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La Mujer en el Islam (III)

 

 

El Casamiento y el Divorcio en la Legislación Islámica

El Matrimonio

Sobre la Ilicitud de Golpear a la Esposa


El Casamiento y el Divorcio en la Legislación Islámica

 

Por Nezar Ahmad Al-Sabbagh

 

EL MATRIMONIO (EN LA LEGISLACIÓN ISLÁMICA)

EL MATRIMONIO ANTES DE LA ERA MUSULMANA

CARACTERÍSTICAS DEL MATRIMONIO LEGAL

LA DIGNIDAD DEL MATRIMONIO EN LA LEGISLACIÓN ISLÁMICA

EL CONTRATO MATRIMONIAL

CASAMIENTO CON LAS ADEPTAS DEL LIBRO

CASAMIENTO CON ATEAS

PROHIBICIONES DEL CASAMIENTO DE UNA MUSULMANA CON UNO NO MUSULMÁN

DOTE EN EL MATRIMONIO

MANTENIMIENTO DE LA FAMILIA POR EL HOMBRE

DERECHOS MATRIMONIALES

EL DIVORCIO

SISTEMA DEL DIVORCIO, EN EL ISLAM

EL DERECHO AL DIVORCIO

¿COMO SE EFECTÚA EL DIVORCIO?

REQUISITOS DEL QUE EFECTÚA EL DIVORCIO

ALGUNOS VERSÍCULOS DEL CORÁN Y HADICES DEL PROFETA SOBRE EL DIVORCIO

HADICES DEL PROFETA

EL DIVORCIO SEGÚN OTRAS RELIGIONES

EL PORQUE DEL DIVORCIO EN EL ISLAM

 


EL MATRIMONIO (EN LA LEGISLACIÓN ISLÁMICA)

Es el modo elegido por Dios para la humanidad para que se multiplique y conserve su especie hasta el fin del mundo, y constituya la vía natural para unir dos vidas que se aman y se respetan.

El primer matrimonio fue el de Adán y Eva. Dios creó esta primera pareja y la adaptó para que pudiera vivir y engendrar, y fue a partir de su descendencia como empezó el casamiento y la multiplicación de la especie humana.

Dios hizo que la unión del hombre y la mujer, una unión noble y sagrada por la cual se complementan y se cuidan mutuamente, por eso, el Islam aconseja a los musulmanes casarse ya que por el matrimonio se benefician ambos contrayentes además de satisfacerse mutuamente el instinto natural y sosegarse el alma en su lucha interior, apartando a la pareja del camino ilícito.

Dice Dios en su Sagrado Libro:

¡Oh humanos!, ciertamente os creamos de un hombre y de una mujer y hemos hecho de vosotros pueblos y tribus para que os conozcáis. Por cierto que, el más honrado de vosotros ante Dios es el más timorato; porque, Dios es sapientísimo y está bien enterado. (Sura 49, versículo 13)

También dijo:

¡Oh humanos! Temed a vuestro Señor que os creó de un sólo ser, del cual creó a su esposa y, de ambos hizo descender a innumerables hombres y mujeres. Temed a Dios, en nombre del cual os interrogáis y no rompáis los vínculos consanguíneos. Ciertamente, Dios es vuestro veedor. (Sura 4, versículo 1)

El enlace matrimonial es una unión sagrada en la que Dios ha impuesto ciertas condiciones para perfeccionar y honrar la descendencia.

Dice Dios en el Sagrado Corán:

Por cierto que, honramos a los hijos de Adán y les condujimos por la tierra y por el mar. (sura 17, versículo 70)

El sistema establecido en el Islam para el matrimonio, ha sido revelado por Dios; El conoce mejor que nadie la naturaleza y las exigencias de la humanidad.

EL MATRIMONIO ANTES DE LA ERA MUSULMANA

Entre las distintas formas de casamiento que había antes de la legislación islámica podemos citar como más importantes:

a) El casamiento tradicional: conocido actualmente, en todos los países islámicos, teniendo en cuenta las modificaciones islámicas. Dicho enlace se efectúa tras haber pedido el hombre, por medio de su familia, la mano de la mujer, y haber llegado a un acuerdo en lo que respecta a la dote y otras condiciones. Después de esto se celebra el matrimonio.

b) Casamiento en grupo: Consistía en que un grupo de hombres, como máximo diez, tenía relación sexual con una mujer, acercándose uno tras otro a ella. Si quedaba embarazada mandaba llamar al grupo después de haber dado a luz, sin que ninguno se pudiese negar, y ella elegía de entre todos al que suponía padre de su hijo, él tenía que aceptar sin poder rehusar.

c) Casamiento de intercambio: Consistía en que un marido le proponía a otro cambiar sus mujeres, dándole algo a cambio.

d) Casamiento con prostitutas: Esta forma se basaba en que hombres, sin limitación de número entraban a las casas de mujeres que eran prostitutas, las cuales señalaban su puerta con un banderín. Cuando éstas se quedaban embarazadas y daban a luz, reunían a los hombres y llamaba a averiguadores para que decidieran de quien era el hijo, el cual se quedaba con el padre que le habían designado.

En la legislación islámica revelada al profeta Muhammad -la paz y la bendición de Dios sean con él- se prohibieron todas estas formas, excepto la primera que está en vigor en todos los países musulmanes y se sigue aplicando
pero modificada de acuerdo con las normas del sistema islámico.

Consta de dos partes fundamentales: la petición y la aceptación «Al-Iyab y Al-Qabul» y una condición: la presencia de testigos. Con estos requisitos se establecen los derechos y deberes matrimoniales.

CARACTERÍSTICAS DEL MATRIMONIO LEGAL

Hoy día podemos ver que hay muchos matrimonios en los que reina la discordia debido a que se encuentran, desde el principio, apartados de la legislación islámica.

El casamiento legal islámico tiene que reunir estas características:

a) Buena elección: Es derecho de cada uno elegir libremente al que vaya a ser compañero de su vida. El Islam aconseja a los musulmanes, que el factor fundamental de su elección sea la conducta moral y religiosa.

El profeta de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él- dijo:

«Si os viene (para pedir la mano) alguien del que os gusta su religión (comportamiento religioso) y moral, debéis casarle. Si no lo hacéis será una gran desgracia y corrupción».

También dijo:

«Se busca el matrimonio con una mujer, por cuatro cualidades: por su riqueza, belleza, nobleza y religión. Elige a la que tenga mejor comportamiento moral y religiosa y serás feliz».

Y dijo. «Una esclava negra creyente es mejor .. »

Cuando el hombre ha sabido elegir bien a su compañera, su vida matrimonial estará llena de amor y concordia, en su hogar reinará la paz y felicidad y los hijos, fruto de su matrimonio, traerá la felicidad a los padres. Por eso, la buena elección abarca la buena moral. Cuando una mujer elige a un hombre de moral desviada, será desgraciada con él, del mismo modo que cuando un hombre elige a una mujer de mala conducta, será desdichado con ella y en el hogar reinará la discordia y la infelicidad.

b) Aceptación de buen grado: Es posible que el hombre elija una buena mujer y pida su mano a los familiares, los cuales aceptan gustosos pero sin el consentimiento de ella. Esto está en contra de la legislación islámica, ya que el casamiento tiene que reunir el requisito de la plena aceptación por parte de ambos contrayentes y está absolutamente prohibido obligar a alguno de ellos a realizar dicho matrimonio.

c) Libertad de poner condiciones en el contrato matrimonial: La aprobación en el casamiento debe ser mutua por parte de los contrayentes. Esta aprobación debe incluir todas las condiciones puestas por ambos (dentro del marco islámico). Por ejemplo: la esposa tiene derecho a estipular en el contrato matrimonial, la condición de que su esposo no se case nada más que con ella, durante su matrimonio si sabe que no puede soportar la presencia de otra mujer que comparta su hogar.

d) No limitar el matrimonio a un tiempo determinado: Porque el fin del matrimonio no es el satisfacer las pasiones y disfrutar de la mujer durante un tiempo determinado, ya que Dios lo ha legislado como una unión para toda la vida, pues en caso de que hubieran de divorciarse sería por un asunto casual fuera de la marcha natural del matrimonio.

e) La autoridad de la familia pertenece al hombre: En las tareas de la vida, Dios ha capacitado al hombre así como a la mujer, para que puedan realizar sus funciones cada uno dentro de su campo dando al hombre en los casos normales la autoridad suprema de la familia.

f) Respeto y buen trato mutuo: Es uno de los mandatos del Islam dentro del marco familiar. Todos los asuntos que puedan surgir dentro de la familia deben ser tratados por sus miembros con sinceridad y obediencia entre ellos, basándose siempre en los mandatos de Dios que deben ser norma tanto en la familia como en la vida.

Dios -altísimo sea- dice en el Sagrado Corán:

Más bien, convivir con ellas bondadosamente, pues si las aborrecéis podría ser que despreciárais una cosa a la cual Dios ha dotado de muchas virtudes. (Sura 4, versículo 19).

El profeta de Dios-la paz y las bendiciones sean con él dijo:

"El mejor de entre vosotros, es quien mejor trate y cuide a su mujer''.  (Relatado por Attirmizi).

LA DIGNIDAD DEL MATRIMONIO EN LA LEGISLACIÓN ISLÁMICA

El matrimonio es un deber impuesto a cada musulmán. Es una necesidad social que el hombre realiza para protegerse del instinto sexual y conservar la especie que Dios santificó.

El profeta de Dios dijo:

«¡Oh jóvenes, quien de vosotros tenga medios para casarse, debe casarse. Quien no pueda es mejor que ayune pues esto le servirá de protección».

(Relatado por Al-Bujari y Muslim, entre otros).

A través de estas palabras, el profeta-la paz sea con él hace llamamiento a los jóvenes que tengan medios económicos hacia el matrimonio, ya que el Islam desaprueba la vida monacal.

El profeta de Dios -la paz sea con él- era el más piadoso de todos, sin embargo se casó, luchó por la causa de Dios y enseñó a la gente la religión.

«AL-JITBAH» (Petición de mano)

Es como el prólogo del casamiento. Dios -altísimo - lo legisló para que se efectuara antes del contrato matrimonial y pudieran conocerse los contrayentes.

Debe estar exento de cualquier prohibición divina. Por ejemplo: Que alguno de los dos o ambos tengan en este momento otro compromiso matrimonial con otra persona.

Está prohibido quedarse a solas sin la presencia de un familiar. El novio sólo puede ver la cara y las manos de la novia.

EL CONTRATO MATRIMONIAL

La base fundamental del matrimonio, es la aprobación mutua de ambos contrayentes, siendo necesario manifestar dicha aprobación de cualquier forma. La manifestación de dicha aprobación recibe el nombre de «Al-Iyab y Al-Qabul» en el Islam (la petición y aceptación). Por ejemplo: cuando el padre en representación de la novia dice: te ofrezco a mi hija como esposa», y el novio dice: «Acepto». Esto no implica que la aprobación por parte de ambos es mutua

Es obligación del contrayente cumplir todas las condiciones impuestas en el contrato matrimonial.

Esta ceremonia debe hacerse abiertamente, pues el Islam prohíbe realizarlo de una forma secreta e igualmente debe realizarse ante la presencia de testigos.

El profeta de Dios -la paz sea con él- dijo:

«No es válido el casamiento, si no hay tutor
1 y dos testigos». (Relatado por Addarqutni).

En el Islam está prohibido el casarse con aquellas personas con quienes se tienen lazos familiares, vamos a ver quienes son:

1) Mujeres con las que jamás se puede efectuar matrimonio por:

a) parentesco por lazos familiares consanguíneos

b) parentesco por lazos familiares no consanguíneas

c) lazos familiares indirectos (mediante nodriza)

Según podemos ver en el versículo siguiente: 

«Os está vedado casaros con vuestras madres, vuestras hijas, hermanas, vuestras tías paternas o maternas, vuestras nodrizas, vuestras hermanas de leche, vuestras suegras, vuestras hijastras, que están bajo vuestra tutela, «hijas de las mujeres con quien os hayáis casado»: pero si no habéis tenido contacto con ellas, no seréis recriminados, porque las desposéis. También os está vedado el casaros con vuestras nueras, «esposas de vuestros hijos carnales» y uniros en matrimonio con dos hermanas salvo el hecho consumador*; porque Dios es indulgentísimo, misericordoisísimo».  (Sura 4, versículo 23).

* Nota del traductor: Hecho consumado anterior a la legislación islámica del matrimonio,

La madre en cuestión en este vehículo es, la madre, abuela, bisabuela, tatarabuela... tanto materna corno paterna.

En cuanto a las nodrizas sucede lo mismo que en el caso anterior.

2) Mujeres con las que está prohibido cansarse en un tiempo determinado.

a) Casarse al mismo tiempo con dos hermanas.

b) Con la esposa de otro.

e) Con la «mu'addadh» (divorciada o viuda durante el tiempo que le impone el Islam para no contraer matrimonio, que es el de tres menstruaciones).

d) Con su propia esposa después de haberla divorciado tres veces.

e) Con una adúltera que no esté arrepentida. El arrepentimiento del adúltero o de la adúltera, tiene que ser sincero, prometiendo no volver jamás a cometer adulterio y pidiendo perdón.

f) con su propia esposa por la que haya jurado cuatro veces que es adúltera.

Dios -altísimo sea- dice en el Sagrado Corán:

«Pero, quienes acusen de adulterio a sus mujeres, sin más testigos que ellos mismos, jurarán cuatro veces, por Dios, que son veraces; y el quinto juramento será que la maldición de Dios caerá sobre ellos si fueran perjuros.
Y ella se librará del castigo, jurando cuatro veces por Dios, que él es perjuro; y en el quinto juramento ella imprecará la ira de Dios sobre sí misma si él fuera veraz
». (Sura 24, versículo 6-9).

g) Con la idólatra.

Dios -altísimo sea- dice en el Sagrado Corán:

«No os caséis con idólatras mientras no sean creyentes pues una esclava creyente es mejor que una idólatra, aunque ésta os guste.
Tampoco caséis a idólatras asociadores mientras no sean creyentes, un esclavo creyente es mejor que un idólatra aunque éste os guste.
Ellos os incitan al fuego infernal y Dios os invita al Paraíso y al perdón...
» (Sura 2, versículo 221).

h) Con más de cuatro.

CASAMIENTO CON LAS ADEPTAS DEL LIBRO
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Dios -altísimo sea- dice en el Sagrado Corán:

«Hoy os está permitido todo lo bueno, así como la comida de los adeptos del Libro, lo mismo que la vuestra es lícita para ellos. Os está permitido además, casaros con las castas creyentes, y las castas de quienes recibieron el Libro antes que vosotros
3, con tal de que las dotéis, y siempre que seáis castos y, no adúlteros ni buscando amantes en ellas.. Mas quien reniegue la fe, su obra se desmerecerá y se contará en el otro mundo, entre los desventurados». (Sura 5, versículo 5).

El Islam permite casarse al musulmán con las cristianas y judías, y les ordena que las dejen practicar su religión, pero deben al mismo tiempo explicarles el Islam para que sepan las normas básicas en la vida matrimonial. (Sura 5, versículo 5) en relación a la religión de su marido.

El matrimonio ha de celebrarse de acuerdo con la legislación islámica, puesto que la legislación garantizó todos los derechos, tanto de la mujer como del hombre.

CASAMIENTO CON ATEAS

El Islam prohíbe el matrimonio con las ateas porque no tienen religión divina, que es la que nos prohíbe hacer el mal, nos ordena hacer el bien y orienta nuestra vida por el buen camino. Ellas al no tener nada de esto, actúan según sus deseos y pasiones y no respetan los mandatos divinos.

PROHIBICIONES DEL CASAMIENTO DE UNA MUSULMANA CON UNO NO MUSULMÁN

El Islam prohíbe a la musulmana casarse con uno no musulmán ya sea adepto del Libro u otro, porque:

Al no creer el marido en el Islam, su propia convicción religiosa no le obliga a respetar el credo de la mujer, y como consecuencia de ello y siendo el cabeza de familia, podrá obligar a la mujer a una conducta contraria a su creencia islámica o dicho de otra manera, ¿Cómo podría haber paz y tranquilidad en un hogar en el que el cabeza de familia no cree en la religión de su esposa, ni respeta a su Profeta, a pesar de que ella cree en el Libro original de su marido y respeta a todos los profetas?

Dios -altísimo sea- dice en el Sagrado Corán:

«El enviado cree en lo que le fue revelado por Dios y también los creyentes. Todos creen en Dios, en sus ángeles, en sus libros y en sus enviados. «Nosotros no hacemos distingos entre ninguno de sus enviados», y dicen: «¡Escuchamos y obedecemos! ¡Sólo anhelamos tu indulgencia, oh Dios nuestro, y a Ti será el retorno! ».   (Sura 2, versículo 285).


DOTE EN EL MATRIMONIO

El Islam prescribió que el marido diese la dote a su esposa, perteneciendo únicamente a ella, sin tener derecho alguno sobre dicha dote nadie de la familia.

Esto es como símbolo social que conduce al amor y fortalece la amistad.

El profeta de Dios -la paz sea con él- dijo: «Regalaos para que os améis».

Dios -altísimo sea- dice en el Sagrado Corán:

«Dad a las mujeres espontáneamente, sus dotes, y si es voluntad de ellas, concederos una parte, disfrutadlo con buen provecho».
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El Islam no pone límites a la dote y lo deja a la elección de la esposa. Dicha dote puede ser tanto material, como no material. La exageración por parte de la mujer va en contra de la religión ya que hace de esto un obstáculo para el hombre con pocos recursos.

Se puede dar por adelantado o aplazado; o bien dar una parte y aplazar la otra, considerando siempre, esta parte aplazada, como un préstamo de la mujer a su marido.

MANTENIMIENTO DE LA FAMILIA POR EL HOMBRE

El Islam obliga a mantener a la esposa en todas sus necesidades, de comida, vestidos, medicinas, etc., aunque la posición económica de ella fuera desahogada.

En un relato viene que: Muaw¡yah Al-Qushairi preguntó al profeta de Dios -la paz sea con él-:

«¡Oh profeta de Dios! ¿Cuáles son los derechos de nuestras esposas respecto a nosotros? Le contestó: Sustentarla cuando comas, vestirla cuando vistas, no le pegues en la cara, no la insultes y no la abandones, a no ser que sea en tu casa».

Todo esto es obligación del hombre ya que la mujer no tiene el deber de trabajar para el mantenimiento del hogar, pero si la mujer desobedeciera al marido, éste no tiene ninguna obligación de darle a ella estos derechos.

Si el marido fuera tacaño con su esposa, el juez le obliga a mantenerla en todas sus necesidades, considerando los gastos que durante cierto tiempo le hayan faltado como un préstamo de la mujer al marido.


DERECHOS MATRIMONIALES

Si el matrimonio es válido y el contrato matrimonial perfecto, sin que le falte ningún requisito, deben establecerse los derechos y deberes siguientes:

1) Derechos mutuos.

2) Derechos de la esposa.

3) Derechos del esposo.


1) Derechos mutuos

a) La herencia, entre ambos, queda establecida al realizar el contrato, de manera que si muere uno, lo herede el otro.

b) Deben convivir bondadosamente y respetuosamente.

e) Y satisfacerse mutuamente.

2) Derechos de la esposa

Tiene el derecho de:

a) Dote y mantenimiento con justicia. 

b) Ser honrada y bien tratada por su marido. 

c) No debe ser humillada ni insultada por su marido. 

d) El esposo debe satisfacerla sexualmente.

3) Derechos del esposo Tiene el derecho de:

a) Ser obedecido por su esposa dentro de los mandatos de Dios.

b) La esposa debe conservarlos bienes de su marido y no malgastarlos.

c) La esposa no debe hacer cosas que no le gusten a su marido, como permitir a alguien, que al marido no le agrada, entrar en su casa. Hacer algún regalo que el marido no quiere.

d) La esposa debe cumplir con todas sus obligaciones dentro del hogar.


EL DIVORCIO

Hay gente que no ve bien el divorcio, ya que lo consideran como una corrupción para la sociedad humana y por lo tanto de la familia, como parte fundamental de la sociedad.

El divorcio es considerado por muchos como un error en el Islam y en su legislación, mientras que nosotros, los musulmanes vemos nuestra religión como una institución divina que Dios reveló para organizar nuestra vida en la fe, en la sociedad, en la política y en todos los campos.

La humanidad, hoy día, está sufriendo las consecuencias de las leyes y legislaciones humanas sin darse cuenta de que la verdadera felicidad se encuentra dentro del ámbito del Islam, cuyas legislaciones fueron las últimas reveladas por Dios, a la tierra.

¿Porqué miran al divorcio con desprecio, cuando viene como una solución para resolver el problema de la desunión matrimonial, después de todo intento de arreglo? ¿Por qué se extrañan? ¿Prefieren acaso que permanezcan unidos a pesar de las discordia, desavenencias e infelicidad que tengan? ¿O es que lo consideran como un desprecio a la mujer o un insulto a la santidad del matrimonió?.

Ciertamente el Islam se afierra a la unión eterna del matrimonio y prohíbe limitarlo a un tiempo determinado, ya que si así fuera sería como un disfrute temporal-a pesar de que antes de que se revelase completamente la legislación islámica estuviera permitido-.

Debido a la diferencia de caracteres y temperamento de los humanos, a veces se pueden producir en el hogar fuertes discordias, que dan origen a discusiones y disputas sin ninguna solución. De ahí que el Islam, haya establecido el sistema del divorcio que es lo más detestable ante Dios.

El profeta de Dios -la paz y bendición sean con él dijo:

«Lo más detestable, de lo lícito, ante Dios es el divorcio».

Dios legisló el divorcio temporal o permanente según los casos, permitiendo a cada uno buscarse un nuevo compañero en el que pueda encontrar la paz, la felicidad y el amor.

En las naciones que no se permite el divorcio podemos ver, que los problemas que surgen en el matrimonio van minando la sociedad. La pareja antes de casarse estaba de acuerdo en todo, pero una vez casados y después de descubrirse los defectos, surgen los problemas que rompen la vida conyugal. Esto hace que desparezca el amor y la paz, y al no permitírseles el divorcio, en este caso, buscan por caminos ilícitos otro compañero que les dé la felicidad y el amor que no encuentran en su propio hogar. De ahí surge la prostitución y la corrupción, que se van extendiendo por la sociedad, haciendo de ésta un reino de intranquilidad y de enfermedades psíquicas.

SISTEMA DEL DIVORCIO, EN EL ISLAM

El Islam ha puesto varios caminos para cuando la discordia reina en el hogar porque considera el enlace matrimonial como una unión sagrada que no debe deshacerse por cualquier desacuerdo.

Dios nos da a conocer en el Sagrado Corán, la importancia de dicha unión:

...Habiendo recibido ellas una solemne promesa de vosotros»  (Sura 4, versículo 21).

Por eso, en caso de que surgieran desavenencias matrimoniales, el Islam ordenó los siguientes pasos:

a) Recapacitar con sinceridad cada uno en sus problemas, pensando en el futuro de sus hijos porque los dos son responsables del hogar.

El profeta de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él- dijo:

«El hombre es pastor de su familia y es responsable de todos sus miembros. La mujer es pastora en la casa de su marido y es responsable de sus miembros».

También dijo:

«Todos los hijos de Adán pueden equivocarse y los mejores equivocados son los arrepentidos».

El Islam pide que ambos cónyuges que se soporten mutuamente y disimulen, ante la gente, la falta de su compañero.

Dios -altísimo sea- -dice el Sagrado Corán:

«...Convivid con ellas bondadosamente; Pues si las aborrecéis podría ser que despreciarais una cosa a la cual Dios ha dotado de muchas virtudes.»  (Sura 4, versículo 19)

Hay muchos matrimonios que hasta después de Pasado mucho tiempo no se conocen lo suficiente, de ahí que el Islam ordene a ambos cónyuges tolerarse recíprocamente y evitar los posibles desacuerdos que pudieran surgir.

Puede que alguien plantee esta pregunta: ¿Por qué no hay un tiempo antes del matrimonio para que la pareja pueda conocerse lo suficiente y en caso de que sus caracteres sean compatibles, efectuar dicho matrimonio y de lo contrario seguir cada uno su camino?

La contestación a esta pregunta es muy fácil: «El ser humano es muy débil ante sus propias pasiones y deseos».

«...Porque el hombre fue creado débil». (Sura 4, versículo 28)

El ejemplo lo tenemos en las sociedades actuales en las que los novios permanecen en este estado durante un tiempo, que a veces pueden ser años, y llegan al punto de quererse y entregarse uno al otro sin reservas, pero a pesar de esto pueden caer en la discordia, rompiendo las relaciones y desapareciendo el amor que anteriormente tenían, quedando de esta forma al descubierto los secretos que se habían confiado.

Por todo esto y otras muchas cosas, el Islam prohíbe terminantemente este tipo de relaciones prematrimoniales y permite solamente que antes del enlace matrimonial la pareja se conozca pero en presencia de algún familiar (máhram)
5  y dentro de lo permitido por el Islam; sin poner límite al número de veces que necesitaran verse para poder conocerse.

b) Cuando las discordias y desavenencias llegan al extremo de que los cónyuges no pueden soportarse y tienen que separarse, el Islam pide que intervengan los familiares por Parte de ambos eligiendo cada uno a un representante.

Dios -altísimo sea- nos dice en el Sagrado Corán:

«y si tenéis desacuerdo entre ambos, apelad a un mediador de la familia de él y otro de la de ella. Si ambos desean reconciliarse, Dios les conciliará. Ciertamente Dios es sapientísimo, enterado»  (Sura 4, versículo 35)

Este versículo nos indica que si la intención de cada cónyuge es sincera y limpia, y quiere la conciliación, llegarán a un acuerdo y resolverán su Problema, porque la complacencia y misericordia de Dios está presente.

c) Si después de lo anteriormente dicho, los familiares no han podido reconciliarlos, Porque cada uno persiste encerrado en su idea y siguen sin tolerarse, el Islam permite en este caso, el divorcio en su primera etapa, pero la mujer tiene que permanecer en el hogar durante tres meses «Al-lddah» estándole al marido prohibido acercarse a ella durante este período, pero debe, sin embargo, mantenerla.

Este tiempo es suficiente para que cada uno recapacite en su problema y es una oportunidad para reconciliarse, si lo desean.

En esta primera etapa (primera TALQAH) el marido puede volver a su mujer, sin que sea necesario hacer un nuevo contrato matrimonial, ni testigos, ni dote; basta con que él se lo manifieste a su mujer.

d) Si terminase el tiempo prefijado de «Al-Iddah» y el marido no hubiese vuelto a su mujer, entonces el divorcio se llevará a cabo y en este caso, el Islam, no le permite al marido que vuelva a su mujer, sin antes haber hecho un nuevo contrato matrimonial, con testigos y dote. Si la mujer no quisiera unirse de nuevo a su ex marido, puede hacerlo libremente y puede casarse con otro si lo desea. Si se reconcilian con un nuevo contrato y dote y la discordia empieza de nuevo, el Islam les pide que se soporten y que la familia intervengan para reconciliarlos; pero si persisten una vez más en el divorcio, entonces viene la «segunda Talqah» segunda etapa en la que la mujer permanecerá en el hogar para hacer Al-lddah y el marido ya no puede unirse a ella, sin haber hecho antes un nuevo contrato matrimonial, teniendo ella derecho de aceptarlo o rechazarlo.

e) En caso de que ella aceptara volver a su marido después de haber hecho un nuevo contrato matrimonial y de nuevo entran en discordia y desacuerdo, el Islam aconseja reconciliarse otra vez y que la familia intervenga nuevamente, pero si siguieran persistiendo en la idea del divorcio, este se llevará a cabo «3a. Talqah» después de la cual les está prohibido unirse de nuevo en matrimonio, sin antes haberse casado la mujer con otro y haberse divorciado o quedado viuda de él (del segundo marido). En este caso puede volver al primer marido si lo desea. El Islam no permite jugar con el divorcio ya que la mujer no es un objeto con el que el hombre juega según su deseo. Hemos visto en las etapas anteriores los pasos que da el Islam para beneficiar a los dos y resolver sus problemas, pues se interesa y preocupa por el matrimonio porque Dios desde el principio lo hizo sagrado.

EL DERECHO AL DIVORCIO

El Islam le dio al hombre el derecho de pedir el divorcio, porque el hombre es la cabeza de familia, y el que debe mantenerla y el que paga la dote; entonces el perjuicio material le atañe más directamente, Por eso debe pensarlo mucho antes de llevarlo a cabo por.

a) El dinero que gastó al casarse.

b) La pérdida de tiempo en formar un hogar.

e) Pierde el cariño de la compañera de su vida y además sus hijos se quedarán sin la protección de la madre, porque en el Islam los hijos quedan bajo la protección del padre, pues él tiene obligación de costear su manutención.

En principio el Islam le ha dado el derecho de pedir el divorcio al hombre porque puede controlarse y dominarse mejor y cuando pide el divorcio es porque está desesperado con su mujer. La mujer, sin embargo, es más sensible a descontrolarse que el hombre y si ¡e le diera el derecho de pedir el divorcio lo utilizaría en cualquier momento de ira del día.

Por estos motivos y más cosas, Dios como conoce perfectamente a cada una de sus criaturas, dio este derecho al hombre pero al mismo tiempo le ha dado a la mujer el derecho de poder separarse de su marido en el momento que lo desee; ella posee la llave de esta puerta y puede abrirla cuando quiera, siempre que restituya al marido los gastos materiales que le haya ocasionado durante su matrimonio, como dote, etc.

El Islam también ha dado a la mujer el derecho de pedir el divorcio en los casos siguientes:

a) Si lo pone como condición en su contrato matrimonial.

b) Si el marido no fuera responsable de mantener la familia.

c) Por la ausencia forzosa del marido durante tres años. Por ejemplo si el marido está en la cárcel.

Pero si la ausencia es por deseo del hombre sin consentimiento de la mujer, el tiempo fijado para efectuar el divorcio será según el juicio del juez.

d) Si es maltratada por el marido, o si éste tuviera una enfermedad contagiosa o una enfemedad que repeliese a la mujer. En este caso el divorcio tiene que pedirse por medio del juez.

Por todo lo anteriormente dicho, vemos que Dios ha dado al hombre como a la mujer el derecho del divorcio, según las circunstancias.


¿COMO SE EFECTÚA EL DIVORCIO?

El divorcio debe efectuarse:

a) Con pronunciación clara. Por ejemplo: si el hombre pronuncia claramente palabras que indican el divorcio, como «¡te divorcio!».

b) Por escrito: el marido expresa claramente por escrito el deseo del divorcio.

c) Por mímica: en caso de que el marido no pueda hablar pero indica claramente con gestos y señas que está divorciado. Por ejemplo: si el marido está mudo.

d) Por un intermediario: cuando el marido nombra a otro para que en su lugar pida el divorcio.

Esto nos indica que el divorcio se puede llevar a cabo por medios sencillos, de ahí que el Islam nos ordene tomarlo con la máxima seriedad, utilizándolo en casos extremos y, nos pide que sepamos dominamos en determinados momentos.

El profeta de Dios -la paz sea con él- dijo:

«Dios maldiga a todo «zawaq», y al que se divorcia constantemente»
6.

También dijo:

«Hay tres cosas cuya seriedad es máxima y cuya broma tiene también consecuencias muy serias: el casamiento, el divorcio y la reconciliación».

Esto se refiere a:

La petición y aprobación en el contrato matrimonial es una cosa seria; cuando se lleva a cabo el divorcio es una cosa seria y cuando se reconcilian y vuelven a unirse después del divorcio es una cosa seria.

REQUISITOS DEL QUE EFECTÚA EL DIVORCIO

El divorcio debe ser efectuado por un hombre adulto, razonable y libre de toda coacción. No puede pedirlo un demente, el que pierde la razón, un adolescente, ni un coaccionado.

En un relato del profeta de Dios -la paz sea con él- Dios dice:

«La decisión no se acepta de tres: del dormido hasta que despierte; del niño hasta que sea adulto; del demente hasta que razone»,

Hay otro hadiz
7 que dice:

«Cada decisión del matrimonio se acepta excepto la que viene de uno que no sea libre de razonar».

Relatado por Attirmizi y Al-Bujari de un relato de Abu Hurairah.

ALGUNOS VERSÍCULOS DEL CORÁN Y HADICES DEL PROFETA SOBRE EL DIVORCIO

Dios dice en el Sagrado Corán:

Pero si él la divorcia
8 no le está permitido tomarla nuevamente, hasta que ella se haya casado con otro marido. Pero si se divorcia9, no serán culpados si se reconcilian10; siempre que crean que les es imposible observar las leyes de Dios. Tales son las leyes de Dios. Que él dilucida para los que buscan saber.

Si divorciáis a las mujeres y ellas han cumplido su término prerfijado
11
, mantenedlas honestamente, emancipadas con benevolencia. No las retengáis por la fuerza, violando sus derechos12; pues, quien tal haga se condenará. No os burléis de las leyes de Dios y acordaos de la merced de Dios para con vosotros, y de cuanto os reveló en el Libro13; la sabiduría, mediante lo cual os exhorta. Temed a Dios y sabed que Dios es omnisapiente.

Si divorciáis a las mujeres y ellas han cumplido su término prefijado, no las impidáis renovar la unión con sus maridos, si ambos se reconcilian voluntariamente, con esto se exhorta a quienes de entre vosotros creen en Dios y en el día del juicio final. Esto es más virtuoso y más puro para vosotros; porque Dios sabe y vosotros ignoráis.  (Sura 2, Versículos 230-232)

i Oh profeta ! Di a los creyentes: «Cuando divorciéis a las mujeres; divorciarlas al término de sus períodos prescritos y contabilizad los períodos, y temed a Dios vuestro Señor, y no las echéis de sus hogares, ni permitáis que salgan de ellos a menos que cometan obscenidad probada. Tales son las leyes de Dios; y quien profane las leyes de Dios, se habrá condenado. Tú ignoras; es posible que Dios, después de ellos, modifique la situación.

Mas cuando hayan cumplido su término prefijado, recogedlas humanitariamente o separaos de ellas decorosamente. En ambos casos hacedlo ante dos testigos equitativos, de entre vosotros, y justificad el testimonio ante Dios. Con lo cual se exhorta a quien cree en Dios y en el día del juicio final. Mas quien tema a Dios El le destinará una salvación.

(Sura 65, versículos 1-2)

HADICES DEL PROFETA.

1) «Lo más detestable, de lo lícito, ante Dios, es el divorcio».

2) «Dios maldiga a todo «zawaq», y al que se divorcie constantemente».

3) «Que ningún creyente aborrezca a ninguna creyente, pues si detesta de ella algún comportamiento, aprobará otro».

(Relatado por Muslim)

4) «Cualquier mujer que pida el divorcio de su marido, sin motivos, jamás llegará a oler el paraíso».


EL DIVORCIO SEGÚN OTRAS RELIGIONES

En el Judaísmo

El divorcio está permitido para los judíos sin que haya motivos suficientes a pesar de que está mal visto, sólo tiene derecho de pedirlo el hombre, la mujer no puede hacerlo, bajo ninguna circunstancia, ni a pesar de los motivos que pudiera haber, incluso que su marido fuera adúltero.

Una vez llevado a cabo será para siempre sin que puedan ambos cónyuges volverse a unir de nuevo en matrimonio.

En el Cristianismo

Todas las sectas cristianas prohíben el divorcio

(excepto los protestantes y ortodoxos, en caso de adulterio).

Los católicos se basan en Marcos 10-8, 9:

«Y serán los dos una sola carne; de modo que ya no son dos, sino una sola carne. Así, pues lo que Dios junta, no lo separe el hombre».

La deshonra matrimonial por parte de alguno de los creyentes no es motivo de divorcio, sino de separación, pues, el matrimonio en su parte religiosa es indisoluble.

Sin embargo, los protestantes y ortodoxos permiten el divorcio en algunos casos, tales como en el caso de adulterio, basándose en el texto «El que despidiera a su mujer, dele libelo de repudio. Pero yo os digo: todo el que despide a su mujer -excepto en caso de concubinato- la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una repudiada comete adulterio». (Mateo 5, 31-32)

Con todo lo anteriormente dicho, podemos ver que la solución para resolver las discordias y desacuerdos que pudieran surgir en el matrimonio, son distintas en los cristianos, judíos e islámicos.

Los judíos otorgan el derecho absoluto al hombre, para poder divorciar a su mujer en cualquier momento y circunstancias.

Si profundizamos e investigamos imparcialmente todo lo anteriormente dicho, tenemos que sacar la conclusión de que toda legislación, si es divina, tiene que ser justa y perfecta.

En el caso de los judíos, que dan el derecho absoluto al hombre, negándoselo por completo a la mujer, carece de esta justicia, propia de la legislación divina.

Por otro lado, los cristianos, al negarles a ambas partes tal derecho no resuelven los problemas que pueden surgir, y que de hecho surgen, agravando más la situación, y haciendo del hogar -en muchas ocasiones- un reino de discordia y esto tampoco es propio de la legislación divina que es perfecta.

De ahí que encontremos en los países cristianos manifestaciones pidiendo el derecho al divorcio por encontrar en él, las soluciones a los problemas que surgen en las exigencias de su naturaleza humana.

EL PORQUE DEL DIVORCIO EN EL ISLAM

El Islam es una religión realista y práctica, se adapta a lo innato humano y no choca contra él, siendo por eso sus legislaciones válidas para cualquier época y lugar.

Cuando estableció el sistema de divorcio, se basó en las necesidades recíprocas de los cónyuges para salvaguardar la vida matrimonial, haciendo de esta manera la vida humana más feliz. El sistema de divorcio en el Islam se acepta intelectual y lógicamente, además de ser una realidad práctica.

Antes de surgir el Islam en la Península de Arabia, los paganos tenía unas normas de divorcio basadas en el caos. El hombre de entre ellos, podía divorciar y volver a su mujer cuando quería, aunque esto fuera en el tiempo de Iddah.

Después el Islam, legisló normas bien establecidas para el divorcio y cuando estas normas fueron bien cumplidas se distinguió la sociedad musulmana de las demás sociedades con sus fuertes lazos sociales y el perfecto cumplimiento de los mandatos divinos.

En nuestro tiempo actual, vemos a las sociedades cristianas confusas entre los llamamientos de autorizar el divorcio.

En el año 1965, al parlamento italiano se le presentó un proyecto de ley, que solicitaba la autorización del divorcio en Italia; el Papa Pablo VI negó estudiar cualquier proyecto que compete sólo al Vaticano, especialmente si está relacionado con el divorcio.

Sin embargo, los autores del proyecto no han perdido las esperanzas y siguen celebrando reuniones y conferencias declarando que millares de mujeres están separadas de sus maridos por fracaso de la vida matrimonial y que alrededor de medio millón de hombres viven con otras mujeres sin ser sus esposas, además de que trescientos mil niños ¡legítimos nacen como consecuencia de estas relaciones.

Ahora bien, el Islam ha consagrado la vida matrimonial, no hizo de ella una relación efímera, pero al mismo tiempo no la dejó como una cadena perpetua que sólo la muerte puede romper, ya que obligar a los cónyuges a continuar una vida matrimonial infernal, es contraria a los derechos y a las libertades públicas que las leyes reclaman, además de chocar directamente con la legislación divina.

El divorcio en el Islam es una solución y prevención y no una sentencia o sanción, pues Dios lo ha autorizado para evitar los perjuicios de los cónyuges cuando la vida entre ellos llega a ser imposible.

Las sociedades musulmanas,  hoy día no enfrentan problemas ante esta cuestión, a pesar que las leyes vigentes en aquellos países no son islámicas.

Los tribunales especializados dan veredictos a los pocos casos que se presentan para el divorcio, sin que esto produzca problemas y crisis igual que ocurre en otros países, Ahora bien, cuando la legislación del Islam se cumpla en la vida de los musulmanes de hoy día, muchos de los problemas matrimoniales que salen a la superficie en los países del mundo islámico desaparecerán, aunque actualmente no llegan a más de 1/50 de los problemas que enfrenta el Occidente.

Es verdad que el Islam ha autorizado el divorcio, pero al mismo tiempo ha desanimado a sus seguidores para que no acudan a él.

«Un beduino vino a consultar a Umar lbn Al-jattaab acerca del divorcio de su mujer, y Umar le dijo:

-No lo hagas.

El beduino le contestó:

-No la amo.

Umar le dijo:

-¡Desgraciado! ¿Es que tú crees que los hogares no se forman más que de amor? ¿Dónde está, pues, la protección y la custodia?

Todo esto quiere decir que cuando el amor no es la estructura fundamental de un hogar, otras cosas pueden conservarlo y continuarlo, como la protección y custodias recíprocas en los derechos y deberes y el temor de que sea el hombre la causa de destruir un hogar y deshacer una vida.

A pesar de que el Islam ha obstaculizado el camino al divorcio, queda éste como un derecho reservado para los dos cónyuges de manera que ninguna otra persona puede intervenir para ejecutarlo o autorizarlo sin el consentimiento expreso de la pareja o de uno de ellos.

Ante todo, el Islam se ha preocupado por la mujer y el mismo profeta dijo en su último sermón durante la peregrinación de despedida, aconsejando a sus compañeros:

« ... Os recomiendo tratar bien a las mujeres ... »

Finalmente el divorcio, como última alternativa ante los problemas que sufre un hogar y que se complican día tras día, es mejor que hacer continuar a una familia desunida que puede ser fuente de corrupción para toda la sociedad.

 

(1) Tutor de la novia ya que el hombre puede casarse sin necesidad de tutor.

(2) Cristianas y Judías.

(3) Cristianas y Judías.

(4) Según Mugatil: Era costumbre que el hombre se casara con la mujer sin darle dote, diciéndole... «Te heredo y me heredas». Ella le contesta: «Sí». Revelóse esta aleya para establecer que la dote es un derecho de la mujer.

(5) Al cual le está prohibido casarse con ella.

(6) El que se casa pensando de antemano, ocultamente, que va a separarse en un tiempo determinado o el que divorcia a su mujer sin motivos para disfrutar casándose con otra.

(7) Dichos del profeta.

(8) Después de haber divorciado dos veces. 

(9) Del segundo marido. 

(10) Con el primer marido.

(11) Tres menstruaciones en el primer divorcio.

(12) Según el relato de Ibn Abbas y Muyahid, cuando un hombre divorciaba a su mujer y veía que se acercaba el limite prefijado (tres reglas) volvía de nuevo a ella. no con la intención de arreglarse, sino para hacerle sufrir y para que perdiera la ocasión de casarse con otro, alargándose de esta manera el término prefijado. Esta aleya prohíbe esto.

(13) El S agrado Corán.


El Matrimonio

El Matrimonio: un Gran Acto de ‘Ibada

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Dos ciclos de oración que realiza un casado son mejor que (las acciones de) un hombre soltero que se pasa la noche de pie rezando y el día ayunando.”
Man lâ Îahdzuruh Al-Faqîh, t.3, p.384.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Una persona casada dormida es mejor ante Al-lâh que el que ayuna y pasa la noche de pie rezando, siendo soltero.”
Bihâr Al-Anwâr, t.103, p.221.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Quien se casa ha salvaguardado la mitad de su religión.” Y en otro hadiz dice: “Que tenga conciencia de Al-lâh en la otra mitad o en lo restante.”
Al-Kâfî, t.5, p.328.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Quien desee encontrar a Al-lâh estando puro y purificado, que le encuentre teniendo una esposa.”
Man lâ Îahdzuruh Al-Faqîh, t.3, p.385

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Son abiertas la puertas del cielo de la misericordia en cuatro momentos: cuando baja la lluvia, cuando el hijo mira el rostro de sus padres, cuando se abre la puerta de la Kabah y al momento de casarse.”
Bihâr Al-Anwâr, t.103, p.221.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“No hay nada más querido para Al-lâh, Imponente y Majestuoso, que una casa cimentada en el Islam por medio del matrimonio; y no hay nada más aborrecido para Al-lâh, Imponente y Majestuoso, que una casa destruida en el Islam por la separación.”
Al-Kâfî, t.5, p.328.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Por cierto que las doncellas vírgenes son como el fruto de un árbol: cuando madura y no es recolectado, el sol lo hace corromperse y lo diseminan los vientos. Asimismo sucede con las vírgenes; cuando alcanzan aquello que alcanzan las mujeres, no tienen más remedio que el casamiento, y si no acontece, nada las mantendrá seguras de caer en la corrupción, puesto que ellas son humanas.”
Al-Kâfî, t.5, p.337.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“No hay joven que se haya casado a temprana edad, sin que su demonio brame: “¡Qué desgraciado! ¡pero qué desgraciado! Se ha puesto a salvo de mí en dos tercios de su religión.”
Bihâr Al-Anwâr, t.103, p.221.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“¡Oh comunidad de jóvenes! Quien de entre vosotros tenga la capacidad de tener actividad sexual, que se case, puesto que ello es lo más efectivo para bajar la mirada (de lo que no se debe mirar) y resguardar más las partes pudendas.”
Mustadrak al-Wasâ’il, t.14, p.153.

Dijo el, Mensajero de Al-lâh (BP):
“Por cierto que Él ha prohibido el celibato, y ha prohibido que las mujeres renuncien al matrimonio y que se abstengan de estar con sus esposos.”
Mustadrak al-Wasâ’il; t.14, p.248.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“La mayoría de la gente del Fuego son solteros.”
Man lâ Îahdzuruh Al-Faqîh, t.3, p.384.

Se narró del Profeta (BP):
“Llegó la esposa de ‘Uzmân Ibn Mazh’ûn a la casa de Umm Salamah (esposa del Profeta) y ésta le dijo: ‘¿Por qué dejaste de perfumarte, ponerte tintura, teñirte y otras cosas?’. Respondió: ‘Porque ‘Uzmân Ibn Mazh’ûn, mi esposo, no se me acerca desde hace tanto y tanto...’ Dijo Umm Salamah: ‘¿Y eso por qué?’. Dijo: ‘Porque se ha prohibido a sí mismo las mujeres y ha optado por la abstinencia (carnal)’. Umm Salamah informó de ello al Mensajero de Al-lâh (BP), y él fue a ver a sus compañeros y dijo:
‘¿Acaso os alejáis de las mujeres? ¡Por cierto que yo voy con las mujeres, como en el día y duermo durante la noche! Y quien deja de lado mi tradición, no es de los míos’.”
Bihâr Al-Anwâr, t.93, p.73.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Quien se afane en hacer que dos creyentes se casen, de forma que llegue a hacer que se reúnan, Al-lâh lo casará con mil mujeres de entre las huríes de grandes ojos, cada una de las cuales estará en un castillo de perlas y rubíes.”
Wasâ’il Ash-Shî’ah, t.20, p.46.

El Mensajero (s.a.w.) dijo:
“En verdad el mejor de entre ustedes es el mejor con su mujer y yo, soy el mejor de entre ustedes con mis mujeres.”
Al-Hur Al-Amili, vol. 7 p. 122.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Quien tenga dos mujeres y no sea equitativo entre ellas al dividir su persona y sus bienes, en el día de la Resurrección se presentará encadenado, con la mitad de su cuerpo encorvado, hasta ingresar en el Fuego.”
Bihâr Al-Anwâr, t.103, p.214.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Quien proceda en relación a un matrimonio lícito de forma que Al-lâh reúna a la pareja (en cuestión), Al-lâh le casará con una hurí de grandes ojos, y por cada paso que haya dado y palabra que haya pronunciado por ello, le otorgará la recompensa de la adoración de un año.”
Bihâr Al-Anwâr, t.103, p.221.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Lo nefasto de una mujer es lo excesivo de su dote y sus malas maneras.”
Bihâr Al-Anwâr, t.58, p.321.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Las mejores mujeres de mi comunidad son las de rostro más resplandeciente y las de menor dote.”
Bihâr Al-Anwâr, t.103, p.236.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Cásate, aunque sea por un anillo de hierro.”
Kanz Al-‘Ummâl, t.16, p.321

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Quien dé por dote un puñado de trigo granulado o de dátiles, su casamiento es lícito.”
Kanz Al-‘Ummâl, t.16, p.321

El mensajero de Al-lah (s.a.w.) ordenó a Ziyad ibn Labid Al-Ansarí, un hombre noble de la tribu Bani-Bayada, a dar su hermosa hija Al-Dhalfa a Yuwaybir, el compañero pobre del Profeta. Yuwaybir vivía de la caridad en compañía de otros pordioseros, personas sin familia que vivían bajo una techado llamado “Al-Seffah” que había hecho construir para ellos el Mensajero. La historia de este matrimonio comienza con un diálogo entre Yuwaybir y el Mensajero de Al-lah (s.a.w.) que le inquiere:
“Oh Yuwaybir, ¡si tu te casaras con una mujer que te inmunizara contra el abandono y que te ayudara a conducirte en la vida y te preparase para el más allá!”

Yuwaybir interrumpiendo responde:
“Oh Mensajero de Al-lâh, que mi padre y mi madre sean la suma a pagar ¿Quién se interesa por mí? por Al-lâh, no tengo ningún título ni vínculo familiar, ni riqueza ni hermosura, luego, ¿Qué mujer me querrá?”

Y el Profeta le respondió:
“Oh Yuwaybir, Al-lâh ha hecho que desciendan aquellos que estaban antes del Islam, entre los nobles y ha ennoblecido por el Islam a los que estaban antes abajo, también ha recuperado la dignidad para aquellos que estaban entre los indignos. Ha hecho saltar en pedazos por el Islam todos los honores y glorias de la ignorancia, y ha normalizado el título del parentesco los más gloriosos. Ahora todos los hombres, cualquiera que sea su origen o color, negros o blancos, árabes u otros, provienen todos de Adán quien proviene del soplo de Al-lâh el Altísimo Quien lo creó. Y el más amable de todos los hombres, en el más allá, para Al-lâh, es el que más cumple con Sus mandamientos y el más piadoso entre ellos.”

Luego le dijo que fuera donde Ziyad ibn Labid y, que pidiese la mano de su hija. Cuando Ziyad escuchó la propuesta de Yuwaybir, no pudo creerlo y al punto arrojó a Yuwaybir. Pero su hija, Al-Dhalfa, protestó contra la actitud altiva de su padre que iba contra la orden del Profeta. Finalmente, Ziyad cedió y cambiando de parecer dio su hija en matrimonio a Yuwaybir.”
Al-Kulayni, “Furu Al-kafi”, vol. 5, p. 341

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Si llega a vosotros (para pedir la mano de vuestras hijas) aquel cuyo carácter y (manera de profesar la) religión os complace, casadlo. Dije: ‘¡Oh Mensajero de Al-lâh! ¿aunque su linaje sea inferior?’ Respondió: ‘Si se os presenta quien os complace su carácter y religión casadlo, que ciertamente que si no hacéis eso, se producirá el desorden en la Tierra, así como una gran corrupción’.”
At-Tahdhîb, t.7, p.394.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Quien case a su hija con un corrupto, en verdad que ha cortado los vínculos de parentesco con ella.”
Al-Mahyat Al-Baidâ’, t.3, p.94.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Quien se case con una mujer, habiéndolo hecho solamente por su belleza, no llegará a ver en ella aquello que quiere, y quien se case por la riqueza de la mujer, habiéndolo hecho solo por eso, Al-lâh lo hará dependiente de ello; así pues, debéis casaros con la que posee religión.”
At-Tahdhîb, t.7, p.399.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Por cierto que la mejor de vuestras mujeres es la que tiene muchos hijos, la cariñosa, la pudorosa, la que es querida en su familia, la que es humilde con su esposo, la que se engalana para su esposo y es recatada respecto de otro, la que escucha lo que él dice, obedece su orden, y que cuando está a solas con él se pone a su disposición para lo que desee de ella, y que no se comporta vulgarmente, como lo puede hacer un hombre.”
Bihâr Al-Anwâr, t.103, p.235.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“No hay mujer que sirva a su esposo un sorbo de agua sin que ello sea para ella mejor que la adoración de un año ayunando durante el día y manteniéndose en pie rezando durante la noche.”
Wasâ’il Ash-Shî’ah, t.20, p.172.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Quien se case con una mujer por su belleza, Al-lâh dispondrá que su belleza sea un objeto de aflicción en su contra.”
Wasâ’il Ash-Shî’ah, t.20, p.53.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“No te cases con una mujer (sólo) por su belleza, ya que es posible que su belleza la haga perderse; ni te cases por su riqueza, ya que es posible que su riqueza la haga ser tirana; en cambio cásate con la mujer por su religión.”
Al-Mahyat Al-Baidâ’, t.3, p.85.

Dijo el Mensajero de Al-lâh (P):
“De la dicha del hombre musulmán está la esposa virtuosa, la morada amplia, la montura agradable, y el hijo virtuoso.”
Bihâr Al-Anwâr, t.104, p.98.

Dijo el Mensajero de Al-lâh:
“La lucha sagrada de la mujer es ser buena esposa, y la persona que tiene más derecho sobre ella es su esposo.”
Bihâr Al-Anwâr, t.103, p.256

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“¡Pobre de la mujer que enfada a su esposo! ¡Y albricias para la mujer de la cual su esposo está complacido!”

Dijo el Mensajero de Al-lâh (BP):
“Hay tres cosas de este mundo que se me hizo apreciar. Las mujeres, el perfume, y el consuelo de mis ojos que se encuentra en la salat.”


Sobre la Ilicitud de Golpear a la Esposa

Abdelmu'min Aya

La Generalitat de Catalunya abrió “la caja de Pandora” cuando preguntó a las hermanas de la Asociación Insha Allah de Barcelona por su opinión sobre las alusiones que Mustafá Kemal, presidente e imam de la Asociación Sohail de Fuengirola, hace en relación al castigo físico de las esposas en su libro “La mujer en el Islam”.


Cuando hubieron leído el texto -parte del cual reproducimos en este artículo- las hermanas de Insha Allah se pusieron inmediatamente en contacto con la Asociación An-nisa y pidieron primero por teléfono y después por escrito a Mustafá Kemal que rectificara el libro en cuestión, a lo cual se negó reiteradamente. 


En el momento que ocurrían estos hechos, se estaba gestando la creación de una Fundación para la investigación de la jurisprudencia islámica en España. Ante la urgente necesidad de deslegitimar estas prácticas de maltrato hacia la esposa, la Fundación aún en gestación creó una Comisión de Jurisprudencia para realizar un estudio sobre el tema y emitir un dictamen (fatwa) con el objetivo de sacar a la luz pública el debate

Al publicarse en los medios la fatwa y las comunicaciones habidas entre las asociaciones y Mustafá Kemal, se abrió el debate, no solo entre los miembros de la Umma en nuestro país sino también con diferentes personalidades de la vida social española que con contundencia amenazaron a Mustafá Kemal con una denuncia en los tribunales. Paralelamente, la Fundación para la investigación de la jurisprudencia islámica en España pidió la opinión a sabios de reconocido prestigio en Inglaterra, Francia y Marruecos, que reforzaron su seguridad en estar dando al pasaje coránico en cuestión una interpretación adecuada.

Como se puede comprobar en el estudio que sirvió de base a la fatwa emitida, la interpretación de esta aya es muy controvertida debido a la diversidad de significados que tienen las palabras usadas en ella, y por tanto los musulmanes debemos acudir a la Sunna del Profeta, que “era el Corán andante”, para clarificar su significado. Y en este caso encontramos que Rasulullahi jamás pegó a ninguna mujer, a pesar de que sabemos que en ocasiones tuvo problemas matrimoniales.

El diecinueve de julio Mowafak Kanfach, autor de la introducción y editor del libro La mujer en el Islam de Mustafá Kemal se comprometió públicamente a retirar los ejemplares de los puntos de distribución y a rectificar el texto de la página 87. El mismo día un portavoz de la Mezquita de Fuengirola afirmaba en el programa La Ventana del Verano de la Cadena Ser de España que en el Islam está tajantemente prohibido el maltrato a la esposa. Quedando, así, cumplido el objetivo del debate: aclarar que en el Islam está prohibido cualquier tipo de maltrato conyugal.

Planteamiento del Problema


Sometemos a reflexión la cuestión de la traducción de la aya de Corán 4:34, pues ha dado pie a suficientes malentendidos que recientemente hemos tenido ocasión de leer. En el libro La mujer en el Islam del Dr. Mustafá Kemal (p. 87), éste dice lo siguiente:
“Algunas de las limitaciones a la hora de recurrir al castigo físico son: 

— Nunca se debe pegar en situación de furia exacerbada y ciega para evitar males mayores.

— No se deben golpear las partes sensibles del cuerpo (la cara, el pecho, el vientre, la cabeza, etc...)

— Los golpes se han de administrar a unas partes concretas del cuerpo como los pies y las manos, debiendo utilizarse una vara no demasiado gruesa, es decir, ha de ser fina y ligera para no dejar cicatrices o hematomas en el cuerpo.

— Los golpes no han de ser fuertes y duros, porque la finalidad es hacer sufrir psicológicamente y no humillar y maltratar físicamente.

— Gracias a las restricciones y limitaciones anteriormente expuestas, el Islam ha vaciado el castigo físico de significado como medida represiva y lo convirtió en puro maltrato de índole psicológico-moral (...)”.

Este texto, como mínimo, demuestra la evidente falta de habilidad en el uso del castellano, pues no podemos creer que su autor pretendiera decir lo que se entiende en dicho idioma, razón por la cual llevamos años defendiendo que —conforme a la sabiduría del fiqh— no se emita fatwa sin un conocimiento grande de la realidad del territorio al que se destine y del idioma en que se emita. Sin embargo, la torpeza de la que el autor hace gala en el texto referido tiene raíces más profundas que se apoyan en la traducción que dan ciertos arabistas al pasaje coránico 4:34.

Es por lo que hemos creído necesario exponer de un modo claro y definitivo, la interpretación del Islam del referido pasaje coránico, que dirima de una vez por todas las dudas del que las tuviere acerca del tema.

Traducción de daraba


El texto coránico dice así:
“Ar-riÿâl qawwâmûn ‘alâ an-nisâa’ bimâ faddal Allah ba’adahum ‘alâ ba’ad wa bimâ anfaqû min amwâlihim fa-s-sâlihât qânitât hâfidzât lilgaib bimâ hafidza Allah wa l-latî tajâfûna nushûçahunna fa’dzûhunna wa ihÿurûhunna fî l-madâÿi’ wa idribûhunna fa-in at’nakum fa-lâ tabgû ‘alaihunna sabîlâ inna Allah kâna ‘aliyyâ kabîra”
Respecto a lo que nos ocupa, una traducción aceptable podría ser:
“Y en relación a aquéllas de las que tengáis prueba de su hostilidad, hacedlas entrar en razón (discutid con calma la cuestión), evitadlas (abandonad su intimidad), e imprimid en ellas la necesidad de un cambio”
Y una selección de traducciones inaceptables, sería:
“Y respecto a aquéllas de las que temáis que no os sean sumisas, reñidles, relegarlas a sus habitaciones, y golpeadlas”.

Por muchas razones —que se expondrán en este texto— rehusamos rotundamente la acepción de este daraba de 4:34 como ‘golpear’ ó ‘pegar’. Pero la primera de ellas fue el considerar que, de tener esta significación, sería el único caso en todo el Corán de daraba en el sentido de ‘golpear’ ó ‘pegar’ que no especifica “en dónde se pega” o “con qué se golpea”, ya que el verbo es extraordinariamente polisémico en árabe, como ya pusiera de relieve Bartoll Rius, y nosotros mismos hemos comprobado. 

De las cincuenta y ocho veces que el Corán cita la raíz D-R-B, sólo en doce presenta estas dos acepciones castellanas, y en todas ellas aparece la concreción mencionada. Ni que decir tiene que ninguna de estas citas tiene nada que ver con la mujer. Veámoslas: “pegar en...”, puede ser el sentido de 47:4 (‘en el cuello’), 8:12 (‘en todos los dedos’), 47:27/29 (‘en el rostro y en la espalda’), 8:50/52 (id.); y siempre que el Corán cita el verbo daraba con el sentido de “golpear”, añade “con...”, como en los casos de 37:91/93 (‘con la diestra’), 2:58/61 (‘con tu vara’), 38:43/44 (‘con él’), 26:63 (‘con tu vara’), 7:160 (id.), 2:68/73 (‘con un pedazo de ella’), 2:57/60 (‘con tu vara’) y 38:42 (‘con el pie’).

De todas formas, el estudio realizado de concordancias no nos lleva más que a desautorizar estos dos significados como únicos, puesto que existen otros que suponen agresión y que no necesitan de los citados complementos.

Así pues, una vez cuestionados seriamente estos dos significados, que son los más generalizados en las traducciones de Corán al uso, pasamos a ver la conveniencia de hacer un estudio global de los significados de este verbo para darnos cuenta de cuál es su significado matriz. Así, daraba puede traducirse —además de como ‘golpear’ o ‘pegar’— también como: “hacer indicaciones, acuñar (moneda), poner (un ejemplo), citar (un refrán), mezclar, multiplicar, pulsar, latir, abatirse (sobre), tañer, hacer fuego, bombardear, viajar, infligir, tirar, plantar una tienda, hacer una araña su tela, imponer, hacer la salât, separar, dividir, inclinarse a, llamar a la puerta, batir un récord, tapiar, decapitar, imitar, irse por las nubes, quedarse cabizbajo, tomar parte, tachar una palabra, esforzarse inútilmente, llenarse de pavor, sitiar, poner una inyección, evolucionar, circular, doler, agitarse, moverse, fijar un plazo, dar parte, secuestrar, alejarse, señalar, batir un récord, no dejar oír, hacer el saludo militar, hacer el amor, etc...”. 


Si queremos entender el pasaje coránico —y no justificar nuestros más bajos instintos quedándonos con la acepción que más poder nos otorga— deberemos hacer un esfuerzo para dilucidar qué hay de común en la mayor parte de estas acepciones. 

¿Qué está haciendo alguien que toca a una puerta, alguien que tañe una campana, alguien que nos hace indicaciones? Está llamando nuestra atención. ¿Qué hace alguien que en una conversación cita un refrán o que pone un ejemplo? Está causándonos un efecto de atención. ¿Qué sentimos ante alguien que está cabizbajo, o alguien que está agitado, alguien que tiene pavor, que se esfuerza inútilmente, o alguien al que le duele algo? Está forzando que estemos atentos a él.

¿Qué efecto nos causa una araña tejiendo su tela? Una llamada a nuestra atención. ¿Qué es dentro de un texto una palabra tachada? Un golpe de atención. ¿Que nos causa alguien que bate un récord? Una impresión de asombro. ¿Qué nos ocurre cuando sabemos que alguien ha viajado, o si vemos que alguien se aleja, señala algo, alguien que no deja oír o hace un saludo marcial? Que atendemos especialmente. Y también ¿qué te supone alguien que te golpea o se abalanza sobre ti, alguien que te da un plazo límite? Está haciéndote notar que algo está mal: llamando tu atención. Si oímos que alguien ha cometido un secuestro, ¿Qué sentimos? Una fuerte impresión que llama nuestra atención. ¿Qué hace un musulmán respecto de Allah cuando hace la salât? Llamar su atención... 


Los ejemplos aún pueden multiplicarse, pero, en todos los casos, ¿Qué se está haciendo cuando se emplea daraba? Se está causando una llamada de atención. Eso es lo que hacen, porque ése es el sentido de la palabra daraba, hacer algo espectacular que llama la atención, “dar un golpe de efecto”, en perfecto castellano.

La sunna del Profeta


En realidad, tenemos un caso perfecto de daraba en la vida del Profeta. Lamentablemente, a algunos musulmanes les ha sido más sencillo recomendar una paliza ejemplar a la mujer ‘poco dócil’ —nefasta traducción de nushuç— que tratar de imitar al Profeta. Si recordamos la única ocasión en que el Profeta vivió una especie de rebelión doméstica, no le puso una mano encima a ninguna de ellas. ¿Qué hizo nuestro amado Nabí? Discutió la cuestión con ellas, se abstuvo de tener relaciones íntimas con ninguna de ellas y se fue de la casa durante veintinueve noches. Dicen los historiadores —v.gr.Tabari— que tanto sus mujeres como toda la ciudad se conmocionó por lo que pasaba. ¡Esto es daraba!: Causar una fuerte impresión para hacer cambiar de actitud. Y ésta es la sunna del Profeta.

Así, en principio, frente a un verbo que, para los más contumaces, resulta ambiguo, tenemos una sunna clara y terminante, una sunna que a muchos musulmanes basta y sobra para saber cómo comportarse, a menos que la opinión de los traductores del árabe respecto a un solo verbo del Corán pese más que la conocida y contrastada vida de nuestro amado Profeta. El Profeta jamás pegó a ninguna mujer. Esto es un dato incontrovertible atestiguado por numerosos testimonios.

An-nisâí recoge el siguiente fragmento de un hadiz de ‘Aisha (r.a): “Daraba Rasulullah, s.a.a.s., imra´t lahu wa lâ jâdaman qat, wa lâ daraba biyadihi shaiân qat il-la fî sabilil-lah aw tantahaka haramât Allah fayantaqama Allah” (‘Rasulul-lah jamás maltrató a ninguna de sus mujeres, ni a ninguno de sus sirvientes, y ni siquiera golpeó con la mano cosa alguna, excepto por el camino de Allah o por la transgresión de lo haram castigado por Allah’ (se refiere al yihad)). No sólo no pegó jamás a ninguna mujer, sino que dijo expresamente: “No peguéis a las siervas de Allah” (Abu Da’ud, Nasa’i, Ibn Maya, Ahmad ibn Hanbal, Ibn Hisham y Hakim, tomado de Iyás ibn AbdAllah; Ibn Hibban, tomado de AbdAllah ibn Abbas; y Baihaqi, tomado de Umm Kulzum). Asimismo desaconsejó a las mujeres casarse con hombres que pegaban, y declaró que la escena de un hombre pegando a una mujer le ponía enfermo.

Como mínimo, es desconcertante que aceptemos —de todas las posibles— una versión del verbo daraba que el Profeta nunca puso en práctica. No puede olvidarse que el Corán —como su nombre indica— es una recitación, y que la traducción a hechos de las palabras del Corán es la conducta del Profeta, que era el Corán andante, como dijo en cierta ocasión ‘Aisha (r.a.). En el Islam está bien claro que la ikraha fid din, que no hay coacción física ni violencia en el din, no siendo el din los ritos, sino la totalidad de la vida del creyente, especialmente lo relativo al matrimonio que es la mitad del din en el Islam. Sabemos que el Profeta recomendó a los esposos que el trato entre ellos fuera de delicadeza y ternura.

El argumento de la sunna nos parece definitivo. Más aún cuando sabemos que una de las tres condiciones de la Profecía auténtica es la imposibilidad que tiene el profeta de contradecir con su vida el mensaje que transmite, de modo que, si nunca Muhámmad pegó a ninguna de sus esposas, no puede ser esa la acepción del verbo daraba, o el Profeta no habría cumplido con su vida algo de la transmisión.

La contextualización del pasaje


Aún más revelador —a los efectos de clarificar definitivamente el objeto de esta reflexión— es el argumento que sitúa el mencionado pasaje coránico en su contexto:


Como puede apreciarse, el pasaje no se refiere a que en una pelea doméstica el hombre pueda dar unos cuantos golpes a su mujer, que es lo que en el fondo se quiere posibilitar con la traducción daraba por “golpear”, sino a una situación mantenida de “hostilidad” (nushûç) de la mujer hacia el hombre. En absoluto es admisible la traducción “si no os obedecen, si no os son fieles, si no os son dóciles, si no os son sumisas”, sino que no hay duda —y no la tienen estos mismos traductores cuando el sujeto de la acción es un hombre en lugar de una mujer— en que nos estamos refiriendo a un comportamiento “violento, duro, de maltrato, hostil”. También es equívoca la traducción literal “si teméis que os sean...”, ya que por el sentido del texto se deduce sin lugar a dudas que ya ha habido una experiencia de esta nushûç como para temer que vuelva a producirse. Así, las mejores versiones traducirían en presente: “aquellas de las que tengáis certeza de su hostilidad; aquellas que [os] opongan resistencia; aquellas que [os] tengan clara animadversión”.

En resumen, el contexto no es una pelea matrimonial, sino que el Corán establece, para una situación mantenida de hostilidad y aversión de la mujer hacia el hombre, un plan de actuación. Un plan de actuación que pasa por —en primer lugar— plantear el problema y tratar de llegar a un acuerdo, en segundo lugar por evitarlas (abandonarlas en sus lechos, o más literalmente “darles la espalda en el lecho”), y, en tercer lugar, hacer daraba. 

Evidentemente, no pueden hacerse estas tres cosas seguidas en el contexto de una riña matrimonial, pues se hace mención clara a no mantener relaciones sexuales, lo cual supone el paso de un cierto tiempo entre la primera medida y la segunda, y entre ésta y la tercera.

En primer lugar, las tres medidas son progresivas y se da cierto tiempo para que cada una de ellas surta efecto. En segundo lugar, el daraba final es hacer algo que impacte a la mujer lo suficiente como para hacerla cambiar de actitud, como hemos contado que hizo el propio Profeta yéndose veintinueve días de su casa, pero sin ponerles una mano encima. No se define qué quiera que sea este darb, porque lo fundamental del verbo es “lo que le llame la atención” hasta el punto de hacerla cambiar de conducta. Si se refiriera el Corán a un castigo físico emplearía el verbo yâlada, como usa cuando se refiere al castigo en caso de calumnia en falso.

Complementariedad de los esposos


Entre los esposos musulmanes hay complementariedad, uno complementa al otro. 
Según el Dr. Abdelkarim Jatib uno con su mujer es como una misma alma con dos cuerpos, dos cuerpos que se encuentran para formar una misma alma, y nadie se golpearía a sí mismo. La mortificación no pertenece a nuestro universo místico. Pegar a la propia mujer es causar en ella distanciamiento afectivo y secreto rencor para con el hombre. Pegar a la propia esposa —como indican ciertos musulmanes ignorantes— con la finalidad de dulcificar a la mujer y solucionar una situación matrimonial difícil, es no tener la menor idea de la sensibilidad humana. Sea cual sea el sentido del texto 4:34, lo que está claro es que el Corán trata con estas medidas de resolver un conflicto, no de agravarlo, y pegar a la propia esposa es el mejor modo de destruir el amor conyugal.

La cuestión en el fiqh


El hecho de pegarle a una mujer en el Islam es tan insólito, que el fiqh se escandaliza de estas traducciones (o comprensiones) mediante las cuales los hombres han querido guardarse la baza de la agresión física —malsupuestamente bendecida por el Corán— para tener un poder incontestable dentro de sus familias.

De modo que, incluso los comentadores más insensibles, han maquillado todo lo que han podido lo relativo al verbo daraba con el sentido de pegar a la mujer. Por lo general, el fiqh queda desconcertado ante este tipo de traducciones —de cuyo monopolio no tenemos el privilegio en castellano— y matizan hasta el absurdo la traducción: “pegarle con delicadeza”.


A veces se hace remontar esta sugerencia de “pegar sin hacer daño” (daraba darb gair mubarrih) a algún hadiz aberrante (shadda) del Profeta. Y nosotros nos preguntamos: ‘¿Qué es golpear sin hacer daño?’, porque golpear es por definición hacer un daño.

Aunque no tenemos por qué defender todas y cada una de las sentencias de los juristas del Islam, porque no son Corán ni sunna, comprendemos la intención de los juristas que, cuando han declarado que si el hombre pega a la mujer y le deja una marca, ella pueda ir a denunciarlo al qadi y tiene derecho al qisas (talión), no querían decir que se les pudiera pegar sin hacerle marca, sino que en estos casos es difícil demostrar los hechos ante el juez. El que lo haga, el musulmán que pegue a una mujer, le haga marca o no, pueda condenarlo un juez o no, no puede basarse en absoluto para hacerlo en el Corán ni tiene el menor respaldo de la sunna del Profeta ni de lo que se considera natural y sano en la sociedad islámica, sino que ha caído en un estado de degeneración psicológica en el que el hombre mezcla su complejo manifiesto de inferioridad ante ella —probablemente por ser incapaz de satisfacerla a muchos niveles— con la necesidad de tener poder dentro de la relación.

Es importante lo dicho referente al qisas, porque si bien es cierto que el qadi sin pruebas poco puede hacer y no le será fácil encontrar argumentos de condena si el marido no ha dejado marcas en la agresión ni nadie ha presenciado los hechos —como suele ser normal en la intimidad del hogar— la mujer no por ello está expuesta a degenerados que calculan fríamente tipos de agresiones sin marcas —como son las técnicas de tortura de ciertas policías—, ya que en todo caso, la mujer tiene derecho al qisas, a la ley del talión, por la cual su tutor está obligado a enfrentarse físicamente si hace falta para proteger a la mujer del marido.

Como prueba de que en la sensibilidad islámica la interpretación de este versículo como “golpear a la esposa” es completamente desacertada está el dato de que, en la mayoría de las legislaciones de los países islámicos, los malos tratos son motivo de divorcio legal.

Otras interpretaciones del pasaje en desacuerdo con la nuestra


Seleccionamos cuatro interpretaciones del texto que, aún no coincidiendo con nuestra comprensión del mismo, no nos parece que deban ser ocultadas por nosotros a la hora de exponer el material con el que se ha trabajado para confeccionar este texto: 

—Ahmed Ali en su traducción del Corán al Inglés: A Contemporany Translation (Princeton University Press 1988), interpreta el daraba 4:34 con el significado, perfectamente admisible en árabe, de ‘hacer el amor’, ya que esta acepción de daraba se encuentra en todos los diccionarios tradicionales árabe-árabe, incluido el clásico Lisan al-’Arab de Raghib y en estudios como el del sabio lingüísta Zamakhshari. Según Ahmed Alí el texto quedaría del siguiente modo:
“talk to them suasively; [hablad con ella persuasivamente;]
then leave them alone in bed (without molesting them) [después dejadlas solas en la cama (sin molestarlas)]
and go to bed with them (when they are willing). [e id a la cama con ellas (cuando ellas deseen)]”.
En este caso, claramente ‘daraba’ no significaría golpear a la mujer.


—Una segunda interpretación acepta el hecho de que el texto quiera decir “golpear a la mujer”, pero exclusivamente en el ámbito de un tipo de relación marital de corte sadomasoquista, en la que la mujer rechaza al hombre —significado primario de nushuç— como parte del instinto natural destinado a hacer que la descendencia sea lo más fuerte posible. 

Según esta interpretación, un varón débil, que se doblega ante el nushuç, no es digno de tener descendencia, pues ésta sería débil y no podría adaptarse a un medio duro como el desierto. La mujer sería la primera en despreciar a un hombre incapaz de doblegarla a la realización del acto sexual que ella —-como otras criaturas del reino animal: gato, etc.— aparenta rechazar. Daría la razón a esta interpretación tanto la acepción primaria de nushuç como “rechazo a realizar el acto sexual”, como la de Tabari de ihÿurûhunna que remonta a la raíz árabe haÿr que hace derivar lingüísticamente de ‘atar’. Según Tabari: “‘Desterrarla en su lecho’ quiere decir atarla a su cama”.

Los que defienden esta interpretación, argumentan que dentro del Corán existen todos los niveles de explicaciones para todos los seres humanos, y que existen personas cuyo modo propio de sexualidad es de índole sadomasoquista, sin que el Islam condene nada de lo que sucede por voluntad mutua de los esposos dentro del ámbito de la sexualidad privada. Lo cierto es que, a pesar de la aparente distancia que mantienen los defensores de esta postura con la nuestra, hay dos puntos de conexión: 1) La mujer estaría aceptando este tipo de relación, y sería, pues, de su gusto que así fuera, y 2) La interpretación de daraba como ‘golpear’ no sería la acepción universalmente válida, sino sólo para determinadas parejas que encuentren así su felicidad sexual, cosa que el Islam siempre protegerá. 


En este caso, ‘daraba’ significaría pegar a la mujer, pero siempre que ella acepte este tipo de relación. También podría aplicarse a esta interpretación la acepción de daraba “hacer el amor” —arriba mencionada— en lugar de “golpearla”.

—Abderrahmán Muhámmad Maanán, que nos sugiere que interpretemos el texto no en clave de las relaciones hombre-mujer sino en la de las relaciones Allah-Muhámmad. Según él, el Profeta va a castigar a un esposo que ha pegado a su mujer y el Corán viene a doblegarlo, a someterlo a unas razones que se le escapan por completo.

El hombre y la mujer que motivaron la bajada de la aya no serían pues más que una excusa para que el Corán se mostrase como la palabra del Yabbar por mediación de Yibril. No es un aya destinada a legislar el trato entre los esposos sino a dejar claro a Muhámmad que él es sólo un mensajero y que no es él quien iba a construir el Islam según su modo de entender. Así, se le transmite un aya que no pretende informarle ni dar contenido a la experiencia del musulmán sino con la única idea de doblegarlo, por tanto, aya destinada exclusivamente a Muhámmad . 


Muhámmad fue y será mientras exista el mundo el único receptor de esa aya en el sentido de ‘pegar a la mujer’. El mismo Muhámmad que acaba de tomar una postura respecto a una cuestión ve cómo su nafs es destruida con esta aya, y deja sin efecto la sentencia de castigo al hombre del juicio que estaba celebrando; sin embargo, luego el Profeta nos da como modelo para nuestra vida cotidiana un aparente incumplimiento de esta aya en el sentido que él la entendió.

Y ¿qué es lo que pasa cuando una aya no tiene sunna? Que hay un velo. Este aya ha sido deliberadamente velada por Allah para que cada uno se ponga a prueba a sí mismo. Tiene, por ello, esta aya una significación mística, no legal. Puesto que —como ya se ha dicho— un Profeta verdadero no puede incumplir nada del mensaje que transmite, deberemos entender que esa aya para nosotros no tiene en absoluto el sentido de golpear a la mujer. Si buscamos en la sunna alguna de las acepciones de la palabra daraba que el Profeta sí cumpliera obtendremos el ya consabido ‘dar un golpe de efecto para hacerlas cambiar’.

Los alfaquíes lo que hacen es respetar el Corán tal y como lo entienden, pero como no tienen en la vida de Muhámmad un modelo de daraba en el sentido de ‘golpear’, en lugar de reflexionar acerca del sentido original del verbo prefieren interpretarlo como ‘golpear’ pero vaciado completamente de sentido, dejado en puro símbolo, con explicaciones como golpear con una brizna de paja, que rayan en lo ridículo.

En este caso, ‘daraba’ significaría ‘golpear a la mujer’ pero no sería una aya dirigida a los seres humanos corrientes, sino a Muhámmad en tanto que Profeta, con idea de doblegarlo a Allah, sabiendo que el Profeta nunca podrá cumplirla. 

—Hay otra interpretación del pasaje de la que no se desprende que en el Islam se pueda golpear a la esposa, pero que sin embargo admite la acepción del verbo como ‘golpear’, y es la que se da en el ámbito de la Escuela Akbarí (la de Ibn ‘Arabî), según la cual, el pasaje no se refiere a la relación hombre-mujer lo más mínimo, sino a la de una criatura que aspira a la intimidad con Allah y su nafs. 

Según esta interpretación, la persona que busque a su Señor tiene ocasionalmente en su nafs una compañera difícil que le asfixia la existencia, y en este caso lo que la persona debe hacer es tratar de comprender sus argumentos y hacerla entrar en razón. Una vez fracasada esta primera medida debe darle la espalda, prescindir de todo trato con esa nafs que le hace la vida imposible, perder todo contacto con ella. En esto consiste la búsqueda de la experiencia del tawhid a través del dikr y la hadra. En dicha experiencia, el hombre ha dado la espalda a su nafs. 

De vuelta de dicha comprensión, el místico debe ‘golpear su nafs’ como siempre lo han hecho en determinado momento de su existencia los awliyá de Allah. Esos actos en los que parece que el místico se aborrece a sí mismo, no son el estatus normal de la mística islámica, sino medidas excepcionales para nufus extraordinariamente hostiles en momentos de especial tensión desintegradora del tawhid. Un maestro sufi ordenó a un discípulo con una nafs difícil que fuera al mercado y diera un dátil a cada hombre que le diese una bofetada. Este hombre estaba literalmente haciendo daraba sobre su nafs, pero hay modos más sutiles.

En este caso, ‘daraba’ significaría ‘golpear’ pero no a la mujer sino a la nafs cuyo símbolo espiritual es la mujer, ya que la mujer es la nafs del hombre, la idea que tenemos de nosotros mismos.

Conclusiones


Hasta para los más débiles de entendimiento puede quedar de manifiesto que es un pasaje coránico oscuro el que nos ocupa, que ha hecho correr mucha tinta y va a seguir haciéndola correr, y del que los musulmanes no llegan a una conclusión terminante debido a la amplia polisemia del verbo y de las circunstancias de su revelación. Pero debe servirnos como guía el principio jurídico del Islam (‘usul al-fiqh) que entiende que cuando un aya coránica tenga diversas interpretaciones debe prevalecer la sunna. Siempre que el musulmán se encuentre con el laberinto de la polisemia de las palabras y la variedad de interpretaciones, debe quedarse con la sunna del Profeta.

Aunque careciéramos de otros argumentos, así fuera sólo contando como guía de conducta con la sunna del Profeta, los musulmanes sabríamos a qué atenernos en la cuestión que se nos plantea, porque nos ha llegado con detalle cuál fue su costumbre en lo relativo al trato con las mujeres: sabemos que le repugnaba ponerles la mano encima, y sabemos que nunca lo hizo. Ésta es la sunna del musulmán y nuestra conclusión es terminante: La agresión es kufr. Toda agresión (ta’addin) es kufr. “Allah no ama a los agresores” (mu’tadin), dice el Corán en numerosas ocasiones. Todo lo que es agresión está expresamente condenado en el Islam, incluso en las más sutiles de sus formas: enseñar el cuchillo al cordero que se sacrifica, pasar un cuchillo dejando la hoja desnuda, golpear en la rodilla para llamar la atención. Respecto a la yihad es siempre defensiva, no ofensiva. Agredir a la mujer —como a cualquier otra criatura de Allah— es parte del kufr. Y no sólo la violencia física a la mujer está prohibida, sino también la verbal. El Islam es delicadeza y todo lo que se salga de ahí pertenece a un universo que nos es ajeno. 

En resumen, y para que quede constancia de las opiniones en que nos hemos apoyado, hemos negado que la acepción acertada al pasaje de Corán 4:34 sea la de golpear a la esposa, y lo hemos defendido con varios tipos de argumentos:

1. El argumento filológico: El significado raíz del verbo es ‘dar una llamada de atención’ (Academia de Jurisprudencia Islámica Española y Abdallah Bartoll).

2. El argumento de la sunna: El Profeta jamás pegó a una mujer (Omar Ribelles)

3. El argumento de la exégesis textual: El contexto del pasaje no es el de una riña matrimonial, así que la defensa de daraba como “pegar” —en frío— nos situaría en el grado de la perversión mental (Abdelmu’min Aya)

4. El argumento del sentido común: Pegar a la propia esposa es causarse daño a sí mismo (Abdelkarim Jattib).

5. El argumento del fiqh: Golpear ‘con una brizna de paja’ es sólo un símbolo que deja sin efectividad una aya bajada sólo para el Profeta (Abderrahmán Muhámmad Maanán).

6. El argumento de la sensibilidad islámica: Toda agresión es kufr (Sidi Hayyami) 

7. El argumento de la praxis islámica: Las legislaciones de los países árabes recogen los malos tratos maritales como causa de divorcio (Jadiya Candela).

Como comentario al margen, queremos dejar en el aire la reflexión de lo triste que es para un din como el Islam, generoso y abierto, que históricamente ha sido un hecho radicalmente civilizador allí donde ha llegado, tener que recibir lecciones de cultura, educación y delicadeza en el trato humano de parte de los no-musulmanes. 


Los no-musulmanes, cuya legislación no tiene la menor base en la experiencia de Allah, pero que si supieran de la dulzura de nuestro din quizá pudieran islamizarse, nos preguntan que cuántos musulmanes del Estado Español invitamos a practicar la violencia doméstica, y nosotros nos llenamos de vergüenza y de indignación porque se permita predicar el Islam en nuestro país a hombres que son incapaces de tomar el pulso a la sociedad en la que viven, que resultan absolutamente incompetentes para establecer con la sociedad de acogida un diálogo comprensible y razonable y que deben de ser amenazados con denuncias en los juzgados por los dirigentes de los no-musulmanes sólo porque éstos estiman que es abominable pegar a las mujeres. Ellos no son kufâr; sólo son no-musulmanes. Los que defienden los malos tratos a las mujeres son los auténticos kafirunes.

Finalizamos con una recomendación coránica y un hadiz —respecto de las esposas— que el autor del libro que da pie a esta investigación y sus seguidores no pueden manipular: “Convivid con ellas con benevolencia y justicia, y, si os disgustan, tal vez os esté disgustando algo en lo que Allah ha puesto mucho bien” (4:19). Y Bujari, por su parte, nos transmite: “El más perfecto de los creyentes es el de mejor carácter. Y el mejor de entre vosotros es el que sea más cariñoso con sus mujeres”. Ésta es la sunna del Profeta; esto es el Islam.

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