La
Caligrafía en el Arte Islámico
La caligrafía islámica
La Caligrafía en el Arte Islámico
"La caligrafía arábiga
difiere de la occidental de dos modos distintos y fundamentales. Tuvo su origen
no como un medio utilitario de comunicación entre los hombres sino como un medio
sagrado de comunicación entre Dios y los hombres. La escritura arábiga apenas
había evolucionado y era poco usada antes de Muhammad
pero en un siglo se
transformó en una forma majestuosa como vehículo para la transformación del
Corán y de esta forma se convirtió en la herencia de todos los pueblos
islámicos. Tanto para el calígrafo como para el lector tal factor da a este arte
su carácter y su importancia y explica su función no sólo en los libros
sino también como elemento dominante de la decoración arquitectónica y en casi
todas las demás formas de arte: el metal, la cerámica, el vidrio, los tejidos
del mundo islámico.
En segundo lugar la
escritura arábiga se
diferencia de la latina por
su composición. Ambas son
alfabéticas pero, mientras
que las letras latinas
siempre constituyen unidades
separadas, en la escritura
arábiga son parte de una
unidad. Todas las letras
excepto las iniciales de
palabras se unen con las
precedentes y también, con
cuatro excepciones, con las
siguientes. Por lo tanto la
escritura se mueve en
sentido horizontal de
derecha a izquierda con
interrupciones sólo al final
de las palabras o donde se
presenten estas letras
finales. El número de formas
de letras también es menor;
algunas sólo se diferencian
entre sí mediante puntos; y
éstos junto con los signos
diacríticos que indican las
vocales cortas constituyen,
en algunas escrituras, un
importante acompañamiento de
un modo del diseño lineal de
las letras.
Como con las
letras latinas y sus
diversas formas: romanas,
góticas, uncial, itálica,
etc., también existen
distintos estilos de
escritura arábiga. En este
lugar sólo es posible
mostrar las más importantes
y apuntar unas cuantas
formas en que han sido
utilizadas, ...
El estilo más
antiguo conocido es el
cúfico y tiene muchas formas
diversas. En el tipo más
antiguo de Corán son
característicos grandes
alargamientos horizontales
que espacian las palabras
dentro de una misma línea.
La escritura se traza con
una pluma de ancho corte
hecha de cálamo. Ya desde el
comienzo se escribía con
gran refinamiento, Todos los
trazos eran gruesos y con
amplios lazos. Las
terminaciones oblicuas junto
a esas curvas equilibran las
largas horizontales. La
importancia sagrada del
texto se expresa mediante el
empleo de términos
deliberados y abstractos. La
escritura cúfica oriental
acentúa él movimiento
diagonal con sus elementos
rómbicos y con los
verticales. Las altas letras
alif y lam, que en el árabe
se dan juntas con mucha
frecuencia forman unas
marcadas paralelas y, si se
invierten, constituyen una
letra compuesta de doble
curva que domina el diseño
general del escrito.
Otro modelo fue
creado por los calígrafos
africanos y españoles modelo
que marca el acento sobre
las letras finales
extendiéndolas en grandes
curvas. La tinta suele ser
característicamente delgada,
con delicados matices y se
emplearon signos diacríticos
para aumentar los contrastes
de color.
Al mismo tiempo
que la cúfica se desarrolló
otro tipo de escritura más
legible y menos formalista y
en el S. X el calígrafo Ibn
Muqlah formuló las reglas de
proporción y medida para
cada letra. Se crearon
entonces seis estilos
clásicos muy relacionados
entre sí, entre ellos el
maskhi, el thuluth y el
muhaqqaq. La disciplina de
estos cánones de proporción
permite una nueva libertad
de desarrollo sin pérdida de
control. Ya no es importante
la línea de sustentación en
que se apoya la escritura
cúfica, y a la que
proporciona su estabilidad
típica; las letras se pueden
superponer y la pluma se
mueve con una fluidez hasta
entonces desconocida.
En distintas
épocas y en distintos países
se fueron creando otros
estilos de los cuales los
más importantes son el
nasta’lig inventado a
finales del S. XIV y
utilizado en Irán, Turquía y
la India. Tenía una nueva
cualidad lírica: delicados
trazos de movimientos
lineales reemplazaron a la
firmeza sinuosa de la
escritura thuluth. Se
utilizan de manera
característica para
transcribir textos poéticos
más que para el Corán.
En la decoración
arquitectónica y en sus
aplicaciones a diferentes
materiales el máximo logro
de la caligrafía cursiva es
la creación de complejos
diseños dentro de una zona
determinada del edificio. Se
inventaron nuevos estilos de
escritura cúfica: formas
macizas con una firme línea
de base, formas
completamente geométricas
para inscripciones
construidas con ladrillos o
formas en las que la
vertical se retuerce de
forma complicada. La
variedad y la importancia de
la caligrafía es inmensa en
el Islam."
VARIOS AUTORES.-
Enciclopedia universal de la
pintura y la cultura.
Sarpe. Madrid‑ 1982. Pág.
636‑7
La caligrafía islámica
La caligrafía ocupa una posición
muy especial en el arte del Islam, ya que está estrechamente relacionada con la
revelación coránica, de dos maneras: en primer lugar, la palabra de Allah
representa en la forma del Corán el único testimonio de la revelación divina,
que, aunque fue transmitida oralmente a Muhammad, después fue concretada y
difundida por escrito por sus compañeros; en segundo lugar, esta revelación se
califica a sí misma en el Corán como una "escritura armónica'; que está guardada
junto a Allah "en inmaculadas hojas" y que es "bella" e "insuperable". Estas
palabras son hasta hoy día un estímulo para todos los copistas del Corán, para
dejarse guiar en su arte por la belleza celestial de la palabra divina; éstos
han dado a la caligrafía un ímpetu comparable con las fuerzas que engendraron en
el mundo occidental la pintura religiosa y mundana, la escultura y la música.
La caligrafía árabe existe en
todos los tamaños y sobre todos los materiales de expresión artística, pero las
obras más importantes son las que desde el siglo VIII fueron escritas sobre
papel con una sencilla pluma. El calígrafo estaba sentado en el suelo, apoyaba
la hoja sobre una rodilla y escribía con trazados fijos y seguros, que
presuponían un total control psicológico y espiritual sobre la pluma. Era
necesaria una práctica de varios años para e1 dominio de este arte, y las obras
maestras de la caligrafía que se creaban provocaron admiración en todas partes;
fueron coleccionadas, guardadas, altamente apreciadas y se comerciaron con ellas
a precios de coleccionistas.
Al principio, la propagación del
Corán se encontraba en una clara escritura representativa. La escritura de
alfabeto árabe utilizada en Meca y Medina, en la primera mitad del siglo VII es
una escritura consonántica, como todas las escrituras semitas; tiene 28 fonemas
y se escribe de derecha a izquierda, con lo que todas las letras pueden ser
unidas desde la derecha; sin embargo, hay algunas que no pueden ser unidas
hacia la izquierda, por lo que puede haber vacíos dentro de una palabra. Tres de
los fonemas son semivocales, es decir, consonantes que al mismo tiempo sirven
para la grafía de vocales largas, como por ejemplo la “w”, que es también una
"u" larga. Las vocales cortas tenían que
inferirse del contexto, pero pronto se mostró la necesidad de señalar estas
vocales cortas mediante signos de ayuda. Lo mismo vale para el sistema de uno
hasta tres puntos, con los se diferencian estas letras, cuya forma básica es
igual, como por ejemplo la "s" y la "sh'; o la "b" y la "t".
Todavía en
el siglo VII, la escritura cúfica se perfiló como escritura coránica, una
escritura angular de contornos extremadamente claros que también parece
monumental en pequeños formatos y expresa en su impresionante simetría la
conciencia individual, con la que el Islam propagó su escritura en su periodo
clásico. La cúfica era, a pesar de que su nombre deriva de la ciudad de Kufa en
Irak, una escritura que estaba extendida sobre todo el territorio del Islam,
desde al-Ándalus en el oeste, hasta más allá de Irán en el este; era una
escritura universal para una civilización universal. En las escribanías,
especialmente instaladas para ello, se escribieron ejemplares del Corán sobre
pergamino en forma apaisada y se diseñaron inscripciones que se grababan en
piedra y se aplicaban en edificios; también se tejían en telas como ornamentos
o se bordaban.
Hasta
entrado el siglo XII la escritura cúfica continuó siendo la escritura del Corán;
sin embargo, con la propagación del Islam en países en los que se hablaban
otros idiomas distintos al árabe y para los que se adoptó la escritura árabe
(los más importantes son el persa y el otomano-turco), habían surgido nuevas
exigencias en la escritura y se habían hecho efectivos nuevos impulsos.
Para la
escritura diaria en la economía y en la administración, en la cultura y la
ciencia y en la correspondencia privada, hubo desde el principio una forma de
escritura más redonda. Probablemente se desarrollaron de ella los estilos que
el visir Ibn Muqla (muerto en 939) codificó a principios del siglo X en Bagdad
como los "seis estilos”, que desde entonces sirven de pauta para todos los
calígrafos islámicos y que hasta el día de hoy se han perfeccionado en las
direcciones más diferentes: nasj, muhaqqaq, rayhan, tawqi, riqa y zuluz. Ibn
Muqla ideó un sistema con el que se miden las relaciones entre cada una de las
letras mediante puntos con la pluma. Con este sistema se consigue una clara
definición de las proporciones dentro de un estilo de escritura.
Fórmula de
apertura "Con el nombre de Allah" en seis escrituras diferentes. De arriba a
abajo:
riqa, nasj, nastaliq, zuluz, muhaqqaq, cúfica cuadrada.
La
escritura árabe tiene sencillas
formas básicas, pero es
irregular en las proporciones,
porque pequeñas formas redondas
se encuentran junto a largos y
finos trazos verticales, y los
arcos redondos resaltan hacia
abajo. En una línea de escritura
existe siempre un desequilibrio
entre una parte superior
demasiado vacía y una parte
inferior llena de muchas formas
pequeñas. Una y otra vez los
calígrafos se esforzaban por
crear un equilibrio; por
ejemplo, ampliaron los extremos
superiores de las letras en
forma de hojas, o llevaron los
extremos inferiores en
elegantes arcos hacia arriba y
los hacían "florecer" en formas
vegetales, o dejaban que las
propias letras se retorcieran,
doblaran y entrelazaran. De esta
manera surgió la escritura
cúfica "floreciente" o
"adornada'; en la que la
escritura apenas resaltaba ante
un fondo de motivos florales y
de hojas. Los extremos de las
letras fueron incluso ampliados
formando cabezas humanas o de
animales, pero esto nunca
sucedió en los ejemplares del
Corán, sino en inscripciones de
edificios o en vasijas,
especialmente en las de metal.
La
escritura se convirtió rápidamente en una forma de arte que podía ser utilizada
en todas partes y que fue aplicada especialmente para decorar edificios, pues la
decoración figurativa se llevaba a cabo sólo con reservas. Dentro de la
escritura cúfica se formaron estilos locales como el oblicuo ductus “persa”, o
el estilo usual en al-Ándalus y el oeste del norte de África, del que surgió la
posterior escritura "magrebí".
La
introducción del papel, que llegó al mundo islámico en el siglo VIII proveniente
de China pasando por el centro de Asia, fue de gran importancia para el
desarrollo de la caligrafía. Aunque los ejemplares del Corán continuaron
siendo escritos preferentemente en pergamino, porque era más duradero y le daba
un carácter más oficial (lo que también era válido para los documentos), los
escritos cotidianos de negocios y sobre todo los literarios recibieron con la
introducción del papel un impulso comparable al que se produjo con la invención
de los tipos móviles en la imprenta.
Mientras el Corán se escribía en
pergamino, se conservó la escritura cúfica; pero en el siglo XII también se
había ya impuesto aquí el papel, y la escritura cúfica dejó de utilizarse como
escritura del Corán. En su lugar, se utilizaron preferentemente tres de los
estilos codificados por ibn Muqla: el nasj, el muhaqqaq y el rayhan, mientras
que los otros tres estilos estaban más bien reservados a los escritos en
cancillerías, en la administración y en la correspondencia.
El Corán más antiguo conservado en
nasj sobre papel fue escrito en el año 1001 en Bagdad por Ibn al-Bawwab, un
alumno de Ibn Muqla y el calígrafo más celebrado en su época, considerado en la
historia de la caligrafía como el segundo gran teórico después de Ibn Muqla. A
éste le siguió en el siglo mi Yaqut al-Mustasimi (muerto en 1298), un
perfeccionista al que se remiten tanto los calígrafos persas como los otomanos,
que desde entonces han contribuido esencialmente al perfeccionamiento de la
caligrafía más allá de los "seis estilos". En Persia esto fue sobre todo la
formación del nastaliq, un ductus, que se
utilizó preferentemente para textos en lengua persa. Con la adopción del Islam,
los persas adoptaron también la escritura árabe, y encontraron un estilo que se
adecuaba a su lengua y que hoy día es aún vigente. En el siglo XVII se formó
del nastaliq el shikaste, una escritura marcada por la concentración y los
arcos exagerados que tan sólo el hábil lector podía descifrar fácilmente.
Alrededor
de 1500, Shaij Hamdullah otorgó en el Imperio Otomano más claridad a la nasj
acuñada por Yaqut al-Mustasimi, animado por el deseo de facilitar una lectura
más clara; casi 200 años más tarde, Hafiz Osmán mejoró esta calidad mediante
todavía más simplificaciones. La mayor parte de los calígrafos modernos de
Turquía se remiten a esta tradición. Los calígrafos otomanos crearon con el
estilo de la escritura divani su propia variante de la caligrafía para todos
los documentos oficiales. La divani es casi tan difícil de leer como la
shikaste, pero otorga al documento una especial forma interrumpida, en cuyo
principio está una de las invenciones más importantes de los calígrafos
otomanos: la tughra, el intrincado nombre escrito del sultán.
Para un calígrafo fue siempre natural intentar
conseguir durante su formación el dominio de por lo menos, los "seis estilos".
Para ello no bastaba sólo con aprender las bases teóricas de cada estilo;
sobretodo había que tener práctica y un buen ojo para las proporciones de la
superficie que se quería rellenar con escritura. En los ejemplares del Corán en
pergamino era una superficie horizontal, sobre la que las líneas no fueron
ordenadas por palabras sino por grupos de letras, lo que dificulta la lectura
fluida. Con los ejemplares del Corán en papel apareció el formato vertical,
donde cada línea debía acabar con una palabra completa. Para ello, las palabras
no tenían que estar muy juntas ni pasarse de los marcos fijados. De esta manera,
cada línea tenía que ser cuidadosamente planeada si quería ser estéticamente
equilibrada; del mismo modo, la relación entre las líneas debía ser tenida en
cuenta para no confundir los trazos arqueados hacia abajo con los trazos
ascendentes de la línea inferior. Finalmente, las páginas anterior y posterior
tenían que tenerse en cuenta en la planificación del conjunto para evitar así
cualquier desequilibrio.
Estas consideraciones eran válidas tanto para
libros como para composiciones caligráficas, que a veces estaban compuestas por
tan sólo una frase o incluso tan sólo una palabra. Ya muy temprano se encuentran
tales composiciones en objetos de uso habitual, y más tarde en hojas sueltas
signadas, que fueron coleccionadas, pegadas y encuadernadas en álbumes. La
poesía persa en nastaliq, a menudo escrita en diagonal sobre la hoja, era
apreciada en la India y en Irán, mientras que en el Imperio Otomano se
preferían breves textos, en escrituras de diferentes tamaños, sobre hojas de
formato horizontal. Las cerámicas del siglo
X de Samarcanda pertenecen a los ejemplos más impresionantes de la utilización
de escritura en objetos de uso cotidiano. También las innumerables
inscripciones en la arquitectura debían ser exactamente planeadas; en Turquía y
Persia, las obras diseñadas por calígrafos conocidos están a menudo firmadas.
La
caligrafía es un arte que no puede aprenderse mediante la memorización de sus
reglas; para desempeñarlo con gran maestría se requiere de un talento especial.
En la actualidad, los artistas de todos los lugares donde se cultiva la
escritura árabe en su tradición caligráfica se esfuerzan por conseguir este
dominio.
Desde los primeros siglos del Islam han coexistido dos estilos de escritura: el
cúfico, que se distingue por la naturaleza estática de las letras, y una especie
de escritura cursiva, el "Nasji", con formas de fluidez variable. Dentro del
cúfico encontramos el estilo de caligrafía propio de Al-Andalus; algunas fuentes
árabes (Abu Haiyan al-Tawhidi, Ibn Jaldun e Ibn al-Sid de Badajoz, entre otros)
suelen mencionar en sus respectivos tratados, la caligrafía andalusí como un
estilo independiente y particular, aunque no precisan qué características
formales le corresponden.
Todos ellos se refieren al cúfico cordobés de
época omeya, aunque Ibn Jaldun hace referencia también a la cursiva andalusí.
Sobre la caligrafía de Al-Andalus, este sabio teoriza: Al-andalus se ha
distinguido por el poder de los omeyas, los cuales se caracterizaban por haber
desarrollado la civilización urbana, las artes y la caligrafía, la cual llegó a
definirse como una tipología caligráfica propiamente andalusí. Sin embargo, en
al-Andalus, el poder árabe se extinguió y con la posterior mezcla de costumbres
y artes, como consecuencia de la decadencia de la civilización urbana (que este
filósofo sitúa dentro de la historia del Occidente islámico, en el hundimiento
de la cultura andalusí), la caligrafía llegó a ser realmente mala e imperfecta.
Para
la caligrafía arábica, la escritura utiliza el cálamo caña cortada con una punta
doble-, con el que traza líneas precisas y con frecuencia entrelazadas. En
palabras del neoplatónico Al-Tawhidi (m.c.1010), la función del cálamo no es
otra que plasmar en las mejores condiciones posibles una bella caligrafía,
puesto que el instrumento del calí grafo no tiende a aislar los signos, sino que
los integra en un ritmo continuo sin que se alineen en un mismo plano trazos
diferentes. Aquí reside el encanto de la caligrafía arábica, en el modo en que
es capaz de combinar la forma específica de cada letra con la fluidez del
conjunto. Así pues, el cálamo tiene, por un lado, la virtud de grabar los
secretos y expresar con claridad las ideas como el sabio más elocuente, mientras
que por otro, es elogiable su capacidad para traducir lo invisible e informar
acerca de lo oculto.
La
caligrafía se considera la más noble de las artes, puesto que da forma visible a
la palabra revelada del Corán. Puede decirse que nada ha plasmado mejor el
sentido estético de los pueblos musulmanes que la escritura arábica, pues ésta
sabe combinar la geometría con el ritmo, polos entre los que se mueve este arte.
En palabras de Ibn Jaldun: " la caligrafía es un arte noble, ya que la
escritura es una de las características que diferencian al ser humano de los
animales", definiendo seguidamente este arte como el segundo nivel en la
escala de expresión lingüística, es decir, como simple escritura: los trazos que
dibujan las palabras percibidas por el oído y que expresan, a su vez, un
contenido del alma. Para el sabio andalusí Ibn Al-Sid de Badajoz (1052-1127), la
caligrafía hay que definirla como "el procedimiento que permite transmitir el
lenguaje por medio de la escritura siguiendo una serie de técnicas cuya
finalidad es conseguir una letra clara, sólida y hermosa".
El
filósofo árabe Abu Hayyan al-Tawhidi, recoge una extensa gama de opiniones,
atribuidas a los sabios griegos, que nos acerca a la dimensión espiritual que
alcanza la caligrafía: para el geómetra Euclides, ésta es una geometría
espiritual que se manifiesta como instrumento corporal. El poeta griego Homero
la define como "algo que el intelecto manifiesta en el cálamo a través de los
sentidos; cuando el alma se encuentra frente a la caligrafía, ama en ella el
primer elemento (el Intelecto)". La caligrafía como enlace con el mundo
espiritual es puesta también en boca de Platón, que dice: "el cálamo es la
cadena del intelecto, la caligrafía es el regocijo de los sentidos y el deseo
del alma es percibir a través de ella". A Aristóteles también se le adjudica
un concepto de caligrafía acorde con su teoría de la causalidad: "el cálamo
es la causa agente, la tinta es la causa elemental, la caligrafía es la causa
formal y la elocuencia es la causa final", dice el filósofo, destacando el
valor de la caligrafía como vehículo de la elocuencia.
Vemos también cómo la caligrafía adopta la función de transmisora del
conocimiento: tiene el poder de separar las ideas, recomponerlas y preservarlas
como si de las perlas de un collar se tratase. Ibn Jaldun se inclina del lado de
la función comunicativa de la escritura: "la caligrafía es expresión evidente
de la palabra y el discurso, lo mismo que ambos son expresión de las ideas que
contienen el alma y el pensamiento, por lo que ambos deben ser signos
perfectamente claros". La escritura traslada el pensamiento desde la letra
escrita al discurso oral, grabándose en la imaginación, y desde el discurso oral
a las ideas contenidas en el alma. Esta adquiere así la facultad de pasar de una
denotación a la idea denotada sin interrupciones, que es en lo que consiste la
reflexión intelectual, explica Ibn Jaldun. De esta manera, la superioridad de la
escritura frente al lenguaje oral, es resaltada por los sabios al ser ésta
perdurable, trasladar las noticias y las ideas a gran distancia y conservarlas
para el futuro.
Otra
de las funciones atribuidas a la caligrafía es la de traductora del pensamiento
y de los sentimientos; suele ser expresada mediante imágenes literarias, en
concreto a través de la comparación de las artes con la orfebrería y el tejido.
Siguiendo esta similitud, las líneas sucesivas de un texto pueden compararse con
la trama de una pieza de tejido, pues en realidad el simbolismo de la escritura
es similar al del tejido, ya que ambos se refieren al cruce de los ejes
cósmicos: imaginemos un telar primitivo en el que los hilos de la urdimbre
cuelgan verticalmente y la trama los va uniendo horizontalmente mediante el
movimiento de vaivén de la lanzadera, que evoca la repetición de los ciclos de
los días, los meses o los años, mientras que la inmovilidad de la urdimbre
corresponde al eje polar. Este eje es único, pero su imagen se repite en cada
hilo de la urdimbre, al igual que el instante presente, que es siempre uno,
parece repetirse en el curso del tiempo. Del mismo modo que en el tejido, el
movimiento horizontal de la escritura, que es ondulante, corresponde al cambio y
al devenir, mientras que el vertical representa el plano de la Esencia.
En
definitiva, a la belleza de la armonía visual de la caligrafía (que se halla en
consonancia con la belleza superior del alma), se añade el valor de su contenido
intelectual y sentimental, más la clara elocuencia de las ideas transmitidas y
la posibilidad de su conservación y difusión a través del tiempo y el espacio,
todo lo cual convierte a este arte en el más noble de los oficios manuales y en
una de las cualidades fundamentales de la persona ilustrada, o lo que es mas,
del ser humano ideal, que el insigne filósofo Al-Tawhidi define como: "aquél
cuya alma tiene el don de la inteligencia, su lengua el de la elocuencia, su
mano el de la caligrafía, disfruta de un aspecto externo agraciado y tiene un
carácter agradable, posee en perfecto orden las mejores cualidades y ha sido
colmado con una gran profusión de virtudes. Sólo le falta dar gracias por haber
llegado a obtener todo eso".
Carmen Morales Sauces
Tipos de
Caligrafía
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"Allah Akbar" |
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"¡Creyentes!; Se os ha prescrito el ayuno, al igual que se
prescribió a los que os precedieron. Quizás, así, temáis a Allah.". (Noble
Corán: Surah: 2,
Al-Baqarah, verso: 183.) |
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"Y en cuanto a la gracia de tu Señor, ¡publícala!". (Noble
Corán: Surah: 93, Ad-Duha, verso: 11) |
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"Muhammad es el Enviado de Allah." (Noble
Corán: Surah: 48, Al-Fat'h, verso: 29) |
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|
"Quienes crean, aquéllos cuyos corazones se tranquilicen con el
recuerdo de Allah -¿cómo no van a tranquilizarse los corazones con el
recuerdo de Allah?-" (Noble
Corán: Surah: 13, Ar-Ra'd, Verso: 28.) |
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Allah |
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"Solo hay Un Solo Dios: Allah, y Muhammad es el último
de Sus Profetas" |
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"que ha enseñado el uso del cálamo" (Noble
Corán, Surah: 96, Al- 'Alaq, Verso: 4) |
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Allah |
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"Di: «Me refugio en el Señor del alba "
(Noble
Corán, Surah: 113, Al-Falaq, Verso: 1) |
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"Alabado sea Allah, Señor del universo,"
(Noble
Corán, Surah 1, Al-Fatiha) |
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"¡En el nombre de Allah, el Compasivo, el Misericordioso!"
(Basmalah) |
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"Di: «Sólo podrá ocurrirnos lo que Allah nos haya predestinado." (Noble
Corán, Surah: arrepentimiento,
9, Verso: 51) |
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"...¡Y anuncia la buena nueva a los creyentes!"
(Noble
Corán, Surah: 9, At-Tauba, Verso: 112.) |
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"¡Y sirve a tu Señor hasta que venga a ti la cierta!" (Noble
Corán: Surah: 15,
Al-Hujr, verso: 99) |
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|
"Y otra cosa, que amaréis: el auxilio de Allah y un éxito
cercano. ¡Y anuncia la buena nueva a los creyentes!"
(Noble
Corán: Surah: 61,
As-Saff, verso: 13) |
|
|
|
"¡Vosotros, los que creéis, buscad ayuda en la paciencia y en
la azAllah! Allah está con los pacientes."
(From the Holy Qur'an: Surah: 48, Al-Baqara, verso: 153) |
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|
|
"Di: «Sólo podrá ocurrirnos lo que Allah nos haya predestinado." (Noble
Corán, Surah: arrepentimiento,
9, Verso: 51) |
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"...A Ti solo servimos y a Ti solo imploramos ayuda."
(Noble
Corán, Surah 1, Al-Fatiha |
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"Quienes crean, aquéllos cuyos corazones se tranquilicen con el
recuerdo de Allah -¿cómo no van a tranquilizarse los corazones con el
recuerdo de Allah?-"
(Noble
Corán: Surah: 13, Ar-Ra'd, Verso: 28.) |
|
|
|
"ha enseñado al hombre lo que no sabía."
(Noble
Corán, Surah: 96, AL-Alaq, Verso: 5) |
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"Solo hay Un Solo Dios: Allah, y Muhammad es el último de Sus
Profetas" |
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"(Moisés) Dijo: «¡Señor! ¡Infúndeme ánimo! ¡Facilítame la
tarea!"
(Noble
Corán: Surah: 20, Ta-Ha, verso: 25,
26) |
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|
"¡Hombres! Os hemos creado de un varón y de una hembra y hemos
hecho de vosotros pueblos y tribus, para que os conozcáis unos a
otros. Para Allah, el más noble de entre vosotros es el que más Le
teme. Allah es omnisciente, está bien informado."
(Noble
Corán: Surah: 49, Ar-Hujurat, Verso: 13.) |
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|
"¡Allah! No hay más dios que El. el Viviente, el Subsistente. Ni
la somnolencia ni el sueño se apoderan de Él. Suyo es lo que está en
los cielos y en la tierra. ¿Quién podrá interceder ante Él si no es
con Su permiso? Conoce su pasado y su futuro, mientras que ellos no
abarcan nada de Su ciencia, excepto lo que Él quiere. Su Trono se
extiende sobre los cielos y sobre la tierra y su conservación no le
resulta onerosa. Él es el Altísimo, el Grandioso."
(Noble
Corán, Surah 2,
Al-Baqarah, Verso 255.) |
|