Tras los pasos del Bien-amado
Episodio 10: los años 3-6 antes de la
Hégira (la emigración de La Meca a Medina)
Ya han pasado diez días de Ramadán,
exactamente un tercio de Ramadán. ¿Estamos todavía
adorando a Al·lâh, Glorificado y Enaltecido Sea? ¿Siguen
las mezquitas repletas de gente?
Queremos cambiar el mundo, necesitamos
recargar nuestras baterías para el año que viene.
¿Siguen fluyendo vuestras lágrimas
mientras suplicáis la misericordia de Al·lâh,
Enaltecido Sea?
¿Os duelen los pies de pasar largas
noches de pie, entre Las Manos de Al·lâh, adorando sólo
a Él?
Si sentís que los primeros diez días se
os han escapado de las manos, todavía hay tiempo. Sed
serios, empezad ahora mismo y aprovechad al máximo los
veinte días restantes. Sed constantes; quien sabe, aún
podéis adelantar a los que han empezado el primer día.
Seguid adorando a Al.lâh, Enaltecido
Sea, hasta que os duela el cuerpo. Apagad la sed de
vuestro corazón con esa energía, sujetad los pies en el
suelo y rezad durante las noches a Al·lâh sólo.
Recordáis la tabla de actividades que
hemos puesto: los rezos, mantener los vínculos
familiares, hacer obras de caridad y hacer súplicas
sinceras a Al·lâh, Enaltecido Sea. Esa es la manera de
obtener la recompensa de La Noche del Gran Prestigio.
Pedimos a Al·lâh que perdone a todos los que nos
escuchan o nos ven, y que obtengan Su misericordia y
sean salvados del fuego del infierno.
Os recuerdo que el Profeta, que los
Rezos y la paz de Al·lâh sean sobre él, procedía a la
implantación del Islam siguiendo un plan inteligente que
había preparado para llevar a cabo su misión. Primero,
se había rodeado de una élite de personas sobre las que
él sabía que podía contar y que, tres años después de
que se le fuera anunciada la misión, estaba constituida
por trescientas personas. Después, comenzó a invitar a
la gente al Islam, poniendo a su familia en primer lugar
para así garantizarse su protección, para después
generalizar esta invitación a toda la sociedad.
Los acontecimientos que explicaremos
sucedieron entre los años tres y seis antes de la
Hégira (la emigración de La Meca a Medina). Esta época
fue testigo de la primera emigración en el Islam, que se
hizo a Abisinia (Etiopía), y marca las sanciones
económicas que Quraysh impuso a los musulmanes.
Habían pasado ya tres años después de
que se le anunciara la misión, cuando el Profeta
proclamó el Islam sobre la montaña del Safa. Aquellos de
entre Quraysh que habían rechazado seguirle declararon
una guerra sin cuartel al Profeta y a sus Compañeros. Y
mientras que maquinaban cómo causar sufrimiento a los
musulmanes, el Profeta enseñaba a estos últimos la nueva
doctrina y les instruía en Dar Al Arqam a asumir la
responsabilidad de su religión. Omar y Hamza abrazaron
el Islam en esa época, ofreciendo así el más bello
regalo a los nuevos musulmanes.
Este último suceso obligó a Quraysh a
cambiar su estrategia con el Profeta. Empezaron a
negociar varios asuntos y a ofrecer recompensas
materiales al Profeta a modo de tentaciones para que
abandonara el maravilloso Mensaje del Islam.
El Profeta -los Rezos y la Paz de Al·lâh
sean sobre él- les propuso firmar un tratado semejante
al Tratado del Fudúl, pero Quraysh rechazó esta
propuesta. Lejos de ello, reaccionaron agresivamente y
utilizaron la tiranía como única arma mientras que el
Profeta, seguro de sí mismo, continuaba llevando a cabo
su plan paso a paso.
Quraysh centraba sus torturas contra las
mujeres, ya que se habían percatado de la relevante
función que tenían éstas en el despliegue de la nueva
religión. Por mencionar algunos ejemplos, Fátima Bint
El Jattab, la hermana de Omar Ibn El Jattab, había sido
la causa de que éste se convirtiera al Islam. Una joven
esclava había sido la causa de que Hamza abrazara la
nueva doctrina. Jadiya era uno de los más grandes apoyos
que tenía el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh
sean sobre él, y Somaia había desafiado a Abu Jahl hasta
encontrar la muerte.
Quraysh se encarnizó con las más
débiles, Zinnira y Al-Nahdeya, que perdió su vista a
causa de las torturas, aunque la recuperaría más tarde.
Me gustaría resaltar cómo el Profeta
reconocía plenamente el papel de la mujer, incluso los
asociadores de Quraysh lo hacían. Pero decidme, ¿damos
nosotros actualmente a la mujer el valor que se merece e
intentamos beneficiarnos de sus capacidades?
Las mujeres no constituyen un mero 50 o
75 por ciento de nuestros esfuerzos para cambiar el
mundo, sino que sus esfuerzos equivalen aproximadamente
al cien por cien. La mujer representa la mitad de la
sociedad y está encargada de educar a la próxima
generación de jóvenes, y además tiene la responsabilidad
de apoyar a su marido y a su familia.
Quraysh también centró su atención sobre
los jóvenes, como Mosaab Ibn Omayr, ese jovencito que se
vestía con ropa importada muy cara y que utilizaba
perfumes tan refinados que dejaba sentir su agradable
fragancia impregnada en las calles por las que pasaba.
Mosaab Ibn Omayr fue torturado por su propia madre. Le
obligó a estar encerrado en su casa durante tres años y
él no le hizo el más mínimo reproche. Soportó con una
paciencia ejemplar la persecución de su madre y la trató
bien porque no podía admitir seguir al Profeta, que los
Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, y desobedecer al
Islam al mismo tiempo. Sabemos que esta religión ordena
hacer el bien a los padres: “Tu Señor ha ordenado
que sólo Lo adoréis a él y que hagáis el bien con los
padres. Y si a alguno de ellos, o a los dos juntos, les
llega la vejez junto a ti, no les digas “uff” ni los
rechaces, sino que háblales con buenas palabras”,
Sura del viaje Nocturno, aleya 23.
Muchos jóvenes hoy día piensan que la
excelencia de los Compañeros debía surgir de manera
natural puesto que veían continuamente al Mensajero y de
ahí les venía su elevada moral. Sin embargo, habéis
notado que Mosaab pasó tres años sin ver al Profeta, y
ello no disminuyó ni un ápice el ardor de su fe ni fue
una causa para desistir de la causa. Tenéis que saber
que es la práctica del culto a Al·lâh lo que os ayudará
a consolidaros. Muchos jóvenes preguntan cómo pueden
conseguir la determinación y la fuerza de voluntad de
nuestro señor Hamza o de Omar. Les respondo que es la
práctica del culto a Al·lâh lo que reafirmará sus pasos
en el camino de Al·lâh. Aprovechad que estamos en
Ramadán y suplicadle que os consolide en la vía de
Al·lâh.
Otro joven musulmán de sólo quince años,
Talha Ibn Obayd Al·lâh, soportaba los crueles ataques
de su madre, que ordenaba a sus siervos que lo atasen y
lo arrastrasen por las calles del mercado delante de
todo el mundo, y no le bastaba con el castigo físico
sino que lo perseguía maldiciéndolo e insultándolo. Una
vez, un hombre extranjero presenció la terrible escena y
preguntó quiénes eran aquella mujer y aquel niño atado y
torturado tan cruelmente delante de la gente. Le
respondieron que el niño era Talha Ibn Abdil·lâh y que
la mujer era su madre que le torturaba de aquella manera
por haberse convertido al Islam. Entonces volvió a
preguntar: “¿Por qué no hace nada para defenderse?” Le
explicaron que la religión del jovencito le prohibía
maltratar a su madre o faltarle el respeto.
Imrán Ibn Hosayn, se había convertido al
Islam antes que su padre. Un día, estando en compañía
del Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre
él, y sus Compañeros en la casa del Arqam, llamaron a la
puerta y era su padre. El jovencito se apresuró a
esconderse detrás de los Compañeros para que su padre no
le viera, pero cuando supo que había venido a anunciar
que se convertía al Islam y a pronunciar la shahada
ante el Mensajero, apartó a los
hombres que le ayudaban a esconderse y se postró a los
pies de su padre besándolos mientras lloraba
sentidamente. La escena conmovió a todos los presentes y
todos empezaron a llorar.
Ésta es la bondad hacia los padres que
recomienda el Islam. Al·lâh es Muy Misericordioso, pero
una lágrima derramada por una madre, una respuesta ruda
a un padre o la falta de respeto a uno de ellos puede
provocar el enfado de Al·lâh más que un año entero de
pecados. Me gustaría poneros un ejemplo de bondad hacia
los padres. Un día iba caminando con un profesor de
universidad y su padre, cuando nos dimos cuenta de que
los cordones de los zapatos de su padre anciano estaban
desatados. Inmediatamente, el hijo, un profesor de
universidad, se arrodilló en plena calle para
atárselos. El padre, emocionado y agradecido, lloró e
invocó a Al·lâh en su favor. Adivinaréis si tales
invitaciones dan crédito para entrar en el paraíso o no.
Recordad que hay tres tipos de personas
a los que Al·lâh ni siquiera mirará el Día del
Levantamiento. El primero de ellos es aquél que
maltrata a sus padres.
En medio de todos estos actos crueles
perpetrados por Quraysh, asistimos a algo sorprendente:
tres jefes de Quraysh -Abu Sufyán, Abu Jahl y Al Ajnas
Ibn Churayq- se dirigían a escondidas en las noches en
que no había luna a los alrededores de la casa del
Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él,
para escucharle mientras recitaba el Corán en sus rezos
de la noche. Cada uno de ellos se dirigía hacia allí sin
saber que los otros también irían y se encontraban allí
de casualidad. Molestos por haber sido descubiertos,
cada vez se prometían a sí mismos no volver otra vez,
pero en vano. Les gustaba escuchar el Corán, su rechazo
era debido simplemente a una cuestión material y
económica.
¿Por qué hoy en día no nos deleitamos
escuchando el Corán? Aunque la lengua en que está
escrito puede parecer un poco difícil, a fuerza de
practicar su lectura nos iremos familiarizando y Al·lâh
nos facilitará su comprensión. Al·lâh Dice lo que puede
ser traducido por: “Realmente, hemos hecho el Corán
fácil para recordar. ¿Hay quien recapacite?”, Sura
de la Luna, aleya 17. Hemos perdido la sensibilidad por
ese Noble Libro en el que Al·lâh Dice también lo que
puede ser traducido por: “¿Acaso no meditan el Corán
o es que tienen cerrojos en su corazón?” Una vez,
nuestro señor Omar pasó varios días en la cama sin poder
levantarse tras escuchar una aleya del Corán que dice lo
que se puede traducir como: “Que el castigo de tu
Señor ha de ocurrir y no habrá quien lo pueda impedir”,
Sura del Monte, aleyas 6 y 7.
Los Compañeros contaban que cuando el
Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él,
recitaba el Corán en sus rezos siempre lloraba.
Las persecuciones de Quraysh contra los
musulmanes no cesaban y, entre éstos últimos los había
que no podían ni sentarse, ni estar de pie a causa de
las palizas que recibían. Totalmente destrozados por
dentro, acababan renegando de Al·lâh y reconociendo a
los ídolos para complacer a Quraysh y conseguir que
cesara la cruel tortura. Inmediatamente, se arrepentían
ante el Mensajero que les tranquilizaba diciéndoles que
no importaba lo que dijeran sus lenguas, pues lo
realmente importante es la fe que había en sus
corazones.
LA EMIGRACIÓN
La opresión por parte de Quraysh se hizo
insoportable y el Mensajero de Al·lâh tomó la decisión
de enviar a algunos de sus compañeros al Habasha
(Abisinia, actualmente Etiopía). Así, a pesar de que los
árabes de La Meca odian tener que abandonar su tierra,
aceptaron atravesar el mar y dirigirse a otro
continente. Les dijo: “Id al Habasha, su rey no
comete injusticia. Es una tierra donde reina la Verdad.
Quedaos allí hasta que Al·lâh os libere de la
calamidad”, Hadiz auténtico, narrado por El Albani.
La propuesta puede parecer fácil y
simple para nosotros hoy en día, pero en aquel entonces
era algo muy extraño y anormal. Considerar no sólo
dejar La Meca sino también viajar hasta un país al otro
lado del mar necesitaba un mente innovadora como la del
Profeta- los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él.
El profeta – los Rezos y la Paz de
Al·lâh sean sobre él- describió al rey de Abisinia como
un rey justo… Pero, ¿Cómo conocía el Profeta las
cualidades de ese rey? Eso demuestra que el Profeta, que
los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, estaba al
corriente de la situación política y económica de las
regiones colindantes. No estaba aislado en la Península
Arábiga y sabía exactamente a dónde enviaba a sus
Compañeros, y ahora os lo voy a demostrar.
1- Aunque el rey An-Najashy (Negus) era
cristiano, lo reconoció y calificó como “un rey justo”,
porque la verdad debe ser reconocida y dicha. Con este
comportamiento, el Profeta –que los Rezos y la Paz de
Al·lâh sean sobre él- nos quería enseñar que el otro
no siempre es malo y que la justicia y la clemencia
también pueden existir en otro país que no sea musulmán.
El Profeta –que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre
él- quería advertirnos contra las generalizaciones
abusivas. El Corán nos dice lo que podría traducirse
por: “De la gente del Libro hay algunos que si les
confías una gran cantidad de dinero, te la devuelven,
pero hay otros que aunque les confíes un dinar, sólo te
lo devuelven después de pedírselo con insistencia. Eso
es porque ellos han dicho: No hay medio de ir contra
nosotros por lo que hagamos con los ignorantes, diciendo
una mentira contra Al·lâh a pesar de que saben.”,
Sura de la familia de Imrán, aleya 74.
Ésta es la manera en que el Corán nos
enseña el tratamiento objetivo con los demás.
2- Escogió Abisinia y no otro país
porque Quraysh tenía la supremacía y cierta autoridad
espiritual y económica que se extendía más allá de las
fronteras de La Meca hacia otras tribus de la Península
Arábiga. Ésta es la razón por la que el Profeta quería
que sus Compañeros escaparan totalmente de la opresión y
la persecución de Quraysh enviándolos a Abisinia.
3- Él no emigró con los Compañeros
porque Abisinia era el país de Abraha, que hace años
había venido a La Meca con un ejército para destruir la
Ka’aba. Por eso había el riesgo de que las tribus árabes
entendieran su emigración como una manera de pedir ayuda
de los que habían intentado derrotar a La Meca
recientemente.
Antes de la emigración de los
Compañeros, se habían revelado al Profeta – los Rezos y
la Paz de Al·lâh sean sobre él – dos Suras a modo de
preparación. Eran la Sura de La Caverna (surat Al Kahf)
y la Sura de Mariam. Los Compañeros iban a emigrar a un
país cristiano, por lo tanto debían aprender ciertas
nociones de aquella religión y cultura antes de ir y
representar a los musulmanes en el extranjero.
Esa era pues la función de la Sura de
Mariam. Es una sura que explica la relación que el Islam
tiene con profetas como Zacarías, Jesús, Jonás y cómo el
Islam percibe a María.
En cuanto a la sura de la Caverna, fue
revelada para enseñar a los musulmanes a tener paciencia
y perseverancia explicándoles historias de gente que en
otros tiempos habían emigrado, ya sea para escapar de la
persecución de su pueblo (como es el caso de los jóvenes
de la caverna), o por la búsqueda de saber (como es el
caso de nuestro señor Moisés con el Jidr, o con el
objetivo de reformar la tierra (Dhul Qarnain).
Así pues, el Profeta ordenó a sus
Compañeros que emigraran junto con sus mujeres. Esto
demuestra de nuevo que en el Islam siempre se trata de
una historia en la que los héroes son a la vez hombres y
mujeres y que jamás las mujeres han sido excluidas de la
vida pública.
Entre los emigrantes se encontraban
Ozman Ibn Affán y Abd Er-Rahmán Ibn Auf que eran
comerciantes muy famosos y ricos; Zubair Ibn Al Awam y
Ja’afar Ibn Abi Taleb, primo del Profeta, que los Rezos
y la Paz de Al·lâh sean sobre él; Ruqaya Bint Mohammad,
la esposa de Ozman y la hija del Profeta; y Umm Habiba
(la hija de Abu Sufyán). Se trataba de gente eminente,
que no tenía necesidad de huir, sin embargo, el
Mensajero les escogió posiblemente por una de estas tres
razones:
1-
Para que
An-Najashy, el rey de Abisinia, entendiera que no sólo
los débiles y los pobres habían abrazado el Islam, sino
también los ricos y los destacados de la sociedad.
2-
Quería decir
implícitamente a Quraysh que esos emigrantes ricos y
eminentes, son capaces de abandonar su país, por mucho
que les resulte difícil, por el Islam.
3-
El Profeta
quería que los pobres y los ricos caminaran juntos y que
no se hiciera ningún tipo de distinción entre clases
sociales. Incluso envió con los emigrantes a su hija,
Roqaya esposa de Ozmán, para apoyarles y decirles que
una parte de él está con ellos.
¡Glorificado Sea Al·lâh! El Profeta –que
los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él- fue
realmente genial en todo: en su adoración a Al·lâh, en
sus planes, en su pensamiento diplomático, en sus
sacrificios y en su paciencia…
También es genial en su amor por
nosotros. Abu Huraira reportó: El Profeta –que los Rezos
y la Paz de Al·lâh sean sobre él- vino al cementerio y
dijo: "La Paz de Al·lâh sea sobre vosotros, creyentes,
y nosotros, si Al·lâh quiere, os alcanzaremos. Echo de
menos a mis hermanos”. Le dijeron:" ¿No somos tus
hermanos, Mensajero de Al·lâh?" Dijo: "Vosotros sois mis
Compañeros. Mis hermanos son los que vienen después de
mí, y creen en mí aunque no me han visto.
Observad que ninguno de estos ricos y
eminentes inmigrantes rechazó el exilio; todos
obedecieron al Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh
sean sobre él. El Profeta pretendía establecer una
fraternidad entre ricos y pobres, porque el Islam
incluye a los dos. En nuestros días, los pobres son
aislados de los ricos, a pesar de que nuestro Profeta
Mohammad –que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre
él- , tras emigrar a Medina, dedicó un lugar cercano a
su casa para que lo habitaran los pobres.
Los emigrantes permanecieron alrededor
de 15 años, hasta el año 7 de la Hégira
[1],
justo después de la victoria de los musulmanes en la
Batalla de Jaibar. Hasta entonces, cada vez que habían
pedido permiso al Profeta para volver, les había
aconsejado que permanecieran en Abisinia. Finalmente,
cuando firmó el Tratado del Hodaybia con Quraysh, el
Profeta les dio permiso para regresar. Efectivamente,
durante el periodo de guerra con Quraysh, el Profeta
temía perder Medina, que constituía su sede y su centro.
Insistiendo en que los musulmanes se quedaran en
Abisinia garantizaba otro centro donde poder refugiarse
en caso de que perdiesen Medina. Sin embargo, el Tratado
de Hodaybia representaba el principio de una fase de
estabilidad relativa para los musulmanes y esto animó al
Profeta –que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre
él- a darles permiso para regresar.
Cuando los musulmanes regresaron de
Abisinia, el Profeta los recibió calurosamente y se
esforzó para que se sintieran integrados de nuevo en su
sociedad. Se casó con Umm Habiba, aconsejó a los
musulmanes que cuidaran de sus hermanos que acababan de
regresar de Abisinia y mantuvo a Ja’afar Ibn Abi Taleb
muy cercano a él.
Este aspecto demuestra la sabiduría de
nuestro Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean
sobre él, que sabía que la gente que vuelve a su país
tras un largo periodo de expatriación encuentran algunos
problemas para integrarse de nuevo en su sociedad. Es un
problema que se da también en nuestras sociedades
actualmente y que el Profeta supo identificar y
remediar.
LA VIDA DE LOS MUSULMANES EN
ABISINIA
Los incrédulos de Quraysh, aunque no
tenían ninguna autoridad ni sobre los habitantes de
Abisinia ni sobre su rey, decidieron perseguir a los
musulmanes para hacerles volver a la Meca. Con este fin,
enviaron a ‘Amr Ibn Al’As, que tenía una cierta amistad
con An-Najashi, cargado de regalos para él y para su
corte.
‘Amr Ibn Al’As presentó sus regalos a la
corte del rey y después le dijo: “Su Majestad, un grupo
de jóvenes débiles de espíritu ha venido a instalarse en
vuestro país y sus padres lloran en La Meca por su
partida. Han abandonado nuestra religión y no se han
convertido a la vuestra. Por esa razon, Quraysh me ha
enviado para repatriarlos”.
Mientras que la corte del rey estaba de
acuerdo en repatriarlos, el rey le dijo que no los
repatriaría sin antes haber escuchado su punto de vista.
Ja’afar Ibn Abi Taleb y los otros cien Compañeros fueron
convocados al palacio del rey que les preguntó: “Habéis
abandonado vuestra religión y no os habéis convertido al
cristianismo y habéis abandonado vuestro país. ¿Por qué
habéis venido aquí y qué dice vuestra nueva religión?”
Ja’afar dio tres pasos adelante en
calidad de nieto de Abd El Muttaleb, que antaño había
defendido la Ka’aba contra Abraha, tomó la palabra y
comenzó a responder a las preguntas que había planteado
el rey. En tal situación, se le pedía presentar el Islam
de manera breve y clara o, dicho de otra manera,
presentar una gran idea con el mínimo de palabras
posible, habilidad que actualmente se enseña en las
universidades estadounidenses más prestigiosas. Y
Ja’afar consiguió su objetivo resumiendo todo el tema en
sólo cinco frases.
1-
Éramos gente que
adoraba los ídolos, que comía los animales muertos, que
no respetaba ni los derechos del vecino ni los vínculos
familiares y el poderoso machacaba al débil.
2-
Hasta que un
hombre de entre nosotros nos fue enviado. Conocíamos la
nobleza de sus raíces, su honestidad, su veracidad y su
castidad.
3-
Nos ordenó ser
honestos y clementes y nos prohibió los vicios, el robo
de dinero de los huérfanos y el falso testimonio.
4-
A partir de ese
momento, Quraysh empezó a torturarnos, a perseguirnos y
a subyugarnos.
5-
Por ese motivo,
nuestro Profeta nos ordenó venir a Abisinia y nos
informó que su rey era un rey que jamás cometía
injusticia. Por ese motivo nos hemos venido a instalar
en vuestro país y que lo hemos preferido a otros.
Nuestra esperanza es que no seamos subyugados aquí.
Entonces, An-Najashi preguntó a Ja’afar:
“¿Tienes algo de lo que ha sido revelado a vuestro
Profeta?” Ja’afar respondió: “Sí, el Corán”. Y le recitó
las aleyas de la sura de Mariam, lo que se puede
traducir como: “Y recuerda en el Libro a Mariam
cuando se apartó de su familia retirándose en algún
lugar hacia oriente. Entonces, se ocultó de ellos con un
velo y le enviamos a Nuestro espíritu que tomó la
apariencia de un ser humano completo. Dijo: Me refugio
de ti en el Misericordioso, si tienes temor (de Él).
Dijo: Yo sólo soy el mensajero de tu Señor para
concederte un niño puro. Dijo: ¿Cómo habría de tener un
niño si ningún mortal me ha tocado y no soy una
fornicadora? Dijo: Así lo ha dicho tu Señor: Eso es
simple para Mí, para hacerlo un signo para los hombres y
una misericordia de Nuestra parte. Es un asunto
decretado”. Sura de Mariam, aleyas 16-21.
Y mientras que Ja’afar recitaba el Corán
el rey y su corte lloraban. Imaginaos hasta que punto el
Corán conmovía el corazón de los incrédulos y de la
gente del Libro mientras que en nuestros días raramente
sucede. ¿Se han endurecido nuestros corazones?
Entonces, el rey dijo a Ja’afar: “Lo que
recitas y lo que Jesús había dicho tiene el mismo
origen. Podéis retiraros, nunca os entregaré a ‘Amr. Tú
también puedes retirarte, ‘Amr, nunca te los entregaré”.
Sin embargo, ‘Amr se negó a abandonar y
se presentó al día siguiente ante el rey para decirle
que los musulmanes hablan mal de Jesús. Oyendo esto,
An-Najashi decidió convocar de nuevo a Ja’afar Ibn Abi
Taleb que juró decir toda la verdad. Cuando el rey le
pidió que dijera todo lo que el Islam decía de Jesús,
respondió: “Jesús es el siervo de Al·lâh, Su Mensajero y
Su Palabra que Él envió a María, la Virgen, en un soplo
(de vida) proveniente de Él”. El rey, entonces, tomó un
bastón, dibujó un círculo en el suelo y dijo:
“Ciertamente, Jesús jamás ha sobrepasado este círculo y
quien os insulta está equivocado. Jamás seréis
subyugados en mi país y que pierda una montaña de oro
sería mejor para mí que saber que alguno de vosotros ha
sido herido. Jamás abusaré de una autoridad que Al·lâh
me ha atribuido”.
De esta manera, los musulmanes se
pudieron instalar en Abisinia tranquilamente sin que
Quraysh pudiera perjudicarlos. Permanecieron allí quince
años durante los cuales han rechazado vivir a expensas
del país que les acogía. Se han integrado perfectamente,
han aprendido a controlar la industria del cuero y
vendían sus productos a precios muy baratos. ¿Están
haciendo lo mismo los inmigrantes musulmanes en
Occidente hoy en día?
Durante el exilio de los musulmanes en
Abisinia, hubo un intento de golpe de estado contra
An-Najashi. Entonces, el rey les procuró un barco y les
aconsejó que permanecieran en él hasta que la situación
se estabilizara y que si el golpe de estado tenía éxito,
que utilizaran el barco para marchar a otro país más
seguro. En caso contrario, serían bienvenidos en
Abisinia. Por esta razón, los musulmanes decían: “Nada
nos ha alegrado tanto nunca, a parte de reunirnos de
nuevo con el Profeta, como el anuncio de que el golpe de
estado había sido fallido”.
LOS
RUMORES Y EL REGRESO DE LOS COMPAÑEROS A LA MECA
A lo largo de los quince años en
Abisinia, algunos musulmanes regresaron a La Meca porque
corría el rumor de que Quraysh se había convertido al
Islam. Este rumor apareció como resultado de un hecho
que ocurrió cerca de la Ka’aba cuando el Profeta empezó
a recitar en voz alta estas aleyas: “¿Qué dones de
vuestro Señor pondrás en duda? Éste es un advertidor del
mismo género que los primeros advertidores. Lo que ha de
venir se acerca ya. Nadie que no sea Al·lâh podrá
revelarlo. ¿Acaso os asombráis de lo que se os relata?
¿Y reís en vez de llorar, mientras estáis distraídos?
¡Postráos ante Al·lâh y adoradlo!”, Sura del
Astro, aleyas 54-61.
Efectivamente, profundamente emocionada
por el Corán, Quraysh no pudo evitar prosternarse pero,
una vez de pie, recordó sus intereses económicos y
decidió deformar el rumor en otro pretendiendo que el
Profeta habría elogiado los ídolos diciendo: “esas
estatuas majestuosas… ¡Su intercesión es una esperanza!”
Este rumor hasta el día de hoy está expandido y es
utilizado por los orientalistas en sus estudios sobre el
Islam.
Entre los Compañeros que regresaron a La
Meca estaba Ozmán Ibn Maz’oune. En cuanto regresó, Al
Waliid Ibn El Mogira decidió protegerlo bajo pretexto
del vínculo de sangre existente entre ellos. Pero,
cuando vio que los otros Compañeros que habían regresado
con él estaban siendo torturados por Quraysh, se sintió
culpable de haber aceptado esa protección mientras que
los demás sufrían. Entonces, decidió rechazar tal
protección y fue a informar de ello a Al Waliid, que le
preguntó: “¿Has encontrado una protección mejor que la
que yo te ofrezco?” Ozmán respondió: “Sí. He encontrado
la protección de Al·lâh”.
Entonces, se dirigió a la Ka’aba donde
había un poeta que recitaba un poema en el que decía:
“Ciertamente, nada tiene sentido excepto Al·lâh…” Ozmán
respondió que era verdad, aunque los árabes nunca
interrumpían a los poetas. El poeta continuó diciendo:
“Y todos los deleites desaparecerán ciertamente…”
Entonces, Ozmán dijo: “Mientes, el deleite del Paraíso
no desaparecerá jamás”. Entonces, el poeta chilló:
“¿Desde cuando interrumpís a los poetas?” Pero los
incrédulos supieron que ya no estaba protegido por Al
Waliid y comenzarón a golpearle y no se detuvieron hasta
que le hirieron en el ojo. Entonces Ozmán dijo: “Gracias
a Dios, ahora estoy sufriendo igual que mis hermanos”.
Lo llevaron ante el Profeta, que sopló en su propia mano
y después le acarició con ella el ojo hasta que se curó
completamente.
LA MUERTE DE AN-NAJASHI
Lo que me gustaría resaltar antes de
finalizar este episodio es que el rey An-Najashi se
convirtió al Islam aunque jamás lo anunció públicamente.
Cuando después de la Batalla de Badr, recibió un mensaje
del Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre
él, se negó a leerlo sentado en su trono y se sentó en
el suelo para hacerlo. Cuando lo hizo, se prosternó a
Al·lâh, dándole las gracias por el triunfo del Profeta.
Cuando murió, el Profeta rezó por él y
ordenó a sus Compañeros hacer lo mismo. Les dijo: “Rezad
por Ahmasa (su nombre). Rezad por este hombre justo. Hoy
ha muerto un buen servidor”. Abu Huraira –que Al·lâh
esté complacido de él- narró: " El Profeta Muhammad
(–que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él- )
informó a la gente de la muerte de An-Najashi en el
mismo día. Y se dirigió hacia el Musal·la (el
lugar para las oraciones) y la gente se colocó tras él
en filas. Dijo cuatro Takbiras (Al·lâhu Akbar),
es decir realizó la oración del funeral."
[2]
De aquí tenemos que deducir las
siguientes lecciones:
1-
Debes planificar
en tu vida cuidadosamente -igual que hizo el Profeta,
que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, con los
musulmanes-.
2-
Siente el gran
valor que tiene sacrificarse por el bien del Islam.
3-
Mantente en
contacto con el Corán y estima su gran valor.
[1] La Hégira es
la emigración del Profeta de La Meca a Medina en 622 A.D
[2] Hadiz
auténtico en Sahih Al-Bujari , volumen 2 , libro 23 ,
número 337
Nota del
traductor:
Leer el significado traducido del Corán nunca
sustituye su lectura en árabe, que es la lengua en que
se reveló.
Fuente:
www.amrkhaled.net