"Estábamos al comienzo
del día con el Mensajero
de Allah, Él le bendiga
y le de paz, cuando vino
a él una gente casi
desnuda y harapienta,
con sus espadas al
cuello. La mayoría de
ellos o todos ellos eran
de la tribu de Mudar.
Así que cambió el
rostro del Mensajero de
Allah, Él le bendiga y
le de paz, por la
pobreza que vio en
ellos.
Entró en su casa y
salió para ordenar a
Bilal que llamara a la
oración. Y después de
rezar habló a la gente
diciendo: ‘¡Oh hombres!
Temed a vuestro Señor,
que os ha creado a todos
de un mismo ser y de él
creó a su pareja, para
que de ellos dos se
multiplicaran muchos
hombres y mujeres.¡Temed
a Allah, Aquel por el
que pedís y guardaos de
romper los lazos
consanguíneos! Y Allah
observa lo que hacéis’.[3]
(Y recitó esa ayat).
Después recitó la
otra ayat al
final de la sura
‘La Reunión’:
‘¡Oh creyentes! Temed
a Allah y que cada uno
vea lo que aporta para
el día del Juicio. ¡Qué
de sádaqa el
hombre de sus dinares,
o de sus dirhams,
o de su vestido o trigo
o dátiles’. Hasta decir:
‘¡Y aunque sea medio
dátil!’
Y vino un hombre de
los auxiliares de Medina
con un paquete lleno de
dinero que casi no podía
con él. Después lo
siguió la gente hasta
que vi dos montones de
comida y ropa. Y
entonces vi relucir de
alegría el rostro del
Mensajero de Allah, Él
le bendiga y le de paz,
de forma pura y
brillante.
Pues dijo: ‘Para
quien establece una
buena costumbre en el
Islam, la recompensa de
su acción y de la de
quien sigue su ejemplo,
sin que disminuya en
nada la recompensa de
los que la siguieron. Y
sobre quien establece
una mala costumbre en el
Islam, cae su peso y el
de los que la siguieron
sin que disminuya nada
el de ellos."
Lo relató Muslim.