El
Diseño en la Naturaleza
HARUN YAHYA
Fuente: www.harunyahya.com
Primera Edición en turco: Enero
de 2001.
Primera edición en inglés: Enero
de 2002.
Primera traducción al español:
Enero de 2003.
Primera corrección de la versión
en español: Agosto de 2003.
Traductor al español: Marcelo
Serio
Corrector versión en español:
Abu Dharr Manzolillo
I N D I C E
EL DISEÑO MILAGROSO PARA EL
VUELO DE LOS INSECTOS
LA COMUNICACION Y EL SISTEMA DE
UBICACION DE LAS PRESAS
SISTEMA DE NATACION A REACCION
LA COLONIA DE TERMITAS Y SU
SISTEMA DE DEFENSA QUIMICO
LA SANGRE : EL FLUIDO DADOR DE
VIDA
DISEÑO Y CREACION
NOTAS
ACERCA DEL AUTOR
El autor, quien escribe bajo el
seudónimo de HARUN YAHYA, nació
en Ankara en 1956. Completó sus
estudios primario y secundario
en esa ciudad y luego cursó
Bellas Artes en la Universidad
Mimar Sinan de Estambul y
Filosofía en la Universidad de
Estambul. A partir del decenio
de 1980 ha publicado muchos
libros sobre política, temas
relacionados con la fe y con las
ciencias. El haber escrito obras
muy importantes que ponen al
descubierto la impostura de los
evolucionistas, la invalidez de
sus suposiciones y la tenebrosa
vinculación entre el darwinismo
y las ideologías sanguinarias
como el fascismo y el comunismo,
lo han hecho una persona muy
conocida.
El seudónimo del autor está
constituido por los nombres
‘Harun’ –Aarón-- y ‘Yahya’
–Juan--, en memoria de ambos
Profetas, quienes lucharon
contra la infidelidad. El sello
sobre la cubierta de los libros
tiene un carácter simbólico y
está vinculado a sus contenidos:
representa al Corán (la última
escritura) y al Profeta Muhammad,
el último de los profetas. El
propósito que anima al autor,
bajo la guía del Corán y de la
sunnah (literalmente
significa: costumbre, práctica,
uso, tradición), es refutar cada
uno de los pilares fundamentales
de las ideologías ateas, al
punto que quienes argumentan en
contra de la religión se queden
mudos, sin saber qué decir. El
sello del último de los
profetas, quién obtuvo la
sabiduría en su más elevado
nivel y la perfección moral, es
usado por Harun Yahya como un
signo de la intención que lo
anima frente a los que repudian
la creencia religiosa.
Todos los trabajos del autor se
centran en un objetivo:
comunicar el mensaje del Corán,
animar a pensar sobre las
cuestiones básicas relacionadas
con la fe (como la presencia de
Dios, Dios Uno y el Más Allá) y
poner al descubierto los
fundamentos endebles de las
ideologías pervertidas de los
sistemas ateos.
Los lectores que disfrutan de
los escritos de Harun Yahya son
muchos y están en todo el mundo:
desde la India a USA, desde
Inglaterra a Indonesia, desde
Polonia a Bosnia, desde España a
Brasil. Algunos de sus libros
están disponibles en inglés,
francés, alemán, castellano,
italiano, portugués, urdú,
árabe, albanés, ruso,
serbo-croata (bosnio), polaco,
malayo, uygur, turco e
indonesio.
Esos libros han servido como un
instrumento para que muchas
personas recuperen su fe en Dios
y para que otras profundicen el
discernimiento sobre su
certidumbre religiosa. La lógica
que poseen, junto a su fácil
comprensión y bello estilo, dan
a estos trabajos un toque de
distinción que conmueve a
cualquiera que los lea o
estudie. Dado que sus planteos
son inobjetables, los escritos
se caracterizan por su
efectividad inmediata, los
resultados definidos y la
imposibilidad de refutarlos. Es
muy difícil que quienes los lean
con atención puedan seguir
defendiendo con sinceridad la
filosofía materialista, el
ateísmo o cualquier otra
ideología o doctrina pervertida.
Y aunque sigan en alguna de esas
posiciones negativas, lo harán
solamente por motivos
sentimentales, puesto que el
autor las destruye desde sus
mismas raíces. Todos los
movimientos que niegan la
religión quedan desde ahora
derrotados ideológicamente
gracias al conjunto de trabajos
escritos por Harun Yahya.
No cabe ninguna duda de que las
características de esos libros
son el producto de la sabiduría
y lucidez del Corán. El autor
sólo intenta servir como un
modesto medio en la búsqueda,
por parte de la gente, del
sendero recto de Dios. Con la
publicación de estos trabajos no
se persigue ningún beneficio
material.
Considerando lo dicho, quienes
animan a otros a leerlos prestan
un servicio muy importante, pues
“abren los ojos” y guían para
ser más devotos servidores de
Dios.
Asimismo, sería injusto perder
el tiempo y energía difundiendo
otras obras que confunden,
conducen al caos ideológico y no
sirven para remover las dudas
del corazón de los individuos.
Está claro que un libro que se
dedica a hacer sobresalir la
capacidad literaria del autor
antes que apuntar a impedir que
la gente pierda la fe religiosa,
no podrá tener un gran efecto.
Quienes dudan de que eso sea
así, pueden ver fácilmente que
el único objetivo que persiguen
los libros de Harun Yahya es
superar la incredulidad y
diseminar los valores morales
del Corán. El éxito e impacto de
este servicio se manifiesta en
la convicción que adquieren los
lectores.
Hay algo que debería tenerse en
cuenta: la principal razón para
que continúen la crueldad, los
conflictos y los grandes
atropellos que sufre la mayoría
de la población, estriba en el
dominio ideológico de la
incredulidad. Dicha situación
puede finalizar solamente con la
derrota ideológica de la misma,
haciendo conocer las maravillas
de la creación y la moralidad
coránica de modo que se viva
según ésta. Teniendo en cuenta
la situación del mundo de hoy
día, que conduce a la gente a
una espiral de violencia,
corrupción y enfrentamientos, la
tarea de moralización indicada
debe hacerse con premura y de
manera efectiva, pues de otro
modo puede ser demasiado tarde.
No es exagerado decir que el
conjunto de escritos de Harun
Yahya ha asumido esa tarea
primordial. Si Dios quiere,
estos libros serán un medio a
través de los cuales los seres
humanos del siglo veintiuno
obtendrán la paz, la justicia y
la felicidad prometidas en el
Corán.
Sus obras incluyen: Judaísmo
y Masonería, Masonería Mundial,
Terrorismo: El Ritual del Mal,
Cábala y Masonería, El Nuevo
Orden Masónico, Los Caballeros
Templarios, El Islam Denuncia el
Terrorismo, La 'Mano Secreta' en
Bosnia, Los Kurdos la Carta
Secreta de Israel, El Comunismo
al Acecho, Fascismo: La
Ideología Sangrienta del
Darwinismo, Los Desastres Que
Produjo el Darwinismo a la
Humanidad (disponible versión en
castellano), Entre Bastidores
del Terrorismo, Entre Bastidores
del Holocausto, La Política
Opresiva de China Comunista y la
Situación en Turkestán Oriental,
Palestina: La Solución, Las
Normas Eticas del Corán, El
Invierno del Islam y la
Primavera Esperada, Declaración
de Fe (1, 2 y 3), Un Arma de
Satanás: el Romanticismo, La Luz
del Corán Destruyó el Satanismo,
Los Ultimos Tiempos y Sus Signos
en el Capítulo del Corán “La
Vaca”, Signos del Ultimo Día y
la Bestia de la Tierra,
Realidades (1 y 2), El Mundo
Occidental se Vuelve Hacia Dios,
El Engaño del Evolucionismo
(disponible versión en
castellano), Respuestas Precisas
a los Evolucionistas, Las
Equivocaciones de los
Evolucionistas, El Corán se
Opone al Darwinismo, La Epoca de
Oro, Pueblos Desaparecidos
(disponible versión en
castellano), El Arte del Color
de Dios, La Verdad de la Vida en
Este Mundo, Signos en los Cielos
y en la Tierra Para las Personas
de Entendimiento (disponible
versión en castellano), El
Profeta Moisés, El Profeta Yusuf,
El Profeta Muhammad (BP), El
Profeta Salomón, La Gloria Está
por Todas Partes, La Importancia
de las Evidencias de la
Creación, La Pesadilla del
Incrédulo, Conocimiento de la
Verdad, La Eternidad Ya Ha
Comenzado, La Eternidad y la
Realidad del Destino, Materia:
Otro Nombre de la Ilusión, El
Hombrecito en la Torre, El Islam
y la Filosofía del Karma, La
Magia Negra del Darwinsimo, La
Religión del Darwinismo, El
Colapso de la Teoría de la
Evolución en 20 Preguntas, La
Ingeniería de la Naturaleza, La
Tecnología Copia a la
Naturaleza, El Atolladero del
Evolucionismo I (Enciclopédico),
El Atolladero del Evolucionismo
II (Enciclopédico), Dios es
Conocido a Través de la Razón,
El Corán Guía el Camino de la
Ciencia, El Verdadero Origen de
la Vida, Conciencia en la
Célula, La Tecnología Imita a la
Naturaleza, Una Retahíla de
Milagros, La Creación del
Universo (disponible versión en
castellano), Los Milagros en el
Corán, El Designio de la
Naturaleza, Autosacrificio y
Modelos Inteligentes de
Comportamiento entre los
Animales, El Fin del Darwinismo,
Nunca Defienda la Ignorancia, El
Milagro Verde: La Fotosíntesis,
El Milagro del Atomo, El Milagro
en la Célula, El Milagro del
Sistema Inmune, El Milagro en el
Ojo, El Milagro de la Creación
en los Vegetales, El Milagro en
la Araña, El Milagro en el
Mosquito, El Milagro en la
Abeja, El Milagro en la Hormiga,
El Milagro de la Semilla, El
Milagro en la Termita, El
Milagro de la Hormona, El
Milagro del Cuerpo Humano, El
Milagro de la Creación del Ser
Humano, El Milagro de la
Proteína, El Milagro del Olfato
y del Gusto, El Milagro del
Micromundo, Los Secretos del
ADN.
Los libros para niños del autor
son: Maravillas en la
Creación de Dios, El Mundo de
los Animales, La Gloria en los
Cielos, Criaturas Asombrosas,
Aprendamos Nuestro Islam, Los
Milagros en Nuestros Cuerpos, El
Mundo de Nuestras Amiguitas: Las
Hormigas, Los Panales Perfectos
de las Abejas, Constructores
Hábiles de Diques: Los Castores,
¡Chicos, Darwin Mentía!.
Otros trabajos del autor sobre
temas coránicos incluyen:
¿Nunca Pensaron Acerca de la
Verdad?; Devotos de Dios;
Abandono de la Sociedad de la
Ignorancia; La Real Morada de
los Creyentes, El Paraíso;
Valores Morales en el Corán;
Conocimiento del Corán; Index
del Corán; La Emigración por la
Causa de Dios; Referencia a los
Hipócritas en el Corán; Los
Secretos del Hipócrita; Los
Nombres de Dios; La Comunicación
del Mensaje y la Discusión en el
Corán; Conceptos Básicos en el
Corán; Respuestas Desde el
Corán; Muerte, Resurrección,
Infierno; La Lucha de los
Mensajeros; El Enemigo Jurado
del Ser Humano: Satanás; La
Mayor Difamación, La Teoría de
la Evolución; Idolatría, la
Religión del Ignorante; La
Arrogancia de Satanás; El Rezo
en el Corán; La Importancia de
la Conciencia en el Corán; El
Día de la Resurrección; No
Olvidar Nunca; Desprecio de los
Dictámenes Coránicos; Abandono
de la Sociedad de la Ignorancia;
La Importancia de la Paciencia
en el Corán; Conocimiento
General a Partir del Corán;
Rápida Adhesión a la Fe (partes
1, 2 y 3); Razonamiento
Imperfecto del Incrédulo; La Fe
Perfeccionada; Lo Que Dicen
Nuestros
Mensajeros; La Compasión de los
Creyentes; El Temor a Dios; La
Pesadilla del Incrédulo; El
Profeta 'Isa (Jesucristo)
Vendrá; Las Bellezas de la Vida
Presentadas por el Corán; Un
Conjunto de las Bellezas de Dios
(partes 1, 2, 3 y 4), La
Iniquidad Llamada "Burla"; El
Secreto de la Prueba; La
Verdadera Sabiduría Según el
Corán; El Combate con la
Religión de la Irreligión; La
Escuela de Yusuf; La Alianza de
Dios; La Difamación Contra los
Musulmanes a lo Largo de la
Historia; La Importancia de
Seguir la Buena Palabra; ¿Por
Qué Te Autoengañas?; El Islam:
La Religión de la Tranquilidad;
el Entusiasmo y el Vigor Según
el Corán; El Ver el Bien en
Todo; ¿Cómo Interpreta el Corán
el Ignorante?; Algunos Secretos
del Corán; El Valor de los
Creyentes, Confiados en el
Corán, La Justicia y la
Tolerancia en el Corán, Pilares
Fundamentales del Islam, Los Que
Desatienden el Corán, El Corán
Como Guía, Una Amenaza al
Acecho: La Negligencia, La
Sinceridad en el Corán, La
Religión de las Personas
Devotas, Los Procedimientos del
Mentiroso Según el Corán.
Si observa una aspirina,
seguramente reparará de
inmediato en la ranura que cruza
su superficie. Ese diseño
beneficia a los que necesitan
tomar la mitad del comprimido,
pues lo parten por allí. Cada
producto que vemos en nuestro
alrededor, desde una simple
aspirina hasta los automóviles
que se usan para ir al trabajo o
los controles remotos, poseen un
diseño particular.
El diseño, en breve, significa
la traza o delineación de un
edificio, aparato, instrumento o
figura, generalmente de modo
armonioso, apuntando a un fin
determinado. Según esta
definición, no es difícil pensar
que el automóvil tiene una
delineación dirigida a un
objetivo, es decir, el
transporte de personas y cosas.
Para cumplir esta finalidad, sus
distintas partes, como el motor,
los neumáticos y la carrocería,
son proyectados y ensamblados en
una fábrica.
¿Qué podemos decir de las
criaturas vivientes? ¿Puede ser
que un pájaro y el sistema que
le permite volar también hayan
sido “diseñados”?
Antes de dar una respuesta
pensemos de nuevo en el ejemplo
del automóvil y apliquemos ese
razonamiento al pájaro, uno de
cuyos objetivos es volar. A este
propósito usa un sistema óseo
ahuecado y ultraligero movido
por fuertes músculos pectorales,
así como plumas apropiadas que
le posibilitan mantenerse
suspendido en el aire. Las alas
poseen una estructura
aerodinámica y el metabolismo
del animal se ajusta a su
necesidad de un nivel de energía
elevado. Es obvio que se trata
de un diseño particular.
Si consideramos cualquier otra
forma de vida, encontraremos la
misma verdad. Cada criatura
exhibe un planeamiento muy bien
pensado, al punto que si
seguimos investigando
descubriremos que también
nosotros somos parte de ese
diseño. Nuestras manos son
funcionales en un grado que
ningún robot lograría. Nuestros
ojos leen con una perfección y
un enfoque que no consiguen las
mejores cámaras fotográficas.
Así llegamos a una conclusión
importante: todas las criaturas
en la naturaleza, incluidas las
humanas, son parte de un diseño.
Esto exhibe a su vez la
existencia de un Creador, Quien
las diseña a voluntad, sustenta
toda la creación y es poseedor
del poder y sabiduría absolutos.
Sin embargo, esta verdad ha sido
rechazada por la teoría de la
evolución que se gesta a
mediados del siglo XIX y fue
propuesta por Charles Darwin en
su libro El Origen de las
Especies. Allí se sostiene
que todas las criaturas
evolucionaron una de otra
gracias a una serie de
coincidencias y transformaciones
o mutaciones.
De acuerdo con la premisa
fundamental de dicha teoría,
todas las formas de vida pasan a
través de minúsculos cambios
fortuitos. Si con ello mejora
alguna existencia, ésta
aventajará a otras y transmitirá
esa mejora a las generaciones
siguientes.
La concepción mencionada ha sido
considerada durante ciento
cuarenta años como científica y
convincente. Pero al
escudriñarla a fondo y
enfrentarla con los diseños de
las distintas criaturas, se
obtiene un cuadro muy distinto:
se revela que el darwinismo y su
explicación de lo viviente no
resulta más que una
argumentación amañada y
contradictoria.
Concentrémonos en los cambios
casuales. Darwin no pudo dar una
definición exhaustiva de este
concepto debido a la falta de
conocimiento de la genética en
su tiempo. Los evolucionistas
que le siguieron sugirieron el
concepto de “mutación”, es
decir, desconexiones
arbitrarias, dislocaciones o
cambios en la estructura
genética. Es significativo que
nunca se haya comprobado que una
mutación mejorase la información
genética de alguna criatura. Los
casos conocidos resultaron en
daños, incapacidades o carencia
de efectos. Por consiguiente,
pensar que una criatura puede
mejorar a través de las
mutaciones, es lo mismo que
balear a un grupo de personas
con la esperanza de que los
daños que se produzcan resulten
en una mejora de la condición de
salud de los afectados.
Realmente es algo sin sentido.
Y aunque asumiésemos,
contrariamente a toda la
información científica
existente, que una mutación
puede mejorar la condición de
una criatura, así y todo el
darwinismo no puede evitar su
colapso debido a lo que se
denomina “complejidad
irreductible”: implica que la
mayoría de los sistemas y
órganos de los seres vivos
funcionan, necesariamente, como
resultado del trabajo coordinado
de partes distintas. Por
consiguiente, el daño o
eliminación de una de esas
partes sería suficiente para
dejar fuera de funcionamiento
todas las demás.
Como sabemos, el oído percibe el
sonido a través de un conjunto
de pequeños órganos. Por
ejemplo, si se extirpan o dañan
los huesecillos del oído medio,
no habrá audición. Para percibir
los sonidos tienen que trabajar
juntos, sin excepción, una
variedad de componentes: el
canal auditivo, el tímpano, la
cadena de huesecillos (martillo,
yunque, lenticular y estribo),
la cóclea o caracol, los tres
canales semicirculares, los
pelitos (cilios) que ayudan a
las células a sentir las
vibraciones y la red nerviosa
que se conecta al cerebro. Este
sistema no pudo haberse
desarrollado por partes porque
no sería posible que unas
trabajen sin las otras.
En consecuencia, el hecho de la
“complejidad irreductible”
demuele desde sus fundamentos la
teoría de la evolución. Es
curioso que el propio Darwin
estuviese preocupado por esto:
Si se demostrase que un órgano
complejo existe sin haber pasado
por numerosas, sucesivas y
ligeras modificaciones, mi
teoría quedaría totalmente
demolida1.
El nivel primitivo de la ciencia
del siglo XIX todavía permitía
soñar con la posibilidad de
hallar un órgano así. Pero
Darwin no lo pudo encontrar, o
posiblemente sabía que no lo
encontraría. La ciencia del
siglo XX profundizó en el
estudio de la naturaleza y
demostró que la mayoría de las
estructuras vivientes poseen la
complejidad mencionada antes.
Por consiguiente, la teoría
darwiniana colapsó, como lo
temía su creador.
En este libro vamos a examinar
algunos sistemas propios de
seres vivos que hacen trizas los
supuestos darwinistas, como ser
las alas de un ave o el cráneo
de un murciélago. En la medida
que avancemos en ese estudio,
veremos no sólo el error inmenso
del darwinismo sino la sabiduría
con que fueron creados dichos
sistemas.
En consecuencia, veremos la
evidencia irrefutable de la
perfecta creación de Dios, tal
como se expresa en un capítulo
del Corán:
Es Dios, el Creador, el Hacedor,
el Formador. Posee los nombres
más bellos. Lo que está en los
cielos y en la tierra Le
glorifica. Es el Poderoso, el
Sabio (Corán, 59:24).
Un Ejemplo de Complejidad
Irreductible: El Ojo de la
Langosta Marina
En el mundo existen muchos tipo
de ojos. Nosotros estamos
familiarizados con el tipo
“cámara fotográfica”, que se
encuentra en los vertebrados.
Esta estructura opera en base al
principio de refracción
luminosa. La luz entra por la
lente y se centra en un punto al
interior del ojo (la retina).
Pero los ojos de otras criaturas
trabajan de manera distinta,
como es el caso en la langosta
marina. Aquí el sistema opera en
base al principio de reflexión y
la característica más importante
se halla en la superficie
ocular, compuesta por numerosas
celdillas cuadradas. Como se
exhibe en la foto de la página
siguiente, están acomodadas de
una manera muy precisa. El
ojo posee una geometría notable
que no se encuentra en otro
lado. La superficie externa se
presenta como una semiesfera
facetada con cuadrículas
perfectas, de manera que “se
asemeja al papel cuadriculado”2.
Esas facetas son el extremo de
cánulas cuadradas que forman una
estructura semejante al panal de
abejas, con la diferencia que
éste se forma por la unión de
prismas hexagonales.
Los lados internos de cada una
de esas cánulas cuadradas
reflejan la luz, la que cae
sobre la retina de modo tan
perfecto que toda ella converge
en un solo punto3.
Es incuestionable la naturaleza
extraordinaria del diseño de
este sistema. Cada uno de esos
pequeños conductos impecables,
posee un recubrimiento que
cumple la función de un espejo
perfecto. Además, cada celdilla
está tan bien alineada que todas
enfocan la luz entrante en un
punto singular.
Es obvio que el diseño del ojo
de la langosta representa un
gran problema para la teoría de
la evolución.
Significativamente, ejemplifica
el concepto de “complejidad
irreductible”. Si sólo uno de
sus elementos --como las
cuadrículas en la superficie
exterior o la retina en la parte
de atrás-- fuera eliminado, el
ojo no funcionaría nunca. Por
consiguiente, es imposible
sostener que el ojo de la
langosta evolucionó paso a paso.
No se puede admitir
científicamente que semejante
diseño pudo haberse formado de
manera azarosa.
Podemos encontrar más elementos
en el ojo de la langosta marina
que anularán los supuestos
evolucionistas. Es interesante
observar que este tipo de
estructura ocular basado en la
reflexión se encuentra en un
determinado grupo de crustáceos,
denominados decápodos de cuerpo
largo. Esta familia incluye la
langosta marina, los langostinos
y los camarones.
Los demás miembros del grupo de
los crustáceos presentan la
estructura ocular de tipo
refractivo, el cual opera en
base a principios absolutamente
distintos a los de la reflexión.
En la estructura de tipo
refractiva el ojo también se
compone de centenares de
celdillas, pero en vez de una
morfología cuadrada encontramos
otra hexagonal o redonda.
Pequeñas lentes en las celdillas
refractan la luz y la enfocan
sobre la retina. Si nos
concentramos en esta diferencia
del sistema ocular dentro de los
crustáceos, surgen algunas
reflexiones. De acuerdo con los
supuestos evolucionistas, todas
las criaturas incluidas en los
crustáceos deberían haber
evolucionado del mismo ancestro.
Por consiguiente, habría que
suponer que el ojo que se basa
en la reflexión evolucionó a
partir del ojo refractivo, el
más común y más simple dentro de
los crustáceos.
Sin embargo, semejante
razonamiento es ilógico debido a
que los dos sistemas oculares
funcionan correctamente dentro
de sus propios sistemas. Ello
hace imposible cualquier fase
“transitoria”, puesto que si
hubiese existido, el crustáceo
habría tenido la visión
disminuida o hubiese sido ciego
y en consecuencia la selección
natural lo habría eliminado.
Cae por su propio peso que ambas
estructuras fueron diseñadas y
creadas por separado. La
magnífica precisión geométrica
de estos sistemas ópticos es
tal, que contemplar la
posibilidad de una “casualidad”
es simplemente absurdo. Al igual
que el resto de los milagros
originados por El, la estructura
ocular de la langosta marina es
un claro testimonio de Su poder
sin tacha e ilimitado. Se trata
de la manifestación del
conocimiento, poder y sabiduría
infinitos de Dios. Maravillas
como la vista podemos encontrar
en cualquier cosa que analicemos
en el mundo de la creación.
CAPITULO I
EL DISEÑO MILAGROSO PARA EL
VUELO DE LOS INSECTOS
Cuando pensamos en el vuelo de
los animales, es normal que nos
venga a la mente el de las aves.
Sin embargo, no son las únicas
criaturas con esa capacidad. La
mariposa Monarca lo hace desde
América del Norte a América
Central. Las moscas y libélulas
también pueden transitar el
espacio aéreo.
Los evolucionistas sostienen que
los insectos comenzaron a volar
hace trescientos millones de
años. Sin embargo, no son
capaces de proveer respuestas
satisfactorias a ciertas
preguntas fundamentales. Por
ejemplo, ¿cómo desarrollaron las
alas, volaron o se mantuvieron
suspendidos en el aire los
primeros insectos?
Lo único que brindan como
explicación es que algunas capas
de piel del cuerpo se habrían
transformado en alas. Pero
conscientes de que ese supuesto
es casi insostenible, aseveran
que todavía no se han encontrado
los especímenes fósiles que lo
verifiquen.
De cualquier manera, la
delineación perfecta de las alas
de los insectos no deja lugar a
las casualidades. Escribe el
biólogo inglés Robin Wootton en
un artículo titulado El
Diseño del Mecanismo de las Alas
de los Insectos:
Cuanto más entendemos el
funcionamiento de las alas de
los insectos, más sutil y
maravillosa se nos presenta su
traza... Por lo general tienen
un diseño para deformarse lo
mínimo posible y para moverse de
maneras específicas. Ambos
aspectos están perfectamente
integrados y se valen de
componentes con un alto grado de
elasticidad, ensamblados
elegantemente para permitir
ciertas torsiones en respuesta a
tensiones determinadas y hacer
el mejor uso del aire. En la
práctica no se puede comparar
con ninguna tecnología conocida4.
Por otra parte, no existe ni una
sola evidencia fósil de la
evolución imaginaria de los
insectos. A eso se refiere el
zoólogo francés Pierre Paul
Grassé: Estamos a oscuras
respecto al origen de los
insectos5.
Examinemos ahora algunas de las
características interesantes de
estas criaturas que dejan a los
evolucionistas en una completa
oscuridad.
La Inspiración para el
Helicóptero: La Libélula
La libélula no puede plegar las
alas a los costados como el
resto de los insectos. Además,
la manera en que usa los
músculos para moverlas también
es distinta. Los evolucionistas
sostienen, debido a esas
diferencias, que las libélulas
son “insectos primitivos”.
Pero el sistema de vuelo de las
mismas no tiene nada de
“primitivo”. La compañía
Sicorsky, líder en la
fabricación de helicópteros,
diseñó uno tomándola como modelo6.
La compañía IBM, que asistió a
Sicorsky en este proyecto,
introdujo un modelo de libélula
en una computadora (IBM 3081).
Fueron hechas dos mil
representaciones a partir de sus
maniobras de vuelo y de allí
salió el prototipo resultante
para el transporte de personal
militar y artillería.
El fotógrafo de la naturaleza
Gilles Martín realizó un estudio
de dos años sobre las libélulas
y concluyó afirmando que poseen
un sistema de vuelo
extremadamente complejo.
Su cuerpo se asemeja a una
estructura helicoidal envuelta
en metal. Dos alas están
dispuestas en forma cruzada
sobre el cuerpo, el cual
presenta una variación de color
que va del azul al marrón. Dicha
estructura le permite una
maniobrabilidad extraordinaria.
Puede detenerse y volar de
inmediato en la dirección
opuesta a la del derrotero que
traía, independientemente de la
velocidad de desplazamiento.
Alternativamente, puede
permanecer suspendida en un
punto en el aire y desde esa
posición moverse rápidamente
para atrapar una presa. Si
desea, acelera a una velocidad
sorprendente para un insecto:
cuarenta kilómetros por hora
--algo más que los atletas que
compiten en las Olimpiadas en
los cien metros llanos--,
velocidad a la que choca contra
su presa. Si bien el impacto es
fuerte, posee una “armadura”
resistente y flexible que
absorbe el golpe. Pero su
víctima queda generalmente
herida o directamente no
sobrevive al topetazo.
Después del choque las patas
posteriores de la libélula pasan
a ser armas letales, pues con
ellas captura a la presa y la
despedaza, para consumirla luego
con sus mandíbulas poderosas.
Otra cosa sorprendente que posee
es el órgano de la visión,
aceptado como paradigmático
entre los insectos. Cuenta con
un par de ojos semiesféricos que
le abarcan casi toda la cabeza y
le proveen un campo visual muy
amplio, al punto de pasar a ser
un ojo en la nuca. Cada uno de
ellos consta de unas treinta mil
lentes distintas.
Si bien el mal funcionamiento de
algún sistema de los que
integran la libélula afectará a
los demás, el hecho es que todos
actúan perfectamente y por
consiguiente el insecto vive.
Las Alas de la Libélula
La característica más
significativa de la libélula
está en sus alas. Sin embargo,
no es posible dilucidar por
medio de un modelo de evolución
progresiva el mecanismo de vuelo
que le permite usarlas. En
primer lugar, la teoría
darwinista no puede explicar el
origen de las alas porque éstas
sólo funcionan correctamente si
se desarrollan en sincronía con
el mecanismo de vuelo.
Supongamos por un momento que
los genes de un insecto
terrestre sufren una mutación y
algunas partes del tejido de la
piel presentan un cambio
azaroso. Sería absolutamente
irrazonable suponer que otra
mutación semejante agregada a la
ocurrida podría crear un ala por
casualidad. Pero además no sería
beneficioso para el insecto,
sino que disminuiría su
movilidad: tendría que soportar
un peso extra, sin ningún
propósito, que le pondría en
desventaja frente a sus rivales.
Por consiguiente y de acuerdo
con los principios de la teoría
de la evolución, debido a los
impedimentos se extinguiría por
selección natural.
Pero las mutaciones ocurren muy
raras veces. Siempre dañan a las
criaturas y las conducen a
enfermedades mortales en la
mayoría de los casos. Por eso
mismo es imposible que pequeñas
mutaciones hayan creado en el
cuerpo de la libélula algo que
evolucione y se convierta en un
mecanismo de vuelo. Aunque es
absolutamente improbable,
asumamos que el panorama
sugerido por los evolucionistas
es real. En ese caso, ¿cómo es
posible que no exista el fósil
de la libélula “primitiva” que
daría sustento a ese escenario?
Pero lo que sí nos dice la
realidad es que no hay ninguna
diferencia entre las estructuras
de las libélulas más antiguas y
las actuales. La verdad es que
no existen restos fósiles de
“libélulas sin alas” o de
“libélulas con alas emergentes”.
Al igual que el resto de las
formas de vida, la libélula
también apareció sobre la Tierra
repentinamente y no ha cambiado
hasta el día de hoy. En otras
palabras, fue creada por Dios y
nunca “evolucionó”.
Las alas pueden operar hacia
adelante y atrás, hacia arriba y
abajo, lo que se ve facilitado
por una estructura compleja de
las articulaciones y lo
apropiado del esqueleto,
constituido por una sustancia
resistente y flexible llamada
quitina que participa en los
movimientos de los músculos
usados para volar. Tiene dos
pares de alas, uno anterior y
otro posterior, que operan
asincrónicamente. Es decir,
mientras las dos alas frontales
ascienden, las posteriores
descienden. Son movidas por dos
grupos distintos de músculos,
los cuales están ligados a un
sistema de palancas. De ese
modo, mientras un grupo mueve
hacia arriba un par de alas por
contracción, el otro moviliza
por acción refleja el segundo.
Los helicópteros ascienden y
descienden usando una técnica
similar. Este mecanismo permite
a la libélula revolotear, ir
hacia atrás o cambiar
rápidamente la dirección del
vuelo.
Metamorfosis de la Libélula
Las libélulas hembras no se
aparean de nuevo después de la
fertilización. Pero esto no
resulta ningún impedimento a los
ejemplares machos de la especie
Calopteryx Virgo.
Valiéndose de un gancho que
tienen en la cola capturan a las
hembras por el cuello (fig. 1).
Estas envuelven sus patas
alrededor de la cola de los
machos, quienes tienen una
extensión especial (fig. 2) con
la que limpian cualquier resto
posible de esperma dejado por
otro macho. A continuación
inyectan su propio esperma en la
cavidad reproductiva de la
hembra. Debido a que este
proceso dura horas, a veces las
parejas vuelan apareadas. La
hembra deja los huevos
fertilizados en la orilla de los
estanques o superficies
acuáticas (fig. 3). Una vez que
la crisálida o ninfa abandona el
huevo, vive en el agua durante
tres o cuatro años (fig. 4). A
lo largo de ese período se
alimenta en el agua (fig. 5).
Por eso fue creada con un cuerpo
capaz de nadar lo
suficientemente rápido con el
objeto de atrapar presas y con
mandíbulas capaces de
desmembrarlas. A medida que la
ninfa crece, muda cuatro veces
la cobertura del cuerpo, la cual
se fortifica y endurece. Cuando
llega el momento del cambio
final deja el agua y comienza a
trepar por las rocas o alguna
planta (fig. 6). Mientras lo
hace se asegura de no caerse,
pues significaría la muerte,
valiéndose de unas pinzas en sus
patas.
Esta última fase difiere de las
cuatro anteriores debido a que
Dios transforma a la larva en un
animalito volador a través de un
cambio magnífico. Primero se le
agrieta el dorso (fig. 7). La
ranura se amplía y se convierte
en una abertura importante, a
través de la cual puede salir
una nueva criatura totalmente
distinta a la larva. El cuerpo
nuevo, extremadamente frágil,
queda asegurado por medio de
ligamentos muy transparentes y
flexibles de la criatura
anterior (fig. 8). Sin los
mismos la larva caería en el
agua y moriría.
La libélula posee también una
serie de mecanismos especiales
que le permiten mudar la piel.
El cuerpo “viejo” se estrecha y
arruga. Luego se abre por medio
de un sistema especial que
bombea un fluido del propio
organismo para “inflar” la
estructura caduca (fig. 9).
Mientras tanto, solventes
químicos comienzan a romper, sin
producir daños, los ligamentos
que atan las patas nuevas con
las viejas. Este proceso se
desarrolla a la perfección, pues
sería fatal que, aunque más no
sea, una de las patas nuevas no
se desprendiese correctamente.
Estas adquieren la humedad
apropiada y se endurecen en el
lapso de los veinte minutos
siguientes.
Para entonces las alas están
plegadas pero completamente
desarrolladas. El fluido
mencionado antes es impulsado al
tejido de las mismas a través de
firmes contracciones corporales
(fig. 10). Disponen de un tiempo
de secado después de dilatarse
por medio del fluido que se
introdujo en ellas (fig. 11).
La libélula pasa a controlar
patas y alas luego de abandonar
la carcasa caduca y haberse
secado apropiadamente. Estira
las primeras que estaban
plegadas una por una, en tanto
que a las segundas las mueve
hacia arriba y hacia abajo.
El insecto ya posee toda la
delineación necesaria para
desplazarse por el aire. Es
difícil creer que se trata de la
misma oruga que había abandonado
el agua poco tiempo antes (fig.
12). La libélula expele el
fluido remanente para equilibrar
el sistema. La metamorfosis
queda completada y el insecto
está listo para volar.
Nuevamente nos encontramos
frente a la negación de los
supuestos evolucionistas al
razonar sobre esta maravillosa
transformación que describimos.
La teoría darwinista pretende
que todas las criaturas
evolucionan a través de cambios
azarosos. Sin embargo, la
metamorfosis de la libélula es
un proceso tan intrincado que no
permite el mínimo margen de
error en cada fase. El obstáculo
más pequeño lo impediría y eso
llevaría al daño o muerte del
insecto. En verdad, se trata de
un proceso de “complejidad
irreductible”: una evidencia
explícita de algo calculado,
proyectado.
En resumen, la metamorfosis de
la libélula es una de las
innumerables pruebas de la
creación por parte de Dios de lo
viviente, de una manera
totalmente adecuada. El arte
maravilloso de Dios se
manifiesta incluso en un
insecto.
Mecanismo de Vuelo
Las alas de las moscas vibran en
función de las señales
eléctricas conducidas por los
nervios. En la langosta de
jardín cada una de esas señales
resulta en la contracción del
músculo que mueve las alas. Dos
grupos opuestos de músculos,
conocidos como “de elevación” y
“de descenso”, permiten que las
alas suban y bajen por medio de
ejercer tracciones en
direcciones contrarias. Estas
langostas mueven las alas de
doce a quince veces por segundo,
mientras que insectos más
pequeños necesitan para volar
una frecuencia más alta. Por
ejemplo, las abejas lo hacen de
doscientas a cuatrocientas veces
por segundo. Las mosquitas
pequeñas y algunos parásitos de
un milímetro de longitud baten
las alas mil veces por segundo7,
sin que se quemen, desgarren o
destruyan, lo cual es otra
evidencia explícita de que
fueron creados.
El observar de cerca a estas
criaturas, multiplica nuestro
aprecio por su delineación.
Habíamos dicho que las alas son
activadas por señales eléctricas
conducidas por los nervios. Pero
una célula nerviosa es capaz de
transmitir solamente un máximo
de doscientas señales por
segundo. ¿Cómo es posible
entonces que los insectos
pequeños puedan batir las alas
mil veces por segundo?
Las moscas que aletean
doscientas veces por segundo,
emiten una señal eléctrica cada
diez aleteos y tienen músculos
fibrosos, así como una relación
nervio-músculo, distintos a los
de la langosta. Las señales
mencionadas sólo alertan a los
músculos que se preparan para el
vuelo y al llegar a un cierto
nivel de tensión, se relajan.
Las moscas, abejas y avispas
poseen un sistema que transforma
el batir de las alas en
movimientos “automáticos”. Los
músculos que permiten el vuelo
en estos insectos no están
ligados directamente al
esqueleto. Las alas se acoplan
al pecho con una articulación
que funciona como pivote. Los
músculos que mueven las alas
están conectados a la superficie
superior e inferior del pecho.
Cuando se contraen, el tórax se
mueve en la dirección opuesta y
crea una tensión hacia abajo. La
relajación de un grupo de
músculos resulta en la
contracción del grupo opuesto.
Se trata de un sistema
automático que permite el
movimiento sin interrupción
hasta que una señal de alerta y
detención es emitida a través de
los nervios de todo el sistema8.
Este tipo de mecanismo de vuelo
se puede comparar con un reloj a
cuerda y es tan especializado
que un solo impulso pone las
alas en movimiento con toda
facilidad. Es imposible no ver
en este ejemplo el proyecto y la
delineación. Es decir, resulta
evidente la creación perfecta de
Dios.
Sistema que Permite la Fuerza de
Propulsión
Para mantener un vuelo parejo no
es suficiente batir las alas.
Estas tienen que cambiar de
ángulo en cada movimiento para
crear una fuerza de propulsión y
elevarse. Disponen de una cierta
flexibilidad para rotar,
variable según el tipo de
insecto. Esa flexibilidad la
otorgan los músculos
principales, los que además son
el soporte de la energía para
volar.
Por ejemplo, en el momento del
ascenso los músculos en las
articulaciones de las alas se
contraen más para incrementar el
ángulo de éstas. Se hicieron
observaciones con técnicas de
filmación de alta velocidad y
así se supo que las alas siguen
una trayectoria elíptica en
vuelo. En otras palabras, la
mosca realiza un movimiento de
tipo circular parecido al que
efectúa el remo de un bote en el
agua, además de mover las alas
hacia arriba y hacia abajo. Ello
es posible por la acción de los
músculos principales.
El mayor problema de los
insectos con cuerpos pequeños es
la inercia. El aire se comporta
como si se adhiriese a sus alas,
lo cual reduce
significativamente la eficiencia
del vuelo. Es por eso que
algunos que miden hasta un
milímetro de largo deben batir
las alas mil veces por segundo
para superar la inercia.
Los investigadores piensan que
incluso la velocidad no es
suficiente para que levanten
vuelo, lo que significaría que
se valen de sistemas
alternativos.
Por ejemplo, algunos tipos de
parásitos pequeños como la
Encarsia, hacen uso de un
sistema llamado “batemanos”: las
alas se juntan arriba y luego se
descortezan. Primero se separa
el borde frontal de las alas, en
donde se localiza una vena
importante, lo cual permite una
corriente de aire en el área
presurizada, produciéndose un
torbellino que ayuda a batir las
alas nuevamente9.
Dios ha creado otro sistema
especial para que los insectos
se estabilicen en el aire, como
el de las moscas con un solo par
de alas y órganos redondeados en
el dorso, llamados cabestros. Se
mueven únicamente cuando cambia
la dirección del vuelo, con lo
que evitan perder la dirección.
Es un sistema que se asemeja a
los giróscopos utilizados en los
aviones actuales10.
La
Resilina
En la articulación del ala
participa una proteína especial
con una flexibilidad muy grande
llamada resilina. Los ingenieros
químicos trabajan en los
laboratorios para reproducirla,
pues exhibe propiedades muy
superiores a las del caucho
natural o artificial. Es una
sustancia que puede absorber la
fuerza aplicada sobre ella como
así también liberar toda la
energía acumulada una vez que
cesa la aplicación de la carga
sobre la misma. La eficiencia
(es decir, la proporción entre
el trabajo rendido y la energía
aplicada) es muy elevada, pues
alcanza el 96%. De esta manera,
el 85% de la energía empleada
para levantar las alas es
almacenada y se la usa al
bajarlas11. Las
paredes del tórax y los músculos
también están construidos de
manera que ayudan en este
fenómeno.
Los Insectos Poseen un Sistema
de Respiración Especial
En relación a su medida la mosca
vuela a una velocidad
extraordinaria. Las libélulas
alcanzan los 40 kilómetros por
hora, mientras que insectos más
pequeños pueden volar a 50 km/h.
Si se hace una equivalencia en
función del tamaño, los seres
humanos tendrían que moverse a
miles de kilómetros por hora,
velocidad que sólo alcanzamos
con aviones a chorro. Pero si
comparamos los tamaños, está
claro que los insectos pueden
volar, en proporción, más rápido
que las aeronaves.
Los aviones a chorro usan
combustibles especiales para
alimentar turbinas de alta
velocidad. El vuelo de la mosca
requiere también elevados
niveles de energía y grandes
volúmenes de oxígeno para
generarla. Esa necesidad es
satisfecha por medio de un
sistema respiratorio
extraordinario, muy diferente
del nuestro. Nosotros aspiramos
aire y lo llevamos a los
pulmones, donde se mezcla con la
sangre y es transportado a todo
el cuerpo por ésta. La necesidad
de oxígeno por parte de la mosca
es tan alta, que no puede
esperar que el mismo llegue a
las células por ese medio. De
manera similar al sistema
circulatorio humano, dispone de
un intrincado sistema de
conductos llamado traqueal, por
el cual distribuye aire con
oxígeno a todas las partes del
cuerpo.
El oxígeno es tomado
directamente de allí, como lo
hacen las células que
constituyen los músculos para el
vuelo, lo que también ayuda a
enfriarlos, pues operan a una
frecuencia de mil ciclos por
segundo.
Es evidente que estos mecanismos
son un ejemplo de la creación.
El azar no puede ser la
explicación de un diseño tan
intrincado. Tampoco es posible
que semejante sistema se haya
desarrollado por fases sucesivas
como sugieren los
evolucionistas: si el traqueal
se hubiese formado así, habría
sido disfuncional y entonces el
aparato respiratorio habría
sufrido daños. Sólo un sistema
traqueal plenamente funcional
desde el inicio puede mantener
la vida de los insectos sin
problemas.
Todas las estructuras que hemos
examinado hasta ahora demuestran
que hay una delineación
extraordinaria hasta en las
criaturas aparentemente más
insignificantes como las moscas:
cada una de ellas es un milagro
que da testimonio del diseño
perfecto en la creación de Dios.
Por otra parte, el “proceso
evolucionista” descrito por los
darwinistas está lejos de
explicar cómo se desarrolla,
aunque más no sea, un solo
sistema en la mosca.
Dios invita a los seres humanos
en el Corán a considerar esta
realidad:
¡Hombres! Se propone una
parábola. ¡Escuchadla! Los que
invocáis en lugar de invocar a
Dios serían incapaces de crear
una mosca, aun si se aunaran
para ello. Y, si una mosca se
les llevara algo, serían
incapaces de recuperarlo. ¡Qué
débiles son el suplicante (el
asociador) y el suplicado (la
deidad) (Corán, 22:73).
El viaje aéreo de una mosca
doméstica es un fenómeno muy
complejo. En primer lugar el
insecto inspecciona
meticulosamente los órganos que
usará para la navegación. Luego
se prepara ajustando y
equilibrando los frontales.
Finalmente calcula el ángulo de
despegue --que depende de la
velocidad y dirección del
viento-- por medio de los
sensores que posee en las
antenas. Después se lanza a
volar. Todo ello sucede en una
centésima de segundo. Una vez
que se desplaza en el aire puede
acelerar rápidamente y alcanzar
una velocidad de diez kilómetros
por hora.
Debido a ello se le podría poner
de sobrenombre “maestra del
vuelo acrobático”. Puede volar
haciendo zigzags
extraordinarios, despegar
verticalmente, aterrizar bien en
cualquier tipo de superficie por
más inapropiada que sea.
Otra particularidad de esta
experta en vuelos es su
capacidad para “aterrizar” en el
cielo raso, puesto que debido a
la gravedad no se podría
sostener y se caería. Sin
embargo, ha sido creada con
ciertos sistemas que hacen
posible lo imposible. En el
extremo de sus patas existen
pequeñas sopapas. Además, ese
dispositivo exuda un fluido
pegajoso al tocar algo. Ese
pegamento le permite adherirse
al cielo raso. Cuando está
llegando al mismo y apenas lo
acaricia, extiende las patas,
las sacude y se prende a la
superficie.
La mosca doméstica posee dos
alas que las puede operar por
separado. Emergen parcialmente
del cuerpo y constan de una
membrana muy delgada atravesada
por venas. Sin embargo, al volar
las mueve hacia atrás y adelante
de acuerdo a un eje como si se
tratasen de un solo plano. Los
músculos que capacitan el
movimiento de las alas se
contraen en el despegue y se
relajan al aterrizar. Si bien
esos músculos son controlados
por los nervios al comienzo del
vuelo, después de cierto tiempo,
al igual que las alas, se mueven
automáticamente.
Los sensores bajo las alas y
detrás de la cabeza envían de
inmediato al cerebro información
sobre las circunstancias de la
navegación. Por ejemplo, cuando
perciben una nueva corriente de
aire como la que crea otro bicho
volador. En ese caso los
músculos “desconectan el piloto
automático” y controlan
“manualmente” las alas. De esa
manera se pone a buen resguardo
de un posible peligro la mayoría
de las veces.
Bate las alas cien veces por
segundo y la energía que gasta
en vuelo es aproximadamente cien
veces mayor a la que consume en
reposo. En función de esto
podemos decir que se trata de
una criatura muy competente
puesto que el metabolismo humano
en situaciones de emergencia
sólo puede emplear una energía
diez veces mayor a la que
consume normalmente. Además, el
ser humano puede mantener ese
consumo de energía decuplicado
solamente durante unos pocos
minutos como máximo. En
contraste, la mosca doméstica
puede sostener su ritmo de
consumo elevado de energía por
un lapso de media hora y viajar
una distancia de mil seiscientos
metros a la misma velocidad12.
CAPITULO 2
Según la convicción de los
darwinistas, las aves son el
resultado de una evolución que
se pudo dar en dos secuencias
distintas: a) reptil-ave;
b) reptil-mamífero-ave.
Sin embargo, el modelo evolutivo
no puede explicar ninguno de los
mecanismos de las aves, los
cuales tienen una estructura
completamente diferente a la de
los reptiles y mamíferos. Por
ejemplo, a esa teoría le resulta
prácticamente imposible explicar
la característica principal de
las aves, es decir, las alas. El
darwinista turco Engin Korur
hizo la siguiente confesión en
referencia a la imposibilidad de
que las alas hayan evolucionado:
La característica común de los
ojos y de las alas es que pueden
funcionar únicamente si están
completamente desarrollados. En
otras palabras, un ojo
semidesarrollado no puede ver y
un ave con alas semiformadas no
puede volar. Uno de los
misterios de la naturaleza que
aún tiene que ser resuelto es de
qué modo pasaron a existir esos
órganos13.
Continúa sin ninguna respuesta
el interrogante de cómo las alas
llegaron a tener una estructura
tan perfecta a través de una
serie de mutaciones azarosas.
También se presenta tan
inexplicable como siempre el
proceso por el cual las patas
delanteras de un reptil pudieron
transformarse en alas perfectas.
Por otra parte, la existencia de
las alas no es el único
prerrequisito para que una
criatura terrestre se transforme
en voladora. Los reptiles
carecen totalmente de una serie
de mecanismos y características
necesarios a tal fin. Por
ejemplo, los huesos de las aves
son bastante más livianos que
los de otros animales; sus
pulmones presentan estructuras y
funciones distintas; el
esqueleto y los músculos también
son diferentes; el sistema
circulatorio de las aves es
mucho más especializado que el
de otras criaturas. Seguramente
cada uno de esos mecanismos no
pudo aparecer por medio de un
“proceso acumulativo” a lo largo
del tiempo. Por lo tanto son
disparatadas las suposiciones de
que reptiles u otro tipo de
animales se transformaron en
seres voladores.
La Estructura de las Plumas de
las Aves
A diferencia de los reptiles,
como dijimos, los cuerpos de las
aves tienen huesos huecos y
ultraligeros, un sistema
respiratorio singular y además
son de sangre caliente. Otra
diferencia insalvable está dada
por las plumas, que son la
característica estética más
importante e interesante. El
dicho “ligero como una pluma”,
retrata a la perfección su
estructura especial.
Están constituidas por una
sustancia proteica llamada
queratina. Se trata de un
material duro que se forma a
partir de las células viejas que
se alejan de las fuentes de
oxígeno y nutrientes ubicados en
las capas más internas de la
piel. La células viejas mueren y
dejan el lugar a otras nuevas.
El diseño de las plumas es muy
complejo, al punto que el
evolucionismo no puede
explicarlo. El científico Alan
Feduccia dijo que las alas
tienen una complejidad
estructural mágica, lo cual
le concede una aerodinámica
natural refinada, nunca lograda
por otros medios14.
Aunque Feduccia es
evolucionista, admite que las
plumas son de una perfección
inusual para el vuelo,
porque son ligeras, fuertes,
aerodinámicas y con una
estructura intrincada de barbas
y ganchillos15.
También Charles Darwin se vio
obligado a ponderar su diseño.
La asombrosa estética de las
plumas del pavo real le hizo
“enfermar”, según su propias
palabras. Dice en una carta
escrita a Asa Gray el 3 de abril
de 1860: recuerdo bien el
tiempo cuando el pensar en la
estructura del ojo me daba
escalofríos. Pero he ido más
lejos en la desazón....
Luego continuaba: ... y ahora
particularidades pequeñísimas de
su estructura me ponen a menudo
muy incómodo. ¡Me enfermo cada
vez que miro una pluma en la
cola del pavo real!16.
Es increíble el diseño que
encontramos en una pluma cuando
la observamos con el
microscopio. Como se sabe, está
constituida por el cañón o
escapo seguido del raquis o eje
con barbas laterales (a derecha
e izquierda) que a su vez
presentan barbillas a sus lados
enganchadas entre sí sólidamente
por medio de unas prolongaciones
minúsculas o barbicelas. Las
barbas, de medida y textura
variables, dan al ave su
naturaleza aerodinámica.
Las barbicelas se agarran entre
sí abrochándose con la ayuda de
los ganchillos. Por ejemplo, la
pluma de cigüeña posee unas
seiscientos cincuenta barbas a
cada lado del eje. De cada una
de ellas se desprenden unas
seiscientas barbicelas, las que
se unen entre sí por medio de
trescientos noventa ganchillos
de la manera que lo hacen los
dientes de un cierre de
cremallera. Esa unión es tan
apretada que ni siquiera el humo
la atraviesa. Si por cualquier
razón los ganchillos se
separasen, los puede hacer
volver fácilmente a la posición
correcta sacudiendo las alas o
alineando las plumas con el
pico.
Las aves siempre deben mantener
sus alas perfectamente aseadas,
acicaladas y en condiciones para
el vuelo si quieren sobrevivir
adecuadamente. Para cumplir con
esa necesidad usan el aceite que
segregan por una glándula
ubicada en la base de la cola.
Con ese óleo limpian y lustran
las plumas. También les sirve
para impermeabilizarlas cuando
nadan y se zambullen o cuando
caminan o vuelan bajo la lluvia.
En los ambientes fríos las
plumas les sirven para evitar el
descenso de la temperatura
corporal, mientras que en
ambientes cálidos las comprimen
sobre el cuerpo para mantenerlo
fresco17.
Las plumas cumplen distintas
funciones según la parte del
cuerpo donde se hallen: la cola,
las alas, etc. Las de la cola
funcionan como timón y freno.
Las de las alas, con una
estructura distinta, permiten la
expansión del área para
incrementar la potencia de
elevación del ave. Las plumas se
juntan cuando las alas se
dirigen hacia abajo al volar,
con lo que se evita que el aire
pase entre ellas. Y cuando se
dirigen hacia arriba se abren y
dejan pasar el aire18.
Las aves también cambian,
periódicamente, las plumas
dañadas o desgastadas, con el
objeto de mantener su capacidad
de vuelo.
Un examen profundo de las aves
revela que están específicamente
diseñadas para volar: el cuerpo
ha sido creado con bolsas de
aire y huesos huecos a fin de
reducir su masa y tamaño; la
naturaleza líquida del guano
asegura que sea desechado el
exceso de líquido; las plumas
son extremadamente ligeras en
relación a su volumen.
Examinemos una por una estas
características especiales.
1 -
El esqueleto.
La fortaleza del esqueleto es
más que adecuada, incluso frente
al hecho de que los huesos son
huecos. Por ejemplo, el pinzón
real de unos dieciocho
centímetros de longitud, ejerce
una presión de 68,5 kilos para
abrir una semilla de aceituna.
Los huesos del hombro, pecho y
cadera se encuentran fusionados,
lo que les da una mejor
“organización” que la de otros
animales. Este diseño mejora su
reciedumbre. Otra característica
del esqueleto, como ya hemos
dicho, es que resulta
relativamente más liviano que en
todos los demás animales. Por
ejemplo, el de la paloma pesa
sólo alrededor del 4,4% de todo
el cuerpo; los huesos del pájaro
fragata pesan 118 gramos, es
decir, menos que el peso total
de sus plumas.
La inmensa diferencia que existe
entre el sistema respiratorio de
las aves y el de otras
criaturas, se debe a que las
primeras necesitan mucho más
oxígeno. Por ejemplo, hay tipos
que requieren hasta veinte veces
más que el utilizado por el ser
humano, lo cual indica que el
mecanismo en los mamíferos no
puede proveer la cantidad
demandada por las aves, quienes
cuentan con otro distinto creado
bajo principios específicos.
La corriente de aire en los
pulmones de los mamíferos es de
ida y vuelta. Viaja a través de
una red de canales y se detiene
en los pequeños sacos de aire
(alvéolos pulmonares). Allí se
produce el intercambio
oxígeno-dióxido de carbono. El
aire usado recorre el mismo
camino de vuelta y es desechado
por la boca o nariz.
En las aves, por el contrario,
la corriente de aire es
unidireccional. Por un extremo
entra aire nuevo y el usado se
expele por otro. Esto permite la
incorporación del oxígeno
necesario para satisfacer el
requerimiento de altos niveles
de energía. El bien conocido
crítico del darwinismo y
bioquímico australiano Michael
Denton, explica esta cuestión:
En el caso de las aves, los
bronquios centrales se bifurcan
en la forma de finos tubos que
pasan a través del tejido
pulmonar. Llamados parabronquios,
se juntan de nuevo eventualmente
y forman un verdadero sistema
circulatorio por el que el aire
fluye en una sola dirección...
Aunque los sacos de aire también
se encuentran en ciertos grupos
de reptiles, la estructura de
los pulmones y del sistema
respiratorio en las aves es
absolutamente único. No hay
semejanza con los pulmones de
otras especies de vertebrados.
Además, los pulmones de todas
las aves son idénticos en las
particularidades esenciales...19.
Michael Denton señala también en
su libro Una Teoría en Crisis
la imposibilidad de la formación
de un sistema tan perfecto a
través de la evolución
progresiva:
Es algo extremadamente difícil
de imaginar cómo pudo haber
evolucionado gradualmente un
sistema respiratorio a partir
del diseño de otro tipo de
vertebrado, especialmente si
tenemos en cuenta que es
absolutamente vital para un
organismo mantener la función
respiratoria sin defectos, pues
de lo contrario puede conducir a
la muerte en minutos. Así como
las plumas no pueden funcionar
como órganos de vuelo hasta que
los ganchos y barbicelas no se
ajusten a la perfección, tampoco
los pulmones pueden funcionar
como órganos para la respiración
hasta que el sistema de
parabronquios que los atraviesa
y el sistema de sacos de aire
que garantiza a los
parabronquios el suplemento de
aire estén muy desarrollados y
sean capaces de trabajar a la
perfección de manera integrada20.
En resumen, es imposible la
transición de un pulmón de
reptil a otro de ave debido al
hecho de que durante esa fase no
funcionaría y ninguna criatura
puede vivir sin pulmones. Por lo
tanto, nadie puede esperar
millones de años hasta que
mutaciones al azar le salven la
vida.
La estructura única de los
pulmones de las aves demuestra
la existencia de un diseño
perfecto que proporciona los
altos niveles de oxígeno
necesarios para volar. Sólo hace
falta un poco de sentido común
para comprender que la anatomía
sin paralelo de las aves no es
el resultado arbitrario de
mutaciones inconscientes. Está
claro que sus pulmones son otra
de las incontables evidencias de
que todo lo viviente ha sido
creado por Dios.
Dios creó a las aves de un modo
absolutamente apropiado, al
igual que al resto de la
creación. Este hecho se
manifiesta en cada detalle.
Fueron diseñadas teniendo en
cuenta que en vuelo no deben
perder el equilibrio. Por eso
sus cabezas son especialmente
livianas para que no se ladeen
al surcar el aire y su peso
promedio corresponde al 1% del
total del cuerpo.
La estructura aerodinámica de
las plumas es otro elemento al
efecto. Las de las alas y cola
proporcionan en especial un
sistema armonioso muy efectivo.
Estas características aseguran
que, por ejemplo, el halcón
mantenga una estabilidad
perfecta cuando se lanza sobre
su presa a una velocidad de 384
km/h.
Todo proceso en biología,
química o física, compuesto por
una serie de eventos, se
conforma al “Principio de
Conservación de la Energía”. Se
lo puede resumir diciendo que
“se necesita cierta cantidad de
energía para hacer cierto
trabajo”.
Un ejemplo significativo de
dicho principio se puede
observar en el vuelo de las
aves. Las migratorias deben
almacenar suficiente energía
para todo su viaje. Por otra
parte, deben volar con el menor
peso posible. Es decir, deben
desechar todo exceso. El
combustible también tiene que
ser lo más eficiente posible. En
otras palabras, mientras que el
peso del combustible debe ser el
mínimo, la energía que se extrae
de allí debe ser la máxima. Y
eso es efectivamente así.
Primero tienen que determinar la
velocidad óptima de vuelo. Si
vuelan muy despacio, derrocharán
demasiada energía para
permanecer en el aire. Si lo
hacen muy ligero, consumirán el
combustible en superar la
resistencia del mismo. Es obvio
entonces que para gastar la
menor cantidad de combustible
tienen que lograr una velocidad
ideal. Por lo tanto, tendrán
distintas velocidades ideales,
en consonancia con la estructura
aerodinámica de su esqueleto y
la morfología de sus alas.
Examinemos la cuestión de la
energía en el frailecillo dorado
del Pacífico (Pluvialis
dominica fulva). Esta ave
emigra de Alaska a Hawai cada
invierno por una ruta sin islas,
lo que significa que no tiene
donde descansar a lo largo de
cuatro mil kilómetros. El viaje
de más de ochenta y ocho horas
significa batir las alas sin
interrupción unas doscientos
cincuenta mil veces.
El pájaro pesa 200 gramos al
partir, de los cuales 70 gramos
son grasa a ser usada como
combustible. Pero cuando los
científicos calcularon la
cantidad de energía necesaria
por hora de vuelo, determinaron
que requiere 82 gramos para toda
la travesía. Es decir, había una
carencia de 12 gramos de grasa,
por lo que, supuestamente,
agotaría toda la reserva mucho
antes de llegar a Hawai.
Pero dichos pájaros llegan todos
los años a su meta. ¿En qué
consiste el “secreto”?
Dios, el Creador de esas
criaturas, les inspira un método
que convierte el vuelo en fácil
y eficiente: no se desplazan a
la ventura sino en bandada,
ajustándose a una disposición y
con una formación en “V”, la
cual reduce la resistencia del
aire con tanta efectividad que
ahorran 23% de energía. En
consecuencia llegan a su destino
con una reserva de seis o siete
gramos de grasa. Dicho excedente
no es un error de cálculo sino
una reserva por si encuentran
corrientes de aire adversas21.
Este hecho extraordinario nos
lleva a preguntarnos:
¿Cómo saben estos pájaros qué
distancias deben recorrer?
¿Cómo saben cuánta grasa
necesitan para ese viaje?
¿De qué manera obtienen esa
grasa antes de emigrar?
¿Cómo saben que las condiciones
climáticas en Hawai son mejores
que las de Alaska?
Lógicamente, es imposible que
hagan todos los cálculos o
conozcan los datos que implican
estas preguntas y que viajen en
bandadas en función de los
mismos. Esto indica que son
inspiradas y dirigidas por un
poder superior. El Corán se
refiere a “las aves que vuelan
en formación” y nos informa
acerca del conocimiento que les
inspira Dios:
¿No ves que glorifican a Dios
quienes están en los cielos y en
la tierra, y las aves con las
alas desplegadas? Cada uno sabe
cómo orar y cómo glorificarle.
Dios sabe bien lo que hacen
(Corán, 24:41).
¿Es que no han visto las aves
encima de ellos, desplegando y
recogiendo las alas? Sólo el
Compasivo las sostiene
(a
las aves). Lo ve bien todo
(Corán, 67:19).
El vuelo requiere una gran
cantidad de energía. Por esa
razón las aves poseen la mayor
relación tejido muscular-masa
corporal de todas las criaturas.
Su metabolismo también está en
sintonía con el requerimiento de
altos niveles de potencia
muscular. Término medio, cuando
el metabolismo se duplica la
temperatura del organismo
aumenta diez grados centígrados.
La temperatura corporal del
gorrión (42°C) y la del zorzal
(43,5°C) indican lo acelerado
que son sus metabolismos. Ese
nivel calórico, que mataría a
una criatura terrestre, es vital
para la supervivencia de las
aves al momento de consumir más
energía y por lo tanto aumentar
la potencia.
Debido a esa necesidad, poseen
un sistema digestivo que asimila
el alimento en forma óptima. Por
ejemplo, una cigüeña pequeña
puede ganar un kilogramo de masa
corporal por cada tres
kilogramos de nutrientes. En los
mamíferos, con una alimentación
similar, esa razón es de un
kilogramo de masa corporal cada
diez de productos ingeridos.
El sistema circulatorio del ave
también ha sido creado en
armonía con su alta demanda
energética. Mientras que el
corazón humano late en un minuto
alrededor de 78 veces, en el
gorrión lo hace 460 veces y en
el colibrí 615 veces. También es
más rápida la circulación
sanguínea. El oxígeno que
alimenta todos los sistemas de
trabajo relativamente
acelerados, proviene de sus
pulmones especiales.
Como dijimos, usan la energía
muy eficientemente. Por ejemplo,
una golondrina que emigra
consume cuatro kilocalorías cada
dos kilómetros y medio, mientras
que un mamífero pequeño requiere
unas cuarenta y una kilocalorías
para la misma distancia.
Las mutaciones no pueden
explicar las diferencias entre
las aves y otras criaturas. Aún
si asumiésemos que una de las
características mencionadas
puede ocurrir por mutaciones al
azar --lo que de todos modos es
imposible--, ese solo hecho es
insustancial. La posibilidad de
un metabolismo que produzca
mucha energía no tendrá sentido
si no existen los pulmones
especializados de las aves.
Además provocaría el ahogo del
animal debido a la insuficiencia
de absorción de oxígeno. Y en el
caso de que el sistema
respiratorio mutase antes que
los demás sistemas, la criatura
inhalaría más oxígeno que el
necesario, lo cual le dañaría.
Otra imposibilidad se relaciona
con la estructura del esqueleto:
si el ave hubiese logrado de
alguna manera los pulmones y las
adaptaciones metabólicas del
caso, tampoco podría volar.
Independientemente de la
potencia o fuerza que posea,
ninguna criatura terrestre puede
despegar del suelo debido a la
estructura del esqueleto
relativamente segmentada y
pesada. La formación de las alas
también requiere un “diseño”
perfecto.
Todo esto nos lleva a una
conclusión: es simplemente
imposible explicar el origen de
las aves por medio de la teoría
de la evolución o los
desarrollos casuales. Miles de
especies de aves han sido
creadas con todas sus
características físicas en “un
instante”. En otras palabras,
Dios las creó una por una.
Desde los albatros a los
buitres, todas las aves han sido
equipadas con técnicas de
navegación que hacen uso de las
corrientes de aire. Debido a que
el vuelo consume grandes
cantidades de energía, las aves
fueron creadas con músculos
poderosos, corazones grandes y
esqueletos livianos. Pero la
evidencia de una creación
superior en las mismas no se
limita a eso. Muchas han sido
inspiradas para que usen métodos
que disminuyen la cantidad de
energía requerida.
El cernícalo (una especie de
halcón) es un espécimen salvaje
bien conocido en Europa, Asia y
Africa. Posee una habilidad
especial: aunque enfrente el
viento puede mantener la cabeza
inmóvil en el aire. Si bien el
cuerpo puede balancearse con la
ventolera, la cabeza permanece
inmóvil, con lo que incrementa
su visión excelente. El
giróscopo que se utiliza en las
naves de guerra para estabilizar
las armas en el mar, trabaja de
manera similar. Es por esta
razón que los científicos llaman
a la cabeza del ave “cabeza
giroestabilizada”22.
Técnicas de Regulación de Tiempo
o Habilidad Para Escoger
el Momento Oportuno con una
Finalidad
Las aves regulan sus horarios de
caza para optimizar la
eficiencia. A los cernícalos les
gusta comer ratas, las cuales
generalmente viven en cuevas
subterráneas y salen a la
superficie cada dos horas en
busca de sustento. Los horarios
de alimentación de ambos
coinciden. Los cernícalos cazan
durante el día pero comen lo
cazado durante la noche. Por
consiguiente, en las horas
diurnas vuelan con los estómagos
vacíos y por lo tanto más
livianos, requiriendo entonces
menos energía para el
desplazamiento. El ahorro de
energía puede llegar hasta un
7%, según lo calculado23.
Las aves también consiguen
reducir el consumo de energía
valiéndose de los vientos. Se
elevan incrementando el flujo de
aire sobre sus alas y pueden
permanecer “suspendidas” en
corrientes de aire
suficientemente fuertes. Las
ascendentes les resultan una
ayuda extra. Hacer uso de las
mismas con el objeto indicado se
denomina “planear”. El cernícalo
tiene dicha capacidad, símbolo
de la superioridad de las aves
en el aire. Esta técnica
presenta dos grandes ventajas.
En primer lugar, le permite
ahorrar la energía que gastaría
para mantenerse en el aire
batiendo las alas mientras busca
alimento o vigila el que tiene
en tierra. En segundo lugar, le
permite incrementar
significativamente el tiempo de
vuelo. La gaviota puede ahorrar
hasta el 70% de energía mientras
planea24.
Las aves utilizan las corrientes
de aire de dos formas: planeando
y descendiendo sobre la ladera
de una colina o zambulléndose en
el mar cerca de un acantilado. A
esto se le llama “descender
planeando”.
Cuando por la cima de la colina
pasa un viento fuerte, forma
ondas de aire yerto y sobre
ellas pueden planear. El
alcatraz y muchas otras se valen
de esas ondas inmóviles creadas
por las islas. Las gaviotas
planean sobre las corrientes
generadas por elementos más
pequeños, como los barcos.
Normalmente los llamados
“frentes” --superficies de
separación entre masas de aire
de diferentes temperaturas o
densidades-- también proveen
corrientes que las aves utilizan
para elevarse. El sostenerse
allí se denomina “planeo en
ventolera”. Dichos frentes, que
se forman especialmente en las
costas por medio de las
corrientes de aire provenientes
del mar, han sido descubiertos
gracias al radar al observarse
el comportamiento de las
bandadas de aves marinas que se
sustentaban allí. Otras dos
formas de navegación de ese tipo
se denominan “planeo térmico” y
“planeo dinámico”.
El térmico es un fenómeno que se
observa especialmente en las
zonas continentales y cálidas
del globo terráqueo. Al calentar
el sol un área de la tierra,
ésta calienta la capa de aire
por encima de ella. Entonces el
aire resulta más ligero y
empieza a elevarse. El mismo
fenómeno se puede observar en
los vendavales de polvo o en los
remolinos de viento.
Los buitres utilizan una técnica
especial para controlar la
tierra desde una altura
apropiada, manteniéndose en
columnas de aire cálidas,
llamadas termales. Se valen de
distintas termales para planear
sobre extensas áreas durante
largos períodos de tiempo.
Las columnas de aire comienzan a
elevarse al amanecer. Primero
despegan los buitres pequeños
haciendo uso de las débiles. A
medida que las termales
ascendentes son más potentes,
despegan los más grandes y casi
“flotan” allí. El aire que se
eleva más rápido se ubica en el
medio, a donde se dirigen cuando
quieren ascender. Además, vuelan
en círculos cerrados para
equilibrar la elevación con la
fuerza gravitatoria.
Otras aves predadoras también
usan las corrientes termales.
Las cigüeñas, lo hacen
especialmente cuando emigran. La
cigüeña blanca de Europa central
viaja al Africa durante el
invierno, cubriendo una
distancia de siete mil
kilómetros. Si volase batiendo
las alas solamente, tendría que
descansar cuatro veces como
mínimo. Pero al utilizar las
corrientes de aire caliente
durante seis a siete horas al
día, logra grandes ahorros de
energía y completa la emigración
en tres semanas. Debido a que el
agua toma mucho más tiempo que
la tierra en calentarse, las
corrientes cálidas no se forman
sobre los mares. Esta es la
razón por la que las aves que se
dirigen a sitios muy lejanos, no
transitan sobre las grandes
superficies acuáticas. Las
cigüeñas y otras aves silvestres
que emigran de Europa a Africa,
lo hacen sobre los Balcanes y el
Bósforo o sobre la península
Ibérica y Gibraltar.
Los albatros, alcatraces,
gaviotas y otros pájaros
marinos, usan las corrientes de
aire que se elevan en la cresta
de las grandes olas. El albatros
se vuelve con frecuencia, se
dirige al interior del viento
mientras se desliza en la
corriente de aire y se eleva
rápidamente. Después de ascender
diez o quince metros, cambia de
dirección de nuevo y continúa su
planeo aprovechando la energía
de los vientos con dirección
cambiante. Como esas corrientes
pierden velocidad cuando chocan
con la superficie del mar, se
eleva en búsqueda de otras más
potentes y repite los pasos
anteriores.
Muchas otras aves, como el
shearwater (de la familia de las
proceláridas, emparentada con el
petrel), usan técnicas
similares.
La creación maravillosa de las
aves no finaliza en las alas,
plumas o pericia migratoria.
Otro diseño extraordinario y
característico de las mismas se
encuentra en sus huevos.
Por simple que nos parezca, el
huevo de gallina tiene alrededor
de quince mil poros, semejantes
a los hoyuelos de las pelotas de
golf. La estructura esponjosa de
los huevos pequeños, que se
puede observar solamente con la
ayuda del microscopio, le otorga
una mayor flexibilidad y aumenta
la resistencia al impacto.
Se trata de un envase con un
contenido milagroso. Provee
todos los nutrientes y el agua
que necesita el feto en
desarrollo. La yema del huevo
almacena proteínas, grasa,
vitaminas y minerales, mientras
que la clara funciona como una
reserva de líquidos y es muy
rica en proteínas.
El pollito que se desarrolla
necesita inhalar oxígeno y
exhalar dióxido de carbono.
También requiere una fuente de
calor, calcio para el desarrollo
de los huesos, el resguardo de
sus fluidos, protección contra
las bacterias y los golpes. La
cáscara del huevo provee todo
eso al pequeñuelo que respira a
través de una membrana que
desarrolla en el embrión. Los
vasos sanguíneos en este
receptáculo le llevan oxígeno y
sacan el dióxido de carbono.
La cáscara del huevo es
sorprendentemente delgada y
fuerte, lo que permite la
transmisión del calor corporal
de la clueca.
El huevo pierde el 16% de su
contenido de agua por
evaporación a lo largo de la
incubación. Durante mucho tiempo
los científicos creyeron que eso
era perjudicial y que se
producía debido a la estructura
porosa de la cáscara. Sin
embargo, las más recientes
investigaciones nos enseñan que
dicha pérdida es necesaria para
que el pollito pueda emerger del
huevo, ya que de lo contrario no
obtiene el espacio y el oxígeno
que le permiten mover bastante
la cabeza y romper la cáscara.
Por otra parte, según el tipo de
cáscara, la proporción de
evaporación de agua varía entre
el 15% y el 20% en condiciones
ideales. Por ejemplo, en los
huevos del somormujo o moñudo,
que vive en lagunas y charcas,
es un poco más elevada que en
los de otras especies que
incuban en lugares más secos.
Es crucial que la cáscara del
huevo soporte ciertos impactos
externos, tolere el peso de
quien lo incuba, sea estable y
se comporte de la mejor manera
frente al aire, el agua y el
calor.
Un examen más minucioso revela
que los huevos han sido
diseñados para que conserven sus
propiedades bastante tiempo.
Dios creó huevos grandes y
pequeños, diferentes entre sí.
Los de aves grandes son por lo
general más duros y menos
flexibles que los de aves
pequeñas, más delicados y
elásticos.
Los de gallina son rígidos y
ásperos, pero no se rompen al
caer uno sobre otros. La
cubierta dura es también una
protección frente a ataques
(externos). Si los huevos más
pequeños tuviesen la cáscara
como los de gallina, se
quebrarían más a menudo. Pero
son fuertes y flexibles, lo cual
evita que se rompan con
facilidad bajo cierto tipo de
golpes.
La flexibilidad, como parte de
las características del huevo,
sirve no sólo para proteger al
pollito sino que también
determina la forma en que éste
lo romperá para salir. A ese
efecto lo único que necesita es
abrir un par de orificios en la
parte más roma antes de empujar
la cabeza y patas afuera. El
pollito sale al mundo levantando
un pedazo de la cáscara, que
adquiere forma de capelo al
separarse siguiendo las grietas
que conectan los agujeros
realizados25.
CAPITULO 3
LA COMUNICACION Y EL SISTEMA DE
UBICACION DE LAS PRESAS
Los murciélagos son criaturas
muy interesantes. Hasta no hace
mucho lo más intrigante era su
forma de navegar o volar,
descubierta después de una serie
de experimentos. Examinándolos
con cierto detenimiento se
devela el diseño sorprendente de
estas criaturas26.
En el primer experimento se
colocó un murciélago en una
parte de un cuarto completamente
oscuro y en otra parte se dejó
una mosca como presa,
disponiéndose todo para filmarlo
desde el principio con sistemas
de visión nocturna. Cuando la
mosca comenzó a volar el
murciélago se dirigió
rápidamente hacia ella y la
capturó. Con este ensayo se
comprobó que los murciélagos
poseen un sentido de percepción
agudo aún en la más completa
oscuridad. ¿Se debe dicha
percepción al sentido auditivo?
¿O se debe a la capacidad de
visión en la oscuridad?
Para responder estos
interrogantes se realizó un
segundo experimento colocando en
el mismo cuarto un grupo de
orugas debajo de una hoja de
periódico. El murciélago se
dirigió directamente a remover
la hoja para comérselas. Esto
demostró que la facultad de
navegación del murciélago no
tiene ninguna relación con el
sentido de la visión.
Los científicos hicieron otro
experimento en un corredor
bastante largo (también oscuro)
y colocaron al murciélago en un
extremo y varias mariposas en el
otro. Además se instalaron
tabiques perpendiculares a las
paredes más largas del corredor,
con orificios en cada uno para
el paso del murciélago en vuelo.
Pero esos agujeros no estaban
alineados, de manera que el
animalito tenía que volar en
zigzag para ir sorteándolos y
pasar de un extremo al otro del
corredor.
Cuando llegó al primer tabique
localizó el orificio fácilmente
y pasó correctamente por el
mismo. Esa situación se repitió
con los otros, con lo que
demostró que sabía dónde estaban
y la ubicación exacta de los
agujeros. Después de pasar el
último, se comió las presas.
Los científicos, absolutamente
pasmados por lo que observaban,
decidieron realizar un último
experimento para entender con
más precisión la sensibilidad de
la percepción del murciélago. Se
usó de nuevo un largo corredor
oscuro y se colgaron en forma
desordenada, desde el cielo raso
hasta el piso, hilos de acero de
seis décimas de milímetro de
diámetro. Para sorpresa de
todos, el murciélago completó el
vuelo sin tocar ninguno de esos
obstáculos, lo cual demostraba
que era capaz de detectarlos a
pesar de lo delgados que eran.
La investigación que siguió
reveló que la increíble facultad
de percepción del murciélago se
vincula a su sistema de
ubicación por resonancia (eco).
El murciélago radia sonidos de
alta frecuencia para detectar
los objetos en su alrededor. La
reflexión de esos sonidos,
inaudibles para los humanos, le
permite trazar un “mapa” de su
entorno27. Por
ejemplo, capta la onda sonora
que emite y rebota en una mosca
y compara lo emitido con lo
recibido. El tiempo que
transcurre entre la emisión y la
recepción le provee una
información precisa sobre la
distancia a la que se halla el
insecto u otro elemento. En el
experimento de las orugas
percibió a éstas y la forma de
la habitación por el mismo
procedimiento. Como las orugas
sobresalían del suelo entre
medio y un centímetro, se
encontraban más cerca del
murciélago esa misma distancia.
Además realizaban pequeños
movimientos. Ambas cosas que
modificaron las frecuencias
reflejadas fueron captadas por
el cazador y le sirvieron para
detectarlas sobre el piso.
El murciélago emite un sonido de
veinte mil ciclos por segundo y
analiza en vuelo todos los que
retornan. Una consideración
cuidadosa de este hecho revela
claramente el diseño maravilloso
en la creación de estos
animalitos.
Otra característica asombrosa de
este sistema es que el oído de
los murciélagos no puede
percibir ningún otro sonido más
que el propio. El espectro de
frecuencias audibles está muy
acotado en estas criaturas, cosa
que normalmente debería crearles
un gran problema debido al
efecto Doppler. Es decir, si la
fuente de sonido y el receptor
están relativamente quietos, el
receptor detectará en la misma
frecuencia emitida por la
fuente. Sin embargo, si uno de
los dos se mueve, la frecuencia
en que se lo detecta será
distinta a la de emisión. En ese
caso la frecuencia de la onda
reflejada puede caer dentro de
las que resultan inaudibles para
el murciélago. Por lo tanto
podría enfrentar el problema de
no oír los ecos del sonido que
emitió y que se refleja en la
presa en movimiento. Pero esa
situación no se le presenta
debido a que ajusta la
frecuencia de los sonidos que
emite hacia objetos en
movimiento, como si conociera el
efecto Doppler. Por ejemplo,
envía el sonido en la frecuencia
más alta hacia la presa que se
desplaza, de manera que las
ondas reflejas no se pierdan en
la banda inaudible.
Corresponde preguntarse, ¿de qué
manera tienen lugar esos ajustes
o correcciones?
En el cerebro de los murciélagos
existen dos tipos de neuronas
(células nerviosas) que
controlan su sistema de sonar.
Uno de ellos ordena a los
músculos producir señales de
ubicación por eco y el otro
percibe el ultrasonido
reflejado. Ambas clases de
neuronas trabajan perfectamente
sincronizadas, por lo que una
mínima desviación en las señales
reflejas alerta al primer tipo
de neuronas y le indica la
frecuencia de la señal que esté
en sintonía con la frecuencia
del eco. De esta manera se
modifica el tono del ultrasonido
del murciélago para operar en
concordancia y lograr una
eficiencia máxima.
No es posible pasar por alto el
golpe que propina un sistema así
a las explicaciones basadas en
la teoría de la evolución
mediante cambios casuales. El
sistema de sonar de los
murciélagos es extremadamente
complejo y los evolucionistas no
lo pueden explicar por medio de
mutaciones arbitrarias. Para que
ese sistema funcione es vital la
existencia simultánea de todos
sus elementos. El animal no sólo
tiene que enviar sonidos de
tonos altos sino también
procesar las señales reflejas,
maniobrar en vuelo y ajustar las
emisiones de sonar. Y todo ello
lo debe hacer al mismo tiempo.
Naturalmente, eso no puede
fundamentarse en las
casualidades. Evidentemente y
con toda seguridad, estamos ante
un signo de cómo Dios creó al
murciélago de la manera más
apropiada.
Mientras la investigación
científica revela más ejemplos
de los milagros en la creación
de estas criaturas, busca
comprender por medio de nuevos
descubrimientos, como los hechos
en años recientes, de qué modo
opera otro mecanismo, al que nos
referimos ahora29. En
un grupo de murciélagos que
vivían en una cueva se
instalaron transmisores con el
objeto de estudiarlos. Se
observó que abandonaban el lugar
de noche y se alimentaban en el
exterior hasta el amanecer. Se
realizó un registro detallado de
esos desplazamientos y se
descubrió que algunos se
alejaban de la cueva de 50 a 70
kilómetros. Lo que más
sorprendió fue el vuelo de
regreso que realizaron poco
antes del amanecer. Todos los
murciélagos volaron en línea
recta hacia la cueva,
independientemente del lugar en
que se encontraban en ese
instante. ¿Cómo sabían los
murciélagos dónde estaban y a
qué distancia se hallaban de la
cueva?
Aún no se conoce a fondo de qué
técnica se valen para el vuelo
de regreso. Los científicos no
creen que el sistema auditivo
juegue un papel importante.
Recordemos que los murciélagos
son completamente ciegos, por lo
que se espera develar algún
sistema sorprendente. En
resumen, la ciencia continúa
hallando nuevos milagros de la
creación en los murciélagos.
Las anguilas eléctricas cuyo
largo excede a veces los dos
metros, viven en el Amazonas.
Dos tercios de la superficie de
sus cuerpos están cubiertos con
órganos eléctricos compuestos de
unas cinco a seis mil placas (se
trata de citoplasma en forma de
láminas). Pueden producir una
corriente de quinientos voltios
con una intensidad de dos
amperes, lo cual resulta
equivalente a la potencia que
utiliza una estación de
televisión convencional.
A estas criaturas se les
concedió la facultad de generar
electricidad con un propósito
ofensivo y defensivo. En el
segundo caso, se valen de ella
para liquidar a sus predadores
por medio de un choque eléctrico
y son capaces de matar un vacuno
a una distancia de dos metros.
El mecanismo de generación de
electricidad les permite estar
listas para un nuevo ataque en
dos o tres milésimas de segundo.
Resulta un milagro de la
creación que una criatura posea
semejante poder. El sistema que
lo permite es realmente complejo
y no puede ser explicado de
ninguna manera por medio del
“paso a paso” propio del
evolucionismo. Un sistema
eléctrico que no funcione a la
perfección no le daría a la
criatura ninguna ventaja para la
supervivencia. En otras
palabras, todos sus componentes
tienen que haber sido creados a
la perfección y al mismo tiempo.
Además de los peces en los que
la generación de electricidad
les sirve de arma, hay otros que
producen señales de bajo
voltaje, es decir, de dos o tres
voltios. ¿De dónde provienen y
para qué las utilizan?
Provienen de órganos creados por
Dios y les sirven para obtener
información30.
Las emiten mediante un órgano
ubicado en la cola y a través de
miles de poros en el dorso, con
lo que se crea un campo
eléctrico momentáneo en su
alrededor. Las ondas se reflejan
en cualquier cosa que encuentren
en esa área y así se enteran del
tamaño, conductividad y
movimiento de lo que los rodea.
La recepción la realizan por
medio de sensores que detectan
continuamente el campo
eléctrico.
Se puede decir que estos peces
tienen un radar que transmite
señales eléctricas e interpreta
las alteraciones en el campo
magnético causadas por los
objetos que las reflejan. Dicha
creación maravillosa en el
cuerpo de distintos peces se
hace más evidente cuando tenemos
en cuenta la complejidad de los
radares inventados por el ser
humano.
Poseen varios tipos de
receptores. Los de forma de
ampolla detectan las señales
eléctricas de baja frecuencia
que emiten otros congéneres o
larvas de insectos. Son de la
sensibilidad apropiada para
recoger información de presas y
predadores y detectar también el
campo magnético de la Tierra,
tarea que es cumplida por un
receptor tubular, es decir,
sensible a las descargas
(eléctricas) y que hace el
relevamiento topográfico del
área circundante. Sin embargo,
no percibe las señales de
frecuencias más altas.
Por medio de ese sistema logran
comunicarse con sus pares y
advertirse entre ellos de
posibles peligros. También
pueden intercambiar información
acerca de especie, tamaño, edad
y sexo.
Cada tipo de pez eléctrico posee
una señal particular y una misma
estructura general, si bien
pueden existir diferencias entre
sus miembros, propias de cada
individuo. Al encontrarse un
ejemplar macho y otro hembra, se
entienden y de inmediato se
comportan en consecuencia.
Las señales eléctricas también
comunican información acerca de
la edad. Una cría nueva usa una
señal distinta a la de un adulto
y la mantiene hasta los catorce
días de vida. Entonces cambia y
pasa a usar la normal del
adulto. Esta diferencia es
esencial para regular la
compleja relación de maternidad
y paternidad.
Asimismo, comunican otro tipo de
información además del sexo y la
edad. Todas las especies de
peces eléctricos transmiten
mensajes de alerta a través de
una frecuencia elevada. Por
ejemplo, el Mormydae utiliza
normalmente una frecuencia de 10
Hz., es decir, de diez
vibraciones por segundo, pero la
puede elevar a 100 – 120 Hz..
Desde una posición de
inmovilidad advierte a sus
oponentes que pueden ser
atacados. Se asemeja al gesto de
los boxeadores que presionan sus
puños enfrentados antes de dar
comienzo a la pelea. Por lo
general es suficiente esa
advertencia para que el pez
contrincante renuncie al
enfrentamiento. En caso de que
se produzca la pelea, quien
resulta herido y abandona el
combate deja de emitir señales
durante treinta minutos y se
queda inmóvil para evitar que el
adversario lo localice. Otra de
las razones de su inmovilidad es
evitar el choque con objetos en
su entorno, puesto que queda
eléctricamente “ciego”.
¿Qué sucede cuando un pez
eléctrico se aproxima a otro que
emite las mismas señales? ¿No
interfieren sus radares entre
sí?
Eso sería lo normal, pero han
sido creados con un mecanismo al
efecto que evita esa confusión,
denominado “respuesta
antiinterferencia”. Al
encontrarse dos ejemplares con
una frecuencia similar, uno de
ellos cambia la propia, lo cual
exhibe la gran complejidad que
encierran. El origen de ese
mecanismo y otros sistemas no
pueden aclararse por medio de
los criterios evolucionistas.
Resulta significativo que Darwin
admitiese en el capítulo “Las
Dificultades de la Teoría”, de
su libro El Origen de las
Especies, la imposibilidad
de explicar la existencia de
estas criaturas por medio de sus
suposiciones31. Se ha
demostrado que los peces
eléctricos poseen sistemas mucho
más complejos que lo imaginado
por Darwin.
Al igual que las demás formas de
vida, son creados por Dios a la
perfección, como una prueba para
nosotros de Su presencia y
sabiduría infinita.
El delfín puede distinguir dos
monedas de metales distintos
debajo del agua y en una
oscuridad total dentro de un
área de tres kilómetros a la
redonda. ¿Cómo es posible que
tenga esa capacidad?
Sucede que no las ve sino que
las ubica con precisión por
medio de un sistema perfecto de
localización por resonancia
(eco) que posee en el cráneo.
Reúne información detalladísima
del tamaño, forma, velocidad y
estructura de los objetos en ese
perímetro. El sistema es tan
complejo y preciso, que le toma
un tiempo aprender a utilizarlo:
el adulto puede detectar la
mayoría de ellos con unas pocas
señales en tanto que el ejemplar
joven debe experimentar durante
años.
Además de servirle para la
detección de cosas, lo usa para
cazar. Se agrupan y emiten
sonidos de alta frecuencia tan
potentes, que atontan a sus
presas y las atrapan con
facilidad. Un delfín adulto
puede producir sonidos
inaudibles para los humanos (de
una frecuencia superior a los
20.000 Hz.).
Las ondas sonoras emitidas y
recibidas se concentran en
distintas partes de su cabeza.
La masa de grasa en la frente
del delfín es una estructura
llamada melón y sirve como lente
acústica que enfoca las ondas
radiadas en un haz estrecho. Por
lo tanto, con el movimiento de
la cabeza puede dirigirlas a
voluntad hacia muchas
direcciones. Esos impulsos
retornan de inmediato al
encontrar un obstáculo. La
mandíbula inferior actúa como
receptor y pasa las señales
recibidas al oído. A cada lado
de la mandíbula inferior se
encuentra un área ósea delgada,
en contacto con un material
lipídico. El sonido es conducido
a través de dicho material a la
ampolla auditiva, que es una
vesícula grande. Después el oído
interno analiza e interpreta su
significado. También existe un
material lipídico similar en el
radar de las ballenas. Lípidos
(es decir, compuestos grasos)
distintos captan las ondas
ultrasónicas (inaudibles para el
oído humano) y las dirigen por
caminos discriminados. Esos
variados compuestos grasos deben
estar ordenados de una manera y
secuencia correcta con el objeto
de poder concentrar la
diferentes ondas sonoras de
retorno. Cada lípido individual,
que se forma por medio de un
proceso químico muy complicado y
que requiere cierta cantidad de
diversas enzimas, es único y
para nada igual a los que se
encuentran normalmente en la
ampolla auditiva.
Está claro que un sistema así no
pudo haberse desarrollado de
manera gradual, como sostiene la
teoría de la evolución, puesto
que el animal hubiese carecido
de sonar hasta que los lípidos
evolucionasen hasta su
composición y ubicación finales.
Además, los sistemas de apoyo,
como la mandíbula inferior, el
oído interno y el centro de
análisis en el cerebro, también
tenían que estar totalmente
desarrollados.
Es evidente que el sistema de
localización por el eco es un
ejemplo de “complejidad
irreductible” en el que resulta
simplemente imposible la
evolución por etapas. En
consecuencia, es obvio que este
sistema es otra de las
creaciones perfectas de Dios.
LA HISTORIA DE UNA COMUNICACION
EN UN INSTANTE BREVISIMO
Cualquiera puede recordar el
momento en que sus ojos se
encontraron con los de otra
persona conocida y se saludaron.
¿Puede creer que ese tipo de
comunicación realizada en un
período de tiempo brevísimo
tiene una historia muy larga?
Supongamos que una tarde
concurren al mismo lugar dos
amigos pero no se reconocen
enseguida. Al girar uno de ellos
la cabeza y ver al otro,
comienza una serie de reacciones
bioquímicas. La luz que se
refleja en el cuerpo del
visualizado penetra por la lente
del ojo del que lo ve con una
cadencia de diez billones de
fotones (corpúsculos de luz) por
segundo, la atraviesa, pasa por
el fluido del globo ocular y
finalmente llega a la retina, en
la que hay unos cien millones de
células de dos tipos llamadas
“bastoncillos” y “conos”. Las
primeras distinguen la amplitud
de onda de la luz y las segundas
los colores. La distintas ondas
de luz que caen sobre diferentes
partes de la retina dependen de
los objetos externos.
Siguiendo con la suposición
anterior, consideremos el
momento en que un hombre
visualiza al otro. Los rasgos
variables del rostro del
visualizado transmiten a la
retina del que lo ve luz de
intensidades distintas. Por
ejemplo, las partes más oscuras,
como las cejas, transmitirán luz
de una intensidad mucho más
baja. En cambio, otras células
de la retina recibirán luz de
intensidad más potente
reflejada, por ejemplo, por la
frente. Cada uno de los rasgos
faciales reflejarán ondas de
distintas intensidades en la
retina del ojo observador.
¿Cómo se excitan estas ondas
luminosas?
La respuesta es muy complicada.
Sin embargo, para apreciar como
es debido el diseño del ojo, hay
que estudiar eso profundamente.
Cuando los fotones chocan con
las células de la retina,
activan una reacción en cadena
tipo efecto dominó. La primera
pieza en “volcarse” es una
molécula llamada “11-cis-retinal”,
sensible a los fotones. Al ser
chocada por un fotón cambia de
forma, lo cual a su vez provoca
cambios en la conformación de
una proteína llamada “rodopsina”,
a la que está estrechamente
unida, que le permite a esta
última pegarse a otra proteína
residente en la célula llamada “transducina”.
Esta, antes de reaccionar con la
rodopsina se encuentra ligada a
otra molécula llamada “GDP”.
Pero cuando la transducina se
conecta con la rodopsina, libera
la molécula GDP y se vincula a
otra molécula llamada “GTP”. De
ahí que ese complejo consistente
de dos proteínas (rodopsina y
transducina) y una molécula más
pequeña (GTP) se denomine “GTP–transducinarrodopsina”.
Este nuevo complejo puede
enlazarse muy rápidamente a otra
proteína residente en la célula
llamada “fosfodiesterasa”, que a
su vez corta otra molécula
llamada “GMPc”. Debido a que
este proceso tiene lugar en las
millones de proteínas de la
célula, la concentración de GMPc
se reduce repentinamente. ¿Cómo
ayuda todo esto a la visión? La
respuesta la tenemos con el
último elemento de esta reacción
en cadena: la disminución de la
cantidad de GMPc afecta la
estructura de las proteínas
llamadas “canal de iones”, que
regulan la entrada de sodio
iónico a la célula. Bajo
condiciones normales, la
estructura “canal de iones”
permite a los iones de sodio
entrar a la célula, en tanto que
otra molécula se desprende del
exceso de sodio para mantener el
equilibrio. Cuando decrece el
número de moléculas de GMPc,
también lo hace el número de
iones de sodio. Esto conduce a
un desequilibrio de carga a
través de las membranas
celulares, lo cual estimula a
las células nerviosas conectadas
a las células de la retina y se
forma lo que llamamos “un
impulso eléctrico”. Los nervios
llevan los impulsos al cerebro y
allí se produce la visión.
En resumen, un solo fotón choca
con una célula y, luego de una
reacción en cadena, la célula
produce un impulso eléctrico.
Este estímulo es modulado por la
energía del fotón, es decir, por
el resplandor de la luz.
Otro hecho fascinante es que la
totalidad del proceso descrito
acontece en no más de una
milésima de segundo. Otras
proteínas especializadas que se
encuentran en la célula,
reconvierten a las proteínas
involucradas en el proceso
relatado a sus estadios
originales. Si bien el órgano de
la visión está sometido a una
“lluvia” de fotones, gracias a
las reacciones en cadena dentro
de sus células sensibles puede
percibir cada uno de ellos32.
Pero el proceso de la visión es
en realidad mucho más intrincado
que lo expuesto. De todos modos
entendemos que esta explicación
resumida es suficiente para
demostrar la naturaleza
extraordinaria del sistema. El
diseño del ojo, complejo y
sutilmente calculado, hace que
sus reacciones químicas se
asemejen a las exhibiciones con
piezas de dominó que se pueden
ver por TV o se hallan
registradas en el libro Guiness.
Se colocan estratégicamente
miles de piezas de modo que
volcando la primera se activa
todo el sistema. En algunas
áreas de la cadena se instalan
diversos dispositivos para dar
comienzo a nuevas secuencias o
reacciones. Por ejemplo, un
malacate arrastra una pieza y la
coloca en el lugar exacto para
empezar otro encadenamiento de
volteo.
Por supuesto, a nadie se le
ocurre que esas piezas pudieron
ubicarse por sí mismas en las
posiciones exactas en que se las
pone, ya sea llevadas por el
viento, a causa de un terremoto
o debido a una inundación. Para
cualquiera es obvio que cada
pieza fue colocada en su lugar
con gran atención y precisión.
La cadena de reacciones
bioquímicas en el ojo nos
recuerda, asimismo, que es
absurdo considerar de algún
valor la palabra “casualidad”
como explicación de algo en el
hecho de la visión. El sistema
está compuesto por un número de
piezas distintas y ensambladas
con un equilibro muy delicado,
claro signo de que se trata de
un “designio”: es algo creado a
la perfección.
El bioquímico Michael Behe
comenta en su libro La Caja
Negra de Darwin sobre la
química de la visión y la teoría
de la evolución:
Ahora que la caja negra de la
visión ha sido abierta, ya no es
suficiente que los
evolucionistas expliquen esa
facultad teniendo en cuenta
solamente la estructura
anatómica del ojo, como lo hizo
Darwin en el siglo XIX (y como
continúan haciéndolo hasta la
fecha los divulgadores del
evolucionismo). Cada uno de los
pasos y estructuras anatómicas
que a Darwin se le ocurrieron
tan simples, en realidad
involucran asombrosos y
complicados procesos bioquímicos
que no pueden ser tapados con la
retórica33.
Lo explicado hasta ahora
corresponde a la primera
reacción de los fotones en el
ojo, después de reflejarse la
luz en otro cuerpo. Las células
de la retina producen señales
eléctricas a través de un
proceso químico complejo, como
se describió antes. En el caso
supuesto, dichas señales
encierran hasta las
particularidades más diminutas
existentes en el rostro
observado (color del pelo,
arrugas, etc). A continuación la
señal pasa al cerebro.
Las células nerviosas (neuronas)
excitadas por las moléculas
retinianas también exhiben una
reacción química. Al estimularse
una de ellas, las moléculas de
proteínas en su superficie
cambian de forma. Esto detiene
el movimiento de los átomos de
sodio con carga positiva. La
modificación del movimiento de
los átomos cargados
eléctricamente crea una
diferencia de voltaje al
interior de la célula, lo cual
se traduce en una señal
eléctrica. Esta llega al extremo
de las neuronas después de
viajar una distancia menor de un
centímetro. Sin embargo, dicha
señal debe superar la separación
que existe entre ellas, lo cual
es un problema. Ciertos
elementos químicos especiales
que se ubican entre dos células
nerviosas acarrean la señal una
distancia de un cuarto a un
cuadragésimo de milímetro. De
este modo es conducido el
impulso eléctrico de una célula
nerviosa a otra hasta alcanzar
una zona especial del cerebro,
es decir, la corteza visual,
compuesta por muchas regiones en
estratos de 2,5 milímetros de
espesor y cubriendo una
superficie de 13,5 metros
cuadrados. Cada región contiene
alrededor de diecisiete millones
de neuronas. La señal es
recibida inicialmente en la
cuarta región. Después de un
análisis preliminar, envía los
datos a las neuronas de las
otras regiones. En cualquier
etapa cualquier neurona puede
recibir señales de otra neurona.
Es así como se forma la imagen
en la corteza visual del
cerebro. Pero ahora esa imagen
debe ser comparada en las
células de la memoria, donde no
se pasa por alto ni un solo
detalle. Por otra parte, según
el supuesto planteado, si el
rostro que se percibe resulta
más pálido que lo normal, el
cerebro activa la función
pensante: ¿por qué el rostro de
mi amigo se ve tan pálido hoy?
En consecuencia, en menos de un
segundo se manifiestan dos
milagros: el de la visión y el
de percatarse de la presencia de
alguien que se conoce.
Por medio de la energía
recibida, que se presenta en
cientos de millones de
partículas de luz, la imagen
llega a la memoria de la persona
y allí es procesada y comparada.
Este es el mecanismo que permite
saber que lo que se ve ya estaba
registrado en la memoria.
Después sigue el saludo. La
persona infiere en menos de un
segundo, en las células
correspondientes a la memoria,
la respuesta que se da a quienes
ya conoce. Por ejemplo,
determina que debe “saludar” y
entonces las células cerebrales
que controlan los músculos
faciales ordenarán el movimiento
que conocemos como “sonrisa”. La
orden es transmitida también a
través de las neuronas y activa
una serie de otros procesos
complejos.
Simultáneamente se da otra orden
a las cuerdas vocales, a la
lengua y a la mandíbula
inferior, con lo cual se produce
el sonido propio del saludo por
medio del movimiento de los
músculos correspondientes. Al
generarse ese sonido las
moléculas de aire lo transportan
hacia quien es saludado. La
aurícula de éste recoge esas
ondas sonoras que viajan a una
velocidad aproximada de seis
metros en un quincuagésimo de
segundo. De allí se dirigen
rápidamente al oído medio.
Entonces el tímpano, con un
diámetro aproximado de 7,6
milímetros, comienza a vibrar y
transmite esas señales sonoras a
los tres huesecillos del oído
medio, donde son convertidas en
vibraciones mecánicas que viajan
al oído interno y allí crean
ondas en un fluído especial
ubicado dentro de una estructura
espiralada llamada cóclea.
En ese lugar se distinguen
varias tonalidades de sonido y
existen muchas cuerdecillas de
distintos espesores como en el
arpa: las vibraciones sonoras de
quien saluda, sonarán allí como
los acordes de dicho instrumento
musical. Al principio los tonos
bajos y después los más altos.
Es decir, primero suenan las
cuerdas más gruesas y luego las
más delgadas. Por último,
decenas de miles de pequeños
elementos en forma de tablillas
transmiten las vibraciones al
nervio auditivo.
Ahora el sonido del saludo se
convierte en una señal eléctrica
que llega enseguida al centro
auditivo del cerebro. En
consecuencia, la mayoría de
billones de neuronas se ocupan
en evaluar la información visual
y auditiva recogida. De esta
manera, la persona del caso
recibe y percibe el saludo del
amigo, al que debe responder. El
acto de hablar es realizado a
través de una sincronización
perfecta de cientos de músculos
en una minúscula fracción de
segundo. Lo que se elabora en el
cerebro como respuesta se
formula en palabras. El centro
del lenguaje en el cerebro,
conocido como área de Broca,
envía señales a todos los
músculos involucrados.
En primer lugar, los pulmones
proveen “aire caliente”, la
materia prima del habla. La
función primaria de este
mecanismo es llevar a ese órgano
aire rico en oxígeno. El aire es
inhalado por la nariz, viaja por
la tráquea y el oxígeno que
contiene es absorbido por la
sangre en los pulmones. En ese
mismo momento se elimina lo que
la sangre desecha, es decir, el
dióxido de carbono, el cual
llega al exterior por el aire
que ahora es exhalado.
El aire que retorna de los
pulmones y pasa por la garganta,
atraviesa las cuerdas vocales,
las cuales se asemejan a
cortinas diminutas que se pueden
“mover” por medio de la acción
de pequeños cartílagos a los que
están conectadas. Cuando se está
en silencio las cuerdas vocales
están separadas. Al hablar se
juntan y vibran por medio del
aire exhalado que pasa entre
ellas. Esto determina el tono de
la voz: cuanto más alto más
tensas las cuerdas.
Como dijimos, el aire es
vocalizado al pasar a través de
las cuerdas vocales y llega al
exterior vía la boca y la nariz.
Las estructuras de éstas agregan
otras características al tono de
voz de cada persona. La lengua
se acerca y aleja del paladar y
los labios adquieren formas
distintas. Durante todo el
proceso muchos músculos trabajan
a gran velocidad35.
Quien oye lo que se expresa,
compara esos sonidos con otros
que tiene almacenados en la
memoria y determina si le
resultan familiares o no. Es así
como dos personas se reconocen y
saludan.
El conjunto de lo descrito se
desarrolla a una velocidad
increíble y con una precisión
sorprendente de la que
generalmente no se es
consciente. Vemos, oímos y
hablamos como si los mecanismos
que operan todo eso fuesen muy
simples. Sin embargo, como
podemos ver, son muy
intrincados.
Estos sistemas tan complejos
exhiben una gran cantidad de
ejemplos de diseños sin
paralelo, los cuales son
inexplicables para la teoría de
la evolución. Los orígenes de la
visión, la audición y el
pensamiento no pueden explicarse
por medio de las creencias de
los evolucionistas en las
“casualidades”. Por el
contrario, es obvio que todos
ellos han sido creados y
otorgados por nuestro Creador.
El que apenas lleguemos a
comprender algunos pasos de los
mecanismos que operan en la
visión, audición y elaboración
del pensamiento, no hace más que
aportar otro elemento a lo obvio
del poder y sabiduría infinitos
de Dios, Quien crea todo de la
nada.
Dios nos invita en el Corán a
ponderar lo dicho y ser
agradecidos con El:
Dios os ha sacado del seno de
vuestras madres, privados de
todo saber. El os ha dado el
oído, la vista y el intelecto.
Quizás, así, seáis agradecidos
(Corán, 16:78).
Otro versículo dice:
El es Quien ha creado para
vosotros el oído, la vista y el
intelecto. ¡Qué poco agradecidos
sois! (Corán, 23:78).
Los vertebrados son las
criaturas terrestres que corren
más rápido, nadan mejor y vuelan
mayores distancias. El factor
principal subyacente de todas
esas capacidades es la presencia
de esqueletos constituidos por
materiales fuertes como los
huesos, que no se deforman.
Estos proveen un sustento
tremendo para la contracción y
dilatación de los músculos, los
cuales realizan movimientos
continuos por medio de las
articulaciones.
Los invertebrados, por su parte,
se mueven a velocidades mucho
menores que los vertebrados
debido a sus estructuras,
precisamente, sin huesos.
Las jibias son invertebrados,
aunque se las considera peces.
Poseen capacidades
extraordinarias para maniobrar
debido a un sistema muy
interesante. El cuerpo blando
está cubierto con una capa
gruesa por debajo de la cual son
arrastradas y expulsadas grandes
cantidades de agua gracias al
trabajo de músculos potentes,
generando así un movimiento
hacia atrás.
Se trata de un mecanismo muy
complejo. A cada lado de la
cabeza posee aberturas tipo
bolsillos. El agua es conducida
allí adentro y pasa a una
cavidad cilíndrica en el cuerpo.
Luego la expulsa a gran presión
a través de un tubo estrecho
ubicado debajo de la cabeza, lo
que le permite moverse muy
rápido en la dirección opuesta.
Esta técnica de natación es muy
apropiada en términos de
velocidad y para la
supervivencia. En los mares del
Japón existe una variedad de
este animal, llamado
Todarodes Pacificus, que
viaja por ese medio dos
kilómetros por hora en una
emigración de dos mil
kilómetros. En distancias cortas
puede llegar a los once
kilómetros por hora. Pero
algunas especies llegan a
superar los treinta kilómetros
por hora.
La jibia puede evitar a sus
enemigos con movimientos muy
rápidos provenientes de ligeras
contracciones musculares. Cuando
sólo la velocidad no es
suficiente en situaciones
críticas, puede emitir una nube
densa de tinta negra que
sintetiza en el cuerpo, la que
sorprende a sus predadores por
unos segundos, tiempo
generalmente adecuado para
escapar. Los atacantes que
quedan del otro lado de la nube
de tinta abandonan el área de
inmediato.
Este mecanismo defensivo, junto
con el de nadar a propulsión,
también le es útil para atrapar
a sus presas. Puede acometerlas
y cazarlas a grandes
velocidades. El sistema nervioso
que posee es muy complejo y
regula las contracciones y
expansiones necesarias para la
natación a chorro. El sistema
respiratorio también opera en
condiciones ideales pues le
proporciona un metabolismo
acelerado, indispensable para la
propulsión a reacción.
La jibia no es el único animal
que usa ese mecanismo para
nadar. También lo utiliza el
pulpo, aunque no es un nadador
muy activo. La mayor parte del
tiempo se desplaza entre las
rocas en los desfiladeros del
lecho marino.
La piel profunda del pulpo está
formada por varias capas
superpuestas de músculos, los
cuales son de tres tipos:
longitudinales, circulares y
radiales. Esta estructura le
permite movimientos diversos
dado que se equilibran y asisten
mutuamente. Cuando expele el
agua (a presión), los circulares
contraen su longitud. Pero como
tienden a mantener el volumen,
aumentan el ancho, cosa que
normalmente elongaría el cuerpo.
Pero en ese momento se produce
el estiramiento de los músculos
longitudinales y se evita la
elongación. Mientras eso sucede
los músculos radiales permanecen
extendidos, lo cual engruesa el
manto en forma de saco que se
contrae después cuando el agua
es expulsada a presión. Luego la
cavidad interna se llena de
nuevo con agua.
El sistema muscular de la jibia
se asemeja mucho al del pulpo,
con la importante diferencia de
que la primera, en vez de los
músculos longitudinales del
segundo, posee una capa de
tendones llamada túnica. Está
compuesta por dos estratos, uno
ubicado en el interior y otro en
el exterior, de la misma manera
que los músculos longitudinales
en el pulpo. En medio de esos
estratos de tendones se hallan
los músculos circulares, en
tanto que los radiales se ubican
entre estos últimos, con una
orientación perpendicular.
CAPITULO 5
LA COLONIA DE TERMITAS Y SU
SISTEMA DE DEFENSA QUIMICO
Las termitas son criaturas
pequeñas similares a las
hormigas que viven en colonias
muy pobladas. Construyen nidos
sorprendentes, algunos de los
cuales se elevan desde el suelo
y son verdaderas maravillas
arquitectónicas, con una
estructura que demuestra la
existencia de sistemas muy
complejos. Además, las
constructoras de torres tan
grandiosas, las termitas
obreras, son totalmente ciegas.
Ese desarrollo edilicio y
habitacional cuenta con una
defensa singular, compuesta por
unidades de soldados especiales
equipados con una artillería
asombrosa. Algunas termitas son
combatientes, otras patrulleras
y otras más “comandos suicidas”.
Todo, desde la incubación de la
reina hasta la construcción de
túneles y paredes o la cosecha
de hongos, está sujeto a la
actuación exitosa de las
soldados.
La reproducción y supervivencia
de la colonia dependen de la
reina y el rey, pues ellos son
los que engendran las nuevas
termitas. La reina comienza a
expandirse corporalmente después
de la primera fertilización y
puede alcanzar un largo de nueve
centímetros, asemejándose a una
máquina reproductora. Debido a
que casi no se puede mover,
dispone de una dotación especial
de termitas que se ocupa de
alimentarla y limpiarla. En un
día pone unos treinta mil huevos
y en toda su vida unos diez
millones.
Las obreras son infértiles, se
dedican al mantenimiento de la
colonia y viven de dos a cuatro
años. Cierto grupo construye y
mantiene el nido, en tanto que
otro grupo cuida los huevos, las
crías y la reina.
Los miembros de la colonia viven
juntos y organizados,
comunicándose entre sí a través
de los sentidos olfativo y
gustativo, a través de los
cuales se intercambian señales
químicas. Estas criaturas
ciegas, sordas y mudas, cumplen
y coordinan tareas complicadas
como las de construir, cazar,
emboscarse, dar la alerta en
casos de peligro y realizar
maniobras defensivas valiéndose
de señales químicas.
Sus peores enemigos son las
hormigas y los osos hormigueros.
Cuando la colonia es atacada por
uno de esos predadores, se lanza
una “escuadra suicida especial”.
Las termitas africanas son
guerreras excelentes equipadas
con dientes afilados como
navajas que desgarran los
cuerpos de los agresores.
Los túneles que construyen son
la única conexión del nido con
el mundo exterior y su sección
transversal corresponde a la de
una de ellas. Pasar a través de
los mismos requiere de un
“permiso”. La soldado que está
de “guardia” en la entrada
detecta por el olor si quien
quiere entrar es o no residente
de la colonia. La cabeza de la
termita puede servir para
obturar cualquiera de los
túneles. Y eso es lo que hacen
en caso de ataque, para lo cual
retroceden y se “clavan” en la
abertura de entrada.
Otro de los métodos defensivos
utilizado a menudo es el de
inmolarse para resguardar la
colonia y dañar al enemigo.
Distintas especies realizan los
ataques suicidas de maneras
diferentes. Resulta
particularmente interesante el
de una especie que vive en el
bosque lluvioso de Malasia. Sus
miembros se comportan como
“bombas caminantes” debido a su
anatomía y forma de actuar.
Poseen en el cuerpo un saco
especial cargado de un compuesto
químico que convierte en
ineficaces a sus enemigos:
empapan a sus agresores con un
líquido espeso amarillo que
vierten sus tejidos linfáticos
al ser rotos por contracción de
los músculos estomacales. Las
termitas de Africa y América del
Sur utilizan un método similar.
Se trata de un verdadero ataque
suicida puesto que los órganos
internos sufren daños que las
lleva a la muerte poco después.
Si la agresión es muy vigorosa,
las obreras ayudan a las
soldados.
El trabajo en equipo, la
disposición al sacrificio y los
ejemplos dados, a la vez que
demuestran que se organizan de
manera asombrosa, destruye la
afirmación darwinista
fundamental: “cada criatura vive
pendiente de sus propios
intereses”. Cabe preguntarse,
¿por qué una termita quiere ser
guardiana de su colonia? ¿Por
qué elegiría la más pesada y
sacrificada de las ocupaciones y
no otra menos exigente? Además,
como sabemos, las obreras son
estériles, es decir, no pueden
generar descendencia, por lo que
es imposible transmitir
genéticamente ese
comportamiento.
En consecuencia, resulta
evidente que sólo el Creador de
la termita pudo haber proyectado
semejante perfección en la
construcción de la colonia y
haber distribuido las distintas
responsabilidades de cada grupo.
Las soldados ejecutan con
diligencia la tarea que Dios les
inspira. Expresa el Corán:
...No hay ser que no dependa de
El... (Corán, 11:56)
En una variedad de termitas
africanas la defensa del nido es
responsabilidad de un grupo de
hembras infértiles más pequeñas
que las soldados. Las de la
guardia real son mucho más
grandes y su función es proteger
las larvas y la pareja real,
impidiendo la entrada de
intrusos en la celda real.
Fueron creadas para el combate y
disponen de cabezas como escudos
y mandíbulas con poder de corte
como navajas afiladas. En sacos
ubicados en la parte anterior
del cuerpo almacenan fluídos
compuestos por cadenas abiertas
de hidrocarburos (alkanos y
alkenos) que representan el 10%
o más del peso del cuerpo y lo
inyectan con la mandíbula
inferior en las heridas
ocasionadas a sus atacantes.
¿Cómo afectan exactamente esos
fluidos a los enemigos? Al
investigarse esta cuestión, se
encontró algo sorprendente:
impiden la coagulación de la
sangre. Las hormigas contienen
un líquido llamado “hemolinfa”
que cumple el papel de la
sangre. Cuando sufren una herida
se inicia el proceso de
coagulación y cura. Pero el
fluido de las termitas
neutraliza la coagulación.
La presencia de estos sistemas
dentro de cuerpos tan pequeños
es otro testimonio de la
creación. No sólo es milagroso
que las termitas produzcan algo
que impide la coagulación, sino
también que tengan órganos para
aplicarlo de manera eficaz. Por
cierto, una armonía perfecta
como esta no puede ser explicada
de ninguna manera echando mano a
la casualidad. Tampoco son
doctoras en química que
comprenden los pormenores de la
coagulación en las hormigas ni
tienen la capacidad consciente
de sintetizar un compuesto que
neutralice ese mecanismo. Sin
duda, este diseño tan adecuado
es otra clara evidencia de que
estas criaturas fueron creadas
por Dios.
Se pueden encontrar muchos otros
ejemplos de delineaciones
perfectas en las termitas.
Utilizan sistemas especiales
creados en sus cuerpos para
implementar mecanismos
defensivos. Por ejemplo, algunas
expelen químicos venenosos en
las heridas hechas con sus
mandíbulas a los contrincantes.
Se valen de una técnica
interesante de “frotado”, puesto
que colocan el veneno en el
cuerpo del atacante con su labio
superior empleado a manera de
cepillo. Otras aplican al
agresor una sustancia adhesiva
irritante por medio de
“rociarlo”. Y son capaces de
sintetizar y almacenar
insecticidas en una cantidad que
a veces llega al 35% del peso
corporal. Eso es algo suficiente
para matar a miles de hormigas.
Distintos tipos de termitas
disponen diferentes clases de
venenos. La Prorhinotermes
de Florida (USA) está dotada con
un elemento químico llamado “nitroalkano”,
diferente en su estructura al
que poseen otras de sus
congéneres y se vale de una
técnica especial de frotación
del mismo. La
Schedorhinotermes Africana
utiliza “cetonas vinílicas”. La
Guyana emplea “B-cetoaldehídos”,
en tanto que las Armitermes
recurren a una “cadena
molecular”. Al atacar se sirven
de elementos químicos llamados
“ésteres” o “lactonas” como
armas. Todos los venenos
mencionados interactúan con
moléculas biológicas y provocan
la muerte.
Los miembros de la familia
Nasutitermitinae tienen en
la frente una saliente tipo
manguera dotada con sacos
especiales. En caso de peligro
la apuntan hacia el enemigo y lo
rocían con un líquido pegajoso e
irritante de olor repugnante.
Esta arma es un tipo de “bazoka
química”41.
De acuerdo a la teoría de la
evolución hay que aceptar el
supuesto de que esas termitas en
un estadio primitivo no poseían
sistema alguno de producción de
elementos químicos en sus
cuerpos, sino que, de alguna
manera, se formaron
posteriormente, como resultado
de una serie de casualidades.
Pero esto es algo que resulta
totalmente ilógico. Para que ese
sistema de defensa trabaje, no
sólo se necesita el elemento
químico sino que los órganos que
lo manipulan deben ser
totalmente funcionales. Por otra
parte, deben estar adecuadamente
aislados de modo que nunca
rocíen dentro del propio cuerpo.
Además, el tubo de pulverización
requiere un mecanismo especial
movido por un músculo aparte.
Todos esos órganos no pudieron
haberse formado en un proceso
evolutivo con el paso del tiempo
puesto que la falta de un solo
componente inhabilitaría todo el
sistema y causaría la extinción
de las termitas. Por
consiguiente, la única
explicación lógica es que éstas
fueron creadas con el “sistema
de armas químicas” totalmente
desarrollado, de lo que se
deduce que se trata de un
“diseño” deliberado, al que se
llama “creación”. En otras
palabras, al igual que todas las
criaturas, las termitas fueron
creadas de manera instantánea.
Dios, el Señor de los Mundos,
creó el centro de producción de
químicos en sus cuerpos e
inspiró en ellas la mejor forma
de utilizar sus facultades, como
lo menciona el versículo que
sigue:
Es Dios, el Creador, el Hacedor,
el Formador. Posee los nombres
más bellos. Lo que está en los
cielos y en la tierra Le
glorifica. Es el Poderoso, el
Sabio (Corán, 59:24)
CAPITULO 6
LA SANGRE : EL FLUIDO DADOR DE
VIDA
Las Funciones Cruciales de la
Sangre
La sangre es un líquido creado
para dar vida a nuestros cuerpos
y su circulación sirve para
calentarlos, refrescarlos,
nutrirlos, protegerlos y
depurarlos de sustancias
tóxicas. Es casi el único
responsable de la comunicación
entre las distintas partes del
cuerpo, además de reparar de
inmediato cualquier rotura en
las paredes de las venas para
mantener la funcionalidad del
sistema.
En el cuerpo de una persona que
pesa 60 kilos hay, término
medio, cinco litros de sangre,
que el corazón puede hacerla
circular con facilidad. Cuando
se corre o se hace ejercicio la
velocidad de circulación puede
aumentar hasta cinco veces. La
sangre fluye por todas partes:
desde la raíz de los cabellos
hasta la punta del pie y en
venas de distintos tamaños.
Estas últimas fueron creadas muy
perfectas, motivo por el cual,
en condiciones normales, no se
forma allí ningún coágulo o
sedimento. El sistema complejo
que integran transporta una
variedad de nutrientes y calor.
El aire que respiramos es la
sustancia más decisiva para
nuestra supervivencia pues el
oxígeno que contiene resulta
imprescindible para que las
células quemen los azúcares y
produzcan energía, de la misma
manera que lo hacen los leños
que se queman en una caldera. El
sistema de circulación
sanguíneo, parecido a una
complicada red de tuberías,
sirve al propósito de llevar ese
oxígeno desde los pulmones a las
células.
Las moléculas de hemoglobina
dentro de los glóbulos rojos son
las que lo transportan. Cada
glóbulo rojo acarrea unos
trescientos millones de
moléculas de hemoglobina que
exhiben un orden perfecto en su
desempeño. Pero no sólo conducen
el oxígeno sino que también
cumplen otras funciones, como la
de distribuirlo donde sea
necesario --por ejemplo, en una
célula muscular-- y retornar
luego a los pulmones con el
material de desecho producto de
la combustión de los azúcares.
En otras palabras, lleva oxígeno
a las células y vuelve a los
pulmones con dióxido de carbono,
donde elimina a éste y se liga
nuevamente al oxígeno del aire
para repetir el ciclo.
Las moléculas de hemoglobina
transportan también gas de
monóxido de nitrógeno (NO). Si
este gas no estuviese presente
en la sangre, la presión
cambiaría constantemente. La
hemoglobina regula asimismo, por
medio del NO, la cantidad de
oxígeno que debe entregar a los
tejidos. Es asombroso que el
“regulador” sea una molécula, es
decir, un simple conjunto de
átomos que no posee cerebro,
ojos ni conciencia. Por
supuesto, la regulación de una
función importantísima en
nuestros cuerpos por un conjunto
de átomos, es un signo de la
sabiduría infinita de Dios,
Quien nos crea.
Una persona adulta posee
alrededor de 30 billones de
glóbulos rojos en su sangre, los
cuales son el principal
componente celular de la misma y
son suficientes para cubrir la
mitad de la superficie de un
campo de fútbol. La hemoglobina
es la que da a la sangre, y por
lo tanto a los tejidos, su color
característico.
Los glóbulos rojos son discos
bicóncavos que pueden
comprimirse y pasar por
capilares minúsculos y por los
huecos más diminutos debido a su
increíble flexibilidad. Si no
poseyesen esta característica
seguramente se atascarían en
distintas áreas del cuerpo. Un
capilar tiene normalmente un
diámetro de cuatro a cinco
micrones, mientras que el
volumen de un glóbulo rojo es de
unos 87 micrones cúbicos (un
micrón es una milésima de
milímetro).
¿Qué pasaría si los glóbulos
rojos no hubiesen sido creados
con esa flexibilidad? Los
investigadores nos responden:
los delicados tejidos de los
ojos presentan con frecuencia,
en pacientes diabéticos,
amontonamientos de glóbulos
rojos que perdieron su
flexibilidad, lo cual puede
llevar a la ceguera.
El período de vida de un glóbulo
rojo es de alrededor de 120
días. Después es descartado por
el bazo. Esa pérdida se compensa
con la producción de células
nuevas. Bajo circunstancias
normales se generan dos millones
y medio de glóbulos rojos por
segundo, cantidad que puede ser
incrementada si hay necesidad,
como cuando se produce una
pérdida de sangre imprevista.
Una hormona llamada
“eritropoyetina” controla esa
producción y equilibra la
situación. Además, si el
contenido de oxígeno del aire
desciende, hay un aumento
proporcional en la generación de
glóbulos rojos. Por ejemplo, al
escalar alturas elevadas y
debido a la disminución continua
del oxígeno, el cuerpo produce
ese aumento de manera automática
para usar lo más eficientemente
posible el disponible.
La parte fluída de la sangre se
llama plasma, es de color
amarillento, representa el 5%
del peso de un cuerpo normal,
transporta una gran cantidad de
sustancias además de los
glóbulos rojos y el 90% está
constituido por agua, sales,
minerales, carbohidratos, grasas
y cientos de tipos de proteínas
en suspensión. Algunas de éstas
son de transporte: toman lípidos
y los llevan a los tejidos. Si
no fuese así, los lípidos
flotarían caóticamente y
provocarían problemas de salud
fatales.
Las hormonas en el plasma
cumplen el papel de correos
especiales. Facilitan la
comunicación entre los órganos y
las células a través de mensajes
químicos.
La albúmina es la proteína más
abundante y es también una
transportadora. Se une a lípidos
como el colesterol, a otras
hormonas, a la bilirrubina (un
pigmento amarillo y tóxico de la
bilis) o a medicinas como la
penicilina. Deja las sustancias
tóxicas en el hígado y
transporta los nutrientes y
demás hormonas adonde sea
necesario.
Al considerar todo esto nos
queda en claro que el cuerpo
humano fue creado de una forma
extremadamente minuciosa. Las
capacidades de una proteína en
la distinción entre hormonas,
lípidos y medicinas y en la
determinación no sólo de los
lugares que los necesitan sino
también de las cantidades a ser
enviadas, resultan indicios de
una delineación perfecta. Los
ejemplos que damos aquí no son
más que unos pocos de los miles
de procesos bioquímicos que
ocurren en el organismo. Las
billones de moléculas que operan
allí funcionan con una armonía
maravillosa. Además, todas
provienen de la división de una
sola célula en el vientre de una
mujer. Está claro que el
funcionamiento milagroso del
cuerpo es parte de la
espectacular habilidad artística
de Dios, Quien creó al ser
humano a partir de una sola gota
de un líquido singular.
Los nutrientes deben pasar de un
lado al otro de las paredes de
las arterias para penetrar en
los tejidos del caso. Aunque la
pared arterial posee poros
minúsculos, no hay sustancia que
por sí sola pueda atravesarla.
Lo que permite que ese proceso
tenga efecto es la presión
sanguínea. Sin embargo, si los
nutrientes pasasen a los tejidos
en grandes cantidades,
necesariamente se producirían
inflamaciones. En consecuencia,
existe un mecanismo especial
instituido para equilibrar la
presión sanguínea y así regresar
fluídos a la sangre. La
responsable de esa tarea es la
albúmina, más grande que los
poros de la pared de la arteria
y suficientemente numerosa en la
sangre como para succionar el
agua como una esponja. Si no
fuese por la albúmina, nos
inflaríamos como un poroto seco
puesto en el agua.
Por otra parte, las sustancias
existentes en la sangre no
deberían ingresar en los tejidos
del cerebro incontroladamente
porque dañarían de modo severo
las neuronas. Por consiguiente,
ese órgano cuenta con una
protección frente a todos los
escenarios perjudiciales
posibles que pudiesen acontecer.
Densas capas de células cierran
completamente los poros. Cada
sustancia que pretende pasar a
través ellas, lo hace como si se
tratase de un puesto de control.
Eso facilita un fluir
equilibrado de nutrientes en la
parte más sensible del cuerpo
humano.
Además de las toxinas,
nutrientes, glóbulos rojos,
vitaminas y otras sustancias, la
sangre también transporta calor,
un subproducto de la generación
de energía en las células. Es de
una importancia vital repartir y
equilibrar la temperatura
corporal, en consonancia con la
temperatura exterior. Si no
existiese ningún sistema que lo
hiciera --papel que cumple la
circulación sanguínea--, al
usarse los músculos de los
brazos, por ejemplo, éstos se
recalentarían y el resto del
cuerpo permanecería frío, lo
cual dañaría en gran medida el
metabolismo. La transpiración y
la expansión de los vasos
sanguíneos permite que el exceso
de calor sea expulsado al
exterior a través de la piel. A
eso se debe que se nos enrojezca
el rostro al correr o realizar
actividades con mucho vigor.
Cuando las temperaturas son
bajas, los capilares se contraen
para reducir la cantidad de
sangre en las áreas en donde es
más probable la fuga de calor.
De esa manera se reduce al
mínimo el enfriamiento del
cuerpo. El rostro pálido en esa
situación se debe a la
precaución mencionada que el
organismo la toma
automáticamente42.
Todo lo que sucede en la sangre
es extremadamente complejo e
interdependiente y ha sido
creado a la perfección hasta en
los menores detalles. Existe un
equilibrio maravillosamente
intrincado en la corriente
sanguínea, al punto que el más
pequeño trastorno podría causar
serias complicaciones. Ha sido
creada con todas las propiedades
necesarias por el Creador Uno,
de manera instantánea. Y ese
Creador es Dios, poseedor del
conocimiento y capacidad
superiores:
Sólo Dios es vuestro dios,
aparte del Cual no hay otro
dios. Lo abarca todo en Su
ciencia (Corán, 20:98).
UN PROCESO SIN LUGAR PARA EL MAS
MINIMO ERROR :
LA COAGULACION DE LA SANGRE
Todos sabemos que el sangrado
que se produce debido a un corte
o por una herida que se estaba
sanando y que se reabre, en
algún momento se detendrá,
porque se forma un coágulo que
se endurece y obtura la zona. En
general la gente piensa que ese
es un proceso simple y normal.
Pero los bioquímicos nos han
hecho saber, gracias a sus
investigaciones, que en realidad
es la resultante de un mecanismo
muy complejo: la falta de un
solo componente dañaría
seriamente todo el sistema.
La sangre debe coagular en un
lapso de tiempo y lugar
adecuados. Después el coágulo
debe desaparecer. En condiciones
normales ese mecanismo funciona
a la perfección hasta en el más
mínimo detalle.
El coágulo debe cubrir toda la
herida y, lo que es más
importante, formarse solamente
en el exterior de la piel, por
encima de la lesión. La vida es
incompatible tanto con la
coagulación de la sangre en
cualquier otra parte como con la
falta total de coagulación.
Para dicho proceso son decisivos
los más pequeños elementos
producidos en la médula ósea, es
decir, las plaquetas sanguíneas
o trombocitos. Estas células son
los elementos principales de la
coagulación. Una proteína
llamada factor de Von Willebrand,
que “patrulla” continuamente la
corriente sanguínea, asegura que
las plaquetas permanezcan
adheridas a la herida. Estas se
concentran en el lugar de la
lesión y liberan una sustancia
que reúne a otras plaquetas en
una inmensa cantidad para
obturarla. Las plaquetas mueren
en ese lugar como parte del
proceso de la coagulación
sanguínea.
La trombina es otra de las
proteínas que facilita la
coagulación de la sangre. Se
produce por la acción de más de
veinte enzimas sólo en el lugar
de la herida, en la dosis
necesaria y durante un tiempo
determinado. Las enzimas pueden
iniciar su producción y
detenerla. Se trata de un
proceso tan controlado que la
trombina sólo se forma cuando
los tejidos realmente resultan
dañados. Tan pronto como las
enzimas de la coagulación
alcanzan un nivel satisfactorio,
se forman fragmentos de
fibrinógeno, los cuales son
proteínas. En un lapso de tiempo
muy corto una malla de fibras
(la fibrina) forma una red en el
lugar de escape de la sangre.
Mientras tanto las plaquetas
“patrulleras” continúan
implicándose y se acumulan en el
mismo lugar. Lo que se llama
coágulo es el tapón que se forma
en la herida debido a dicha
acumulación.
El proceso que posibilita la
formación del coágulo y
determina su extensión,
fortaleza o disolución, posee
indudablemente una complejidad
irreductible absoluta43.
¿Qué sucedería si en ese
mecanismo surgiesen pequeños
problemas? Por ejemplo, ¿qué
sucedería si la coagulación se
activase sin que existiera una
herida?; ¿qué sucedería si el
coágulo se separase fácilmente
de la zona lesionada?
En el primer caso los coágulos
bloquearían la corriente
sanguínea en los órganos
importantes y éstos morirían. En
el segundo caso la lesión
permanecería indefinidamente y
sucederían sangrados
permanentes, infecciones, etc.
Esto nos muestra, una vez más,
que el cuerpo humano está
diseñado de la mejor manera. Es
imposible explicar el proceso de
la coagulación por medio de las
“casualidades” o el “desarrollo
gradual”, como lo supone la
teoría de la evolución. Un
proceso como éste, diseñado y
calculado tan cuidadosamente,
resulta una evidencia
indiscutible de la perfección en
la creación. Dios, Quien nos
creó y colocó sobre esta tierra,
ha creado nuestros cuerpos con
ese proceso, el cual nos protege
en muchos casos de los distintos
tipos de heridas que podemos
sufrir.
La coagulación no es sólo muy
importante para protegernos de
heridas externas sino también de
la ruptura de los capilares
internos, cosa que sucede a cada
rato. Aunque es algo que pasa
desapercibido, continuamente
sufrimos pequeños sangrados
internos. Un simple golpe del
brazo contra una puerta o el
sentarse muy bruscamente, puede
provocar la ruptura de cientos
de capilares que son
inmediatamente controlados y
reconstruidos, en condiciones
normales, por medio de la
coagulación. Si el impacto es
más serio, el sangrado es mayor
y comienza el proceso que
denominamos “hematoma”. Una
persona con el sistema de
coagulación dañado, debería
evitar hasta los golpes más
pequeños. Los pacientes
hemofílicos deben vivir con ese
cuidado porque su proceso de
coagulación es defectuoso.
Desafortunadamente, quienes
tienen una hemofilia avanzada no
pueden vivir mucho. Hasta el más
pequeño sangrado interno
producido por un simple resbalón
o caída, puede ser suficiente
para terminar con sus vidas.
Debido a esta realidad, cada
individuo debería considerar el
milagro de la creación en su
propio cuerpo y ser agradecido
con Dios, Quien lo creó de la
mejor manera. Nuestro organismo,
del cual no podemos reproducir
ni una sola célula, es una
bendición de Dios, Quien dice a
la humanidad:
Nosotros os creamos. ¿Por qué,
pues, no aceptáis
(este mensaje como verdadero)?
(Corán, 56:57).
CAPITULO 7
DISEÑO Y CREACION
El proyectista bosqueja modelos,
que dibujará sobre un papel o en
la computadora. Todo lo que sabe
y ha visto hasta el momento
constituye el fundamento del que
saldrá el nuevo boceto, porque
cada forma y figura de la
naturaleza es un motivo a ese
efecto. Nadie puede imaginarse
algo sin basarse en lo observado
o conocido.
Examinemos la forma en que se
crea un diseño industrial.
Primero se determinan el
material a usar y el propósito
perseguido. Después el usuario
potencial y el nivel de su
necesidad, con lo que se fijan
los parámetros requeridos.
Quizás el trabajo del
proyectista industrial es el que
necesita menos elementos para su
desempeño, puesto que antes que
nada debe disponer de buenas
ideas o detalles que hacen al
conjunto. Mientras va dando
forma a la idea revisa trabajos
anteriores y los toma como
modelos.
Planea cientos de alternativas
durante meses. Luego repasa esos
croquis y selecciona para la
producción los más funcionales y
estéticos. El paso siguiente es
estudiar los detalles que hacen
a la factibilidad de la
producción. A continuación hará
un modelo tridimensional a
escala. Después de sucesivas
correcciones se construye un
modelo en tamaño natural. Todos
estos procesos pueden llevar
años y durante ese tiempo se lo
prueba con usuarios amigos.
Los potenciales consumidores,
por supuesto, tendrán en cuenta
distintos factores:
funcionalidad, color,
apariencia, etc.
El proceso, desde la concepción
hasta la producción, es bastante
extenso. Pero en realidad, el
Unico Propietario de todos los
diseños es Uno con potestad
sobre todas las cosas. Dios crea
todas las criaturas de la mejor
manera a través de una simple
orden, es decir, “¡Sea!”, como
lo manifiesta el siguiente
versículo:
Es el Creador de los cielos y de
la tierra. Y cuando decide algo,
le dice
(a ese “algo”) tan sólo:
“¡Sea!” y es (Corán, 2:117).
La facultad de crear de la nada
y sin precedentes, pertenece
sólo a Dios. Los humanos no
hacemos otra cosa más que
valernos de esos ejemplos. Por
otra parte, el mismo proyectista
también es una creación
maravillosa: Dios crea a las
personas de la nada y les otorga
la capacidad de diseñar.
Muchas cosas que consideramos
producto del diseño humano,
tienen sus antecedentes en la
naturaleza: las estructuras y
tecnologías que se presentan
como novedades después de años
de investigaciones, ya existen
en el orbe desde hace millones
de años. Los inventores,
arquitectos y científicos en
general, conscientes de esta
realidad, prefieren seguir las
pautas ejemplares de la creación
de Dios al momento de delinear
sus productos o estructuras.
Los ingenieros que desarrollan
tecnología robótica también se
benefician de lo que brinda la
creación al inspirarse en los
insectos. Los robots construidos
tomando como modelo las patas de
los insectos demostraron un
mejor equilibrio. Esos inventos
pueden escalar las paredes, como
las moscas, al instAllahrseles
ventosas (sopapas) en los pies.
Un prototipo japonés con esta
característica y al que se
acoplaron sensores especiales,
camina en el cielo raso como un
insecto y se lo utiliza para
inspeccionar la superficie
inferior de la calzada de los
puentes45.
Se sabe que el ejército
norteamericano trabaja en
micromáquinas desde hace
bastante tiempo. Según el
profesor Johannes Smith, un
motor de una dimensión menor de
un milímetro puede conducir un
robot del tamaño de una hormiga.
La idea es utilizarlo en la
formación de un ejército de
mecanismos diminutos tipo
hormigas para penetrar las
líneas enemigas sin ser
detectados y dañar motores de
jets, radares y terminales de
computación. Dos de las
corporaciones japonesas más
importantes --Mitsubishi y
Matsushita-- ya han dado los
primeros pasos para colaborar en
ese sentido. Los primeros
resultados se concretaron en un
robot diminuto que pesa 0,42
gramos y puede caminar cuatro
metros por minuto.
La Quitina: un Revestimiento de
Tipo Metálico Perfecto.
Los insectos son las criaturas
más numerosas en la Tierra. Eso
se debe, en gran medida, a que
sus cuerpos son muy resistentes
a muchas condiciones adversas.
Uno de los factores de esa
resistencia es la quitina,
sustancia de la que están
formados sus esqueletos.
Se trata de un elemento
extraordinariamente liviano,
delgado, bastante fuerte pero
sorprendentemente flexible, que
envuelve el cuerpo a los
insectos, funciona como
esqueleto y les evita grandes
penalidades al reducir el
impacto de golpes eventuales.
También es impermeable debido a
una malla especial que no
permite la filtración de ningún
fluído corporal46. La
acción de músculos especiales
mejora el rápido desplazamiento
de esa estructura que no es
afectada por el calor o la
radiación. Por lo general su
color se adapta perfectamente al
del entorno y los de tonos vivos
suelen servir de advertencia.
¿Qué pasaría si una sustancia
como la quitina se usase en la
construcción de aeronaves o
cohetes? Ese es, precisamente,
el sueño de muchos científicos.
La hemoglobina que se encuentra
en los glóbulos rojos es la
encargada de transportar el
oxígeno a la sangre. Cuanto más
grande es la superficie del
glóbulo, más oxígeno transporta.
Y como los glóbulos viajan por
el interior de los capilares,
deben tener entonces el menor
volumen y la máxima superficie
posibles. Y así fueron
diseñados: poseen una estructura
plana, circular y comprimida al
centro en ambas caras,
asemejándose a una horma de
queso suizo. Esta es la forma
que contiene la mayor superficie
posible con el menor volumen,
debido a lo cual cada glóbulo
rojo puede transportar 300
millones de moléculas de
hemoglobina y pasar a través de
los capilares más estrechos y
los poros más cerrados47.
El pez globo vive en las aguas
cálidas del sudeste asiático.
Cuando recibe gran cantidad de
luz, sus ojos, de 2,5
centímetros de largo, actúan
como “anteojos de sol químicos”
y exhiben propiedades similares
a las lentes fotocromáticas.
Frente a una gran intensidad
luminosa, las células cromáticas
llamadas “cromatóforas” ubicadas
alrededor de la capa
transparente del ojo (córnea),
comienzan a segregar un fluído
amarillo (pigmento) que cubre al
órgano de la visión y actúa como
filtro, con lo que mejora la
visión del pez. En aguas oscuras
el pigmento desaparece y los
ojos reciben la mayor cantidad
de luz posible48.
Es obvio que este mecanismo
responde a un proyecto
consciente. La aparición o
desaparición del pigmento
obedece a algo planificado,
regulado. No puede ser
considerado producto de la
casualidad. Que un órgano de
complejidad irreductible como el
ojo esté equipado con ese
mecanismo cromático tan preciso,
no hace más que confirmar la
perfección de la creación de
Dios.
A menudo para los proyectistas
el diseño de los sistemas
móviles es un desafío más grande
que el de estructuras fijas. Por
ejemplo, resulta más
problemático el diagrama de un
taladro que el de un jarrón. Eso
se debe a que el segundo se basa
en la forma, en tanto que el
primero se fundamenta en el
funcionamiento apropiado. Y esto
último es más complicado puesto
que cada componente debe servir
al propósito específico y un
pequeño error puede inutilizar
toda la idea, al punto que
diseños con cierto tipo de
equivocaciones están condenados
al fracaso.
Los sistemas proyectados por el
ser humano presentan muchos más
desaciertos de lo que por lo
común se cree, ya que se
desarrollan por el procedimiento
de prueba y error. Pero por lo
general no se eliminan todos los
defectos durante la fase de
experimentación.
En cambio, no se puede decir lo
mismo de los distintos sistemas
en la naturaleza, los cuales son
absolutamente adecuados. Dios
crea todo con la perfección
correspondiente. Veamos algunos
ejemplos.
Este animalito busca su alimento
en los árboles picoteando la
corteza, donde halla
eventualmente insectos y larvas.
Con la misma técnica excava su
nido en los troncos, para lo que
necesita una habilidad tan buena
como la de los trabajadores de
la madera experimentados.
El pájaro carpintero manchado,
de gran porte, puede realizar
con su pico nueve o diez golpes
por segundo, en tanto que las
especies más pequeñas, como el
pájaro carpintero verde,
realizan el doble de
percusiones. Y la velocidad con
la que mueven el pico puede
superar los cien kilómetros por
hora. Lo sorprendente es que
esto no les afecta para nada el
cerebro, que tiene el tamaño de
una cereza. El tiempo que
transcurre entre dos golpes es
inferior a una centésima de
segundo. Al comenzar el golpeteo
la cabeza y el pico están
perfectamente alineados, ya que
la mínima desviación podría
provocarles daños irreparables
en el interior del cráneo.
Ese tipo de impacto no se
diferencia del de la cabeza
contra un muro de cemento. Pero
el extraordinario diseño del
cerebro del pájaro carpintero
impide que se deteriore.
Los huesos del cráneo de la
mayoría de las aves están
soldados y el pico funciona con
el movimiento de la mandíbula
inferior. Sin embargo, el pico y
el cráneo del pájaro carpintero
están separados por un tejido
esponjoso que absorbe los
impactos de su trabajo. Esa
sustancia flexible opera mejor
que los amortiguadores en los
automóviles. La excelencia de la
misma proviene de la capacidad
de absorción de percusiones de
muy corta duración y de volver a
su estado original de inmediato,
desempeño que se mantiene
incluso al realizarse 9 o 10
golpes por segundo. Dicho
material es muy superior a todas
las imitaciones desarrolladas
por la tecnología moderna. Y el
notable aislamiento que realiza
entre el pico y el cráneo
permite que el compartimiento
que contiene el cerebro se aleje
del pico superior durante el
golpeteo, por lo que funciona
como un mecanismo secundario
para la absorción de impactos49.
La pulga puede elevarse de un
salto una distancia superior en
cien veces a su altura, lo que
equivaldría a que un ser humano
realizara un salto de 200 metros
de alto. Además, la pulga puede
dar esos brincos durante 78
horas sin descansar.
Por lo general no cae sobre sus
patas después del quinto salto
sino sobre su cabeza o espalda
sin tener vértigos o lastimarse
debido a la conformación
especial de su cuerpo.
El esqueleto de este insecto,
formado por numerosas placas a
la manera de una coraza, está
constituido por un compuesto
duro llamado “esclerotina”
(producto del entrecruzamiento
de la quitina con cadenas de
proteínas) que se ubica al
exterior del cuerpo y lo
envuelve por completo. Esa
estructura absorbe y neutraliza
el impacto de cada salto.
La pulga no posee vasos
sanguíneos sino que su interior
está lleno de una sangre fluída
y clara que actúa de
amortiguador de los órganos
interiores que flotan en ese
medio. A ello se debe que la
presión abrupta producida por
cada brinco no le afecte para
nada. La sangre se purifica a
través de aberturas de aire
esparcidas en todo el cuerpo y
elimina la necesidad de un
elemento que bombee oxígeno
continuamente. El corazón tiene
la forma de un tubo y late tan
lentamente que los saltos no
producen ningún inconveniente al
órgano.
Al descubrir los científicos que
los músculos de las patas no
resultaban ser tan fuertes como
era de esperar, investigaron qué
era lo que posibilitaba la
altura alcanzada. Así se
enteraron que posee un sistema
de resortes adicionado a las
extremidades que trabaja gracias
a una proteína con propiedades
elásticas llamada “resilina”,
donde se almacena energía
mecánica. La sorprendente
propiedad de esa sustancia
radica en su capacidad de
liberar hasta el 97% de la
energía acumulada al momento de
estirarse. El material más
flexible conocido hoy día en el
mercado, llega a liberar
solamente 95% de la energía
acumulada. La resilina está
ubicada en la base de las largas
patas traseras, en almohadillas
diminutas.
En unas pocas décimas de segundo
la pulga se prepara para el
brinco comprimiendo ese material
al mismo tiempo que contrae las
patas. Un mecanismo tipo
cremallera las sostiene
recogidas hasta que un músculo
se relaja y la estructura tipo
resorte da impulso a un salto
tremendo a través de la energía
acumulada en la resilina.
El gorgojo de las bellotas vive
en el fruto de los robles y en
la cabeza posee una trompa
moderadamente larga, o mejor
dicho, más larga que su cuerpo.
En el extremo de la misma tiene
una sierra pequeña muy afilada a
modo de dientes.
La mantiene en posición
horizontal de modo que al
caminar no interfiera en su
andar. Sin embargo, cuando se
encuentra sobre una bellota la
inclina y se lo ve muy parecido
a un taladro. Clava la sierra en
el fruto y gira la cabeza a
derecha e izquierda
alternadamente, de modo que la
trompa realiza un movimiento de
ida y vuelta, con lo que da
comienzo al trabajo de
perforación. Esa cabeza, que
exhibe un nivel extraordinario
de flexibilidad, posee un diseño
perfecto para el trabajo que
realiza.
Al mismo tiempo que taladra se
alimenta del fruto. Pero la
porción más grande del mismo la
reserva para su descendencia.
Después de la perforación
deposita solamente un huevo en
el agujero realizado allí. El
huevo se convierte en larva y
ésta empieza a comerlo. Cuanto
más come, más crece y viceversa.
Esa alimentación continúa hasta
que el fruto se desprende de la
rama, lo cual indica que la
larva debe abandonarlo.
Extremadamente gorda, sale de la
bellota con gran dificultad por
medio de agrandar con los
fuertes “dientes” el agujero
hecho por la madre. Su objetivo
ahora es enterrarse en el suelo
a una profundidad de 25-30
centímetros. Pasa al estado de
crisálida y permanece allí de
uno a cinco años, hasta alcanzar
la madurez para volver a repetir
el ciclo. La variabilidad de la
cantidad de tiempo que
transcurre bajo la forma de
crisálida está ligada al
crecimiento de nuevas bellotas
en el árbol50.
Este interesante proceso
relatado, además de anular los
argumentos de la teoría de la
evolución, evidencia que Dios es
el creador perfecto. Cada
mecanismo del insecto ha sido
diseñado con un plan preciso. La
trompa que sirve para la
perforación, la sierra a modo de
dientes en el extremo, la
estructura flexible de la cabeza
que ayuda a la perforación, son
cosas que no pueden ser
explicadas por medio de las
casualidades y la “selección
natural”. La trompa larga no
hubiera sido más que una carga y
una desventaja si no fuese usada
con tanto éxito en la
perforación. Esto está indicando
que no se puede argumentar que
se ha desarrollado en fases
sucesivas.
Por otra parte, los órganos e
instintos de la larva ilustran
sobre la “complejidad
irreductible” del proceso. El
bichito debe poseer “dientes”
capaces de romper la cáscara de
la bellota para salir de ahí,
debe “saber” enterrarse y
“esperar” pacientemente.
Además, si todo eso no
funcionase correctamente, la
especie se extinguiría. En
resumen, todo exhibe que la
existencia de estas criaturas
pone de manifiesto una sabiduría
superior y la imposibilidad de
su aparición debido a
coincidencias fortuitas.
Dios las ha creado con órganos e
instinto completamente
adecuados.
El es el Hacedor de todo
(Corán, 59:24).
Algunas bacterias utilizan un
órgano tipo látigo llamado
“flagelo” para transitar en un
ambiente líquido. Dicho órgano
está encajado en la membrana
celular y permite a la bacteria
moverse a voluntad en una
dirección y velocidad
determinadas. Los científicos
conocían al flagelo desde hacía
bastante tiempo. Pero los
detalles de su estructura,
averiguados alrededor del último
decenio, les produjo una gran
sorpresa. Se descubrió que se
desplazan por medio de un motor
orgánico muy complejo y no como
se pensaba, por medio de un
simple mecanismo vibrador. La
propulsión se basa en los mismos
principios del motor eléctrico,
con dos partes principales: la
móvil o rotor, y la estática o
estator.
El flagelo bacteriano es
distinto de otros sistemas
orgánicos de locomoción
mecánica. Las células no
utilizan la energía acumulada
como moléculas de ATP. En lugar
de ello poseen una fuente de
energía especial: la corriente
de iones, que atraviesa las
membranas externas. La
estructura interna del motor,
como dijimos, es muy compleja.
En la construcción del flagelo
participan alrededor de 240
proteínas distintas. Cada una de
ellas ocupa una posición tan
adecuada, que las señales que
encienden y apagan el motor
forman ensambladuras para
facilitar los movimientos a una
escala atómica y activan otras
proteínas que conectan el
flagelo a la membrana celular.
Los modelos construidos que
buscan repetir el funcionamiento
del sistema, son suficientes
para advertir la naturaleza
intrincada del mismo53.
Esa estructura demuele por sí
sola la teoría de la evolución
puesto que es de una complejidad
irreductible. Si sólo se dañase
o desapareciese una de sus
moléculas, el flagelo no
trabajaría o no le serviría a la
bacteria. Es decir, tiene que
haber operado perfectamente
desde el primer momento de su
existencia. Esto revela, una vez
más, el desatino de la
suposición del desarrollo “paso
a paso”, propio de la teoría de
la evolución.
El flagelo de la bacteria es una
clara evidencia de que aún en
criaturas supuestamente
“primitivas” existe un diseño
extraordinario. En la medida del
avance de la ciencia se vuelve
cada vez más obvio que los
organismos que los científicos
del siglo XIX, incluido Darwin,
consideraban los más simples, en
realidad son tan complejos como
cualquiera de los demás. En
otras palabras, a medida que se
vuelve más transparente la
perfección de la creación, se
hace más obvio el absurdo de
buscarle explicaciones
alternativas.
Los delfines al igual que las
ballenas, respiran a través de
pulmones, como los demás
mamíferos, lo cual significa que
no pueden tomar el oxígeno del
agua como los peces. Por eso
deben salir a la superficie a
inhalar el aire necesario. Esa
tarea la cumplen por medio de un
órgano con un orificio en la
parte superior de la cabeza,
diseñado de tal manera que al
zambullirse se cierra
automáticamente con un casquete
especial que evita la entrada
del agua.
El hocico del delfín es otra
característica que mejora su
capacidad natatoria pues gracias
al mismo consume menos energía
en el corte del agua al avanzar,
lo que hace entonces a
velocidades más elevadas. Los
barcos modernos también hacen
uso de un elemento hidrodinámico
similar a la trompa de este
animal para aumentar la
velocidad.
Los delfines poseen un sistema
que impide que se mueran abajo
del agua mientras duermen: usan
de manera alternada y por
períodos de unos 15 minutos los
hemisferios derecho e izquierdo
del cerebro. Cuando un
hemisferio duerme el otro se usa
para emerger y respirar.
Además, llenan un 80% o 90% de
sus pulmones con aire, a
diferencia de los humanos que
llegan sólo a un 15%. Su
respiración es un acto
consciente y no reflejo, como en
los demás mamíferos terrestres54.
En otras palabras, los delfines
toman la decisión de respirar de
la misma manera que nosotros
tomamos la decisión de caminar.
Estas criaturas viven en grandes
grupos. Las hembras y crías
nadan en el centro como medida
de protección y los individuos
enfermos no son abandonados sino
mantenidos allí hasta que se
mueren. Esos lazos de
interdependencia se constituyen
desde que nacen.
Un hecho destacable es el del
parto. La primer parte de la
cría que sale es la cola. De ese
modo el bebé sigue recibiendo
oxígeno hasta que abandona
completamente el útero materno.
Cuando finalmente queda afuera
la cabeza, se apresura a
alcanzar la superficie para
tomar la primera bocanada de
aire.
La madre dispone de dos
conductos que se proyectan desde
una abertura en el vientre,
donde la cría apoya la boca con
suavidad apenas nace. A
continuación la progenitora le
rocía decenas de litros de leche
por día pues el pequeñuelo
carece de labios para succionar.
Esa leche posee un 50% de
materia grasa (a diferencia de
la de la vaca que tiene un 15%),
con el objeto de ayudar al
desarrollo de las capas de piel
necesarias para regular la
temperatura corporal.
Algunas hembras ayudan a la cría
a sumergirse con presteza
empujándolas hacia abajo.
También le enseñan a cazar y a
usar el sonar para la
localización por resonancia (ecolocalización),
el cual es un proceso de
educación que continúa por
varios años. En algunos casos
los delfines jóvenes no se
separan de algún miembro de la
familia después de treinta años
o más.
Un Sistema que Evita la Afección
por Descompresión muy Rápida
Los delfines pueden sumergirse a
profundidades a las que los
seres humanos no llegamos. El
récord en la materia lo tiene
una especie de ballena que
alcanza los tres mil metros de
profundidad con una sola toma de
aire. Delfines y ballenas fueron
creados para ese tipo de
inmersiones. Las aletas de la
cola les permiten sumergirse y
volver a la superficie de modo
más fácil.
En los pulmones se encuentra
otra característica que permite
los descensos profundos.
Mientras lo hace, aumenta el
peso de la columna de agua que
se ubica por arriba. Es decir,
aumenta la presión que se ejerce
sobre el cuerpo. Entonces
también aumenta la presión
interna en los pulmones para
equilibrar esa externa. Los
pulmones humanos se
desintegrarían fácilmente si
recibiesen la misma carga. Pero
el delfín posee un sistema
defensivo especial contra ese
peligro: bronquios y células de
aire (alvéolos pulmonares)
protegidos por anillos de un
cartílago muy resistente.
Otro ejemplo de la perfección de
la creación en los delfines es
el sistema que previene la
afección originada en una
descompresión muy rápida. En el
caso de los buzos, si se dirigen
a la superficie muy velozmente
enfrentan ese peligro, es decir,
la entrada de aire directamente
en la sangre y en consecuencia
la formación de burbujas en las
arterias. Eso puede producir la
muerte al obstruirse la
circulación sanguínea. Ballenas
y delfines evitan dicha
situación porque descienden con
los pulmones sin aire. Pero,
¿por qué no mueren por falta de
oxígeno si no poseen aire en los
pulmones?
La respuesta está en la “mioglobina”,
una proteína que se encuentra en
altas proporciones en el tejido
muscular y tiene gran afinidad
con el oxígeno, de manera que
éste no es almacenado en los
pulmones sino directamente en
los músculos. Por consiguiente,
ballenas y delfines pueden nadar
durante largos períodos y
sumergirse profundamente. Los
humanos también poseemos la
proteína mioglobina pero en un
volumen mucho menor, lo que nos
impide gozar de la ventaja de
esos animales. Por supuesto,
estos ajustes bioquímicos
singulares en los delfines y las
ballenas son evidencias de un
diseño deliberado. Dios creó los
mamíferos marinos, al igual que
el resto de los vivientes, con
estructuras corporales adecuadas
a las condiciones de vida
particulares.
La jirafa, con casi cinco
metros, es una de las criaturas
más altas. Para sobrevivir, la
sangre le debe llegar al cerebro
desde el corazón, superando una
distancia vertical de dos
metros. Este último, de
características extraordinarias,
es suficientemente potente como
para bombearla a una presión de
350 milímetros de mercurio.
Ese desempeño, que mataría a un
ser humano, está contenido
dentro de una cámara especial
cubierta con una red de
capilares con el objeto de
reducir las afecciones mortales.
Entre la cabeza y el corazón
existe un sistema en forma de
“U” con un vaso ascendente y
otro descendente. La sangre que
fluye en vasos de dirección
opuesta se autoequilibra, cosa
que libra al animal de la
presión alta que puede causar
sangrados internos.
La jirafa necesita una
protección en la zona por debajo
del corazón, especialmente en
piernas y patas: la piel
gruesísima en esas partes evita
los efectos adversos de la
presión sanguínea elevada.
Además, hay válvulas dentro de
los vasos que ayudan a
regularla.
El mayor riesgo se produce en el
momento en el que el animal
coloca la cabeza en la posición
más baja, es decir, cuando va a
beber. La presión sanguínea, por
lo general suficientemente alta
como para provocar sangrados
internos, aumenta más entonces.
Pero un fluído especial llamado
“fluido cerebroespinal” (líquido
cefalorraquídeo), que baña el
cerebro y la columna vertebral,
produce una contrapresión que
evita la rotura de los capilares
o escapes de sangre. También
existe una válvula de control
especial unidireccional que se
cierra cuando el animal
desciende la cabeza, con lo cual
se reduce significativamente el
fluir de la sangre. Como
precaución frente a los peligros
de alta presión, los vasos
sanguíneos de la jirafa son muy
gruesos y con múltiples capas
(de tejido).
El Diseño de la Estrategia para
la Defensa de las Abejas
Melíferas
Las avispas gigantes del Japón
son las enemigas perfectas de
las abejas melíferas europeas.
Treinta avispones que ataquen un
enjambre pueden exterminar
treinta mil abejas en tres
horas. Sin embargo, éstas son
creadas con un mecanismo de
defensa perfecto ante esa
agresión.
Cuando un avispón descubre una
colonia lo comunica a otros a
través de la secreción de un
olor especial. Las abejas
también lo detectan y se dirigen
a la entrada de la colmena para
defenderse. Al acercarse un
avispón, unas 500 abejas lo
rodean y empiezan a vibrar para
producir un aumento de la
temperatura corporal. El
atacante siente que está adentro
de un horno y finalmente muere.
En la fotografía tomada durante
uno de esos ataques, con
película sensible al calor,
vemos áreas blancas. Allí la
temperatura puede llegar a los
48°C, soportable para las abejas
pero mortal para los avispones55.
Muchos suponen que las ranas se
reproducen únicamente empollando
sus huevos. Sin embargo, hay
muchos tipos de reproducción
entre estos animalitos, algunos
de los cuales resultan realmente
sorprendentes.
Las ranas pueden sobrevivir en
una gran cantidad de ambientes,
por lo que se las encuentra en
todos los continentes con
excepción de la Antártida. Hay
especies que viven en las
selvas, los desiertos, los
bosques y las praderas, así como
en el Himalaya y la cordillera
de los Andes, donde las
altitudes exceden los cinco mil
metros. La mayor densidad de
población está diseminada a lo
largo de las regiones
tropicales. Se han identificado
unas 40 especies en dos
kilómetros cuadrados de bosque
lluvioso.
En algunas variedades es el
macho quien cuida las crías, en
otras esa tarea la cumple
solamente la hembra y en otras
distintas lo hace la pareja. Por
ejemplo, los machos de la
especie “dardo venenoso” de
Costa Rica, cuidan los huevos
durante diez o doce días. Los
renacuajos que nacen se trepan
con grandes esfuerzos a la
espalda de la madre y se
sostienen tan apretados que
parecen soldados o remachados
allí. La rana trepa con las
crías a cuesta hasta la
floración de la bromelia
--flores con forma de copas
apuntando hacia el cielo y
normalmente llenas de agua-- y
deja allí a los renacuajos,
donde pueden crecer seguros.
Pero como en ese agua no hay
nutrientes, también deja huevos
no fertilizados, ricos en
proteínas y carbohidratos, para
que las crías se alimenten de
ellos56.
La rana “gladiador” es otra
especie que defiende el área
donde se encuentran los huevos.
Los machos han sido creados con
extensiones tipo alfileres
debajo del pulgar, con las que
rasgan la piel de algún
entrometido.
El macho del pequeño sapo
africano (Nectophyrne afra)
construye nidos de barro en la
costa de los lagos o de los ríos
de fluir lento y los llena de
agua para formar fuentes. La
rana produce una película frágil
que extiende sobre la superficie
líquida, donde adhiere sus
huevos para que inhalen oxígeno.
El problema es que una mínima
vibración producida por otra
rana o por el vuelo de una
libélula puede destruir esa
película, motivo por el que los
huevos se hundirían y
estropearían por falta de
oxígeno. Entonces interviene la
rana macho. Sacude o golpea las
patas en el agua para aumentar
la oxigenación de ésta. De ese
modo los huevos bañados por el
agua disponen del oxígeno
suficiente, que es absorbido a
través de la membrana.
Otra especie llamada rana
“cristal” debido a su
transparencia, no cuida sus
huevos. Dios ha inspirado otro
método en el desarrollo de estas
criaturas: dejan grupos de
huevos sobre las rocas y plantas
de lagos y ríos tropicales.
Cuando maduran, los renacuajos
caen al agua.
Todas estas son distintas formas
de comportamientos “conscientes”
y “sacrificados” exhibidos por
distintas clases de ranas en la
defensa de sus crías, que
demuelen las conjeturas
fundamentales del darwinismo. El
supuesto que sostiene que todas
las criaturas participan de una
lucha individualista y egoísta
para sobrevivir, colapsa
inevitablemente frente al
comportamiento de una sola rana
en la defensa de su
descendencia. Por otra parte, la
manera de proceder exhibida por
estos animalitos no se puede
explicar a través de los
acontecimientos fortuitos, como
sostienen los darwinistas. Es
decir, se trata de pruebas
claras de que lo viviente ha
sido creado por Dios y es
dirigido por los instintos que
El le ha inspirado, como nos lo
comunica en el Corán:
En vuestra creación
(la
creación del hombre) y en las
bestias que El esparce hay
signos para gente que está
convencida (de la Verdad)
(Corán, 45:4).
El extraordinario método de
reproducción de una especie de
ranas llamada Rheobatrachus
silus es otro ejemplo de
diseño grandioso en la creación
de Dios. La hembra se traga sus
huevos fertilizados pero no para
comerlos sino para protegerlos.
Los renacuajos crecen en su
estómago durante las primeras
seis semanas, después de salir
del cascarón. ¿Cómo es posible
que puedan permanecer allí sin
ser digeridos?
Para evitar esto último se ha
creado un mecanismo perfecto. En
primer lugar la rana deja de
alimentarse durante esas seis
semanas y al estómago lo reserva
solamente para la crías. No
obstante, existe el peligro que
proviene de la liberación
regular de ácido clorhídrico y
pepsina como parte de la
secreción gástrica, los cuales
matarían rápidamente a la
descendencia. Pero esos fluídos
son neutralizados por medio de
una sustancia tipo hormona
llamada prostaglandina E2,
segregada primero por los huevos
y después por los renacuajos. En
consecuencia, éstos se
desarrollan a pesar de estar en
un “estanque” de ácidos.
Otro problema que surge es la
alimentación de los renacuajos
en un estómago vacío, pero
también fue tenida en cuenta
dicha situación. Los huevos de
esta especie son más largos que
los de otras y la yema contiene
suficientes nutrientes ricos en
proteínas para alimentar a los
renacuajos durante seis semanas.
Después se presenta el momento
de la salida al exterior, la
cual fue proyectada
perfectamente. El esófago de la
hembra se dilata durante la
expulsión de las crías del
estómago, de la misma manera que
lo hace la vagina en los
mamíferos durante el parto. Una
vez que los vástagos están
afuera, el esófago y el estómago
retornan a la normalidad y la
madre comienza a alimentarse
nuevamente57.
Este maravilloso sistema de
reproducción invalida la teoría
de la evolución pues se trata de
otro caso de complejidad
irreductible. Cada secuencia del
proceso debe ser perfecta para
permitir la supervivencia de la
especie: la madre debe engullir
los huevos y detener su
alimentación durante seis
semanas, los huevos deben
producir una sustancia tipo
hormona para neutralizar los
ácidos estomacales, el huevo
debe contener una cantidad extra
de yema rica en proteínas, el
esófago de la madre debe
dilatarse en el momento
adecuado. Todo eso no puede ser
producto de la casualidad. Y si
las secuencias no se cumpliesen
a la perfección, las crías no
sobrevivirían y la especie se
extinguiría.
Por consiguiente, este sistema
no pudo haberse desarrollado
paso a paso, como suponen los
evolucionistas. Está claro que
el primer ejemplar de la especie
Rheobatrachus silus
apareció con todos sus
mecanismos funcionando a la
perfección.
El conjunto de las criaturas
examinadas en este libro prueban
la misma realidad: existe un
diseño superior en la creación
que abarca toda la naturaleza.
Dios creó todo lo viviente, para
quien lo quiera ver, con
complejidades irreductibles,
como muestra de Su conocimiento
y poder infinitos. El Corán
describe esa creación totalmente
adecuada de Dios:
Es Dios, el Creador, el Hacedor,
el Formador. Posee los nombres
más bellos. Lo que está en los
cielos y en la tierra Le
glorifica. Es el Poderoso, el
Sabio (Corán, 59:24).
En el universo existen leyes
inmutables que rigen para todas
las criaturas, animadas e
inanimadas. Dichas leyes
ilustran la perfección de la
creación del universo y de las
criaturas que lo habitan. Hoy
día se nos dice que son leyes de
la física porque fueron
descubiertas en gran medida por
los estudiosos de esa ciencia.
Pero en realidad no son más que
evidencias de la perfección en
la creación de Dios. (Para una
información más detallada
consultar el libro de Harun
Yahya La Creación del
Universo).
Veamos algunos ejemplos de ello
en el diseño del Universo.
Podemos examinar una de las
propiedades --de las decenas
existentes y decisivas-- del
agua de lluvia: la viscosidad.
Los distintos líquidos poseen
diferentes grados de viscosidad.
Pero la del agua es perfecta
para su uso por parte de todas
las criaturas. Si fuese un poco
más viscosa, las plantas no
podrían utilizarla para
transportar por sus capilares
los nutrientes vitales para su
supervivencia. Si fuese menos
viscosa, las corrientes de los
ríos serían muy distintas y en
consecuencia los valles, las
altiplanicies y las formaciones
montañosas no se habrían formado
y las rocas no se habrían
desintegrado para formar el
suelo.
Por otra parte, el agua, con su
contextura actual, facilita la
circulación de los glóbulos
blancos que defienden nuestros
organismos contra microbios y
sustancias peligrosas. Si la
viscosidad del agua fuese mayor,
habría sido totalmente imposible
el movimiento de esas células en
los capilares, el corazón no
podría impulsar la sangre debido
al aumento de su densidad y
posiblemente no hubiera podido
obtener la energía necesaria
para esa función.
Estos pocos ejemplos ilustran
suficientemente que el agua ha
sido creada especialmente para
los seres vivientes. Dice Dios
en un versículo refiriéndose al
agua:
El es Quien ha hecho bajar para
vosotros agua del cielo. De ella
bebéis y de ellas viven las
matas con que apacentáis.
Gracias a ella, hace crecer para
vosotros los cereales, los
olivos, las palmeras, las vides
y toda clase de frutos.
Ciertamente, hay en ello signos
para gente que razona (Corán,
16:10-11).
¿Qué pasaría si la fuerza
gravitatoria fuese mayor a la
existente? Sería imposible
caminar o correr. Humanos y
animales usarían mucha más
energía de la que necesitan
actualmente para desplazarse, lo
cual disminuiría las reservas
energéticas de la Tierra.
¿Qué sucedería si la fuerza
gravitatoria fuera menor de la
que es? Los objetos livianos no
podrían mantener su actual
estado de equilibrio. Por
ejemplo, las partículas de polvo
levantadas por la brisa,
flotarían en el aire por largos
períodos de tiempo; disminuiría
la velocidad de las gotas de
lluvia y posiblemente se
evaporarían antes de tocar la
tierra; los ríos fluirían más
despacio y por consiguiente no
generarían la misma cantidad de
electricidad.
La ley de la gravedad de Newton
dice que la fuerza de atracción
gravitatoria entre los cuerpos
es directamente proporcional a
la masa de los mismos e
inversamente proporcional al
cuadrado de sus distancias. En
consecuencia, si la distancia
entre dos estrellas aumenta tres
veces, la fuerza gravitatoria
disminuye por un factor de
nueve; si la distancia decrece a
la mitad, la fuerza de gravedad
aumenta cuatro veces.
Esta ley ayuda a explicar la
actual posición de la Tierra, la
Luna y los demás planetas. Si la
ley de la gravedad fuese
distinta, por ejemplo, si la
fuerza gravitatoria aumentase
mientras aumenta la distancia,
las órbitas de los planetas no
serían elípticas y colapsarían
sobre el sol. Pero si fuera más
débil, la Tierra se pondría en
un curso de constante
alejamiento del sol. Es decir,
si la fuerza de gravedad no se
ajustase a la ecuación por la
que se rige, la Tierra chocaría
con el sol o se perdería en la
profundidad del espacio.
¿Qué Pasaría se la Constante de
Planck Fuese Diferente?
Todo el proceso que hace al
calor que sentimos frente a una
fogata, o cualquier otro tipo de
energía radiante, ha sido creado
con equilibrios intrincados.
En física se asume que la
energía se transmite como
partículas diminutas llamadas
“quántums” (o “cuantos”), no
como ondas. Para calcular la
energía radiante se usa un
cierto valor inmodificable
llamado “Constante de Planck”.
Es uno de los índices
fundamentales de la naturaleza y
se expresa aproximadamente por
6.626x10-34. En
cualquier situación donde está
implicada la radiación, si la
energía de un fotón es dividida
por su frecuencia, el resultado
será siempre igual a dicha
constante. Todas las formas de
energía electromagnética como el
calor, la luz, etc., son
gobernadas por la Constante de
Planck.
Si ese número expresase un valor
distinto, variaría el calor que
sentimos delante de una fogata.
Si hubiese diferencias extremas
en más y en menos, ocurriría que
hasta el fuego más pequeño
encerraría la suficiente energía
para quemarnos o, por el
contrario, incluso una bola de
fuego gigante como el sol no
habría sido suficiente para
calentar la Tierra.
Las fricciones son consideradas
por lo general inconvenientes,
especialmente en el movimiento
de las cosas en nuestras vidas
de todos los días. Pero, ¿qué
sería del mundo sin ellas?
Lápices y papeles se escaparían
de nuestras manos y caerían del
escritorio al piso, las mesas se
deslizarían a los rincones de
las habitaciones y, en resumen,
todos los objetos descenderían
hasta llegar al lugar más bajo
de la superficie en que se
encuentran. En un mundo sin
fricciones se desatarían todos
los nudos, se saldrían todos los
clavos y tornillos, los
automóviles no frenarían, los
sonidos permanecerían en forma
de un eco.
Todas las leyes de la física no
son sino pruebas claras de que
el universo, al igual que las
criaturas que lo habitan,
resultan el producto de un
diseño divino. Las que
enunciamos no hacen más que
explicar y describir el orden
divino creado por Dios, Quien
las estableció en el universo
con el carácter de
inmodificables y las puso al
servicio del género humano, de
modo que pueda reflexionar y
comprender Su soberanía y darle
las gracias por Sus bendiciones.
Podríamos seguir dando
incontables ejemplos que ponen
de manifiesto el orden con el
que Dios creó y crea todo. Cada
creación, desde la del universo
hace millones de años, no es más
que el producto de Su
Omnipotencia y Sabiduría.
F I N (the end)
Dijeron: “¡Gloria a Ti! No
sabemos más que lo que Tú nos
has enseñado.
Tú eres, ciertamente, el
Omnisciente, el Sabio”
(Corán, 2:32)
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