No Hay Más Dios Que Dios
Método de Vida
La sumisión a
Dios único es la mitad de la
primera profesión de la creencia
islámica; esta profesión de fe
consiste en creer que «no hay
más dios que Dios». Mientras que
recibir a través del Apóstol de
Dios -la paz sea con él- la
forma de cumplir esta sumisión
es la segunda parte de esta
profesión que es que «Muhammad
es el enviado mensajero de
Dios». El auténtico creyente
musulmán es el que plasma en sí
esta regla con sus dos partes,
porque todo lo que viene después
de ella, de entre los
componentes de la fe y los
pilares del Islam no es más que
un resultado de la misma, ya que
creer en los Ángeles de Dios, en
sus libros, en sus profetas, en
el día del juicio final, en la
predestinación, observar la
oración, azaque, ayuno,
peregrinación, las reglas de los
castigos, lo que está permitido
y lo que está prohibido y las
relaciones, legislaciones y los
preceptos islámicos, todo esto
se basa en la fe en la unidad
divina por la que el profeta se
encargó, revelando la religión
de Dios.
La sociedad
musulmana es la que refleja esta regla y lo que ello implica, sin esta regla y
sus requerimientos, la sociedad no puede ser considerada como musulmana. En
efecto, la profesión de que no hay más dios que Dios y que Muhammad es su
enviado mensajero, es la base de un método completo sobre el cual se levanta la
vida de la nación musulmana con todos sus detalles. Esta vida no puede existir
antes de que exista esta base además de que la vida no puede ser islámica si se
levanta sobre otra base que no sea ésta o en participación con otra u otras
bases ajenas.
« ... Porque,
el juicio solamente pertenece a Dios, quien ordenó que no adoréis sino a El. Tal
es la verdadera religión...».
(Sura 12, aleya
40)
«Quien obedece
al Apóstol, obedece a Dios...».
(Sura 4, aleya 80)
Este corto
resumen, preciso y decisivo, nos aclara determinados problemas fundamentales,
problemas que conciernen a la naturaleza y la acción realista de la religión
musulmana. Este resumen nos aclara:
-
En primer lugar sobre la determinación de la naturaleza de la sociedad
musulmana.
-
En segundo lugar la delimitación del método de formación de la sociedad
musulmana.
-
la tercera es el método que ha tomado el Islam en su enfrentamiento con las
sociedades incrédulas.
- La cuarta, la
determinación del método que ha seguido el Islam al enfrentarse a la vida real
de los seres humanos.
Esos son los
problemas esenciales que revisten un carácter de una importancia capital en el
camino del movimiento islámico en el pasado y en el presente.
La primera
característica de la naturaleza de la sociedad musulmana se apoya en el hecho de
que se somete, en todas las cosas, al único poder de Dios... Esta sumisión que
se traduce y se concretiza por el reconocimiento de la unidad divina y la
afirmación de que Muhammad es el enviado mensajero de Dios.
Esta sumisión o
adoración se traduce por otra parte, por el concepto de fe, las reglas y deberes
religiosos, así como las legislaciones jurídicas.
Ni que decir
tiene que no puede someterse únicamente a Dios único cuando no se cree en la
unidad de Dios -altísimo sea-.
Dios dijo:
«¡
No adoréis a dos dioses! ¡Ciertamente, El es un Dios único! ¡Temedme pues sólo a
mí!».
Y suyo es
cuanto existe en los cielos y en la tierra. A El sólo es debido la sumisión
absoluta. ¿Temeréis, acaso, a alguien que no sea Dios? (Sura 16, aleya 51, 52)
No es siervo de
Dios único solamente el que ofrece ritos religiosos a otros únicamente o
asociándolos a Dios único.
Diles:
«Ciertamente, mi oración, mis devociones, mi vida y mi muerte pertenece a Dios,
Creador del Universo.
Quien carece de
copartícipes. Tal ha sido ordenado y yo soy el primero de los musulmanes.» (Sura
6, aleyas 162, 163)
No se puede ser
siervo de Dios solamente cuando se somete a otras legislaciones que no estén
decretadas por Dios y reveladas por medio de su enviado mensajero -la paz y la
bendición de Dios sean con él-
«¡Qué! ¿Tienen
acaso copartícipes que les hayan instituido algo respecto a la religión, que
Dios no haya autorizado? ... ».
(Sura 42, aleya
21)
« ... Aceptad,
pues lo que del trofeo os dé el Apóstol y absteneos de cuanto el os prohíba ...
». (Sura 59, aleya 7)
La sociedad
musulmana era concebida así. Una sociedad que, por la fe de sus miembros y su
concepto, no adora más que a Dios, esta adoración se traduce en la organización
general y las legislaciones de esta sociedad...
Si cualquier
ápice de esta operación no se cumpliera, el Islam no habría cumplido su misión,
porque el primer principio del Islam es la creencia en «No hay más dios que Dios
y Muhammad su mensajero.»
Hemos señalado
anteriormente que la adoración a Dios se manifiesta en el concepto de la fe. Es
de utilidad, entonces, precisar el sentido de este concepto, que consiste, para
el intelecto humano, en recibir deliberadamente los preceptos de la fe, a partir
de la fuente divina, en adaptarse y en comprender el concepto de la autenticidad
divina, del Universo que envuelve al hombre en el concepto de lo inconsciente,
en el de la vida real e irreal al cual el hombre pertenece, y en cierto modo a
la realidad misma del hombre. Luego, el hombre, debe necesariamente armonizar su
concepto de la fe con los diferentes dones de estas realidades. Los que ligan al
hombre con Dios deben concretar la sumisión a Dios único por una parte e
ilustrar las relaciones del hombre con el universo, con sus leyes, con los seres
vivos y con los diferentes grupos de individuos del género humano: por otra, la
procedencia de estas diferentes relaciones deben ser sacadas de la religión de
Dios -altísimo sea- como nos lo ha trasmitido el Enviado Mensajero de Dios en el
cumplimiento de la única sumisión a Dios, de modo que este concepto toca a todos
los aspectos de la vida.
Si el concepto
de la Sociedad musulmana es así, vamos a ver como esta sociedad se formó y el
camino que ha tomado esta formación.
La sociedad
musulmana no puede constituirse más que con la formación de un grupo de gente
que decide consagrarse solamente a la sumisión total a Dios Único, tanto en la
fe y conceptos, en el culto y ritos como en la organización de su vida.
Toda la vida de
esta sociedad desea apoyarse en ésta leal y fiel sumisión, depurando su
conciencia de la creencia en una divinidad fuera de la de Dios, depurando sus
cultos de dirigirse más que a Dios y depurar sus legislaciones de recibir algo
que no sea de parte de Dios.
Entonces, en
este caso solamente, este grupo sería realmente musulmán, y la sociedad que
habría constituido sería musulmana también; sin este proceso cronológico ningún
miembro de dicho grupo sería realmente musulmán y su sociedad no podría ser
considerada como musulmana, porque la primera base en la que se basa el Islam y
la sociedad musulmana, es que la creencia en que «no hay más dios que Dios y
Muhammad es su Enviado mensajero», no sería garantizado en sus dos partes.
Es necesario
pues, antes de querer instaurar un régimen social islámico y una sociedad
musulmana que se basen en este régimen, actuar para liberar la conciencia de los
individuos de cualquier sumisión bajo todas las formas que existan, salvo la de
Dios. Es el conjunto de individuos liberados del dominio de sus semejantes, los
que constituyen la sociedad musulmana a la que se une quien quiera vivir en esta
sociedad con su fe, culto y legislación, que representan la sumisión a Dios
único. Dicho de otro modo, una sociedad que simbolice la noción de «No hay más
dios que Dios y Muhammad es su Enviado mensajero».
Fue así como se
instituyó el primer grupo de musulmanes que dio origen a la primera sociedad
musulmana. Es de este modo como se formará todo grupo musulmán y como se
constituirá toda sociedad musulmana.
La sociedad
musulmana se constituye, en efecto, por el abandono voluntario de la gente a
toda sumisión diferente a la de Dios, y por la meditada voluntad de organizar la
vida en esta base de sumisión. Es entonces cuando aparece una sociedad nueva,
desligada de la antigua sociedad incrédula y que es diametralmente opuesta por
su nueva creencia y por su nuevo concepto de la vida, porque refleja la primera
base de la religión musulmana que es: «No hay más dios que Dios y Muhammad su
Profeta».
La antigua
sociedad incrédula podía unirse o no, a la nueva sociedad musulmana, podría
también adoptar, por lo que a ella se refiere, una aptitud conciliadora o
beligerante, aunque la regla seguida hasta ahora, implicó que la incredulidad se
sublevara contra los precursores de la nueva sociedad desde su formación--tanto
cuando fue representada por individuos y grupos-- o sobre toda la sociedad
musulmana después de su formación efectiva, como fue el caso en la historia
llamamiento al Islam sin ninguna excepción desde Noé -la bendición de Dios sea
con él-, hasta Muhammad -que la paz y la bendición de Dios sean con él-.
Es natural,
que la religión musulmana no pudo tomar forma y existir realmente nada más que
cuando alcanzó un nivel de fuerza que le permitía hacer frente a la presión de
la vieja sociedad incrédula, una fuerza de creencia y conceptos, una fuerza de
iniciativa y de refuerzos de sí misma, una fuerza de organización y edificación
social y todos los medios de fuerza por los cuales podría afrontar la presión de
la sociedad incrédula y vencerla, o al menos ¡resistirla!
¿Pero qué es
la sociedad incrédula? y ¿cuál es el método del Islam en su enfrentamiento
contra ella?
¡La sociedad
incrédula es toda sociedad que no es musulmana! Si tenemos precisión objetiva,
podemos decir: toda sociedad que no limita su sumisión a Dios único... Esta
sumisión es representada por el concepto de las creencias, por los ritos de
adoración y por las legislaciones jurídicas...
Por esta
calificación objetiva todas las sociedades que existen actualmente en la tierra
son englobadas en el cuadro de la sociedad incrédula.
Las sociedades
comunistas forman parte.... primeramente: por su negación de Dios -altísimo sea-
y negar su existencia, los marxistas llevan la causa de su existencia al
materialismo, y a la naturaleza. Atribuyen la eficacia de la vida del hombre y
su historia a la economía o a los medios de producción. Segundo: por levantar un
régimen de sumisión al partido que estima, ¡suponiendo que la dirección colegial
es una verdad! Resultando de este concepto y de este régimen, el desdeño de la
cualidades humanas. Considerando que las necesidades del hombre son como las del
animal, limitándose al sustento, bebida, vestido, alojamiento y la satisfacción
del sexo. Les prohíben la manifestación de las necesidades espirituales del
hombre que les diferencia del animal, en primer lugar por: fe en Dios, la
libertad de elegir y la libertad de expresión de los mismos. Han abolido
igualmente el derecho de expresar su libertad individual que es uno de los
principios particulares del hombre.
Esta
individualidad que está representada por la propiedad privada y el derecho de
elegir un trabajo, de poder ejercerlo, el derecho del espíritu a manifestarse
por medio del arte. Las distintas particularidades que diferencian al hombre del
animal o de la máquina son ignorados por el concepto y el régimen comunista que
rebajan frecuentemente al hombre del rango animal al de la máquina!
Las sociedades
idólatras son englobadas en este mismo cuadro, existen todavía en India, Japón,
Filipinas y en África. Estas sociedades forman parte del mundo de la idolatría,
en primer lugar: por el concepto de adorar a diferentes señores que a Dios o
adjudicándole a Dios la adoración de otras divinidades poniéndolos a su nivel.
Forman parte de este mismo cuadro, en segundo lugar, por el cumplimiento de
ritos religiosos en honor de estas diversas divinidades adorándolos con
veneración y fidelidad. En tercer lugar por establecer regímenes y legislaciones
que no tienen ninguna relación ni con Dios ni con sus leyes. Sean estos
regímenes y estas legislaciones inspiradas en los santuarios por los adivinos,
por los magos o de los senadores o de formaciones civiles laicas, que poseen el
poder de legislar sin tomar, no obstante, en consideración la legislación
divina. Ellos retienen el poder supremo en el nombre del pueblo o en el nombre
del partido o en el nombre, no importa de qué.
El poder
supremo no puede venir nada más que de Dios Único y este poder no se puede
ejercer nada más que por la vía que Dios ha trazado a los hombres por medio de
sus Enviados Mensajeros -que la paz sea con todos ellos-.
Las sociedades
judías y cristianas repartidas en los distintos rincones del mundo forman parte,
también, de esta sociedad por sus conceptos alterados de la fe que niegan la
unicidad divina, asociándole a Dios otros partidarios bajo cualquier forma de la
incredulidad. Sea bajo la adaptación de un hijo o bajo la forma de la trinidad,
imaginando a Dios bajo una forma que no está conforme con su realidad o bien
atribuyéndole lazos inexistentes con sus criaturas.
Los judíos
dicen Uzair es el hijo de Dios; y los cristianos dicen: «El Mesías es hijo de
Dios»; tales son las palabras de sus bocas; remedan con ello las de sus
antepasados incrédulos. ¡Que Dios les maldiga! ¡Cómo se desvían! (Sura 9, aleya
30)
Son blasfemos
quienes dicen,: «Ciertamente, Dios es uno de la trinidad, cuando no existe
ningún dios más que Dios único. Si no desisten de cuanto dicen, un severo
castigo azotará a los incrédulos de entre ellos.» (Sura 5, aleya 73)
Los judíos
dicen: «La mano de Dios está trabada. ¡Que sus manos sean trabadas y sean
malditos por cuanto dicen! ¡Quía -Sus manos están abiertas. Prodiga a quien
quiere ... ». (Sura 5, aleya 64)
Los judíos y
los cristianos dicen: «¡Somos hijos de Dios y sus predilectos!» Diles: «¿Por
qué, entonces, os castiga por vuestros pecados? ¡Quía! -Sois solamente seres
humanos de cuanto ha creado...» (Sura 5, aleya 18)
Estas
sociedades forman también parte por sus ritos de adoración, ceremonias y
festividades, basados en los desviados y alterados conceptos... Asimismo por sus
regímenes y legislaciones que no se basan en la sumisión a Dios único, al no
admitir el derecho divino en la soberanía y no hacer depender la autoridad en la
legislación de Dios, sino que constituyen organizaciones de la gente que tiene
el derecho máximo de la soberanía que no puede ser más que de Dios -altísimo
sea-.
Antiguamente
les ha acusado Dios de la incredulidad, porque han autorizado este derecho a los
rabinos y sacerdotes para promulgar legislaciones por sí mismos y que la gente
acepte lo que aquellos legislan.
Tomaron por
señores a sus escribas y sus monjes en vez de Dios, así como el Mesías, hijo de
María; cuando no se les ordenó adorar sino a un solo Dios. ¡No hay más dios que
El! ¡Glorificado sea de cuanto le asocian! (Sura 9, aleya 31)
Pues la gente
no creía en la divinidad de los rabinos y sacerdotes, ni tampoco ofrecía sus
ritos de adoración para ellos, sino solamente reconocían el derecho de soberanía
para ellos, al aceptar lo que estos legislaban sin ningún permiso de Dios,
entonces esta gente merece más todavía la acusación de incrédulos al otorgar a
sus semejantes este derecho, sin ser rabinos ni sacerdotes.
Y finalmente
forman parte del mismo cuadro de la sociedad incrédula las sociedades que
pretenden ser musulmanas.
Estas
sociedades entran en el cuadro de la incredulidad no porque crean en la
divinidad de otros señores que Dios ni porque cumplen ritos de adoración en
honor de otros señores que Dios, sino más bien porque no se someten únicamente a
Dios, en su modo de vida, a pesar de su fe en la unidad divina. Atribuyendo los
atributos más ligados de Dios a otros seres que se someten también a otros
poderes que al de Dios y aceptan de estos poderes todo lo que rige sus
organizaciones, sus valores, sus juicios, sus costumbres, sus tradiciones y los
principios que constituyen su existencias.
Dios, -altísimo
sea- dice con motivo de los que tienen el poder:
« ... Quienes
no gobiernan según lo que Dios ha revelado, son incrédulos.» (Sura 5, aleya, 44)
Y dice también
de los gobernadores:
¿No has visto
a quienes pretenden crear en lo que te fue revelado y en lo que fue revelado
antes que a ti, y desean ser juzgados por el seductor cuando les fue ordenado
negarlo? Pero Satanás quiere desviarles profundamente.
Y cuando se les
dice: «Venid a lo que Dios ha revelado, y al Apóstol, verás a los hipócritas
apartarse de ti, desdeñosamente.
¿Y cómo estarán
cuando les azote un infortunio, por lo que sus manos hayan hecho? Luego vendrán
a ti jurando por Dios «¡Sólo hemos ansiado el bien y la concordia!».
Estos son
quienes Dios conoce lo que encierran sus corazones. ¡Apártate de ellos,
exhortándoles, y diles a sus almas, penetrantes! -Jamás enviamos un Apóstol sino
para que sea obedecido como Dios manda. Si cuando pecaron, hubiesen recurrido a
ti y hubieran implorado el perdón de Dios, y que también el Apóstol hubiese
pedido perdón por ellos, entonces encontrarían a Dios remisorio
Misericordiosísimo.
¡Quía! ¡Por tu
Señor! -No creerán hasta que le tomen por juez de sus disensiones, y cuando no
hallen nada que objetar a lo que tú hayas sentenciado entonces, se someterán a
ti totalmente.
(Sura 4, aleyas
60-65)
Dios -altísimo
sea-, ha calificado a los judíos y a los cristianos infieles, igual que a los
que pretenden ser musulmanes, ninguno tiene la fe en un Dios único, sin imágenes
ni otras representaciones materiales de la divinidad, porque no creen en un Dios
único, esto quiere decir apartarse del poder de Dios y salir de su religión.
Algunas de
estas sociedades se declaran abiertamente laicas y no tienen, fundamentalmente,
ninguna relación con la religión; otros declaran también que respetan la
religión, pero no le conceden un sitio en su organización social; afirman no
reconocer al «Mundo invisible», y organizan su vida en la base del laicismo,
considerando que éste se opone al «Mundo Invisible».
Esto es una
pretensión incierta y presenta una aberración de ignorantes.
otras
sociedades atribuyen el poder práctico a otros, en vez de Dios e instituyen
legislaciones que atribuyen a Dios...
Todas estas
sociedades se parecen por el hecho de que no se consagran únicamente a la
sumisión de Dios único.... y encajan todas sin ninguna excepción en el cuadro de
las sociedades idólatras.
Si esto ha
quedado claro, entonces la posición del Islam, respecto a estas sociedades
incrédulas se especifica en una sola frase:
Niega reconocer
a todas estas sociedades como islámicas, así como su legitimidad.
El Islam no
mira los slogans, los lemas y las pancartas que llevan estas distintas
sociedades... Pues todos ellos coinciden en una misma realidad, que es que la
vida no se basa en la total sumisión a Dios único y es por eso por lo que
coincide con todas las otras sociedades en un mismo signo, el de la
incredulidad.
Esto nos
conduce a la última cuestión que es el método del Islam en la resolución de toda
realidad humana. Fue útil referirnos a esta causa en el primer capítulo que
trata de «La naturaleza de la sociedad musulmana», así pues, todo el destino se
basa en la única sumisión a Dios, sin asociados.
La delimitación
de esta naturaleza, da una respuesta decisiva a la cuestión:
-¿Cuál es el origen
de la vida humana y sobre qué base esta vida se apoya? ¿Es la religión de Dios y
su método para la vida? ¿O es la realidad humana,
sea cual fuere?
El Islam da, en
efecto, una respuesta decisiva a este problema, una respuesta neta y que no
supone ninguna duda...
El origen al
cual debe volver el conjunto de los problemas que tocan a la vida humana, es sin
duda alguna, la religión de Dios y su método en la vida. La creencia de que -No
hay más dios que Dios y que Muhammad es su Enviado Mensajero», que es el primer
pilar del Islam, no puede ser desempeñada y cumplida más que bajo este
fundamento. La sumisión a Dios único, recibiendo la forma de cumplir esta
sumisión de su Enviado mensajero, no puede ser realizada nada más que cuando se
reconoce este origen y se siga al pie de la letra sin la menor duda:
« ... Aceptad,
pues lo que del trofeo os dé el Apóstol y absteneos de cuanto él os prohíba ...
». (Sura 59, aleya 7)
luego el Islam
pregunta a las gentes:
« ... ¿Sois,
acaso, vosotros más sabios o lo es Dios?...».
(Sura 2, aleya
140)
Y contesta:
« ... Porque
Dios sabe y vosotros ignoráis.» (Sura 2, aleya 232)
« ... Y sólo se
os ha concedido una mínima parte del saber.»
(Sura 17, aleya
85)
El que conoce,
crea y proporciona el sustento, también, es el único que puede gobernar, y su
religión, que es un método para la vida, debería ser el único origen de ésta; en
cuanto a la realidad de los demás humanos, sus teorías, y sus inclinaciones
tienden todas a empeorar y desviar y a edificarse sobre las ciencias de los
seres, que no saben o que no tienen más que algunos rudimentos de la ciencia.
La religión de
Dios no es ambigua y su método en la vida no es vacilante. Es delimitada por la
segunda parte de la profecía que consiste en creer que Muhammad es el Enviado
mensajero de Dios; esta segunda parte está pues ligada a lo que había comunicado
el Profeta de la revelación (textos institucionales), Si hay un texto, entonces
será la ley y no cabe la investigación.
Pero si no hay
texto, entonces viene la actuación de la investigación según los fundamentos
establecidos en la misma ley de Dios y no según los deseos e inclinación.
«...Si
disputaseis por cualquier causa acudid a Dios y al Apóstol ... ». (Sura 4, aleya
59)
Tanto más
cuanto que los métodos instituidos para el estudio y la interpretación son
conocidos, y no son ni ambiguos ni vacilantes.
No es nada
posible a cualquiera atribuir a Dios una ley instituida por El mismo. El poder
supremo debe ser reconocido solamente a Dios, fuente de la cual emanan todos los
poderes. Estos poderes, no emanan ni del pueblo, ni del partido, ni de
cualquiera; se debe referir a la palabra de Dios (Corán) y al comportamiento de
su Profeta para conocer lo que Dios quiere; esto no es posible para los que se
atribuyen el poder en el nombre de Dios.
Europa ha
conocido este género de reino bajo el nombre de «Teocracia» o «El Poder
Sagrado»; esto no tiene ninguna relación con el Islam.
Ninguna persona
tiene el poder de comunicar la palabra de Dios excepto su Enviado mensajero; hay
textos precisos que delimitan las instituciones de Dios.
Es de señalar
que la palabra «la religión para la realidad» está mal comprendida y es a menudo
mal empleada también; porque está bien entendido, que la religión de Dios es
para la realidad, ¿pero cuál?
Esta es la
realidad que Crea esta religión misma, según su propio método aplicándose a la
naturaleza humana y realizando las reales necesidades humanas sin excepción,
necesidades que el creador impone, porque El sólo sabe.
«¡Cómo no
habría de conocerlas el Creador si es el revelador, omnisapiente!». (Sura 17,
aleya 14)
la religión no
afronta la realidad para justificarla y buscarle argumentos de orden religioso
que puedan servirle de slogans ocasionales, sino más bien para examinar la
realidad verificando lo que es aceptable y lo que debería ser rechazado y a
partir del conjunto de estos elementos hacer la realidad. Es en todo esto, en lo
que reside el significado que quiere probar que el Islam es la religión de la
realidad.
Se puede aquí
preguntar: ¿El interés de los seres no debería plasmar su realidad?
Y una vez más
nos referimos a una cuestión que pone el Islam, y a la cual responde por
«...Sois acaso,
vosotros más sabios, o lo es Dios?...».
(Sura 2, aleya
140)
« ... Porque Dios
sabe y vosotros ignoráis.» (Sura 2, aleya 232)
En efecto, el
interés de los seres reside en lo que Dios ha instituido para ellos. Como El lo
ha revelado por medio de su Enviado mensajero... Si a veces parece a los seres
que su interés está en contradicción con lo que Dios ha instituido para ellos,
entonces no tienen, en primer lugar, en esta causa más que falsas ilusiones.
«... ¡No siguen
sino sus propias conjeturas y las concupiscencias de sus almas a pesar de
haberles llegado la guía de su Señor! ¿Por ventura obtendrá el hombre cuanto
ambiciona? Pero, sólo a Dios pertenece la otra vida y la presente.» (Sura 53,
aleyas 23-25)
Son, en segundo
lugar, infieles los que pretenden que el interés está en contradicción con lo
que Dios ha instituido y quedan un solo instante en esta religión y entre sus
adeptos.
|