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Al-Hiÿâb

 

Busco refugio en Al·lâh[1], El Más Sublime, El Omnisciente, contra el maldito Satanás.

En el nombre de Al·lâh, El Todo Misericordioso, El Muy Misericordioso.

La alabanza es para Al·lâh, lo alabamos y en Él buscamos ayuda y pedimos Su perdón; y en Él buscamos refugio del mal de nuestras almas y de nuestras malas acciones. A quien Al·lâh guía nadie podrá desviarlo y a quien desvía, nadie podrá guiarlo.

 

La vestimenta islámica de la mujer (Al-Hiÿâb)

Cuando hemos hablado del pudor, hemos dicho que el más sublime pudor es el de tener pudor de Al·lâh. La primera aplicación del pudor de la mujer y lo más importante que encarna su pudor es: llevar la vestimenta islámica. En realidad, empezaré con el pudor de la mujer, porque la rectitud de la sociedad depende del pudor de nuestras mujeres. Con ello, no es mi intención, en absoluto, agraviar a las chicas y hermanas. Lo que pretendo es comenzar y hacer hincapié en el pudor de la mujer porque es lo más importante. Pues los enemigos del Islam cuando quieren corromper, intentan suprimir el pudor de la mujer, porque así resultará más fácil destruir a los jóvenes.

Si decimos que el pudor para el hombre es un deber religioso, para la mujer es un deber y una obligación capital. Además la naturaleza de la mujer es más cercana al pudor, y resulta más fácil para ella actuar con decencia. Y el más grandioso pudor de la mujer es el hecho de cubrir su cuerpo.

Quiero preguntarte algo: ¿si poseyeras algo precioso, no lo preservarías? Imagina que posees una perla o un tesoro, ¿no lo guardarías en un lugar seguro? Y ¿no aumentará más la necesidad de ocultarlo cuanto más aumente su valor? ¿O acaso vas a exponerlo ante todo el mundo?

¿Qué es lo más precioso que posee la mujer? ¿No es su pudor? ¿Y no merece ser guardado? ¿Acaso no veis que la concha guarda la perla aunque su aspecto no es maravilloso? Sin embargo, la concha es imprescindible para proteger a esta perla. Así mismo, la vestimenta islámica es indispensable para protegerte.

Aquí, cabe preguntarse: ¿por qué el hiÿâb es un deber para la mujer y no lo es para el hombre? ¿Será una medida de opresión contra la mujer? ¿De qué se trata?

Cien hombres no pueden hacer que una mujer esté atada a ellos, hagan lo que hagan. Sin embargo, una sola mujer puede hacer que cien hombres se enamoren de ella. Por eso el hiÿâb es un deber para la mujer, porque ella es una fuente de seducción.

Veamos algo asombroso: el mundo antes del Islam miraba injustamente a la mujer. Por ejemplo en la época de los romanos, la mujer era valorada según su belleza y su cuerpo. El concepto de belleza para los romanos y las naciones anteriores estaba relacionado con el cuerpo de la mujer. El Islam vino para realzar estos sentimientos y conceptos y para dar más valor a la humanidad y decir al mundo: purificad vuestros gustos. El Islam enseña al hombre que el valor de la mujer no está en su cuerpo, sino en la belleza de sus sentimientos, o sea, la belleza de su interior. Nadie tiene derecho a gozar de la belleza de su cuerpo, exceptuando a una persona: "su marido".

Entonces, ¿quién protege a la mujer y la respeta y quién hace lo contrario?

Pasamos a una importante pregunta planteada por la mayoría de las chicas: ¿Quién dijo que el hiÿâb es un deber?

Al·lâh, El Enaltecido y Glorificado, dijo: "¡Profeta! Di a tus esposas e hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran desde arriba con sus vestimentas." TSQ[2] - 33: 59. La vestimenta es la prenda que cubre el cuerpo. Las palabras de Al·lâh son claras y dirigidas a las mujeres creyentes en la citada aleya. Entonces, ¿quién dice que la orden está dirigida sólo a las mujeres del Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él? Después sigue el dicho de Al·lâh: "Es lo mejor para que se las distinga y no se las ofenda." Es decir que para ella es más apropiado vestirse de esta manera para que se sepa que es comprometida y devota. De esta forma nadie la va a molestar, y será respetada y valorada por toda la sociedad.

¿Cómo puede saber la gente si tu corazón es puro o no? Lo sabrán por tu compromiso con el hiÿâb y el atuendo musulmán: "Es lo mejor para que se las distinga y no sean molestadas."

Al·lâh Dice: "Y di a las creyentes que bajen la mirada con recato y guarden sus partes privadas, y que no muestren sus atractivos a excepción de los que sean externos". Los sabios han consensuado que son la cara y las manos; Y más adelante, Dice: "Que cubran su escote con el velo". ¿Veis la precisión y los detalles? Con el velo se refiere a la prenda de tela larga que cubre el escote, concretamente el pecho y la apertura del cuello. "Y no exhiban sus adornos", que no muestren la belleza de su cuerpo. Esto ha sido repetido dos veces. Volveros todos a Al·lâh, creyentes! Quizás, así, prosperéis" Sura de La luz (An·nûr, 31).

Estos versículos están dirigidos a quien dice que los versículos del hiÿâb no son claros en el Qor´ân, y que están destinados a las mujeres del Profeta, pero en el versículo viene: "Di a las creyentes" " y termina con "Volveros todos a Al·lâh".

¡Hermana! Ponte la vestimenta islámica. Y ¡tu, hermano! Di a tu esposa que se ponga la vestimenta islámica, no la dejes, ayúdala, y proporciónale el ambiente adecuado. Convéncela, porque es tu responsabilidad y vas a ser juzgado por ello.

Al·lâh Dice: "No os adornéis con los adornos del tiempo de la ignorancia", Sura de Los Coligados (Al-Ahzâb, 33). Es una fuerte prohibición, así que cuidado con exhibir tus encantos en público. En el tiempo de la ignorancia antes de la llegada del Islam, el adorno de las mujeres no consistía en ponerse minifalda o vestidos apretados y estrechos. En aquella época las mujeres llevaban trajes largos y anchos, sólo que mostraban el cuello y parte del cabello. Era así como se adornaban en la época de la ignorancia anterior al Islam.

Aquella manera de vestirse se asemeja al hiÿâb incompleto que llevan algunas chicas hoy en día. No quiero ofenderlas, pero se trata de tu pudor con Al·lâh, y de lo que vas a hacer cuando Al·lâh te pregunte por el hiÿâb en el Día de la Resurrección.

Tampoco quiero que se ofendan quitándose este hiÿâb incompleto. Al contrario, estamos muy contentos con el paso que has emprendido, que sin duda es un paso hacia adelante. Sin embargo, queremos otros pasos adelante para que se complete tu hiÿâb, que cubras tu cabello, la apertura del cuello y el pecho, para que no te adornes como se adornaban en el tiempo de la ignorancia anterior al Islam.

Cuando los versículos del hiÿâb fueron revelados, salieron los hombres para recitarlos a sus mujeres, sus hijas, sus hermanas y a sus familiares. ¿Veis cómo el hombre se preocupaba por los que conoce? Así que preocúpate por transmitir todo lo que lees y escuchas a tus hermanas, hijas y familiares, pero de una manera amable y delicada. Los compañeros del Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijeron: juramos en nombre de Al·lâh que, al escuchar los versículos del Qor´ân, no hubo una mujer que no tomara algún vestido suyo y lo rasgara en dos para hacerse un hiÿâb cubriendo así su cabello y cuerpo, dada su condición de extrema pobreza. No hubo una sola mujer que acudiera a la siguiente oración con el Profeta sin llevar su hiÿâb.

Pero hoy en día cuando dices a la mujer: ¡Ponte la vestimenta islámica!, te responde: ¡Me la pondré el próximo invierno, si Al·lâh Quiere, porque no me puedo permitir cambiar ahora todo mi vestuario de verano. Ya conoces mi situación económica. Cuando llega el invierno dice: francamente los vestidos del invierno son más caros, me los pondré, si Al·lâh Quiere, el próximo verano para que pueda comprar bastante ropa adecuada para la vestimenta islámica.

Las mujeres de la época del Profeta(SAAW[3]), no mantuvieron su cabello al descubierto desde el momento en que fue revelada la aleya del hiÿâb, y rasgaron sus vestidos en dos, aún sabiendo que sólo disponía de dos vestidos, por ejemplo.

Aquí radica la diferencia entre nosotros y las mujeres de los compañeros del Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, en lo que se refiere a la fe y el pudor.

El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dice: "Entre vuestras mujeres la más buena es la afectuosa, la fecunda y la consoladora, si teme a Al·lâh, y la más mala es la vanidosa que se exhibe".

La consoladora: se refiere a la mujer que se comporta cariñosamente con su marido y no lo trata con dureza, mientras que la vanidosa es la que se comporta con arrogancia y presunción.

El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dice: "Dos tipos de gente que van al infierno, todavía no los he visto: gente que tiene látigos, como la cola de la vaca, con los cuales azotan a la gente, y mujeres vestidas pero desnudas, desviacionistas y desviadoras, sus cabezas son como las jorobas inclinadas de los dromedarios, no entrarán al Paraíso ni olerán su fragancia, aunque puede percibirse a una distancia de quinientos años.".

Desviacionistas: que se apartan y se desvían de la verdad.

Desviadoras: que separan y apartan a otros del camino de la verdad.

¿Dónde vio el Profeta estas descripciones? Son pruebas de su profecía, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él. Vestidas pero desnudas: no se sabe si van vestidas o no. No entrarán al Paraíso ni olerán su fragancia. ¿No temes por tu hermana y tu esposa?

El Profeta, que los Rezos y la Paz sean sobre él, declaró la guerra a causa de una mujer a la que se le quitó el hiÿâb a la fuerza. Se trata de la invasión de "Banu Qainoqâ’a". Los judíos de Banu Qainoqâ’a vivían en Medina, donde poseían un mercado para el oro. Un día entró una mujer de uno de los compañeros del Profeta para comprar en este mercado. Un judío malicioso se acercó a ella y ató una parte de su traje con el hiÿâb de la mujer, entonces, cuando ésta quiso levantarse, su cuerpo quedó al descubierto, y los judíos se burlaron y rieron de ella. Un Compañero del Profeta mató a este judío y los judíos lo mataron a él. Cuando el Profeta se enteró de este suceso, salió con un ejército con el que sitió a los judíos de Banu Qainoqâ’a, y los expulsó de Medina. Los expatrió, entonces se separaron y murieron. Todo eso por una mujer a la que se le quitó el hiÿâb.

Si el Profeta y sus Compañeros, después de todo este esfuerzo, vieran nuestra situación, ¿qué harían? Y nosotros ¿qué les vamos a decir el Día del Levantamiento?

Un día, el imâm Ahmad Ibnu Hanbal estaba caminando, encontró en su camino a una mujer con su hiÿâb completo y traje largo. De repente, el viento hizo volar su traje ligeramente poniendo al descubierto su talón. Al ver esto, el citado imán cubrió su cara con una parte de su traje diciendo furioso: "estamos en la época de las seducciones". ¿Qué dirías, imán Ahmad, si presenciaras nuestra época?

La recta observancia del hiÿâb para la mujer equivale a una recta observancia de su pudor. Si su pudor es recto, la sociedad será más recta, y su fe será completa "El pudor y la fe están entrelazados" ¿Veis el valor del hiÿâb y cuánto lo necesitamos?

Entonces, ¿qué es lo que impide a las mujeres llevar el hiÿâb? Son varios los equívocos que existen:

*Primer equívoco:

Algunas dicen: no estoy convencida con el hiÿâb. Cuando le preguntas: ¿quién eres? Y ¿Cuál es tu religión? Te responde: mi religión es el Islam, y por supuesto soy musulmana. ¿Y qué significa "musulmana"? El origen de la palabra es "someterse a Al·lâh". No es correcto ser musulmán sólo de nombre, sin que me entregue con todo mi ser a Al·lâh.

Al·lâh dice: "Cuando Al·lâh y Su Enviado han decidido un asunto, ni el creyente ni la creyente tienen ya opción en ese asunto", sura Al Ahzâb (Los Coaligados, 36).

Al·lâh dictaminó el hiÿâb, y después de haber leído las aleyas que hablan del hiÿâb, no es adecuado que tengas otra opción después del dictamen de Al·lâh.

El profeta Ibrâhîm (Abraham) cuando recibió la orden de Al·lâh estuvo a punto de degollar a su hijo sin saber el motivo ni preguntar. ¿Nosotros sabemos por qué Al·lâh ordenó al profeta Abraham hacer eso?

La respuesta es: para enseñarnos el sometimiento y decirnos que esta religión está basada en la obediencia de Al·lâh y de todas sus órdenes aunque no las comprendamos.

Es verdad que, muy a menudo, Al·lâh nos da explicaciones, pero a veces no lo hace, para probar tu fe. Lo que debes decir es que eres débil y no puedes llevar la vestimenta islámica, es menos grave que decir que no estás convencida con el precepto de Al·lâh.

*El segundo equívoco:

Otras dirán: lo realmente importante es mi interior. Yo tengo buenas intenciones, la vestimenta islámica es la del corazón. Yo rezo, practico Salât al-Qiyâm (la oración nocturna voluntaria) y doy limosna.

El Profeta, que los Rezos y la Paz sean sobre él, dice: "No lleva a la práctica esta religión (Dîn) sino aquél que cose todos sus lados". Esto quiere decir que debes tomar este Dîn (religión) por completo, no practicarla parcialmente o dejar algún pilar. Dirás a Al·lâh el Día del Levantamiento: Dios mío, he cumplido muchísimos deberes, creo que es bastante. En cuanto al hiÿâb, ¡llevaba el del corazón!

Al·lâh Dice: "¿Es que creéis en parte del Qor´ân y dejáis de creer en otra?"

Vamos a hacer juntos el recuento. Tú cumples muchos deberes con un corazón purificado... y a raíz de ello, estarás recompensada. Luego sales sin tu hiÿâb y cada vez que un hombre ve tu cabello y tu cuerpo, vas acumulando pecados ¿no es así?

Con toda seguridad estás acumulando malas acciones porque no has respetado las órdenes de Al·lâh. Vas a decir que es un problema del hombre, porque es él quien mira, él está pecando por no haber bajado su mirada. Pero tú también eres responsable, porque eres la que ha provocado su mirada, lo has incitado a mirar. Así, cuando tomas el autobús, entras en el aula...etc. Calcula cuántas malas acciones acumularás a lo largo del día. ¿Crees que no sobrepasarás las mil? Cada hombre tiene ojos y un corazón que desea. ¡Imagina el peso de las malas acciones que se añaden a tu cuenta diariamente! ¿Tus buenos actos bastarán para equilibrar la balanza el Día de la Resurrección? ¿Quién te lo asegura? ¿Te bastarán?

Es más, Al·lâh es Quien te ha creado y es el único que sabe lo que te beneficia y si tus buenos actos te bastarán o los vas a perder.

Temo que estés sosteniendo un jarro agujereado. Cada vez que lo llenas por arriba con buenos actos, todo se derrama por abajo por haber dejado de llevar el hiÿâb.

¿Por qué en esta vida nada te basta, y cada vez que ganas dinero corres para gastarlo, mientras que en el tema de la religión decimos que con lo que hemos hecho de deberes o buenas acciones es suficiente?

*El tercer equívoco: el hiÿâb y el calor:

Una chica dice: mi cabello se daña a causa del hiÿâb cuando hace calor. Es algo que ha sido diagnosticado por los médicos.

Al·lâh Dice: "Di: «El fuego del infierno es aún más caliente»".

El Profeta dice: "El infierno está rodeado de placeres, y el Paraíso, de disgustos ".

Es necesario que sufras un poco, ya que el Paraíso está rodeado de desagrados, y cuanto más difícil sea el hiÿâb para ti, tu recompensa será aún más extraordinaria.

*El cuarto equívoco:

Algunas dicen: yo veo a mujeres que llevan el hiÿâb y sin embargo hacen tal y tal cosa (cosas reprobables). No te engañes a ti misma. Yo también veo a muchos hombres que rezan y cometen adulterio. Entonces, ¿qué? ¿Dejamos de rezar? Conozco a otros que cumplen con el Haÿÿ (Peregrinación a La Meca), pero en realidad se sirven de ello para pulir su imagen de las malas acciones que cometen con regularidad…Entonces ¿qué? ¿No peregrinamos? Y decimos que el defecto está en la peregrinación. No, el defecto está en la gente. Realmente ¿el hiÿâb es malo o lo que está mal es que la gente actúe mal a pesar de llevar el hiÿâb? Debes recordar que "nadie acarreará con la carga ajena".

*El quinto equívoco: 

Algunas dirán: Yo creo que todavía Al·lâh no me ha guiado al buen camino. Estoy convencida del hiÿâb pero Al·lâh me guiará cuando Quiera, puede que a los 50 años. Esto no vale. Al·lâh Dice: "Al·lâh no cambia a un pueblo hasta que su gente cambie lo que está en sí misma".

Al·lâh no te guiará al hiÿâb si no lo deseas en el fondo de tu corazón, si no cambias y deseas realmente llevar el hiÿâb. No digas que Al·lâh todavía no te ha guiado, porque te ha abierto el camino recto con la lectura de estas aleyas del hiÿâb o con la asistencia a alguna conferencia religiosa.

Al·lâh Dice: "Y en cuanto a los tamudeos, les dirigimos, pero prefirieron la ceguera a la guía [al camino recto]".

¿No sientes que esta aleya se dirige a ti? Al·lâh no ha dejado a nadie sin procurarle el camino recto. Cuidado con decir que Al·lâh no me ha guiado.

*Otro equívoco:

Otras dirán: Después del matrimonio llevaré el hiÿâb, para garantizar el matrimonio. Y yo te digo que los hombres a menudo buscan una mujer con hiÿâb más que a una que se descubre. Y te digo también que nadie se casará con la mujer de otro hombre. A cada cual Al·lâh le tiene escrito el nombre de su esposa. Así que no te preocupes y confía en Al·lâh, Él te dará un buen marido. Un hombre fue a Hasan Al Basri y le dijo: "¿Con quién casaré a mi hija?" Y le respondió: "Cásala con un religioso, porque si la ama será generoso con ella, y si la odia no será injusto con ella".

Cuando te cases elige al que está satisfecho con tu hiÿâb y lo respeta. Sólo él será quien te cuide y te proteja.

*Otro equívoco: Todavía soy joven

Tú que tienes 17 años, ¿puedes garantizar que no morirás mañana u hoy? ¿Quién morirá antes que el otro? Cuando en el periódico leemos la página de los difuntos, encontramos que el 40% de éstos son jóvenes, como si se tratara de un recordatorio para la gente.

Tomemos un ejemplo real que me ha contado un amigo de Alejandría, en el mes de Ramadán. Dijo: "Mi mujer lleva el hiÿâb, es obediente gracias a Al·lâh. En el piso de enfrente vivía una chica joven, no llevaba hiÿâb, su vestido no tiene nada que ver con la vestimenta islámica, pero tiene mucha bondad en su interior. Mi mujer tenía buena relación con ella. Es un deber de las que llevan el hiÿâb actuar de ese modo. Un día la chica pidió a mi mujer que la acompañara al mercado para comprar un vaquero Mi inteligente mujer aceptó a condición de que la acompañara primero a una conferencia religiosa. La chica aceptó...Se fueron a la conferencia. El tema versaba sobre el arrepentimiento, y el retorno a Al·lâh. Al final de la conferencia, la chica se conmovió mucho y empezó a llorar. Sólo dijo una frase: "¡Oh Al·lâh, Estoy arrepentida, vuelvo a ti, mi Señor! ¡Dadme un hiÿâb!". Las mujeres la tranquilizaron, diciéndole que se fuera a su casa y que después se pusiera el hiÿâb. Pero no aceptó y quería que le trajeran un vestido largo y un hiÿâb de inmediato. Accedieron a sus deseos, se los puso y salió de la conferencia. Al salir a la calle la atropelló un coche y falleció...

¡Qué buena suerte la suya! ¿Veis cuál fue la última cosa que hizo antes de morir? Entonces, cuidado con decir: "todavía soy joven".

*También existe otro equívoco:

Yo no quiero llevar el hiÿâb porque no va acorde con "la moda".

Entonces, la moda para ti vale más que un precepto de Al·lâh. ¿Pones la moda en una parte de la balanza y la orden de Al·lâh en la otra, y prefieres la de la moda?

¿Hasta este punto no respetas a Al·lâh? ¿La moda es tan apreciada para ti? Te juro que la obediencia da a la cara una espléndida hermosura e inunda de luz el corazón. Serás más encantadora, más guapa y más pura con tu hiÿâb.

¿Quién dice que con el hiÿâb te alejarás de la moda y de la elegancia? Es verdad que no lo llevamos por moda, pero puedes compaginar ambas cosas. Pero si no tienes la posibilidad de hacerlo, entonces llevarás el hiÿâb porque es una orden de Al·lâh, porque obedecer a Al·lâh es más importante que la moda.

Otras dicen:

Yo no quiero llevar el hiÿâb porque quiero ser como las mujeres occidentales. Yo digo: ¿Quién respeta más a la mujer, Occidente o el Islam? Occidente no vende una caja de cerillas o cualquier otra cosa insignificante sin la foto de una mujer desnuda. El Islam es el que preserva y protege a la mujer. Occidente tiene las tasas más elevadas de homosexualidad, y las tasas más elevadas de violaciones, a causa del libertinaje que han difundido. Después de todo eso ¿quieres imitar a Occidente?

Algunas dicen:

No quiero llevarlo porque temo quitármelo después.

Pero, Glorificado Sea Al·lâh ¿porqué no das más prioridad a lo que te hará mantenerte firme en la religión? ¿Por qué no dices que lo normal es llevar el hiÿâb? No niego que es un grave pecado no llevarlo, y el peor pecado es quitárselo después de haberlo llevado. Porque no sólo te has alejado de Al·lâh, sino que habrías provocado dudas y llevado a otras a sentirse mal y a quitarse el hiÿâb. De este modo la religión se convertirá en un juego. En este caso hay que armarse con la voluntad de llevarlo y no volverlo a quitar después. Pero ¿cómo puedes conseguirlo?

1- Buenas amistades que te ayudarán a llevar el hiÿâb.

2- Asistir a conferencias religiosas.

3- El ruego y la súplica a Al·lâh diciendo: "Al·lâh ayúdame a llevar el hiÿâb", así como valerse de plegarias del Profeta (SAAWS) como por ejemplo: "!Oh, Tú que cambias los corazones, consolida mi corazón con tu Dîn!" o, consolida mi corazón con la vestimenta islámica.

¿Por qué después de todo esto te opones a llevar la vestimenta islámica?

Responderás: Yo tengo vergüenza de mis amigas, de mis familiares que no llevan el hiÿâb. Seré menospreciada en mi escuela (de alto nivel) o en mi facultad. ¡Por Al·lâh! ¿No tienes vergüenza de Al·lâh en el Día del Levantamiento, y de su Profeta, que los Rezos y la Paz sean sobre él? ¿No sabes que tendrás sed ese Día y correrás hacia la fuente del Profeta (Al Haudh), que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, para beber? Él intentará darte de beber con su noble mano, un sorbo de agua después del cual nunca volverás a sentir sed. Tú te acercarás, pero los ángeles te alejarán de él. El Profeta dirá: ¡Dejadla es de mi nación!, y ellos le responderán: ¡Oh Mohammad!, no sabes qué es lo que ha hecho después de ti: ha abandonado la vestimenta islámica después de tu muerte! Entonces el Profeta le dirá: ¡lejos, lejos! (refiriéndose a la chica) tal como vino en el hadiz del Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él. ¿No sientes vergüenza del Profeta y sí de la gente?

¿Quién debe tener vergüenza? La que ha destapado su cuerpo o la que ha protegido su Dîn y su cuerpo?

El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dice: "Quien satisfaga a Al·lâh provocando la ira de la gente, Al·lâh estará satisfecho con él y hará que también la gente lo esté, y quien satisfaga a la gente provocando la ira de Al·lâh, Al·lâh estará furioso con él, y hará que la gente lo esté tambiénl".

El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dice:

"No seáis seguidores ciegos diciendo: Si la gente hace el bien, nosotros también lo haremos; y si hacen el mal, nosotros igual. Manteneos firmes: si la gente hace el bien, hacedlo, y si hacen el mal, no lo hagáis".

Esta ha sido mi invitación a nuestras hermanas para que tomen conciencia de la importancia del hiÿâb, pero me queda un consejo y una recomendación. Al·lâh te ha ordenado llevar la vestimenta islámica, pero yo te aconsejo:

1- Realiza los pasos gradualmente. Si ahora deseas llevar el hiÿâb ¡póntelo en seguida¡ pero ¡cuidado con llevarlo sin que reces, sin que ayunes, o que tu comportamiento con la gente, que hasta ahora carecía de la moralidad y la ética propias del Islam, siga siendo el mismo, o que tu pudor con los hombres no haya cambiado!

Si puedes ponerte el hiÿâb hoy mismo y con ello corregir el resto de todo lo que he dicho, perfecto. Empieza a rezar en cuanto escuches la llamada a la oración, hazte amiga de una chica religiosa que se preocupe de obedecer a Al·lâh y que lleve el hiÿâb. Procura leer diariamente el Qor´ân aunque sea poco, y empieza a alabar a Al·lâh diariamente aunque sea poco.

Si cumples estos cinco consejos, tu hiÿâb irá en paralelo con tus prácticas religiosas, con tus virtudes, y serás un ejemplo de lo que es una verdadera musulmana.

Y cuidado con creer que el hiÿâb es únicamente lo que se lleva sobre la cabeza, y que las virtudes y las prácticas no tienen nada que ver.

Si no puedes mejorar tus virtudes y prácticas automáticamente, entonces mejóralas primero y después ponte el hiÿâb. Pero eso no quiere decir que lo vas a llevar al cabo de 6 años, sino de aquí a un mes o dos como máximo a contar desde ahora.

No tienes pretexto, el hiÿâb es un deber. Pero perfecciona primero tu oración y tus prácticas y luego ponte el hiÿâb.

2- Llevar el hiÿâb no es el fin del camino, sino que es el principio con Al·lâh. Aún te quedan muchos pasos.

3- Acuérdate siempre que eres una invitadora al camino recto, que con tu hiÿâb invitas al camino de Al·lâh. Los hombres por el camino no pueden impresionar a nadie; en cambio tú, de camino a la facultad, entre la gente, con tus virtudes, tu sabiduría, tu cultura y tu belleza vistiendo el hiÿâb, eres una antorcha del Islam en movimiento.

Sin necesidad de hablar con la gente de Islam, impresionas. Puedes guiar a miles de personas con tu hiÿâb. Por tanto, ¡ten confianza en tu hiÿâb y en ti misma!

Con tu hiÿâb coges de la mano a mucha gente, purificarás la sociedad. Tu recompensa será enorme, a raíz de guiar a miles de chicas y chicos. Eres su modelo. Por Al·lâh, ¡no dañes la imagen del Islam y de los musulmanes!

Condiciones del hiÿâb:

No voy a imponerte llevar el velo y la chilaba, más bien te propongo estas condiciones para que las apliques, de forma que quede patente que se trata de un verdadero hiÿâb:

1- No deben adivinarse ni las piernas, ni las caderas. No se llama atuendo musulmán lo que no es ancho.

2- No debe ser transparente. No lleves un hiÿâb a través del cual se vea tu cabello. No es adecuado.

3- Debe cubrir todo el cuerpo, salvo la cara y las manos.

4- No debe ser parecido a la ropa de los hombres.

5- No debe estar perfumado.

Con esto concluimos un punto esencial relativo al pudor de la mujer.

Quiero ahora pasar a un punto importante relacionado con el pudor del hombre que es: "Bajar la mirada". Cuidado con decir que las mujeres no llevan el hiÿâb, razón por la cual yo no puedo bajar mi mirada, no es una excusa. Al·lâh Dice: "Di a los creyentes que bajen la mirada y guarden sus partes privadas, eso es más puro para ellos.". Es más puro para tu corazón, porque si no restringes la mirada te sentirás mal. Aquí se plantea la pregunta: ¿es verdad que los corazones pueden enfermar? Claro, porque ves cosas que no lograrás, y el ojo es el mensajero del corazón. El ojo ve y anhela estas cosas pero no las puede conseguir, de hecho, se siente mal. Puedes salir de tu trabajo alegre y llegar a tu casa abatido, o salir de tu facultad alegre por pasar bien un examen, y después a causa de lo que ven tus ojos, volver a tu casa angustiado y agotado.

Y al final, ¿qué has ganado? Nada. Es más, has perdido tu corazón, que estará alejado de Al·lâh; has perdido tus ojos, que han visto lo que está prohibido, y en el Día del Levantamiento serás preguntado por ellos. Has perdido tu alma y tu voluntad. El único ganador es el diablo, pero tú no has logrado nada, salvo la perturbación de tu voluntad y el agotamiento de tu corazón.

Lo que ocurre es que te acostumbras a dejar suelta tu mirada, y después ya no puedes alejarte de este pecado, aunque no te beneficies de nada con ello. Aunque las mujeres sean feas, las miras. ¿Por qué? Porque el diablo te ha hecho habituarte a esta mala costumbre. ¿Dónde está tu pudor? Tienes que controlar tu mirada, debes luchar contigo mismo.

Pero ¿bajar la mirada es una práctica o una moral?

Ciertamente se trata de la llave para el pudor del hombre. Si bajas la mirada vas a ser más apto para la adoración, y estarás más cerca de Al·lâh, que va a iluminar tu corazón. Estas palabras están basadas en la experiencia.

Intenta bajar la mirada una semana, encontrarás las palabras del Profeta de Al·lâh, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, cuando dice: "La mirada es una de las flechas del diablo. Quien se abstenga por temor de Al·lâh, Él le va a recompensar con una fe cuya dulzura encontrará en su corazón".

El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dice: "cualquier musulmán que haya topado con su mirada con los encantos de una mujer – la primera mirada -, y a continuación baje la mirada, Al·lâh le recompensará con una fe cuya dulzura descubrirá". Al·lâh te agraciará con una mayor capacidad de adoración (oración voluntaria nocturna, recuerdo de Al·lâh, humildad ante Al·lâh o lágrimas por temor a Al·lâh) ¿Todo eso por dejar de mirar? Si, porque "quien deja algo por Al·lâh, Al·lâh le recompensa con lo mejor".

Pero, ¡cuidado! El diablo intentará convencerte de que lo que está lejos de tu alcance es mejor de lo que está entre tus manos. A un hombre casado el diablo le embellece las demás mujeres para sus ojos, y le hará verlas más guapas que su propia mujer, aunque su mujer sea más completa y buena. Debes tener en cuenta que lo lícito es más bueno que lo que no está a tu alcance.

Un hombre se acercó al Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, y le dijo: ¡Mensajero de Al·lâh! Quisiera preguntarte sobre la mirada (su vista se topó con una mujer), le respondió: "¡Desvía tu mirada!, no serás juzgado por la primera mirada pero por la segunda sí".

El Profeta dice: "Quien mira en una casa sin el permiso de sus dueños, y éstos le arrancan sus ojos, no merece ninguna indemnización ni perdón". Quien mira en la casa de alguien desde una ventana, a través de una abertura en la puerta o de un telescopio, y él - el dueño de la casa- le arranca sus ojos, no merece ninguna indemnización según dice el Profeta en el hadiz recopilado por An·nisâ´iy.

El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dice: "Los ojos cometen adulterio con la mirada, los oídos con la escucha, las manos cogiendo, las piernas caminando, la lengua con el habla, el corazón con el deseo y las partes privadas o bien lo confirman o lo desmienten".

Los ojos cometen adulterio con la mirada prohibida, el oído escuchando palabras que animan a cometer malas acciones, las manos tocando lo prohibido, las piernas andando hacia lo prohibido (hacia una fiesta ilícita o un lugar sospechoso), la lengua describiendo a tu amigo los encantos de una mujer, hablar con él con grosería o hablar con una mujer por teléfono. Eso no quiere decir que el ojo o la lengua u otros órganos cometen adulterio en el propio sentido de la palabra, sino que, el que hace todo eso, está en el camino del adulterio y a punto de cometerlo. Por lo tanto, el primer paso en el camino del adulterio es la mirada, y lo que te va a proteger de ello es bajar la mirada.

A modo de conclusión, salimos con dos consejos que intentaremos cumplir con la ayuda de Al·lâh, porque si has leído o escuchado esta conferencia es para cambiar. Si no lo haces, es una pena todo el esfuerzo que hayas empleado en leerla o escucharla.

Me acongoja muchísimo recibir llamadas de los tutores o padres de jóvenes que me cuentan que sus hijos cumplen perfectamente su oración en la mezquita y asisten a las conferencias, pero sus comportamientos todavía no son rectos. Siento que todo lo que digo sea en vano, y que estamos escuchando y leyendo pero todavía somos incapaces de llevarlo a cabo.

Los dos consejos con los que salimos, extraídos de la lección del pudor, son:

1- Vamos a bajar la mirada, por pudor a Al·lâh, que dice: "Conoce la perfidia de los ojos y lo que ocultan los pechos".". La frase "Conoce la perfidia de los ojos" se puede aplicar en la situación en que un hombre está entre gente que no conoce, y sigue a una de las mujeres de esta gente con su mirada. ¿Acaso no suele ocurrir? ¿Dónde está tu rubor con Al·lâh que te ve y conoce la perfidia de los ojos?

2- La vestimenta islámica. Convence a tu esposa, hija y hermana, de modo suave, de ponerse una vestimenta islámica. Y si tú restringes la mirada, entonces la ayudarás a llevarlo y a mantenerlo.

En este contexto de la idea de bajar la mirada tanto para las mujeres como para los hombres: "di a las creyentes que bajen la mirada", existe un consejo para los tutores y para los padres: ten pudor de Al·lâh y no impidas a tu hija llevar la vestimenta islámica, ya que llegará el Día en el que estarás delante de Al·lâh y ni siquiera te mirará.

El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dice: "Tres no entrarán al Paraíso y Al·lâh no les mirará en el Día del Levantamiento, entre ellos: el hombre dayûz"

**Dayûz: es aquel que no tiene celos con respecto a las mujeres de su casa [su esposa – su hija – su hermana…etc.] Es decir, que no le importa que otros hombres miren sus cuerpos o tener relaciones extra-matrimoniales con ellas.

El hombre que ve a su hija cometiendo un pecado o sin llevar la vestimenta islámica, sin que su corazón se inquiete por ello y no le ordena o, por lo menos, le explica lo que es correcto ¿Por qué te expones a esto? ¡Por Al·lâh! No impidáis a vuestras hijas llevar la vestimenta islámica, sino ayudadlas…

Por último, mis rezos y mis saludos sean sobre el Profeta de Al·lâh,

que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él.

Que la Paz, la Misericordia, y las Bendiciones de Al·lâh sean con vosotros.


[1] Al∙lâh= significa Dios. Es el Nombre Más Grande que ostenta el Único Creador que posee todos los atributos propios de la divinidad, tal como fue revelado en el Qor´ân.

[2] TSQ = Traducción de los Significados de Al Qor'ân. Es imposible transmitir exactamente los verdaderos significados que contienen las palabras de Al Qor'ân o imitar su elocuente retórica. Se han traducido los significados de Al Qor'ân y no se puede decir que sea una traducción de Al Qor'ân. Esta traducción nunca podrá reemplazar la lectura de Al Qor'ân en lengua árabe -la lengua en que fue revelado-.

[3] (SAAWS): Sal·la Al·lâhu Alayhi Wa Sal·lam: Los Rezos y la Paz de Al∙lâh sean sobre él, que es explicada por los ulemas como sigue:

Sal·la Al·lâhu Alayhi: significa que le cubra con su misericordia…El motivo de traducirlo literalmente es porque estas palabras son repetidas por los musulmanes de todo el mundo, siguiendo el precepto divino de decir esta expresión siempre que se mencione al Profeta, en la llamada a la oración (Al Âdhân) o en cualquier circunstancia, como veneración concedida por Al·lâh a Su último Mensajero, que ha sido enviado a toda la humanidad. Wa sal·lam: significa: y derrame Su Paz sobre él.

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