El
Origen del Idioma Árabe
Historia
La lengua árabe pertenece a la rama
semítica meridional de la familia afroasiática. La literatura
árabe comienza en el siglo VI d.C. y se puede dividir a grandes
rasos en los siguientes períodos:
Siglos antes del surgimiento del Islam las tribus árabes ya
habían emigrado hacia las regiones de Palestina, Siria y
Mesopotamia; los árabes eran el grupo dominante entre los
habitantes de Palmira, gobernada por largo tiempo por una
dinastía de origen árabe, hasta que los romanos destruyeron ese
reino en el 273 d.C. Entre el siglo I a.C. y el siglo III d.C.,
los nabateos establecieron un Estado que alcanzaba el Sinaí en
el occidente, Hejaz en el oriente y desde Mada in Salih en el
sur, a Damasco en el norte, teniendo a Petra como su capital.
Las tribus arabófonas de Palmira y los nabateos usaron el
arameo
como sistema de escritura, pero la influencia del árabe está
claramente atestiguada en inscripciones en las que se usan
nombres propios y vocablos árabes.
El corpus de textos pre-islámicos, que cubre los siglos VI y
VII d.C., fue recogido por los filólogos árabes de los siglos
VIII y IX. pero el árabe clásico no era una lengua uniforme,
pues los filólogos árabes hablan de un dialecto dividido entre
el zona occidental de Hejaz y la oriental de Tamim y otras
tribus beduinas. Los fonemas glotales oclusivos preservados en
los dialectos orientales habían sido reemplazados en los
dialectos de Hejaz por vocales o semivocales.
El Corán, el primer texto literario escrito en árabe clásico,
está compuesto en un lenguaje muy idéntico al de la antigua
poesía. Tras la difusión del Islam se convirtió en la lengua
ritual de los musulmanes y también en la lengua de la enseñanza
y la administración. El incremento de pueblos no árabes que
participaban de las nuevas creencias por un lado y la voluntad
de los musulmanes de proteger la pureza de la revelación por
otro, condujo al establecimiento de normas gramaticales y a la
institucionalización de la enseñanza de la lengua.
El desarrollo de normas gramaticales tuvo lugar en el siglo
VIII, junto con un proceso de unificación y normalización de la
lengua culta. Expresiones y formas propias de la poesía en los
períodos pre-islámico e islámico temprano, así como del Corán,
desaparecieron de la prosa durante la segunda mitad del siglo
VIII. Tras la creación de un árabe clásico normativo por los
gramáticos árabes, la lengua permaneció básicamente invariable
en su morfología y estructura sintáctica, convirtiéndose en la
lengua culta del mundo islámico.
En su forma normativa, el árabe clásico fue adoptado también,
además de por las élites educadas musulmanas, por otras minorías
religiosas, como judíos y cristianos. Sin embargo, la lengua
vernácula desde el principio era muy diferente al árabe clásico,
que se convirtió en una lengua de erudición y literaria incluso
en las regiones arabófonas. Esta situación lingüística, en la
que dos variantes diferentes de la misma lengua, una baja y otra
alta, conviven es lo que se ha denominado diglosia. La cuestión
de cuando se produce esta diglosia en la comunidad arabófona es
muy controvertida. El concepto tradicional árabe es que se
desarrolló en el primer siglo de la era islámica, como resultado
de las conquistas árabes, cuando los no árabes comenzaban a
hablar árabe; otros en cambio llega a la conclusión de que la
diglosia es un fenómeno pre-islámico.
Durante muchos siglos la enseñanza del árabe estuvo bajo el
dominio de los eruditos musulmanes, no teniendo mucho lugar los
judíos y cristiano, que no compartían plenamente la educación
filológica.
Como lengua literaria y erudita, el árabe clásico continúa
hasta el día actual, pero en los siglos XIX y XX surgieron
nuevas élites que influidas por el poder y la civilización
occidental revitalizaron el árabe clásico y formaron una medio
lingüístico denominado árabe moderno normativo, adaptado a las
cuestiones de la vida moderna. A través de los medios de
comunicación, el árabe moderno ha tenido amplia influencia sobre
el público y es la lengua oficial en todos los países árabes,
incluyendo Somalia e Israel. También es la segunda lengua por
todo el mundo islámico, particularmente entre los representantes
religiosos del Islam.
El árabe moderno difiere del árabe clásico sólo en
vocabulario y características de estilo; su morfología y
estructura sintáctica no han cambiado, pero hay innovaciones
periféricas y en secciones que no están estrictamente reguladas
por las autoridades clásicas. Añadido a esto hay diferencias
regionales en el vocabulario, dependiendo de la influencia de
los dialectos locales y de lenguas extranjeras, tales como el
francés en
el norte de África o el
inglés e
Egipto, Jordania y otros países.
Datos
El árabe coloquial es hablado como lengua
materna por unos 150 millones de personas, siendo entendida
también por varios millones que la usan como lengua coránica.
En las regiones donde se
habla la lengua árabe se da la peculiaridad de la diglosía. El
término diglosía se refiere al hecho de que una misma lengua
tiene dos variedades básicas que conviven una al lado de la
otra, realizando cada una funciones diferentes. Probablemente
este es un fenómeno lingüístico universal, aunque en árabe es un
hecho que une a todo el mundo árabe. Salvo los hablantes de
árabe chipriota,
maltés y la mayor parte de las variedades de juba y chádico,
esta característica es común a los demás hablantes de árabe y
probablemente ya proviene del período pre-islámico.
La diglosía se aprecia en
el hecho de usar árabe coloquial para la vida cotidiana y árabe
moderno normativo en la escuela; generalmente el árabe moderno
normativo se usa en textos escritos, sermones, tesis
universitarias, discursos políticos, programas de noticias,
mientras que el coloquial se usa con la familia y amigos, aunque
también en algunos programas de radio y TV. El árabe moderno
normativo es la marca de pan-arabismo, pues entre algunos
dialectos del árabe hay un alto grado de ininteligibilidad, como
entre el marroquí y el iraquí.
Dialectos
En árabe existen dos
variantes—el árabe clásico y el vulgar o coloquial. El clásico
representa la lengua sagrada del Islam y es lengua franca entre los
hablantes cultos en todo el mundo árabe. El término árabe coloquial
se refiere a la lengua normativa que se escucha tanto en la radio y
la televisión, como en las mezquitas. Hay diversos dialectos del
árabe vulgar o coloquial, pero varían bastante según el lugar de
donde procedan sus hablantes. Esos dialectos difieren del árabe
normativo y también lo hacen entre sí en pronunciación, vocabulario
y gramática; por lo general, reciben el mismo nombre de las grandes
áreas geográficas que lo hablan, así se clasifica como
norteafricano, egipcio, y del golfo pérsico. Dentro de estas grandes
clasificaciones, también hay diferencia entre los hablantes urbanos,
rurales y nómadas. No se entienden entre sí quienes no han sido
escolarizados por vivir en las zonas aisladas que existen en el
mundo árabe, aun cuando sean hablantes de la misma versión.
Es muy difícil precisar las fronteras de los dialectos árabes. La
única distinción clara es entre los dialectos beduinos y los
sedentarios. Los dialectos sedentarios y en particular los urbanos
tienden a innovar ya adaptarse rápidamente a las presiones externas
en sus sistemas fonológicos y gramaticales. Los dialectos beduinos,
en cambio, son muy conservadores, tendiendo a preservar la
distinción de género en la segunda y tercera persona del plural en
el pronombre y el verbo, a usar el número dual y el pasivo interno.
Aunque la patria original del
árabe es Arabia, sus hablantes se esparcieron, junto con el Islam,
hacia los cuatro puntos cardinales, a partir del siglo VII d.C. La 'teoría de la ola' afirma que en la medida que los dialectos
son más cercanos al epicentro original, más se parecen entre sí,
pero cuanto más distan del mismo, más diferencias contienen. En este
sentido se pueden dividir los dialectos árabes en dos clases: los
orientales y los occidentales, limitados por una línea que
corresponde a grandes rasgos a la frontera de Egipto con Libia.
Los orientales son generalmente
más conservadores si los comparamos con el paradigma del árabe
clásico, tanto en fonología como en silabización; los occidentales,
tal vez como consecuencia del sustrato
bereber, han
reducido la vocalización interna de palabras individuales que en
ocasiones parecen consistir casi enteramente de consonantes.
En el grupo occidental estarían
los que están al oeste de Egipto, es decir, libio, tunecino,
argelino, marroquí y mauritano. El extinto andalusí, hablado en la
Península Ibérica en la Edad Media y el sículo árabe, también
extinto, pertenecerían a este grupo.
Escritura
El alfabeto
árabe procede
del nabateo y tiene muchos estilos caligráficos, dependiendo de
la época y región geográfica. Se trata de un sistema
consonántico
de 28 letras.
La escritura árabe se escribe de derecha a
izquierda y los libros se leen de atrás hacia adelante. Está
basada en 18 figuras distintas que varían según estén conectadas
con la letra precedente o siguiente. Gracias a una combinación
de puntos encima y debajo de esas figuras, completan las 28
consonantes que con las tres vocales largas, permiten escribir
correctamente.
El alfabeto árabe, que es el segundo
sistema de escritura más usado en el mundo, ha sido adoptado por
otras lenguas no semíticas como el
persa moderno,
o farsi, el urdu,
el malayo y
algunas lenguas del África occidental como el
hausa. El
empleo de la escritura de los versos del Corán como elemento
decorativo durante unos 1.400 años ha desarrollado muchos
estilos caligráficos distintos. La caligrafía es un arte
delicado para los árabes.
Juan 1:1-8 en árabe
Gramática
El sistema fonético árabe cuenta con 28
consonantes. Cuenta además con tres vocales con un sonido largo
y otro breve que originan sílabas largas y breves, tan
importantes para la métrica de esta lengua. Aunque los dialectos
mantienen las vocales largas, han perdido muchos contrastes de
las breves.
Todo el proceso de formación de palabras
dentro del árabe se basa en una mera abstracción, la raíz, que
en términos generales está formada por tres consonantes. Esos
sonidos raíces se unen a determinados patrones vocálicos para
formar los nombres simples y los verbos a los que se añaden los
afijos y forman derivaciones más complicadas. Por ejemplo, el
término bank, que es una palabra nueva, préstamo de otra
lengua, tiene por raíz el grupo consonántico b-n-k;
otro tanto ocurre para el neologismo film que se forma con la
raíz f-l-m.
La formación de los nombres y adjetivos es más variada pues
tienen distintos patrones para el plural. Los llamados plurales
fragmentados se forman al cambiar la configuración de la sílaba
interna del nombre en singular. Por ejemplo, en el caso de los
neologismos bank y film sus plurales respectivos
son las palabras, bunuk para bancos y aflam para
filmes.
En su norma lingüística, el orden que siguen las palabras en la
oración es el que corresponde a la estructura:
verbo-sujeto-objeto. En poesía y en ciertos estilos en prosa,
ese orden puede alterarse; cuando esto sucede, el sujeto se
distingue del objeto por las desinencias de caso, es decir, por
los sufijos que indican la función sintáctica de los nombres.
Esos sufijos únicamente se escriben correctamente en los textos
escolares y en el Corán para asegurar una lectura absolutamente
correcta. En los demás textos árabes, las terminaciones de casos
(normalmente vocales breves) se omiten, y se marcan de la misma
forma que todas las vocales breves interiores. La escritura
árabe no tiene letras para esas vocales; en su lugar, existen
unas marcas pequeñas situadas encima o debajo de las
consonantes. Existen dos tiempos verbales, el perfecto y el
imperfecto, y tres casos para la declinación, nominativo,
acusativo y genitivo.
El acento tónico de la palabra tiende a caer
en la penúltima sílaba, pero si las dos últimas sílabas son
cortas entonces cae en la antepenúltima: falláhum
"campesino", šáriba "él bebió".
El artículo definido,
independientemente de género y número, siempre es el mismo:
al; por ejemplo al-hisanu "el caballo". En árabe no
existe el artículo indeterminado y las palabras de por sí lo
expresan; por ejemplo hisanun "un caballo".
El género masculino se
conoce únicamente por exclusión, es decir que son masculinos
todos aquellos nombres que no son femeninos. Son femeninos los
nombres de cosas que acaban en -at, escrito con ta'
marbuta; ejemplo: madina "ciudad", madrasa
"escuela", balda "pueblo". También muchos nombres de
persona y de animales forman el femenino añadiendo un ta'
marbuta a la letra final del masculino singular. Ejemplo:
yadd "abuelo, hace yadda "abuela", kalb
"perro" hace kalba "perra". Y casi todos los adjetivos
forman el femenino añadiendo un ta' marbuta al masculino
singular; ejemplo: yamil "hermoso" hace yamila
"hermosa". No existe el género neutro.
El número es singular, dual
y plural. El dual se consigue añadiendo al singular la
terminación ani. Por ejemplo, daftar "un
cuaderno", daftarani "dos cuadernos".
El verbo puede ser trilítero perfecto pues tiene tres letras radicales, de las que
están excluidas el hamza, el ia' y la uau,
o trilítero sano, cuando puede llevar hamza o la segunda
radical duplicada, o trilítero enfermo, cuando lleva la ia' o la uau. También hay verbos cuadrilíteros. Los
tiempos son tres: pretérito, imperfecto e imperativo. Las voces
son dos: activa y pasiva. Los modos tres: indicativo, subjuntivo
y condicional.
El orden normal de la
oración es verbo, sujeto, objeto.
Los pronombres son los
siguientes:
Singular
- ana = yo
- anta = tú (m.) anti =
tú (f.)
- hua = él hia = ella
|
Plural
-
najnu = nosotros
-
antum = vosotros
antunna = vosotras
-
hum = ellos
hunna = ellas
|
Nociones
básicas
El árabe es
un sistema de escritura
consonántico
que nace hacia los siglos IV-V d. C. La dirección de la
escritura es de derecha a izquierda.
Las últimas inscripciones
nabateas son del
siglo IV d. C., pero hay tres inscripciones árabes del siglo VI que
representan una etapa temprana del alfabeto árabe. El desarrollo del árabe a
partir del nabateo puede apreciarse en la figura inferior.
Entre estas inscripciones pre-islámicas
(figura inferior) hay una trilingüe (griego-siríaco-árabe)
datada en 512 d. C., una bilingüe (griego-árabe) de Harrān (568 d. C.) y
otra de fecha desconocida de Umm el-Jimāl, que debe ser del siglo VI d. C.
Hay un fuerte vínculo entre esos tres textos pre-islámicos y las
inscripciones nabateas cursivas y los graffitis del Sinaí.
La figura inferior muestra la
inscripción de Harrān, en la que un tal Sharāhil, hijo de Zālīm, registra
haber construido el martyrum en el año 568, un año después de la
destrucción de Jaybar en el norte de Arabia.
Llidad,
que es una población al norte de Jordania. La inscripción está en un
monumento erigido en memoria de un tal Ulaih, hijo de 'Ubaida, secretario de una
cohorte romana, estacionada en la región.
La trascripción del texto es la siguiente:
'-l-l-h g-f-r-'-' (g-j-'-r-')
l-'--l-j-h b-n '-b-j-d-h k-'-t-b '-l-h-l-j-d ('-l-h-b-j-r)
'-'-l-j b-n-j '-m-r-j s-(l-w) '-l-(j-)h m-n (j-q-r-w-h) |
|
El texto de Umm el-Jimal dice lo siguiente:
'Oh Allah, (concede) perdón (o ayuda) a Ulaih, el hijo de 'Ubaida, el
escriba de al-Hulaid (o al-Habir), el más noble de los Banu 'Amr.
،Interceda por él quien (lo lea)!'
La figura inferior muestra la
inscripción trilingüe greco-siríaca-árabe de Zebed, ciudad del norte de
Siria, cerca de Alepo; fue hallada en el dintel de un martyrium y
datada en el 512 d. C. El texto árabe consiste de nombres personales.
La figura inferior muestra la relación
entre el alfabeto árabe y otros derivados del
arameo.
Mientras que algunas tribus árabes se
asentaron en Hatra, Edesa y Palmira, los árabes nabateos emigraron hacia las
tierras bíblicas de Edom, estableciéndose en Petra. En Nehemías 2:19 y 6:1
se menciona a un cierto Gesem el árabe entre los enemigos del pueblo judío,
y es muy probable que esta persona fuera el padre de 'Qainu, hijo de
Gesem, rey de Cedar.', cuyo nombre aparece en letras arameas en un
cuenco de plata dedicado a la diosa árabe Han-'Ilat, hallado en Tell
el-Maskhuta en el wadi Tumilat, en Egipto.
La inscripción más antigua en
lengua árabe es la de
Namāra (figura inferior), si bien su escritura es nabatea.
Pero en un templo nabateo dedicado a la
diosa Allāt, en la tierra de Madián sobre Jabal Ramm unos 50 Km. al este del
puerto de Akaba, se encontró una inscripción (figura inferior) en árabe
arcaico de fines del siglo IV. El texto publica el orgullo de un hombre
seguro de sí mismo que salió al mundo e hizo dinero.
Es una inscripción bilingüe en el que
el otro sistema de escritura es tamudeo con una lectura vertical de arriba
hacia abajo.
Esto puede parecer algo
chocante puesto que el alfabeto arameo contiene sólo 22 consonantes,
mientras que el árabe requiere 28. Si hubieran querido tomarse el
trabajo, los árabes podrían haber derivado su alfabeto del semítico
meridional, ya sea en la forma de los arábigos septentrionales, como
el tamudeo
o safaítico,
o meridionales, como el
sabeo, pues
todos ellos tienen todas las consonantes semíticas, y así se
hubieran ahorrado el problema de las letras ambivalentes. Sin
embargo, hasta cierto punto los árabes habían adoptado la cultura
aramea, y la influencia de ésta era tal que rechazaron el tamudeo y
el safaítico, que todavía se escribían en el siglo IV en la región
donde aparecen las primeras inscripciones arábigas. |
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¿Cómo se puede escribir sin
vocales?
Las
lenguas semíticas,
como la fenicia,
la árabe o la
hebrea se escriben sin vocales. En
español, por
ejemplo, tal cosa sería impensable e imposible pues la confusión
sería mayúscula. Por poner un caso, si escribimos las palabras
nada, nadie, nado, nido o nudo sin vocales tendremos que
todas esas palabras quedan reducidas a las letras nd. La
ambigüedad de tal sistema es patente.
Sin embargo, en las lenguas
semíticas la idea principal de una palabra, la raíz, consiste de
tres consonantes y las vocales incluidas en ella no son parte de la
raíz. Cada trío de consonantes conduce al lector a una idea única y
básica. No puede haber significados totalmente diferentes para un
grupo de consonantes, como sucede en español. Las vocales semíticas
llevan información secundaria que normalmente se deduce del
contexto.
KTB (katab) = escribir
KLB (kalb) = perro
WZN (Wazn) = pesar
KaTaBa
= él escribió
KuTiBa =
fue escrito
KuTuB = libros
De manera que estas tres
palabras pueden escribirse
KTB , sin ambigüedad
en la mayoría de contextos.
Como el Islam condena la
representación de formas naturales, mucho de la creación artística
se ha encauzado hacia la caligrafía.
Los escribas musulmanes se
complacen en adornar las palabras del Corán y se enorgullecen
especialmente de la gracia, equilibrio y ritmo de su caligrafía. El
pasaje del Corán (abajo), realizado por un calígrafo desconocido,
emplea la escritura cúfica clásica, así llamada por la ciudad de
Kufa, centro intelectual de Arabia en el siglo IX. Dicho estilo se
usa todavía en los documentos oficiales.
Una página primorosamente decorada de
un Corán del siglo XVI (abajo), esta caligrafía se realizó en estilo Naskhi.
En las figuras inferiores tenemos una
variada muestra de bella caligrafía árabe en base a un pasaje del Corán que
dice:
'inna halaqnakum min dakarin wa 'unta'
que quiere decir:
'He aquí os hemos creado varón y mujer.' (Sura
49:13)
La escritura cursiva se refleja en la
figura inferior, que son los primeros ocho versículos del capítulo 1 del
evangelio de San Juan. En ese texto las vocales van incluidas para una mejor
lectura e interpretación del mensaje. Dichas vocales, (a, i,
u), son los pequeños signos
diacríticos que van por
encima y debajo de las letras.
La escritura árabe consiste en 29
signos de letras, formados sobre los 22 signos
consonánticos semíticos
primitivos, más otros siete destinados a representar los matices más finos
de pronunciación requeridos por la lengua árabe. El sistema de vocalización
es relativamente simple y consiste en signos vocálicos escritos encima o
debajo de la consonante que precede a la vocal, más un signo indicativo de
la ausencia de vocal.
Probablemente el
siríaco tiene el
honor de ser el antecesor de las notaciones vocálicas supra y sublineales
que luego el judaico
y el árabe harán propias. Algunos eruditos afirman que el alfabeto árabe se
derivó del siríaco. La figura inferior muestra un ejemplo de vocalización,
la letra b, en esos tres sistemas de escritura
La figura inferior muestra el alfabeto
árabe y su transcripción en alfabeto romano.
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