Tras los pasos del Bien-amado
Episodio 12: El año de la tristeza y el viaje a At-Tâif
En el nombre de
Al·lâh, el Más Compasivo, el Muy Misericordioso, Señor
del Universo, y que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean
sobre Su Mensajero.
El tiempo vuela y
dentro de poco estaremos en los últimos diez días del
mes de Ramadán. El episodio de hoy consiste en una
recomendación, una fuente de esperanza y, finalmente,
trataremos estos tres asuntos principales:
• La
muerte de Abu Taleb.
• La
muerte de Jadiya (que Al·lâh esté satisfecho de ella).
• El
viaje del Profeta (que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean
sobre él) a At-Tâif .
Me gustaría
comenzar el episodio con una recomendación: rezad mucho
durante la noche, mientras la gente duerme (Quiyam).
El profeta, que los
Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo: “Quien
rece durante la noche en Ramadán –forma de adoración
voluntaria nocturna llamada Quiyam- con la fe sincera
en Al·lâh y esperando Su recompensa, le serán perdonados
sus pecados y faltas previos”, narrado por Abu
Huraira (Sahih el Bujari, parte 3, libro 32, número
226). Aquél que quiera alcanzar y ganar la recompensa de
la Noche del Gran Prestigio (Lailat el Qadr), tiene que
empezar a prepararse desde ahora, en este segundo tercio
del mes de Ramadán. Te suplico que reces la oración
voluntaria de la noche como el Profeta, que los Rezos y
la Paz de Al·lâh sean sobre él, lo hacía. Y si no rezas,
póstrate ante Al·lâh –Enaltecido Sea- , suplícaLe y
obtendrás Su respuesta en este mes de Ramadán. Si no lo
haces en este mes sagrado, ¿Cuándo piensas hacerlo?
Ramadán es como una
cuenta bancaria, a través de la cual debes ahorrar todo
lo que puedas, ya que durante todo el año irás gastando
de ahí. Por favor, reza largamente durante la noche, lee
mucho El Corán, adora a Al·lâh todo lo que puedas.
Respecto a la
fuente de esperanza, os diré que mucha gente se
desmoralizó escuchando los episodios anteriores. Se
preguntaban cómo podrían alcanzar el nivel de los
Compañeros, que Al·lâh esté complacido de ellos, que
tanto habían hecho por el Islam. A ellos les digo: no os
preocupéis, hay muchísimo bien en nuestros jóvenes, y
hay muchísimos que quieren servir al Islam. ¿Podéis
imaginar, por ejemplo, que un grupo de jóvenes han
compuesto la letra y la música de unas canciones creadas
especialmente para representar cada uno de los episodios
del programa “Tras los pasos del Bienamado”? Muy pronto
tendréis acceso a ellas y podréis descargarlas a través
de http://www.amrkhaled.net/. Todo lo que pretende este
grupo de jóvenes es servir al Islam, sin esperar otra
compensación. Además, otro grupo de jóvenes han
comenzado a llevar a cabo un proyecto de floristerías
mediante el cual quieren transmitir el mensaje de que la
clemencia es la base de nuestra religión. Muchos otros
han tenido éxito en sus exámenes con el objetivo de
llegar a ser un modelo específico para otros y para
participar en el Renacimiento de nuestra nación (Umma).
Y a los que todavía no han podido hacer nada, les digo:
“Tomad la intención y, si Al·lâh quiere, seréis capaces
de hacer algo positivo en este gran proyecto. Sé que mi
tono hasta ahora ha sido un poco vigoroso en los
episodios anteriores y eso porque mi función es
conseguir incrementar el número de personas positivas y
activas. Necesitamos que cientos de miles de personas se
despierten.
EL AÑO DE LA
TRISTEZA
Ahora volvamos a
nuestro episodio, que marca el periodo más duro que tuvo
que soportar el Profeta, que los Rezos y la Paz de
Al·lâh sean sobre él. Nos encontramos en el comienzo del
año décimo desde que se le anunciara el Mensaje, cuando
el cerco impuesto por Quraysh a los Bani Hashem había
dejado a sus ancianos en un estado de salud muy
deteriorado. En aquel tiempo, el Profeta tuvo la
certitud de que la actitud agresiva que Quraysh había
adoptado frente al Islam no cambiaría. Por ese motivo,
empezó a plantearse abandonar La Meca, ya que era una
persona innovadora, que siempre buscaba alternativas y
tomaba iniciativas, como hemos podido comprobar en los
episodios anteriores.
Ese año fue fuente
de una gran tristeza para el Profeta, que los Rezos y la
Paz de Al·lâh sean sobre él, ya que trajo consigo la
muerte de su tío Abu Taleb. Vamos a recapitular lo que
Abu Taleb había hecho por el profeta hasta ese momento:
• Le
acogió en su casa tras la muerte de su padre, le crió
-cumpliendo el deseo de su
padre- con mucho cariño, anteponiéndole
a sus propios hijos.
• Le
protegía contra Quraysh.
• En una
ocasión ordenó a los jóvenes de Bani Hashem que llevaran
unas barras de
hierro y evitaran cualquier ataque hacia
su persona.
• Le
dijo: ” ve y di lo que tengas que decir, yo te daré
protección”
•
Mientras duraba el cerco, le recomendó dormir en
diferentes lugares cada noche
por si le atacaban.
La salud de Abu
Taleb durante el cerco se deterioró irremediablemente y
finalmente murió. El acoso al Profeta y sus Compañeros
antes de la muerte de Abu Taleb no había sido nada en
comparación con el que sufrirían después. Aumentó hasta
el punto de que Quraysh intentó realmente asesinar a
Mohamed.
Tres días después
o, según otras versiones, siete días o un mes, Jadiya,
su único refugio y su abrigo seguro, murió. ¿Puedes
imaginarte la pena que sintió el Profeta? Ella murió en
sus brazos, lo que refleja la humanidad del matrimonio
en el Islam. En el momento de la muerte de Jadiya,
ocurrió algo realmente asombroso. El arcángel Gabriel
–que sobre él sea la paz- descendió para comunicar el
saludo de Al·lâh a Jadiya, y notad que ésta era la
primera vez que Gabriel descendía con otro mensaje
diferente del Corán. Dijo a Mohammad: “salúdala en
nombre de su Señor (Al·lâh) y en mi nombre, y dale la
buena nueva de que tendrá un palacio de qasab (la
variedad de perla más valiosa) en el paraíso, donde no
habrá ni ruido ni cansancio”. (Hadith auténtico, El
Bujari) ¿Te das cuenta de lo apreciada que era? Cuando
el Profeta le informó de ello, ella respondió: “Él es la
paz, de Él proviene la paz y la paz sea sobre Gabriel”
¡Qué tranquila fue su muerte! ¡Qué sublime debió ser
esta mujer para tener una muerte de tales
características! Cada persona tiene la muerte que se
merece. Al·lâh es quien hace morir y quien da la vida.
Al·lâh –Enaltecido y glorificado Sea- Dice en El Corán
lo que se puede traducir por: “Al·lâh se lleva las
almas cuando les llega la muerte y se lleva las que aún
no han muerto durante el sueño, para luego retener a
aquéllas cuya muerte decretó y devolver a las demás
hasta que cumplan un plazo fijado, realmente en eso hay
signos para la gente que reflexiona”, Sura de
Los Grupos, aleya 39.
Para saber si hemos
obtenido la aprobación de nuestro Señor, debemos
analizar cómo pasamos nuestros días y nuestras noches.
¿Los pasamos en paz y con buena conducta o, por el
contrario, sumergidos en la tensión, la angustia y la
desobediencia? ¿Cómo será nuestra muerte? ¿Puede
sucedernos tan pacíficamente?
Mucha gente muere
en un estado de inquietud y problemas. ¿No has escuchado
historias de gente que murió a causa de una sobredosis
de droga, o inmediatamente después de cometer un pecado?
¿Te has preguntado a ti mismo cuándo será la hora de tu
muerte? Reflexiona sobre cómo pasas tu tiempo y qué
haces antes de dormir, ¿duermes tras ser ingrato con tus
padres, después de haber cometido hechos inmorales, con
una sensación de fracaso total… o con una sensación de
paz y serenidad?
Jadiya murió, y el
Profeta sintió muchísimo su muerte y lloró con gran
aflicción hasta el punto de que los Compañeros le
rogaron que se calmara. Era el amor de su vida, habían
vivido la más noble y pura historia de amor, y él se
mantuvo fiel a las amigas de su esposa después de su
muerte, por consideración hacia ella. “Cada vez que
degollaba un cordero, enviaba a las amigas de Jadiya
una buena porción” como nuestra señora Aisha informó en
un Hadiz auténtico recogido por el Bujari.
Tras la muerte de
nuestra señora Jadiya, la mujer de uno de los Compañeros
preguntó al Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh
sean sobre él: “Mensajero de Al·lâh, ¿no deseas volver a
casarte?” La mujer explica: “Enseguida ví como le caían
las lágrimas y me arrepentí de haberle preguntado tal
cosa”. Él respondió: “¿Podría haber alguien después de
Jadiya? Ella ha sido la madre de mis hijos, el ama de mi
casa… Me creía cuando todo el mundo me desmentía, me
apoyaba cuando todo el mundo estaba en mi contra, y me
consolaba cuando todo el mundo me rechazaba”.
Tenemos que
recordar que algunos orientalistas afirmaron que el
profeta ansiaba casarse con mujeres y sentía un anhelo
vehemente de ellas. Esto es falso, si consideramos que,
de hecho, nuestro señor Mohammad se había mantenido
soltero y casto hasta la edad de 25 años, cuando se casó
con Jadiya. ¿Es ese el estado de un hombre que siente un
deseo vehemente por las mujeres? Además, él rechazó
casarse después de la muerte de Jadiya y cuidó a sus
dos hijas solteras, especialmente a Fátima, que contaba
con sólo 14 años. Se casó dos años después, pero con
una anciana viuda, que se llamaba Sawda –que Al·lâh
esté satisfecho de ella. Se trataba de un acto de
humanidad. De hecho esta mujer se había quedado viuda de
uno de los Compañeros que habían emigrado a Abisinia y
no tenía a nadie. Luego, se casó con Aisha, en la
Batalla de Badr, en Medina, por decreto de Al·lâh.
Finalmente, se casó con el resto de sus mujeres durante
los ocho últimos años; Cada matrimonio del Profeta
servía al da’wa (invitación al Islam). Por eso,
Mohammad el hombre se casó una vez, y Mohammad el
Profeta se casó nueve veces con el fin de hacer llegar
el Mensaje Divino.
Con la muerte de su
tío y de su mujer, el Profeta había perdido a las dos
personas más queridas por él, uno tras el otro: Jadiya,
que Al·lâh esté complacido de ella, que le protegía y
cuidaba desde dentro, y su tío Abu Taleb, que le
protegía y defendía desde fuera. Si nosotros hubiéramos
podido escoger el momento de sus muertes, ¿Cuándo se
habrían producido? Quizás después de la Hégira a Medina
o cuando el Islam hubiese quedado definitivamente
establecido y victorioso. Sin embargo, murieron en aquél
crítico momento, inmediatamente después del cerco que le
impuso Quraysh y en el periodo en que Quraysh conspiraba
contra él para asesinarle. ¿Por qué murieron justo en
ese periodo?
Es como si Al·lâh,
Enaltecido Sea, le estuviera diciendo que no tenía a
nadie más que a Él y que debía aprender a confiarse a
Al·lâh, a encomendar su alma a Al·lâh, exclusivamente.
Al·lâh Dice en El Corán lo que puede ser traducido por:
“Y confíate al Viviente, el que no muere, y
glorifícalo con Su alabanza”, Sura del
Discernimiento, aleya 58; y en la Sura de las Hormigas,
aleya 81 Dice: “Y confíate a Al·lâh, es cierto que
tú estás en la verdad indudable”. De esta
manera, nadie puede reivindicar que el Islam tuvo éxito
gracias a la ayuda de nadie, sino con la protección de
Al·lâh y la fuerza de Su Mensaje.
Así pues, recuerda
si has perdido a una persona querida, no consigues
encontrar un trabajo, o encuentras penalidades y pruebas
duras… no digas “¿por qué yo?” Siempre recuerda esta
aleya, e intenta entender que Al·lâh Quiere que regreses
a Él y dependas exclusivamente de Él.
Ahora, ¿Confías en
Al·lâh? Si tu respuesta es sí, di “Al·lâh es suficiente
para mí, Él hace lo mejor para mí” y nunca dudes de Él
luego. Simplemente, esfuérzate en hacer las cosas bien y
después confíate a Él.
Al·lâh Dice al
Profeta (Que los Rezos y la paz de Al·lâh sean sobre él)
en la Sura del Envuelto en el manto lo que se puede
traducir como: “El Señor del Oriente y el
occidente, no hay dios sino Él; tomadlo como protector”.
Estas aleyas animaron al profeta y, a pesar de su pena,
no se rindió jamás. Enseguida, pensó en buscar una
salida a su difícil situación. Se dirigió a At-Tâif, una
ciudad situada a unos cien kilómetros de La Meca, que se
eleva a 5000 pies de altitud y en la que reside la tribu
de los Banu Zaqîf. Dicha tribu representa la segunda
potencia de Arabia, después de Quraysh, y su rival en el
comercio y en su reputación entre los árabes. El
Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él,
se dirigió hasta allí a pie a través de las montañas
para solicitar la protección de sus dirigentes y
comunicarles el Mensaje Divino. No estaba seguro de si
la tentativa tendría éxito o no. Incluso era probable
que los Banu Zaqîf le negaran su apoyo, lo que a su vez
supondría un enfurecimiento agregado por parte de
Quraysh al enterarse de que el Profeta buscaba los
favores de Banu Zaqîf en su contra. Pero, de todos
modos, el Profeta decidió llevar a cabo su plan, que
por otra parte resultó ser un fracaso. Es posible que un
profeta tenga algunos fracasos. Además, a veces los
fracasos conducen al éxito.
Esto nos enseña que
debemos esforzarnos en conseguir nuestros proyectos una
y otra vez, sin importar lo ambiciosos que puedan ser y
el riesgo que conlleven. A aquellos jóvenes que evitan
realizar cualquier tipo de esfuerzo por miedo y
vergüenza al fracaso les digo: el fracaso en sí mismo no
es una razón para sentirse avergonzado. Fracasad para
poder tener éxito. No os quedéis parados. Tenéis que
moveros si queréis conseguir algo.
La experiencia de
At-Tâif resultó ser totalmente desastrosa para el
Profeta, pero Al·lâh le abrirá otros horizontes gracias
a este esfuerzo. Aprendamos que a veces el fracaso puede
llevar al éxito y puede ser incluso necesario para
inculcarnos la confianza en Al·lâh. El Profeta, que los
Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, partió hacia
At-Tâif a pie y no pidió una montura a ninguno de sus
Compañeros. No quería despertar sospechas entre los
qurayshíes que controlaban sus movimientos y quería
hacerles creer que se trataba simplemente de una pequeña
salida fuera de La Meca. Escogió a Zaid Ibn Hariza, que
en la época era conocido como el hijo de Mohammad porque
todavía no se había anunciado la prohibición de
traspasar el nombre de la familia a un niño adoptivo y
considerarlo como hijo. Notad que escogió a Zaid y no a
Abu Bakr ni a Omar, que eran sus consejeros más
próximos. Esto fue debido a que él pretendía hacer creer
a Quraysh que se trataba de una salida privada sin
importancia, en compañía de su hijo.
¿Os dáis cuenta de
la crítica situación por la que estaba pasando? Sin
embargo, el Profeta nunca desesperó. A pesar de la
muerte de su tío Abu Taleb y de su esposa Jadiya, el
Profeta (Que los Rezos y la paz de Al·lâh sean sobre él)
aún invirtió más esfuerzo. Quiero que te imagines con
qué estado anímico emprendió el Profeta (Que los Rezos y
la paz de Al·lâh sean sobre él) esta caminata: su amada
esposa acababa de morir; su tío que siempre le había
apoyado y protegido había muerto; todo parecía ir mal;
prácticamente no habían nuevos conversos al Islam; los
musulmanes en La Meca estaban siendo torturados; los que
habían emigrado a Abisinia no podían volver… Aún así,
decidió ir caminando hasta la montaña de At-Tâif para
comunicar el Mensaje Divino a sus habitantes. Fíjate qué
intrépido era. Caminó una distancia de 100 kilómetros.
¿Has caminado tú antes una distancia así? ¿Y 50
kilómetros? ¿En cuántos días podrías acabar dicho
recorrido a pie? ¿Qué te habría pasado? ¿Y cuántos días
habrías necesitado para mentalizarte y hacer algo así?
¿Cuántos años
tenía el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean
sobre él, en ese momento? Cincuenta años. A uno le
gustaría abrazar al Profeta, que los Rezos y la Paz de
Al·lâh sean sobre él, y besar sus manos y pies al oír
todo eso. El profeta (Que los Rezos y la paz de Al·lâh
sean sobre él) sufrió todo eso por ti. No le falles.
Fallarle sería un acto desleal.
¿Cuánto tiempo duró
el viaje del Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh
sean sobre él? Cuatro días. Todo eso porque no quiso
coger un camello. Quería conseguir transmitir el
Mensaje. Sin embargo, se abstuvo de exhortar al Islam a
la gente de a pie como solía hacer en La Meca y se
dirigió directamente a los tres líderes de At-Tâif para
obtener su protección. Ahora observa el resultado del
viaje. No es vergonzoso intentar hacer algo y fracasar,
por lo menos lo intentas. La respuesta de los tres
líderes fue muy cruel. El primero dijo: "¿No encontró
Al·lâh a alguien mejor que tú para enviar?". El segundo
líder dijo: "Una de dos: o eres de verdad un profeta, en
cuyo caso serías demasiado sublime como para que yo
hable contigo, o eres un simple mentiroso y por lo
tanto demasiado necio como para entretenerme en
dirigirte la palabra." El tercero dijo: " Juro por
Al·lâh, aunque te viera colgado de los telones de la
Ka'aba jurando que eres un mensajero de Al·lâh, nunca te
creería”.
¡Qué cruel
recibimiento tras el largo y tortuoso viaje! Sin
embargo, Al·lâh es capaz, Él es el Todopoderoso, de
guiar a toda la gente de Banu Zaquif al Islam; y también
es capaz de ahorrar todos esos sufrimientos y
humillaciones a su amado Profeta. Pero era preciso que
sucediera todo aquello para que nos diéramos cuenta de
hasta qué punto esta religión es importante para Dios y
cómo el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean
sobre él, y los primeros musulmanes tuvieron que
sacrificarse y soportar mucho para que este noble
Mensaje pudiera llegar a nosotros.
El Profeta
sobrellevó su rechazo y les dijo que si no querían
aceptar el Islam y ofrecerle protección, que se
abstuvieran al menos de informar a Quraysh de su venida
a At-Tâif. Sin embargo, para mayor escarnio, enviaron
inmediatamente a una persona a La Meca con la misión de
informar a Quraysh de que Mohammad había venido a ellos
para solicitarles su apoyo en contra de Quraysh y que
ellos se habían negado.
Entonces, el
Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre
él, decepcionado por su reacción les pidió que le
dejaran volver en paz. Pero en lugar de dejarlo
tranquilo, reunieron a todos los niños y a los esclavos
y tontos del lugar y les incitaron a insultarle y
apedrearle. Entonces, se dispusieron en dos filas a
ambos lados del camino y a cada paso que daba le
apedreaban los pies y la cabeza. El Profeta (que los
Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él) sangraba. Zaid
le abrazó para protegerle sobre todo la cabeza, y
empezaron a correr de esta manera, recibiendo pedradas
sin cesar.
El Profeta (que los
Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él) estaba buscando
un lugar en el que poder refugiarse. Estuvo corriendo
con sus pies ensangrentados y Zaid continuaba
protegiéndole la cabeza hasta que encontraron un pequeño
jardín para resguardarse. Ahora quiero que te preguntes
a ti mismo ¿qué has hecho tú? ¿Quién eres? ¿Para qué
vives? ¿Cuál es tu mensaje en esta vida?... Haz algo. No
te estoy pidiendo que sufras como lo hizo el Profeta,
sólo te pido que seas activo y que ayudes a esta nación.
Una vez que se
halló a salvo, en vez de atender las heridas que le
habían producido las piedras, alzó sus manos hacia el
cielo y empezó a suplicar a Al·lâh. No se trataba de una
súplica en el estricto sentido de la palabra, más bien
se estaba confiando a Al·lâh diciendo: “Oh Al·lâh, a
Ti sólo me quejo de mi debilidad, de mi poco poder y de
la poca consideración que la gente tiene por mí. Oh,
Al·lâh, El Más Misericordioso de los Misericordiosos,
Tú eres el Señor de los oprimidos, y eres mi Señor. ¿A
quién me abandonas? ¿A un extranjero que me ataca? ¿O a
un enemigo del que me has hecho depender? Si Tú no estás
enojado conmigo, no me importa. Tu clemencia es más
generosa para mí. Busco refugio en la luz de tu faz, por
la que las tinieblas se han disipado y que ha hecho
posible todo lo concerniente a este mundo y el otro, de
que se desate Tu cólera contra mí o de que caiga sobre
mí Tu enfado. Soportaré cualquier reproche hasta que
estés satisfecho y no hay poder ni fuerza que no venga
de Ti”.
El Profeta, que los
Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, no estaba
acusando a Al·lâh de lo que le había ocurrido, sino que
se estaba quejando de que él mismo no estaba haciendo lo
suficientemente bien su trabajo. ¡Quién podría decir
algo así sino un Profeta!
La respuesta a su
súplica llegó al momento. Un niño apareció ante él.
Trabajaba como sirviente para los dueños del jardín en
que el Profeta estaba escondido. Los dueños eran Ottba
Ibn Rabi'a y Chayba Ibn Rabi'a. Aunque no eran
creyentes, les supo mal la situación en que se
encontraba el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh
sean sobre él. Ordenaron a Addás (el sirviente) que
ofreciera al Profeta unas uvas. Entonces, Addás fue al
Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él,
y le dio las uvas. En ese momento, todo lo que el
Profeta estaba pensando era cómo hacer que Addás
abrazara el Islam. Aprende del Profeta (que los Rezos y
la Paz de Al·lâh sean sobre él) en cómo influir sobre la
gente.
El Profeta quería
llamar la atención de Addás, por eso en vez de decir la
basmala (En nombre de Al·lâh) en voz baja antes de
comer las uvas, la dijo en voz alta. Addás se dio cuenta
de la basmala y dijo: " La gente de este lugar no
utiliza esas palabras”. Y así el Profeta - los Rezos y
la Paz de Al·lâh sean sobre él- consiguió llamar la
atención del chico y le preguntó por su nombre. El chico
dijo: " Addás". Entonces, el Profeta de inmediato le
invocó por su nombre y le preguntó de dónde venía. La
respuesta fue: " de Ninawa (en Irak)". El Profeta, que
los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo: ¿de
la misma tierra que el hombre piadoso Yunus Ibn Mattah
(Jonás), que la Paz de Al·lâh sea sobre él? El chico
dijo: " ¿lo conoces?". El Profeta, que los Rezos y la
Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo: " Sí, es mi hermano,
fue Profeta de Al·lâh y yo soy Profeta de Al·lâh.". En
ese momento Addás besó los pies sangrientos del Profeta
Mohammad, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre
él.
Hay una noción muy
importante en el hecho de que Addás besara los pies del
Profeta (que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre
él,). Besó los pies que estaban sangrando. Así Al·lâh
contestaba a su súplica, en la que se preguntaba si
Al·lâh, Enaltecido Sea, estaba complacido de él o no…
mediante el chico que besaba sus pies. Al·lâh,
Glorificado y Enaltecido Sea, quería mostrar al
Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él,
que su posición era una muy alta. Al·lâh, Enaltecido
sea, nunca estuvo enfadado con el Profeta, que los Rezos
y la Paz de Al·lâh sean sobre él, pero todas estas
dificultades tuvieron que ocurrir por la naturaleza de
esa etapa y como ejemplo para las generaciones futuras.
¿Puedes sentir la
grandeza de este Profeta, que los Rezos y la Paz de
Al·lâh sean sobre él? Cambió el mundo y lo reformó. Dio
a las mujeres sus derechos, y enseñó a la gente la
importancia de la educación. Hizo mucho, y todo eso para
cumplir y trasmitir el Mensaje del Islam.
Una vez Aisha, que
Al·lâh esté complacido de ella, preguntó al Profeta (que
los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él): “¿Cuál fue
el día más difícil para ti?" y el Profeta dijo: " El día
en que regresaba de At-tâif. Salí abrumado de pena y
estuve vagando y no pude relajarme y descansar hasta que
me hallé en Qarn-Aza'aleb."(6) ¿Sabéis cómo se siente
una persona cuando está realmente herido y camina sin
ningún objetivo en concreto? Así es cómo se sintió el
Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él,
durante su regreso a La Meca.
Sin embargo, en el
camino de regreso a La Meca, el ángel Gabriel, que la
Paz de Al·lâh sea sobre él, acompañado del ángel de las
montañas, se apareció al Profeta, que los Rezos y la Paz
de Al·lâh sean sobre él. Era la primera vez que el
Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él,
veía a otro ángel que no fuera Gabriel.
Gabriel le dijo: "
Al·lâh ha escuchado lo que tu gente te ha dicho y cómo
te han respondido. Al·lâh te envía al ángel de las
montañas para que le ordenes hacer lo que quieras contra
esa gente."
El Profeta, que
los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, explicó lo
acaecido entre ellos diciendo: "El ángel de las montañas
me llamó y me saludó, y después dijo, ¡Mohammad! Ordena
lo que desees. Si quieres, haré caer Al-ajshabain (dos
montañas) sobre ellos."
Pero el Profeta,
que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, le
contestó: " No. Espero que Al·lâh haga que su
descendencia adore a Al·lâh Solo, y que no asocien a
nadie con Él." ¿Veis qué paciente era el Profeta (que
los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él)? ¿Todo eso
por las generaciones futuras? El ángel de las montañas
se asombró y dijo: " Dijo la verdad Quien (Al·lâh) te
llamó de benévolo y compasivo". Ciertamente, Al·lâh en
el Corán lo llamó así: “En verdad que os ha
llegado un Mensajero salido de vosotros mismos; es
penoso para él que sufráis algún mal, está empeñado en
vosotros, y con los creyentes es benévolo y compasivo”,
Sura at-Tawba, aleya 129.
¿Entendéis ahora
por qué los Compañeros le amaban tanto? Una vez, cuando
el Profeta regresó a su casa halló a su sirviente
sollozando y le preguntó qué le ocurría. Zaubán, el
sirviente, le contestó: “Profeta Mohammad, la vida es
corta y he estado pensando que en la otra vida
seguramente estaré en el nivel más bajo del paraíso
mientras que tú estarás en el más alto, entonces no
podré verte. Y eso es lo que me ha hecho llorar, porque
he sentido que te echaré mucho de menos”. Entonces, se
le inspiró la aleya en que Al·lâh, Enaltecido Sea, Dice
lo que puede ser traducido por: “Quien obedezca a
Al·lâh y al Mensajero, ésos estarán junto a los que
Al·lâh ha favorecido: los profetas, los veraces, los que
murieron dando testimonio y los justos. ¡Y qué
excelentes compañeros!”, Sura de las Mujeres,
aleya 68. Entonces, Zaubán se alegró mucho.
El Profeta (que
los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él) no descansó
ni un solo momento en su camino de regreso de At-Tâif.
La fatiga del viaje y las penas que había sufrido no le
impidieron pasar la mayor parte de la noche rezando
(quiyam), un tipo de adoración que no abandonaba jamás,
ni aún en las circunstancias más difíciles. Mientras
rezaba, un grupo de genios escucharon el Corán.
¡Glorificado Sea Al·lâh, el Profeta invitaba a los
humanos a que abrazasen el Islam, y en lugar de eso
Al·lâh escogió a un grupo de genios para que se
convirtieran al Islam. Los genios escucharon el Corán,
se conmovieron y se convirtieron al Islam. El Corán
reveló este incidente en la Sura de las Dunas, aleya
28-30: “Y cuando te enviamos a un grupo pequeño de
genios para que escucharan el Corán y al llegar ante él
se dijeron: ¡Callad! Y cuando acabó se volvieron a su
gente para advertirles. Dijeron:¡ Pueblo nuestro! Hemos
oído un Libro que ha descendido después de Musa, que
confirma lo que había antes de él y guía a la verdad y a
un camino recto. ¡Pueblo nuestro! Responded al que llama
hacia Al·lâh y creed en él”. ¿Os dáis cuenta?
¡Incluso los genios quieren hacer reformas!
¿Qué lección
sacamos de todo esto? El Profeta (que los Rezos y la Paz
de Al·lâh sean sobre él) se dirigía a los humanos para
invitarles al Islam, pero Al·lâh quería guiar a los
genios; El Profeta (que los Rezos y la Paz de Al·lâh
sean sobre él) se dirigió a los nobles de At-Tâif
esperando que adoptaran el Islam, y Al·lâh escogió al
joven Addás para hacerle musulmán; El Profeta (que los
Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él) escogió la
ciudad de At-Tâif para que se adhiriese al Islam, y
Al·lâh escogió Medina. La lección que sacamos de aquí es
que debemos planear y esforzarnos en cumplir nuestros
planes y Al·lâh nos abrirá las puertas que Él quiera.
Te voy a decir algo
que te ayudará enormemente en el camino hacia el
Renacimiento: A Al·lâh, Enaltecido Sea, le gusta que la
victoria llegue a través de un camino inesperado. Si la
victoria llegase a través del camino que tú has
escogido, tú adquirirías renombre a causa de ello; En
cambio, si llega a través de un camino inesperado,
entonces es Voluntad de Al·lâh. Tú tienes que planear,
pero la victoria llegará de donde Al·lâh quiera. ¿Por
qué? ¿Cómo te confiarías a Al·lâh si todo sale como
habías planeado? ¿Cómo sería Él entonces el Delegado
final? Tú debes planear, y después aunque Al·lâh bloquee
el camino en el que estabas trabajando, no te preocupes
te abrirá el acceso a otro mejor. Debes confiar en
Al·lâh. No te humilles a ti mismo pidiendo ayuda a los
humanos.
Durante su viaje,
el Profeta se encontró con diversos seres. En primer
lugar se encontró con Addás, que provenía de fuera de la
Península arábiga; Después, con el ángel de las
montañas, siendo éste su primer encuentro con él; Más
tarde, con los genios, y fue la primera vez que supo que
su Mensaje iba dirigido a los genios además de a los
hombres. Es como si Al·lâh estuviese diciendo al Profeta
Mohammad (que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre
él): Aunque la gente de At-Tâif te haya rechazado, mi
universo es muy amplio, y está lleno de criaturas que te
apreciarán. Éste es un significado maravilloso. Además,
observad qué gran valor tienen los niños en el Islam. Es
como si Al·lâh le estuviera diciendo que la victoria
sería suya porque Al·lâh es el Dueño Eterno de la
Soberanía.
Desde que
comenzamos Tras los pasos del bienamado hemos estado
refiriéndonos al cálido abrazo que acompaña cualquier
situación dura. La situación que el Profeta vivió en su
viaje a At-Tâif fue realmente dura, por eso Al·lâh le
envió a un niño, a un ángel y a un grupo de genios y
todos ellos le amaron. El Profeta estaba regresando a La
Meca y necesitaba este empuje para levantar su moral.
Cuando estaban
llegando a las afueras de La Meca, Zaid tuvo miedo, se
preguntaba cómo les recibirían los qurayshíes. Sin
embargo, el Profeta mantuvo la calma y le dijo: “Al·lâh
encontrará un feliz desahogo para esta penosa situación
y hará triunfar a su Profeta”. Entonces, el Profeta
propuso a Zaid que fuera a visitar a las tribus que se
encontraban en los alrededores de La Meca para pedirles
protección. Tres de ellas rechazaron la idea de tener
que enfrentarse a Quraysh, sin embargo, el Profeta no se
rindió. ¿Recordáis cuando invitó a todos sus familiares
a comer en su casa dos veces? La primera resultó un
fracaso, pero la segunda vez consiguió su objetivo.
Finalmente, en el
cuarto intento, Mosaab Ibn Adey aceptó y ordenó a sus
hijos que escoltaran al Profeta, que pudo de esta manera
entrar en La Meca sin temer las represalias de Quraysh.
Mosaab Ibn Adey era galante, pero en realidad también
pretendía ponerse al mismo nivel que Abu Sufián y Abu
Jahl. Entonces Abu Jahl fue a Mosaab y le preguntó si
era seguidor de Mohammad-, que los Rezos y la Paz de
Al·lâh sean sobre él, o si sólo le protegía. Mosaab le
dijo que sólo le estaba protegiendo. Entonces, Abu Jahl
le dijo que eso sí que podían aceptarlo. Hasta ese punto
Abu Jahl se encontraba en una situación desesperada.
En vez de ir a su
casa directamente, el Profeta, que los Rezos y la Paz de
Al·lâh sean sobre él, decidió primero hacer el Tawaf
(vuelta ritual a La Kaaba). No es que quisiera provocar
a Quraysh, sino que estaba decidido a trasmitir el
Mensaje del Islam. Podía haber ido a su casa
directamente pero, en ese caso, Quraysh podía entender
que se sentía avergonzado de su aparente fracaso. No hay
nada incorrecto o vergonzoso en el hecho de que el
Profeta, que los rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre
él, hiciera el tawaf bajo la protección de un
incrédulo. El Profeta (que los Rezos y la Paz de Al·lâh
sean sobre él) no abandonó ninguno de sus principios a
cambio de esa protección y eso es lo que importa. Era
como si el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh
sean sobre él, quería enviar a Mosaab un mensaje: aunque
tú me des protección, yo debo realizar actos arriesgados
con el fin de hacer llegar el Mensaje a todo el mundo.
Después el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh
sean sobre él, se fue a su casa y así termina el viaje
de At-Tâif.
Las tres lecciones
que debemos aprender de este viaje son:
-La intrepidez y la
fuerza de voluntad.
- Debemos
confiarnos a Al·lâh, Glorificado y Enaltecido Sea.
- La importancia
del quiyam (rezo voluntario de la noche).
*Nota del
traductor: Leer el significado traducido del Corán nunca
puede reemplazar su lectura en lengua árabe, que es la
lengua en que fue revelado.