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Tras los pasos del Bien-amado

 

Episodio 26: La conquista de La Meca

 

En el nombre de Al·lâh [1], El Más Compasivo, El Muy Misericordioso. Las alabanzas son para Al·lâh, El Señor de los mundos, y los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre nuestro Profeta Mohammad (SAAWS) [2].

Estamos en el 27 de Ramadan, es una noche excepcional, estamos en unos momentos de gran valor. Sólo nos quedan algunos minutos para el fin de Ramadán. 

Cuando ‘´îsha, que Al·lâh Esté Complacido con ella, preguntó al profeta qué decir si alcanza la Noche del Gran Prestigio, le respondió: “di, ¡Oh Al·lâh, eres El Indulgente, Te gusta la indulgencia, Tenga indulgencia de mi” . Invocad mucho a Al·lâh en esos días, quien desea algo que lo pida a Él, estamos en unos momentos de aceptación de súplicas por parte de Al·lâh.

Esta es una noche de invocación, de súplica, de prosternación, de sumisión,...Espero que Al·lâh que todos vuestros deseos se realicen esta noche. Debemos dirigirnos a Al·lâh, suplicarle, pedir y pedir, concentrar el pensamiento en que esta noche es la noche de liberación del Infierno y del perdón de todos los pecados cometidos anteriormente.

Si nos fijamos en el dicho del profeta, constatamos que ha utilizado la palabra “’Afuww / Indulgente” ya que la indulgencia es más que perdonar, es borrar tus pecados, hacerlos desaparecer. ¿Os dais cuenta porqué la palabra ‘Afuww/ indulgente es importante? , puedes ser perdonado por Al·lâh, pero sin que Esté Complacido contigo, sin embargo, la indulgencia quiere decir la complacencia después del perdón. Entonces, imaginad este sentimiento, este significado, y esta complacencia de Al·lâh, Alabado y Enaltecido sea, si alcanzáis esta noche, la ganéis y se borran todos vuestros pecados. ¡Por Al·lâh hermanos! suplicad esa noche sintiendo el nombre y el significado de Al ‘Afuww! Veo que mucha gente en todo el mundo se derige hacia Al·lâh, en Egipto, en Marruecos, en la Meca, en la Medina, son millones que están rezando y suplicando a Al·lâh, todos en el mismo tiempo. ¡Imaginado si Al·lâh Perdona hoy a esos millones de personas!

Ese era un pequeño prólogo. También, me gustaría avisaros que esos episodios serán divulgados en el canal televisivo Iqra´ por segunda vez después de Ramadan, y serán grabados en forma de DVD, videos y publicados en libros.

 

Hoy hablaremos de la toma de Meca. Estamos en el 27 de Ramadán, y la toma de la Meca tuvo lugar el 23 de Ramadan. Trataremos este tema en un momento en que esta ciudad no conoció desde hace 30 años tantos oradores en la noche del 27 de Ramadán o en los últimos diez días de este mes como en este año. Cuando la gente gira alrededor de al Ka’aba alegre, eso explica la lucha de Bilâl, de Sumayya, de ‘Ammâr, de Hamza, del Profeta (SAAWS), de Abû Bakr, de ‘Omar....

Si no fuera por la lucha y sacrificio de aquéllos, no veremos a 3 millones o tal vez más de gente girando alrededor de al Ka’aba gira, adorando e invocando a Al·lâh Su indulgencia.

El Profeta (SAAWS) tenía sesenta años durante la conquista de La Meca el 23 de Ramadán del año 8 de la Hégira, nos quedan los dos últimos años, es como si nos quedan dos episodios. En el año 6 de la Hégira ha firmado El Pacto de Al-Hudaybiyya con Quraysh, luego, otro pacto con los judíos de Jaybar.

La situación se volvió estable en la península por tres razones. Primero, el tratado de Al-Hudaybiyya había permitido a las tribus declarar su conversión al Islam sin temer a Quraysh. El profeta pasó 13 años en la Meca, y antes 6 años pidiendo a la tribu de Quraysh dejarle hablar tranquilamente con la gente. Pero gracias al pacto de al Hudaybiyya con Suhayl Ibnu ‘Amr y con Quraysh, ha podido divulgar su Mensaje por todas partes, libremente y sin ningún problema. La gente empezaba a decir: “¿! ¿Sabéis que la tribu Ashga’ ha abrazado al Islam?! Esta tribu que rodeaba la Medina junto a las demás tribus que acudieron a la batalla de Al-Jandaq para combatrir a los musulmanes, ¡también han abrazado el Islam! , las tribus: Ghaffâr, Daws, Banî-Salîm...

Al decir que habrá paz, que no habrá enfrentamientos y que el profeta (SAAWS) puede divulgar su mensaje, el número de personas que abrazaron el Islam en esos dos años se ha multiplicado varias veces en comparación con el número de los que abrazaron el Islam desde que el profeta empezó con la predicación al camino recto de Al·lâh hasta el pacto de al-Hudaybiyya.

Una de las cláusulas del tratado estipulaba que cualquiera de las tribus podría unirse a la alianza de Mohammad o a Quraysh. Era el reconocimiento oficial de la fuerza del Estado musulmán por parte de Quraysh. Por lo tanto las tribus empezaron a entrar en la alianza del Profeta (SAAWS), entre ellas destaca Juzâ’a. Poco después esta tribu abrazó el Islam- porque el hecho de que alguna tribu entre en el aliado del profeta no implica que abrace el Islam-. En la alianza de Quraysh entró una tribu llamada Banî Bakr. Entre Juzâ’a y Banî Bakr había muchas guerras y conflictos, pero después del pacto de al-Hudaybiyya han dejado las armas después de largos años. En estos dos años había paz y estabilidad.

 

La violación del pacto:

Como los aliados del profeta (SAAWS) ganaban en fuerza mientras que los aliados de Quraysh se debilitaban, el rencor del pasado de los Banî Bakr resurgió. Pensaron matar a algunos de sus enemigos, sobre todo que estos últimos dejaron las armas e iban sin recelo a realizar el peregrinaje a La Meca.

Sin embargo, Nawfal ibn Mu‘âwiya, jefe de los Banî Bakr, tuvo miedo de causar problemas con los Juzâ’a sin el consentimiento de Quraysh. Por lo que les anunció sus intenciones de atacar a Khuzâ’a y que la razon era que pensaba que ellos se volvían mas fuertes que su tribu. Quraysh aceptó y les dio armas y sobre todo el permiso de matarles en la ciudad santa (La Meca). Además, los que consintieron tal traición fueron los mismos que firmaron el pacto con el Mensajero de Al·lâh (SAAWS) o sea Suhayl ibn ‘Amr, Huwaysed ibn ‘Abdil ‘uzza, ‘Ikrima ibn Abî Yahl y Safwân ibn umayya. Por su juventud y falta de experiencia no se dieron cuenta de que, con este acto, le daban al Profeta (SAAWS) la ocasión de conquistar La Meca. Si Quraysh no hubiera aceptado esta traición, el pacto no hubiera sido disuelto.

Una delegación de cien personas de Juzâ’a había salido con un grupo para hacer la peregrinación menor (‘Umra) a La Meca y habían acampado dentro de la ciudad pero fuera de la mezquita, en un sitio llamado Al-Watîr. Nawfal ibn Mu’âwiya, jefe de Banî Bakr, junto con sus hombres los cogió por sorpresa y mató a tres de ellos mientras estabas durmiendo. Los demás corrieron hacia la mezquita de la Ka’aba (al Haram) a refugiarse pensando que nadie se atrevería a atacarles en este lugar sagrado. Nawfal empezó a correr tras ellos dentro del Haram sin hacer caso a sus hombres que le recordaban lo sagrado de aquel lugar. A lo que les respondió Nawfal: “vosotros robáis en al Haram, cómo no podéis matar en él”. Pues ellos robaban y ahora matan en ese lugar sagrado, veis cómo los pequeños pecados llevan a otros grandes. A pesar de todo entraron y mataron a veinte de los Juzâ’a. Estos últimos corrieron de nuevo hacia la casa de su jefe Hadhîl ibn Warqâ’ dentro de la Meca pero sus enemigos continuaron su persecución y mataron a otros diez. Hadhîl que fue un hombre inteligente envió en ese momento un mensajero llamado ‘Amr ibn Sâlim para que avisara al Profeta (SAAWS) de lo ocurrido. ‘Amr tenía por orden no descansar hasta llegar a donde estaba el profeta, por lo que viajó de día y noche. Llegó a la Medina, entró a la mezquita profética mientras toda la gente estaba en su trabajo. En la mezquita estaba el profeta (SAAWS) discutiendo un asunto personal con Hâter Ibn Abî Balta’a, uno de los fieles compañeros del profeta y el embajador que había llevado una carta del profeta para al-Muqawqs de Egipto. ‘amr comunicó el mensaje el profeta en forma de versos poéticos que resumían toda la situación. El Profeta (SAAWS) se puso tan furioso que se le enrojeció la cara y dió con la mano contra su muslo diciendo varias veces: « triunfarás, ‘Amr ibn Sâlim!”. ¡Qué actitud tan noble por parte del Profeta!, que soportaba muchas cosas pero no podía soportar la traición!

El Profeta envió de vuelta a ‘Amr ibn Sâlim y decidió atacar a Quraysh pero sin dar a conocer su plan que sólo reveló a sus compañeros cuatro millas antes de llegar a destino (La Meca). De hecho, los compañeros creían que el acuerdo de Al-Hudaybiyya seguía vigente y que su validez seguiría por ocho años más. Sin embargo, Quraysh había actuado con insensatez y por ello la situación de los musulmanes se veía cambiada. Ya era hora de que el Islam se estableciera en La Meca, pero el Profeta (SAAWS) quería hacerlo sin derramar ni una sola gota de sangre. Su objetivo era difundir su mensaje y no la venganza. A pesar de la gravedad de la traición de Quraysh y de los maltratos que sufrieron los musulmanes de ellos en el pasado, el profeta era muy generoso como lo indica el versículo: « y eres en efecto de una gran moralidad. “TSQ[3] (sura de AL-QALAM (LA PLUMA): 4). De hecho cada Profeta tenía una cualidad muy desarrollada y con la que se distinguía (por ejemplo: Mûsâ « Moisés » era conocido por su fidelidad, Ibrâhîm (Abraham) por su lealtad, Ismâ’îl (Ismael) por su sinceridad, etc.). Sin embargo, Mohammed (SAAWS) fue conocido por tener todas las buenas cualidades de un ser humano.

Los musulmanes deben de aprender esta lección: saber perdonar y ser compasivos con los demás. Mientras entraba a La Meca, el Profeta (SAAWS) decía: “y di: “Vino la verdad (el Islam) y se desvaneció lo falso. Porque lo falso está destinado a desvanecerse”. (Sura 17: Al-Isrâ' /EL VIAJE NOCTURNO):Aleya 81). Y después dijo: “Hoy es día de misericordia.”

Quraysh empezó a arrepentirse de su acto por lo que se reunieron para discutirlo con el señor de la tribu Abû Sufyân. Estaba con ellos un hombre llamado ‘Abdul·lâh ibn Sa‘d ibnu abî As-Sarh que apostató del Islam después de haberse convertido y vivido con los musulmanes durante un año. Parece ser que no encontró un lugar adecuado para él en la sociedad musulmana. Este hombre les dijo que conociendo a los musulmanes, a Quraysh sólo le quedaban tres opciones:

1/ pagar a Juzâ’a el precio de la sangre derramada

2/ entregar los asesinos a los musulmanes para vengarse de ellos.

3/ entrar en guerra con los musulmanes.

Los presentes le contestaron que aunque dieran todos sus bienes a los musulmanes no los aceptarían, que no podían entregar a los asesinos porque eran aliados y si los entregan, nadie entrará en su alianza en el futuro. Abû Sufyân que no sabía que el mensajero de Juzâ’a había informado del incidente al Profeta (SAAWS) declaró tener un plan. Quería ir a la Medina para decir que no había asistido y participado en el acuerdo de Al-Hudaybiyya, que le había gustado mucho y que quería firmar otro igual. El objetivo era que la firma del nuevo acuerdo fuera posterior al incidente por lo que el Profeta no podría reprocharles los asesinatos, ya que el nuevo tratado anularía el anterior.

Abû Sufyân entró a la Medina dejando sorprendidos a todos sus habitantes. Nadie quería acercarse a él ya que pensaban que el tratado seguía vigente. Fue primero a casa de su hija umm Habîba, esposa del Profeta (SAAWS). Cuando entró a su casa y se dirigió a la colchoneta para sentarse, su hija estaba a punto de entrar a la casa, corrió para quitarla antes de que se sentara sobre ella. Es una reacción rara de parte de una hija hacia el padre que no ha visto desde hace quince años. Su actitud lo sorprendió y preguntó: ¿lo has quitado porque no es digno de mí o porque yo no soy digno de él? a lo que le contestó : « porque no eres digno de él » , su padre le preguntó el por qué y ella le respondió : « porque es la cama del profeta y tu eres un hombre impuro”. Permitidme abrir un paréntesis para decir a los jóvenes de hoy que no es un comportamiento imitable porque la situación era completamente diferente. Su padre era el enemigo del Profeta, su marido, y de su nación. Cuando la madre de Asmâ´, aun siendo incrédula y antes de su conversión, vino a visitar a su hija en la Medina, Asmâ´ preguntó al Profeta (SAAWS) si tenía que ser benevolente con ella, y él dijo: « sí, tienes que visitarla y ser benevolente con ella ».

Abû Sufyân salió de la casa de su hija y se dirigió hacia la mezquita en busca del Profeta (SAAWS). Este último que conocía la razón de la visita del recién llegado dijo a sus compañeros, que seguían sin conocer el incidente de La Meca, “parece que Abû Sufyân viene para renovar el tratado”. Este último dijo al profeta: “Oh Mohammad, no he asistido a la firma del tratado de Al-Hudaybiyya y he venido a renovarlo y alargar su periodo ». El profeta le contestó « por eso viniste, Abû Sufyân? » a lo que el hombre contestó : « sí », y el Profeta (SAAWS) volvió a preguntarle « ¿habéis hecho algo ? » y el hombre dijo « dios no quiera ».

El Profeta declaró que el acuerdo seguía vigente: “no cambiamos ni traicionamos” mientras las dos partes seguían respetando las cláusulas, a menos que Quraysh traiga algo nuevo. A lo que Abû Sufyân se vio obligado a confirmar que no había novedades.

El Profeta tenía delante de él al jefe de los incrédulos, aquel que encabezó todas las batallas de Quraysh contra los musulmanes, aquel que encima de esto venía a pedir un acuerdo de paz cuando los suyos acababan de traicionar y burlarse del tratado. El Profeta estaba en derecho de encarcelarlo, incluso de matarle para reparar el daño que hizo y por la traición de su tribu. Pero él no hizo nada de esto, él no quería más violencia y sangre, deseaba el bien común. Quería que la misericordia de Dios llegara a todas las criaturas guiándolas hacia el Islam. ¿Existe en la historia de la humanidad algún personaje con tal grandeza? ¿Hay algún jefe o rey que haya sabido comportarse con sus enemigos con tanta bravura, misericordia y grandeza de espíritu? no lo decimos porque somos musulmanes sino porque los acontecimientos lo revelan.

Abû Sufyân se fue a ver a Abû Bakr. Le pidió intervenir a su favor ante el Profeta para renovar la tregua. Abû Bakr, que no había oído hablar de la agresión de los Juzâ’a por parte de Quraysh, le dijo que los musulmanes seguían respetando las cláusulas del acuerdo y que comparte la opinión del Profeta. Entonces, Abû Sufyân le pidió que proclamara su protección sobre Quraysh. Era un código de honor en la cultura árabe. La regla consistía en que una persona importante podía declarar su protección a ciertas personas y los demás debían respetar esta protección ya que su violación representaba la violación del honor del protector. Pero Abû Bakr volvió a negarse ya que para él la única protección válida era la otorgada por el Profeta. Abû Sufyân, decepcionado, se dirigió a ‘Omar Ibn Al Jattâb a quien hizo la misma petición. ‘Omar le respondió: “¿no has encontrado a otra persona para pedírselo?, pues juro por Al·lâh que si no encontrara más que las hormigas, os combatiré con ellas. Existe un pacto entre nosotros y vosotros, y estoy pidiendo cada día a Al·lâh que La rompe”. Entonces, Abû Sufyân se fue a ver a ‘Ozmân Ibnu ‘Affân. Este último le dijo: “mi posición es la misma que la del Profeta”. Esta vez, el hombre recurrió a ‘Alî Ibnu Abî Tâleb que estaba casado con Fátima, hija del Profeta. Abû Sufyân le dijo:” ‘Alî, eres el que más cercano de mis parientes. ¿Puedes proclamar tu protección sibre Quraysh? ”. ‘Alî se comportó al igual que sus compañeros y se negó a satisfacer su petición. Entonces, Abû Sufyân volvió a pedir el mismo favor a Fâtima que estaba presente. Ella le contestó que es un asunto de hombres. La desesperación del hombre le condujo a pedir a Fâtima que ordenara a sus hijos pequeños, Al Hasan y Al Husayn, que proclamaran su protección y ella se rió diciendo que sólo son niños.

Abû Sufyân miró a ‘Alî y le dijo: “estoy metido en un gran problema, ¿de qué me aconsejas?” a lo que le contestó: “si quieres proclamar la protección, te aconsejo que vayas a la mezquita y di: yo, Abû Sufyân, señor de Quraysh, proclamo la protección de mi pueblo”, este último le preguntó: “¿crees que sería oportuno?”, ‘Alî le respondió que no. “entonces ¿por qué me lo aconsejas?, preguntó Abû Sufyân. “Porque no tienes otra opción”, respondió ‘Alî.

A Abû Sufyân no le quedaba más alternativa que ir a la mezquita y proclamar él mismo la protección de su gente. El Profeta le contestó con calma y sin humillarle: « eso es lo que tú dices pero yo no he dicho nada y di lo que quieras ». Abû Sufyân, disgustado, volvió a la Meca.

 

Los preparativos:

Después de la ida de Abû Sufyân, el Profeta (SAAWS) fue a su casa y le pidió a ‘´isha que le preparara su armadura y su ropa de guerra. Le confió el secreto y le pidió que no se lo contara a nadie. Era la única persona que conocía la decisión del Profeta relativa a la conquista de La Meca. ‘´isha guardó el secreto y no lo divulgó ni siquiera a su padre que vino a averiguarse de la situación cuando vio la preparación del profeta a la guerra.

El profeta avisó a los aliados y a las tribus de los alrededores de la Medina para que se prepararan para salir a la guerra. La única respuesta del Profeta a su pregunta acerca del lugar de destino fue que lo sabrían más tarde. La conducta del profeta estaba dictada por su voluntad de no derramar más sangre y de sorprender a Quraysh. La Medina estaba llena de hipócritas y si éstos conocieran las intenciones del Profeta, avisarían a los ciudadanos de Le Meca y les hubieran permitido prepararse al enfrentamiento.

Antes de salir de la Medina, el profeta envió a ocho de sus compañeros para explorar el camino que lleva hacia la tribu de Hawâzen. La exploración serviría para confundir a todo el mundo ya que todos pensarían que el objetivo era aquella tribu.

Pero un incidente grave se produjo antes de que el ejército musulmán saliera de la Medina. El compañero Hâfedh Ibnu Abî Balta’a, que estaba presente cuando el profeta recibió la noticia del incidente de Juzâ’a, envió una escrito a Quraysh para avisarles de que el profeta se preparaba para atacarles. Confió el escrito a una mujer a quien pidió que lo guardara bien y lo llevara a La Meca y lo diera a Abû Sufyân.

En ese momento bajó Ÿibrîl e informó al Profeta (SAAWS) de la carta y de su contenido. El Profeta envió a ‘Alî y Az-zubayr detrás de la mujer para llevarle la carta antes de que llegue a su destino. ‘Alî y sus compañeros se fueron al galope y pudieron alcanzar a la mujer. Le pidieron que les diera lo que tenía pero ella negó tener un mensaje. Entonces le dijeron que ni el Profeta ni Ÿibrîl mentían y volvieron a pedirle el escrito. Volvió a negar tenerlo y le dieron dos alternativas: o entregar la carta sin más o desvestirse para que ellos mismos lo verificaran. Entonces la mujer se los entregó.

El Profeta cogió la carta y, en la mezquita, le pidió a ‘Alî que la leyera a la gente. Cuando la leyó, los compañeros se quedaron sorprendidos ante el acto de Hâfedh, sobre todo porque él había combatido en la batalla de Badr. Cuando el Profeta preguntó a Hâfedh por lo que acababa de hacer, este último rogó el perdón del Profeta y se explicó diciendo que cree en Al·lâh y en Su mensajero, pero que él no pertenecía a Quraysh y que buscaba hacer favores a Quraysh porque su familia sigue entre ellos, quería asegurarse de que cuidarían de ellos y de sus bienes. ‘Omar se levantó y dijo: “Mensajero de Al·lâh, deje que corte la cabeza de ese hipócrita”. Pero el Profeta lo retuvo y le recordó que Hâfedh había combatido en Badr y que era posible que Al·lâh haya perdonado a todos los que participaron en esa batalla. ‘Omar, emocionado, lloró ante la misericordia del Profeta.

Hâfedh que había actuado por debilidad, se arrepintió.

Historias como esta nos hacen recordar que nunca se debe perder la esperanza en la misericordia de Al·lâh y en especial durante los días de este mes sagrado de Ramadan.

Ahora que el objetivo de la expedición era conocido, el profeta prohibió la salida de la ciudad sin su permiso y encargó de ello a ‘Omar. Sin embargo, la entrada a la Medina era permitida porque hay tribus que vendrán a prepararse.

 

La conquista de la Meca:

El ejército de los musulmanes avanzó por fin contando con diez mil hombres. ¿Os acordáis cuántos participaron en Badr?, 300, en Jaybar 700, pero hoy son ¡10 000! De todas las tribus de los árabes. Los dos últimos años en tregua con Quraysh habían sido benéficos para los musulmanes y la conversión de los árabes era masiva. El ejército tomó el camino hacia la tribu Hawâzen y así todos los que espiaban al Profeta creyeron que se dirigía hacia esa tribu. Esta última se preparó a la guerra. Sin embargo, a ocho KM de Hawâzen, el profeta cambió de rumbo y se dirigió hacia la Meca a toda prisa. Envió a Talha y Az-zubayr como exploradores y les ordenó capturar a todo espía de Quraysh que encontraran en su camino. Con ello Quraysh permanecerá sin nuevas noticias del ejercito del Profeta (SAAWS) que, según las últimas noticias, seguía dirigiéndose hacia Hawâzen. El profeta había conseguido acercar su ejército de diez mil hombres a La Meca sin que Quraysh lo sospechara siquiera.

Cuando llegaron a las afueras de La Meca, montó su campamento y ordenó a sus compañeros que encendieran los fuegos. Quería empezar abatiendo los ánimos de los de Quraysh y apagar sus ganas de combatir. En ese momento un hombre de Quraysh salía de la Meca en camino a la Medina, era Al-‘Abbâs, el tío del Profeta que se había convertido al Islam y decidió emigrar a donde estaba su sobrino Mohammad (SAAWS). Dios quiso que fuera el último de los emigrantes y que así obtuviera la recompensa de tal sacrificio en nombre del Islam. El profeta se alegró por esa noticia pero su tío le pidió que no entrara a la Meca y que le dejara volver para hablar con Abû Sufyân para que entregue la ciudad sin combatir. El Profeta aceptó su proposición y le dio su mula para que sus hombres supieran que Al-‘Abbâs volvía a La Meca con su aprobación.

En el camino de vuelta hacia La Meca, Al-‘Abbâs se encontró con Abû Sufyân que salía de nuevo hacia la Medina para volver a intentar convencer al Profeta y hacerle aceptar la prolongación de la tregua. Pero qué se podía hacer ante los propósitos y la voluntad de Dios: la verdad debía de triunfar. Abû Sufyân vio los fuegos. Cogido por sorpresa no supo de qué se trataba. Y al encontrarse con Al-‘Abbâs, este último le anunció que era Mohammad con un ejército de diez mil hombres y venían con él todos los árabes para conquistar La Meca. Si se proponía combatir contra el profeta, toda Quraysh moriría. Pero, si entregaba la ciudad, salvaría la vida de sus compatriotas.  

Abû Sufyân aceptó pero declaró temer que lo mataran por venganza por todos los musulmanes que mató. Luego montó junto a Al-‘Abbâs sobre la mula del Profeta y cada vez que pasaban junto a un fuego musulmán, se les preguntaba por su identidad. A la vista de la mula, sabían que era el tío del Profeta y los dejaban pasar. Siguieron así hasta que llegaron junto a ‘Omar Ibn Al Jattâb. Este último reconoció a Abû Sufyân y gritó: « es Abû Sufyân, te entregó Al·lâh, traidor sin palabra alguna, dame tu cabeza que la corte ». Pero Al-‘Abbâs le contestó: “yo lo protejo”, ‘Omar le contestó: “hoy no puedes proteger a nadie”, entonces Al-‘Abbâs le dijo: “lo dices porque es de Banî ‘abd Manâf (su familia), si fuera de ‘adiyy (la familia de ‘Omar) no te hubieras comportado así”, entonces ‘Omar lloró, veis su nostalgia. ‘Omar le dijo: “has abrazado el Islam hace unos momentos y juro por Al·lâh que mi felicidad por ello es mayor de que si fuera mi padre”. Entonces les dejó pasar a la tienda del Profeta. Al verle vista este último se puso rojo de rabia y le dijo: « Abû Sufyân, habéis traicionado y viniste a la Medina pretendiendo lo contrario », Abû Sufyân le contestó: « ¡Por Al·lâh ! realmente Al·lâh te prefirió a nosotros » entonces el Profeta respondió con la misma respuesta de nuestro señor Yûsof: « hoy no hay recriminaciones contra vosotros, que Al·lâh os Perdone que Él es el más Misericordioso. » Al ‘abbâs le dijo Abû Sufyân: “entrega la Meca”, antes de que respondiera, el Profeta le preguntó: “¡Oh Abû Sufyân! ¿declaras que no hay más dios que Al·lâh y que Mohammad es Su mensajero?”. Abû Sufyân le dijo entonces: « qué indulgente, paciente y leal eres, por Al·lâh si existiera otra divinidad me hubiera ayudado hoy ». El profeta le preguntó: « declaras que soy el mensajero de Al·lâh? », Abû Sufyân le contestó: « en cuanto a esto sigo teniendo dudas ». Al ‘Abbâs le dijo entonces: « salva a Quraysh y atestigua que no hay otro dios que Al·lâh y que Mohammad es Su mensajero », el hombre lo hizo pero en su voz se notaba que no estaba muy convencido. El profeta lo comprendió y sonrió.

Al-'Abbâs le dijo al profeta (SAAWS): « Abû Sufyân es un hombre que aprecia el prestigio, dale algo ». El profeta declaró entonces que cualquiera que entre a la casa de Abû Sufyân estará a salvo y cualquiera que se encierre en su casa o en la mezquita lo será también.

El Profeta le pidió a su tío que se llevara a Abû Sufyân con él a su casa para que no cambie de opinión. También le pidió que a la mañana siguiente lo llevara a la cima de la montaña para que viera el desfile del ejército entrando a la ciudad. A la mañana siguiente, el Profeta hizo desfilar sus tropas y al ver Abû Sufyân a todas las tribus que abrazaron el Islam y forman parte del ejército, se dio cuenta de la fuerza de los musulmanes y dijo a Al ‘Abbâs: “el reino de tu sobrino ya es grande”, a lo que le respondió: “no es el reino, sino la profecía”. Entonces Abû Sufyân se adelantó al ejército gritando que los que entrarían en su casa estarían a salvo, los que entrarían a la mezquita sagrada estarían a salvo y los que entrarían a sus casas estarían a salvo y cada uno se fue a su casa.

El profeta entró en La Meca recitando la Sura de Al-Fath (LA CONQUISTA): « en verdad te Hemos Otorgado una victoria resplandeciente » hasta la última aleya: “Mohammad es el enviado de Al·lâh, sus compañeros son terribles para los infieles y llenos de amor entre sí, tú lo ves arrodillados, prosternados, buscando el favor de Al·lâh y su satisfacción…” que el profeta recitó con voz alta y todo el ejército empezó a llorar.

EL Profeta ordenó a sus soldados que sólo combatieran a los diez que traicionaron. Sin embargo el profeta les perdonó al final y sólo murió Al Hubâr Bnu al Aswad después de combatir con Az-zubayr. Cuando el profeta se dirigió a la Ka’aba diciendo: « vino la verdad y se desvaneció lo falso porque lo falso está destinado a desvanecerse » entonces, cada vez que señalaba un ídolo de los que adoraban los infieles se caía y así destruyó a todos los ídolos. Luego hizo subir a Bilâl encima de la mezquita para que llamara al rezo por primera vez en La Meca.

El Profeta subió entonces al monte As-Safâ y dijo dirigiéndose a la gente después de que ordenó que salga de sus casas: « ¡Oh Quraysh! ¿qué creéis que voy a hacer con vosotros? a lo que contestaron: « eres un hermano generoso y un sobrino generoso » a lo que declaró : « hoy no habrá recriminaciones contra vosotros Que Al·lâh os Perdone, iros que sois libres ».

En ese momento Hishâm Ibnu Al-Hârez dijo a Abû Sufyân: “Gracias a dios que mi padre murió antes de que oyera a Bilâl graznando sobre la Ka’aba”, Abû Sufyân le contestó: “temo hablar y que las piedras se lo digan”. Y mientras estaban sentados pasó el profeta y dijo: “¡Oh Hishâm! Gracias a dios que tu padre murió antes de que oyera a Bilâl graznando sobre la Ka’aba”, “¡oh Abû Sufyân! Si hubieras hablado, me lo habrían dicho las piedras”, este último le dijo: “juro que eres el mensajero de Al·lâh”. A partir de este momento, Abû Sufyân se convertirá a uno de los soldados del Islam y perderá sus ojos mientras defendía alos musulmanes en dos batallas.

 

Conclusión:

Era el relato de la conquista de La Meca, un episodio de la biografía del Profeta (SAAWS) que va cargada con grandes verdades y significados. Concluyo con esta historia:

Fudâla Ibn ‘Umayr intentó matar al Profeta mientras éste realizaba At-tawâf alrededor de la Ka’aba. Cuando se acercó del Profeta, éste lo sintió y se volvió hacia él y le preguntó: « ¿qué pretendes hacer? » y el hombre respondió: « estoy recordando a Al·lâh ». Entonces, el Profeta le dijo: « teme a Al·lâh” y puso la mano sobre el pecho de Fudâla para tranquilizarlo, empezó a pasarla como si borraría algo y le decía “pide el perdón de Al·lâh, Fudâla, pide Su perdón”. Este último cuenta que cuando el Profeta levantó la mano, creyó que le iba a pegar y dice: “ Antes de que me tocara, eras el hombre que más odiaba y cuando retiró su mano empecé a amarle más que a todas las criaturas del mundo » y abrazó el Islam. De camino a su casa, Fudâla se encontró con una mujer que le gustaba y con la cual mantenía una relación. Ella le llamó y le pidió que discutieran un rato. Y él le contestó que Al·lâh y el Islam se lo prohibían.

La conquista de La Meca fue un final en apoteosis del sacrificio y determinación del profeta Mohammad (SAAWS) y de sus compañeros que fueron echados de su patria y casas, privados de sus familias y bienes, pero Al·lâh en ese día les recompensó con esta victoria. ¿Sabríamos hoy caminar sobre sus pasos viviendo y muriendo por la « causa » de Al·lâh? estamos en la noche del vigésimo-séptimo día de Ramadán y esta noche será testigo de nuestros sentimientos delante de Al·lâh.

 

Que la Paz, la Misericordia y las Bendiciones de Al·lâh sean con vosotros.

 Equipo de Dar Altarÿama-El convoy español

 

[1] Al∙lâh= significa Dios. Es el Nombre Más Grande que ostenta el Único Creador que posee todos los atributos propios de la divinidad, tal como fue revelado en el Qor´ân.

[2] (SAAWS): Sal·la Al·lâhu Alayhi Wa Sal·lam: Los Rezos y la Paz de Al∙lâh sean sobre él, que es explicada por los ulemas como sigue:

Sal·la Al·lâhu Alayhi: significa que le cubra con su misericordiaEl motivo de traducirlo literalmente es porque estas palabras son repetidas por los musulmanes de todo el mundo, siguiendo el precepto divino de decir esta expresión siempre que se mencione al Profeta, en la llamada a la oración (Al Âdhân) o en cualquier circunstancia, como veneración concedida por Al·lâh a Su último Mensajero, que ha sido enviado a toda la humanidad. Wa sal·lam: significa: y derrame Su Paz sobre él.

 

[3] TSQ = Traducción de los Significados de Al Qor'ân. Es imposible transmitir exactamente los verdaderos significados que contienen las palabras de Al Qor'ân o imitar su elocuente retórica. Se han traducido los significados de Al Qor'ân y no se puede decir que sea una traducción de Al Qor'ân. Esta traducción nunca podrá reemplazar la lectura de Al Qor'ân en lengua árabe -la lengua en que fue revelado-.

 

 Fuente: www.amrkhaled.net

 

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