro. No Le asocies con nadie. ¡Ten
cuidado! A veces Él retrasa Su favor para poner a prueba
tu fidelidad. ¡No se te ocurra acudir a aquellos que
ostentan buenas posiciones en caso de que se retrase el
agradecimiento de Al·lâh…¡sé
fiel!
Imaginad si se propagase en la
sociedad el nombre de Al·lâh,
Ash·shakûr. Si
instruyesen a los alumnos en las escuelas que el hecho
de dar es doblemente retribuido, habría un desarrollo
extraordinario. Si los medios de comunicación
mencionasen el nombre de
Al·lâh, Ash·shakûr…
la sociedad progresaría a pasos agigantados.
Que la
Paz, la Misericordia y las Bendiciones de Al·lâh sean
con vosotros.
Equipo de
Dar Altarÿama-El convoy español
(SAAWS):
Sal·la Al·lâhu Alayhi
Wa Sal·lam: Los Rezos y la Paz de
Al∙lâh
sean sobre él, que es explicada por los ulemas
como sigue:
Sal·la
Al·lâhu Alayhi:
significa que le cubra con su misericordia…El
motivo de traducirlo literalmente es porque
estas palabras son repetidas por los musulmanes
de todo el mundo, siguiendo el precepto divino
de decir esta expresión siempre que se mencione
al Profeta, en la llamada a la oración (Al Âdhân)
o en cualquier circunstancia, como veneración
concedida por Al·lâh a Su último Mensajero, que
ha sido enviado a toda la humanidad. Wa
sal·lam: significa: y derrame Su Paz sobre
él.
Fuente:
www.amrkhaled.net